El cráneo es la estructura ósea que recubre el cerebro rodeándolo y formado parte de lo que se conoce como calavera. El cerebro forma parte del encéfalo, que es el órgano que se encarga de dirigir las funciones de todos los sistemas corporales que permiten al cuerpo hacer cosas como respirar, alimentarse, moverse, percibir el entorno e interactuar con el mundo que le rodea, por eso la naturaleza se ha encargado de darle una buena protección.
Esa es, precisamente, la función del cráneo, que crea una barrera que detiene golpes e impide que se produzcan lesiones. También mantiene el encéfalo a salvo de agentes patógenos que puedan dañar directamente el cerebro.
Partes del cráneo humano
El cráneo está compuesto por la unión de varios huesos mediante una serie de suturas craneales que durante el desarrollo físico terminan por osificarse. Una persona adulta tiene un total de ocho huesos craneales. Se divide de la siguiente forma:
- Hueso frontal. Es el que se encuentra delante y en la parte superior. Está dividido en dos secciones, una horizontal y otra vertical de forma convexa. Se trata del hueso que forma la frente que abarca desde la parte superior del cráneo hasta las sienes y las aberturas de los ojos.
- Huesos temporales y occipitales. Se ubican en ambos lados del cráneo los primeros y en la base, encima de la nuca, los segundos.
- Huesos parietales. Son unos huesos de forma plana y cuadrangular que se encuentran en los laterales de la cabeza. Se unen al frontal en la zona superior, al occipital en la posterior y a los temporales en los dos lados. Los parietales, junto con el frontal, forman la cavidad que contiene el cerebro.
- Hueso etmoidal y esfenoidal. Se sitúan en la base del cráneo y forman la estructura de la cara.
Los huesos del cráneo tienen una composición similar a la del resto de los huesos del cuerpo humano, respecto al tipo de tejidos y minerales, aunque tienen algunas diferencias estructurales. En líneas generales, los huesos están compuestos principalmente de tejido óseo, que es una forma especializada de tejido conectivo mineralizado. El tejido óseo contiene células llamadas osteocitos, fibras de colágeno y sales minerales, principalmente fosfato de calcio y carbonato de calcio. Esta combinación de componentes proporciona a los huesos su fuerza, rigidez y capacidad para soportar cargas.
Sin embargo, en el caso del cráneo, hay algunas características distintivas:
- Espesor del hueso: Los huesos del cráneo tienden a ser más densos y gruesos que los huesos del resto del cuerpo.
- Articulaciones suturales: El cráneo está formado por varios huesos diferentes, pero se unen mediante articulaciones suturales, que son articulaciones fibrosas que permiten muy poco movimiento. Estas suturas le dan al cráneo su forma característica y permiten que los huesos del cráneo se mantengan unidos de manera segura. Como si fuera un puzle.
- Huesos sin médula ósea roja: A diferencia de muchos otros huesos del cuerpo, los huesos del cráneo no contienen médula ósea roja, que es responsable de la producción de células sanguíneas.
Dimorfismo sexual
El cráneo, además de proteger el cerebro, también está relacionado con la fisonomía facial. Porque los cráneos, aunque tengan la misma estructura, no son iguales. Existen multitud de diferencias interindividuales, siendo la más llamativa, el dimorfismo sexual. Los expertos pueden distinguir cuando un cráneo es de una mujer o de un hombre, observando las diferencias de forma que existen entre los dos sexos.
Formación y desarrollo del cráneo
Como ocurre con los demás órganos, el cráneo se desarrolla en la gestación y sigue madurando y presentando cambios hasta mucho tiempo después del nacimiento.
Al nacer, los bebés tienen seis huesos craneales en vez de los ocho que tienen los adultos. En esa etapa de la vida, los huesos se encuentran separados por las fontanelas, que son unas ranuras de tejido membranoso. Estos espacios se van cerrando con el tiempo para formar las suturas propias del cráneo adulto y completamente desarrollado.
Malformaciones óseas
El cráneo también es susceptible de padecer enfermedades, malformaciones y defectos genéticos. La enfermedad de Crouzon o la craneosinostosis, se debe a una mutación genética que hace que las suturas de las fontanelas se cierren de forma precoz. Esto provoca deformaciones en el cráneo y el rostro, y en algunos casos, hidrocefalia.
La enfermedad de Paget produce la inflamación del tejido óseo y esto puede generar fracturas y deformaciones. Otras dolencias que pueden afectar al desarrollo del cráneo, son la microcefalia, la hidrocefalia, la espina bífida y algunos casos de meningitis y encefalitis.
El cráneo es pues, el elemento protector del órgano más preciado del ser humano: el cerebro. Además contribuye a dar estructura a la cara, con sus rasgos únicos y característicos. Y junto con el resto del esqueleto, es lo que más perdura después de la muerte.