Uno de los principios básicos de la geología es que la Tierra está formada por cuatro capas: la corteza, el manto, el núcleo externo y el núcleo interno, aunque un reciente estudio de la Universidad Nacional de Australia sugería que la Tierra en realidad tiene una quinta capa distinta a estas cuatro, que ha estado bajo nuestros pies todo el tiempo. Esta capa se encontraría dentro del núcleo interno de la Tierra. Su estudio ha sido fundamental para determinar la temperatura del núcleo de la Tierra.
Las capas de la Tierra: Un viaje hacia el núcleo
Antes de averiguar la temperatura del núcleo de la Tierra, hubo que hacer un estudio pormenorizado de cada una de las capas que conforman el planeta, desde la superficie hasta el centro del globo.
Corteza: La capa más externa
La corteza terrestre es la capa más externa de nuestro planeta y representa apenas el 1% de su masa total. Es en esta delgada capa donde se desarrolla toda la vida conocida, y donde se producen fenómenos geológicos como terremotos y erupciones volcánicas. La corteza está compuesta principalmente de silicatos y se divide en dos tipos: la corteza continental, más gruesa y menos densa, y la corteza oceánica, más delgada y densa. A pesar de su aparente estabilidad, la corteza está en constante movimiento debido a la tectónica de placas, lo que provoca cambios en la superficie terrestre a lo largo de millones de años.
La temperatura en la corteza terrestre varía considerablemente dependiendo de su ubicación. Cerca de la superficie, las temperaturas pueden ser relativamente bajas, pero aumentan a medida que se profundiza. Este incremento de temperatura se debe principalmente al calor residual de la formación del planeta y al calor generado por la descomposición radiactiva de elementos en el manto. La corteza actúa como una barrera que retiene el calor interno de la Tierra, permitiendo que las temperaturas en la superficie sean adecuadas para la vida.
Aunque la corteza es la capa más accesible para la investigación, sigue siendo un desafío entender completamente su composición y dinámica. Las técnicas geofísicas, como la sismología, permiten a los científicos explorar sus características sin necesidad de perforar a grandes profundidades. Estos estudios son esenciales para predecir y mitigar los riesgos asociados con los desastres naturales, como terremotos y erupciones volcánicas.

Manto: La transición hacia el núcleo
El manto es la capa intermedia de la Tierra, situada entre la corteza y el núcleo. Representa aproximadamente el 84% del volumen total del planeta y está compuesto principalmente por silicatos de magnesio y hierro. Esta capa es crucial para la dinámica interna de la Tierra, ya que el movimiento del manto impulsa la tectónica de placas y, en última instancia, la deriva continental. La temperatura en el manto varía desde unos 500 °C en su límite superior hasta más de 4.000 °C en su base, cerca del núcleo.
El manto se divide en dos regiones principales: el manto superior, que incluye la astenosfera, y el manto inferior. La astenosfera es una capa parcialmente fundida que permite el movimiento lento pero constante de las placas tectónicas. Este movimiento es responsable de la formación de montañas, la actividad volcánica y los terremotos. En el manto inferior, las presiones y temperaturas son tan extremas que las rocas se comportan de manera plástica, fluyendo lentamente a lo largo de millones de años.
A pesar de su importancia, el manto sigue siendo una de las partes menos comprendidas de la Tierra. Los científicos utilizan métodos indirectos, como el estudio de ondas sísmicas y experimentos de laboratorio, para inferir sus propiedades. Estos estudios han revelado que el manto es un sistema dinámico y complejo, donde las interacciones entre sus componentes pueden influir en fenómenos globales como el cambio climático y la evolución de la vida en la Tierra.
Núcleo externo e interno: Diferencias y similitudes
El núcleo de la Tierra se divide en dos partes distintas: el núcleo externo y el núcleo interno. El núcleo externo es una capa líquida compuesta principalmente de hierro y níquel, que se extiende desde una profundidad de aproximadamente 2.900 km hasta unos 5.100 km. La circulación de este líquido metálico es responsable de generar el campo magnético terrestre a través del proceso conocido como la geodinamo. Este campo magnético es crucial para proteger a la Tierra de la radiación solar y cósmica.
Por otro lado, el núcleo interno es una esfera sólida con un radio de aproximadamente 1.220 km. Está compuesto principalmente de hierro y se cree que contiene pequeñas cantidades de níquel y otros elementos ligeros. A pesar de las altísimas temperaturas, que alcanzan aproximadamente 5.200 °C, el núcleo interno permanece sólido debido a las inmensas presiones que superan los 3,6 millones de atmósferas. Estas condiciones extremas hacen que el núcleo interno sea un lugar único en el planeta.

Aunque el núcleo externo e interno difieren en su estado físico, ambos desempeñan un papel crucial en la dinámica interna de la Tierra. La interacción entre el núcleo externo líquido y el interno sólido es fundamental para el mantenimiento del campo magnético terrestre. Además, la rotación diferencial entre estas dos capas podría influir en fenómenos geológicos y climáticos en la superficie. El estudio del núcleo sigue siendo un desafío debido a su inaccesibilidad, pero las técnicas modernas de modelado y simulación continúan proporcionando valiosa información sobre su estructura y comportamiento.
¿Qué hace que el núcleo de la Tierra sea tan caliente?
Existen varios factores que condicionan las elevadas temperaturas del núcleo de la Tierra y su variación.
Presión y temperatura del núcleo de la Tierra: Factores determinantes
La temperatura en el núcleo de la Tierra es el resultado de varios factores que interactúan de manera compleja. Uno de los principales factores es la presión extrema que se encuentra en esta región. La presión en el núcleo interno alcanza casi 3,6 millones de atmósferas, lo que equivale a 9 millones de veces la presión atmosférica que experimentamos en la superficie terrestre. Esta presión colosal contribuye a mantener el núcleo interno en estado sólido, a pesar de las altas temperaturas.
El calor en el núcleo también proviene de la energía residual de la formación de la Tierra. Hace unos 4.500 millones de años, el planeta se formó a partir de colisiones violentas en el disco protoplanetario. Estas colisiones generaron una cantidad significativa de calor, parte del cual aún se conserva en el núcleo. Además, la cristalización del hierro en el límite entre el núcleo externo e interno libera calor latente, contribuyendo al mantenimiento de las altas temperaturas.
Otro factor importante es la desintegración radiactiva de isótopos dentro del manto y el núcleo. Este proceso libera energía térmica, que se suma al calor existente en el núcleo. Aunque la cantidad de calor generada por la desintegración radiactiva es menor en comparación con otras fuentes, sigue siendo un componente significativo en el balance térmico del núcleo. La combinación de estos factores crea un entorno extremadamente caliente en el centro de la Tierra.
El papel de la radiación en el enfriamiento del núcleo
A pesar del calor extremo en el núcleo de la Tierra, este no es un sistema estático. De hecho, el núcleo se ha estado enfriando gradualmente desde su formación. La radiación juega un papel crucial en este proceso de enfriamiento. La radiación térmica es una forma de transferencia de calor que ocurre cuando un cuerpo caliente emite energía en forma de ondas electromagnéticas. En el caso del núcleo, la radiación térmica permite la pérdida de calor hacia las capas superiores de la Tierra.

Un estudio reciente sugiere que la radiación podría desempeñar un papel más importante en el enfriamiento del núcleo de lo que se pensaba anteriormente. Se ha observado que el proceso de enfriamiento avanza más rápido de lo que los científicos habían estimado. Este hallazgo tiene implicaciones significativas para nuestra comprensión de la evolución térmica de la Tierra y su impacto en fenómenos como la tectónica de placas y la actividad volcánica.
El enfriamiento del núcleo también está influenciado por la convección en el manto. A medida que el calor se transfiere desde el núcleo al manto, este último experimenta movimientos convectivos que ayudan a disipar el calor hacia la superficie. La interacción entre el enfriamiento del núcleo y la dinámica del manto es un área activa de investigación, ya que puede proporcionar información valiosa sobre la estabilidad a largo plazo del campo magnético terrestre y otros procesos geológicos.
¿Cómo miden los científicos la temperatura del núcleo terrestre?
El avance en el estudio de fenómenos como los volcanes o los terremotos ha permitido establecer métodos indirectos para determinar la temperatura del núcleo de la Tierra.
Métodos indirectos: Ondas sísmicas y experimentos de laboratorio
Dado que el núcleo de la Tierra se encuentra a una profundidad inalcanzable para la exploración directa, los científicos han desarrollado métodos indirectos para medir su temperatura. Uno de los métodos más utilizados es el estudio de las ondas sísmicas. Cuando ocurren terremotos, las ondas sísmicas viajan a través de las diferentes capas de la Tierra, incluyendo el núcleo. Al analizar cómo estas ondas se propagan y cambian de velocidad, los científicos pueden inferir las propiedades físicas del núcleo, incluida su temperatura.
Además de las ondas sísmicas, los experimentos de laboratorio desempeñan un papel crucial en la estimación de la temperatura del núcleo. Los científicos recrean las condiciones extremas del núcleo utilizando dispositivos como la célula de yunque de diamante, que permite someter muestras de hierro a presiones y temperaturas similares a las del núcleo. Mediante el uso de técnicas avanzadas, como la difracción de rayos X, los investigadores pueden observar cómo el hierro se comporta bajo estas condiciones y estimar la temperatura del núcleo.
Estos métodos indirectos han proporcionado estimaciones confiables de la temperatura del núcleo, aunque todavía existen incertidumbres. Los avances en tecnología y modelado han mejorado la precisión de estas estimaciones, pero el núcleo sigue siendo una región misteriosa y desafiante para la ciencia. A medida que se desarrollan nuevas técnicas, es probable que nuestra comprensión de la temperatura y las propiedades del núcleo continúe evolucionando.

Estimaciones de temperatura: Lo que sabemos hasta ahora
A lo largo de los años, las estimaciones de la temperatura del núcleo de la Tierra han variado, pero los estudios más recientes sugieren que el núcleo interno tiene una temperatura de aproximadamente 5.200 °C. Esta temperatura es comparable a la de la superficie del Sol, lo que resalta la intensidad del calor en el centro de nuestro planeta. Sin embargo, es importante destacar que estas estimaciones están sujetas a revisión a medida que se desarrollan nuevas técnicas y se obtienen más datos.
La temperatura del núcleo externo también es elevada, aunque ligeramente inferior a la del núcleo interno. Se estima que el núcleo externo tiene temperaturas que oscilan entre 4.000 °C y 5.000 °C. Estas altas temperaturas, junto con el estado líquido del núcleo externo, son fundamentales para la generación del campo magnético terrestre a través del movimiento convectivo del hierro líquido.
Las estimaciones de temperatura para el núcleo de la Tierra son esenciales para comprender una variedad de procesos geológicos y físicos. Por ejemplo, la temperatura influye en la viscosidad del núcleo externo y, por ende, en la eficiencia de la geodinamo. Asimismo, las temperaturas extremas en el núcleo interno afectan su estructura cristalina y su capacidad para conducir calor. La investigación continua en este campo es crucial para mejorar nuestra comprensión de la dinámica interna de la Tierra y su impacto en el planeta en su conjunto.
El núcleo de la Tierra y su impacto en el planeta
La conformación del núcleo de la Tierra impacta de forma directa o indirecta en el resto de capas, hasta la superficie. Los fenómenos sísmicos, por ejemplo, están fuertemente condicionados por la actividad del núcleo.
Campo magnético terrestre: Generado por el núcleo externo
El campo magnético terrestre es una característica fundamental de nuestro planeta, y su origen se encuentra en el núcleo externo. Este campo magnético es generado por el movimiento del hierro líquido en el núcleo externo a través de un proceso conocido como la geodinamo. La rotación de la Tierra, junto con el flujo convectivo del hierro, crea corrientes eléctricas que producen el campo magnético. Este campo es esencial para proteger a la Tierra de la radiación solar y cósmica, permitiendo la existencia de vida en la superficie.
El campo magnético terrestre no es estático y experimenta cambios a lo largo del tiempo. Las inversiones geomagnéticas, donde los polos magnéticos norte y sur cambian de lugar, son eventos que ocurren de manera irregular en la historia geológica de la Tierra. Estos cambios son el resultado de las complejas interacciones en el núcleo externo y pueden tener implicaciones significativas para la navegación y la tecnología moderna.

Comprender el funcionamiento del campo magnético terrestre es crucial para una variedad de disciplinas científicas, desde la geofísica hasta la climatología. Los estudios sobre el núcleo externo y su influencia en el campo magnético continúan siendo un área activa de investigación. A medida que se desarrollan nuevas técnicas de observación y modelado, los científicos esperan desentrañar los misterios del campo magnético y su impacto en la evolución del planeta.
La rotación del núcleo interno y sus efectos
La rotación del núcleo interno de la Tierra es un fenómeno intrigante que ha sido objeto de debate científico durante décadas. Se ha observado que el núcleo interno podría estar rotando a una velocidad ligeramente diferente a la de la superficie terrestre. Esta rotación diferencial tiene implicaciones importantes para nuestra comprensión de la dinámica interna del planeta y su influencia en el campo magnético terrestre.
La rotación del núcleo interno podría estar relacionada con la generación de ondas sísmicas que afectan la duración del día y la orientación del campo magnético. Algunos estudios sugieren que el núcleo interno rota ligeramente más rápido que la superficie, completando una rotación adicional cada mil años aproximadamente. Esta rotación diferencial podría influir en la estabilidad del campo magnético y en los patrones de convección en el núcleo externo.
Los efectos de la rotación del núcleo interno en el planeta son complejos y aún no se comprenden completamente. Sin embargo, investigaciones recientes han proporcionado nuevas pistas sobre cómo este fenómeno podría estar relacionado con cambios en la duración del día y en la actividad geomagnética. A medida que se desarrollan nuevas técnicas de observación y modelado, es probable que nuestra comprensión de la rotación del núcleo interno y sus efectos continúe avanzando, arrojando luz sobre uno de los aspectos más enigmáticos de la Tierra.
Referencias
- Evidence for the Innermost Inner Core: Robust Parameter Search for Radially Varying Anisotropy Using the Neighborhood Algorithm J. Stephenson, H Tkalčić, M. Sambridge First published: 07 December 2020 https://doi.org/10.1029/2020JB020545
- Motohiko Murakami, Alexander F. Goncharov, Nobuyoshi Miyajima, Daisuke Yamazaki, Nicholas Holtgrewe, Radiative thermal conductivity of single-crystal bridgmanite at the core-mantle boundary with implications for thermal evolution of the Earth, Earth and Planetary Science Letters, Volume 578, 2022, 117329, ISSN 0012-821X, DOI: https://doi.org/10.1016/j.epsl.2021.117329