La producción de sal, un elemento esencial para la vida, llevó a los antiguos mayas a desarrollar técnicas sorprendentes. En un sitio sumergido en el sur de Belice, los arqueólogos han descubierto lo que podría ser el inicio de esta industria clave, que conectó comunidades y moldeó el comercio en el mundo maya.
Desde tiempos remotos, la sal ha sido mucho más que un condimento. Para civilizaciones como la maya, era un recurso indispensable para la dieta, la preservación de alimentos y el comercio. Este modesto mineral, extraído en su mayoría del agua marina, fue la base de una industria que permitió a los mayas prosperar y conectar sus extensos territorios. Hoy, un sitio arqueológico en el sur de Belice, conocido como Jay-yi Nah, ha desvelado un capítulo poco conocido de esta historia: el inicio de la producción de sal organizada en el periodo clásico temprano, entre los años 250 y 600 d.C.
Un hallazgo bajo el agua
El sitio de Jay-yi Nah, ubicado en la costa de Belice y sumergido bajo las aguas de una laguna de manglares, ha resultado ser una ventana única al pasado. Los arqueólogos Heather McKillop y Elizabeth Sills, con el respaldo de un equipo multidisciplinar, han trabajado en este proyecto desde 2004. Bajo una capa de turba de manglar, encontraron estructuras de madera sorprendentemente bien conservadas que delatan la existencia de edificios de postes y techos de palma, junto con restos de cerámica relacionados con la producción de sal.
El entorno acuático y la ausencia de oxígeno en el sedimento permitieron la preservación excepcional de materiales orgánicos como madera, algo inusual en sitios arqueológicos mayas. Esta particularidad ha permitido a los investigadores no solo datar con precisión los restos, sino también entender mejor cómo se organizaban los espacios de trabajo y qué técnicas empleaban los mayas en sus primeros esfuerzos industriales.

A diferencia de otros sitios de producción de sal de épocas posteriores, Jay-yi Nah carece de los abundantes fragmentos de cerámica rotos típicos de los talleres más avanzados, donde el proceso de evaporación del agua salada en grandes recipientes generaba una gran cantidad de desechos. En cambio, los restos de Jay-yi Nah sugieren un modelo más modesto, quizás orientado a satisfacer necesidades locales en lugar de alimentar un comercio a gran escala.
Los arqueólogos han recuperado grandes fragmentos de cuencos con paredes incurvadas que, según las investigaciones, eran utilizados para hervir salmuera y cristalizar la sal. Este proceso era alimentado por fuego, y los residuos carbonizados encontrados cerca de las estructuras refuerzan esta hipótesis. Sin embargo, el diseño y tamaño de los recipientes de Jay-yi Nah difieren significativamente de los encontrados en los sitios más modernos, lo que sugiere una etapa inicial de experimentación tecnológica.

Un origen humilde para una industria crucial
El análisis de radiocarbono realizado en los postes de madera indica que Jay-yi Nah estuvo activo durante el periodo clásico temprano, mucho antes de que la demanda de sal se disparara en las ciudades mayas del interior durante el auge del periodo clásico tardío (650-800 d.C.). En ese momento, la sal se convirtió en un bien estratégico, indispensable para la conservación de alimentos como el pescado y la carne, y esencial en una dieta basada en maíz y otros alimentos pobres en sodio.
Este sitio, según los investigadores, no estaba conectado con las redes comerciales a gran escala que caracterizarían la producción de sal en épocas posteriores. Más bien, parece haber servido a comunidades locales o como parte de un intercambio limitado con asentamientos cercanos, como Wild Cane Cay, donde también se ha documentado actividad salinera.

El descubrimiento de Jay-yi Nah no solo amplía nuestro conocimiento sobre las prácticas económicas de los antiguos mayas, sino que también resalta la importancia de explorar entornos inusuales como las zonas costeras sumergidas. Hasta ahora, gran parte de la investigación se había centrado en ciudades monumentales y centros ceremoniales, dejando de lado los aspectos cotidianos de la vida maya.
La conservación de los restos en este sitio ha permitido a los arqueólogos proponer nuevos modelos sobre cómo la producción y distribución de recursos clave evolucionaron a lo largo del tiempo. Además, su estudio plantea preguntas interesantes sobre las conexiones entre estas comunidades costeras y los grandes centros urbanos del interior.
El legado de la sal en la civilización maya
El desarrollo de una industria salinera organizada marcó un punto de inflexión en la historia de los mayas. Aunque los restos de Jay-yi Nah sugieren una escala de producción modesta, este sitio ofrece una valiosa perspectiva sobre cómo incluso los recursos más básicos pueden convertirse en pilares de sociedades complejas.
El trabajo en Jay-yi Nah continúa, con la esperanza de desentrañar más detalles sobre la vida de los trabajadores de la sal y las redes de intercambio que pudieron haberse tejido en torno a este recurso vital.
Referencias:
- McKillop H, Sills EC. Earliest Ancient Maya salt production in southern Belize: excavations at Jay-yi Nah. Antiquity. Published online 2024:1-16. doi:10.15184/aqy.2024.186