Estábamos hablando sobre poderes paranormales sentados en un sofá de un vestíbulo de un hotel. Él es un personaje mundialmente conocido por hacer cosas increíbles, desde doblar cucharas por arte de magia hasta leer la mente. Yo estaba entrevistándole. Cuando acabamos, me dijo que cogiera un ejemplar de la típica guía para turistas que hay en los hoteles. Lo tomé de un mostrador y me pidió que, a sus espaldas, rodeara con un bolígrafo una palabra cualquiera de una página cualquiera, la arrancara y me la guardara en un bolsillo. Lo hice. La metí doblada en uno de los interiores de la americana, junto a la cartera. “Que no se te olvide traerla esta tarde a la conferencia”, me dijo.
La parapsicología ha sido objeto de fascinación y escepticismo desde sus inicios. A pesar de que algunos investigadores han procurado validarla como una disciplina científica, la falta de rigor y reproducibilidad en sus hallazgos impide que sea tenida por ciencia. Los fenómenos que aborda, como la telepatía, la clarividencia y la comunicación con el más allá, han sido puestos en duda por su carácter esquivo y la complejidad de someterlos a ensayos científicos controlados. Además, varios estudios señalan inconsistencias en las metodologías y dificultades para obtener resultados reproducibles, lo que hace que la parapsicología quede relegada a ámbitos marginales, de forma análoga a la ufología o la criptozoología, por su incapacidad de proporcionar evidencias sólidas y coherentes.
Origen de la parapsicología: un vistazo al siglo XIX
El auge de los médiums y la comunicación con el más allá
La parapsicología hunde sus raíces en el siglo XIX, periodo en el que la sociedad empezó a mostrar enorme interés por los fenómenos espirituales. Personajes como las hermanas Fox, en 1848, aseguraban comunicarse con espíritus mediante golpes en los muros, un fenómeno que se descubrió luego como un fraude, pero que sedujo la imaginación de una comunidad ansiosa de lo extraordinario. Muy pronto, los médiums proliferaron en Europa y América, y la llamada “comunicación con el más allá” alcanzó un gran auge. Sin embargo, la credulidad de esa época favoreció que muchos oportunistas se aprovecharan de la fe en estos sucesos, lo que impulsó las primeras dudas acerca de su veracidad. Sus defensores alegaban que podían manifestar fenómenos de telepatía o clarividencia, pero la ausencia de pruebas claras debilitó su credibilidad.
Ilusionistas contra fraudes: el papel de John Nevil Maskelyne y Harry Houdini
Conforme los médiums captaban atención, también aparecieron figuras dispuestas a desvelar los engaños asociados a tales manifestaciones. John Nevil Maskelyne, reputado ilusionista británico, fue pionero en exponer fraudes paranormales: en 1865, desmanteló el presunto truco de los hermanos Davenport, quienes proclamaban invocar espíritus para tocar instrumentos musicales. Más adelante, Harry Houdini prosiguió su labor, participando en sesiones espiritistas para mostrar cómo los médiums echaban mano de trucos que podían explicarse mediante prestidigitación. Estos magos no solo pusieron en entredicho la legitimidad de los médiums, sino que sacaron a relucir la necesidad de un enfoque más escéptico y crítico con lo supuestamente paranormal.

La investigación parapsicológica: entre el escepticismo y la fascinación
Joseph Banks Rhine y el intento de certificar fenómenos paranormales
En el siglo XX, Joseph Banks Rhine intentó dotar de fundamentos científicos a la parapsicología. En su laboratorio de la Universidad Duke, Rhine condujo experimentos con las famosas cartas Zener para investigar la percepción extrasensorial. Si bien determinados resultados parecían prometedores, los huecos en sus diseños experimentales y la falta de repetición de los resultados minaron su credibilidad. Rhine sostenía que un porcentaje de la población poseía habilidades paranormales, pero la comunidad científica se mantuvo escéptica dada la poca consistencia de los datos. Este caso evidencia por qué la parapsicología no es considerada una ciencia, pues no supera los controles y metodologías que sustentan la investigación científica.
Experimentos de percepción extrasensorial: ¿azar o realidad?
Las pruebas de percepción extrasensorial (PES) realizadas por Rhine y sus colegas despertaron interés general. Sin embargo, estudios análogos, como los de W. S. Cox en la Universidad de Princeton, fracasaron al tratar de reproducir esos hallazgos. Tras millares de experimentos, los resultados encajaban con la hipótesis del azar, sin rastro de una habilidad telepática real. Esto, que se repitió en muchas investigaciones parapsicológicas, acentuó el descrédito de la disciplina. Sin indicios claros ni experimentos replicados satisfactoriamente, la presunta existencia de facultades paranormales quedó en tela de juicio.
La presunción de honradez en los dotados: un talón de Aquiles
Otro escollo relevante en la parapsicología es la ingenuidad de muchos investigadores que confían en la buena fe de los dotados. Dicha actitud permitió que algunos exhibieran trucos o engaños para aparentar poderes psi. Uri Geller, por ejemplo, fue desenmascarado por ilusionistas como James Randi. Sin pruebas contundentes ni un protocolo riguroso de control, numerosos trabajos parapsicológicos cayeron en descrédito. El hecho de no aplicar una rigurosa supervisión en los procedimientos experimentales explica, en parte, por qué la parapsicología no es considerada una ciencia, alimentando la sospecha de que gran parte de los fenómenos declarados podrían ser manipulación o fraude.

Parapsicología en declive: de universidades a la falta de interés institucional
El Pentágono y la retirada de la investigación parapsicológica
En la época de la Guerra Fría, incluso el Pentágono exploró la hipótesis de que los poderes paranormales pudieran emplearse con fines militares, financiando proyectos de percepción extrasensorial y telepatía para misiones de espionaje. Sin embargo, los resultados no cumplieron las expectativas, y tales iniciativas fueron gradualmente desmanteladas. La ausencia de evidencias sólidas y replicables redujo el entusiasmo de las grandes instituciones, precipitando la salida de fondos públicos para la parapsicología. Con ello, se exhibió que los entes estatales habían perdido confianza ante la carencia de resultados fidedignos.
Limitaciones a unas pocas universidades: ¿un fin anunciado?
Tras la retirada de esos grandes patrocinadores, la parapsicología perduró pero en unas cuantas universidades, donde contaba con un público menor y un ambiente menos estricto. Al no poder afianzar la reproducibilidad de sus descubrimientos, no tardó en decrecer su popularidad. Su permanencia se vincula con pequeños grupos de académicos y entusiastas, aunque la falta de consistencia y la nula validación por parte de la comunidad científica mayoritaria han mermado considerablemente su credibilidad. Hoy, con la creciente relevancia de la neurociencia y otras ramas de la psicología experimental, la parapsicología se halla en una situación muy marginal.
Fenómenos paranormales: trucos desvelados
Ilusionistas y las técnicas que desmitifican poderes paranormales
Los ilusionistas han sido una herramienta poderosa contra el presunto misticismo de los fenómenos paranormales. Gracias a su conocimiento detallado de métodos de engaño, han reproducido supuestos poderes telepáticos, de clarividencia o de contacto con espíritus, demostrando que pueden deberse simplemente a habilidad escénica. Estos shows sirven como recordatorio de la importancia del escepticismo y de la comprobación rigurosa a la hora de evaluar fenómenos que parecen inusitados.
Ejemplos como los de John Nevil Maskelyne o Harry Houdini ilustran la eficacia de estos desmentidos. Al replicar “hazañas” de médiums y autodenominados psíquicos, demostraron que no eran más que argucias, rayando en la prestidigitación. Su esfuerzo despojó de mística muchos eventos que hasta entonces se consideraban sobrenaturales, reforzando la postura de la ciencia tradicional frente a la parapsicología.
La exposición de fraudes: un vistazo a poderosos desmentidos
La historia de la parapsicología está plagada de fraudes expuestos por investigadores escépticos, magos y científicos. Varios de los casos más sonados —como las hermanas Fox o los supuestos videntes que daban shows públicos— fueron desacreditados al dejar al descubierto sus métodos para simular prodigios paranormales. Esto avivó la visión de que la mayoría de fenómenos supuestamente anómalos no tienen nada que ver con capacidades ultraterrenas, sino con simples engaños. Los desmentidos sistemáticos instalaron la idea de que, sin reproducibilidad ni evidencia contrastada, la parapsicología difícilmente pueda ser aceptada como ciencia.

¿Qué hace un parapsicólogo hoy?
Roles y desafíos en el contexto actual
En la actualidad, el papel del parapsicólogo es difuso y polivalente. Algunos buscan seguir con la investigación de la parapsicología y fenómenos como la telepatía y la clarividencia, tratando de establecer experimentos más rigurosos y controlados. Otros viran hacia la psicología de la creencia, interesándose en por qué las personas se aferran a ideas paranormales sin evidencias firmes. Dadas las controversias y la escasez de resultados fiables, el financiamiento y el reconocimiento institucional hacia la parapsicología siguen siendo muy limitados.
Estos profesionales se enfrentan a un gran escepticismo desde la comunidad científica, que en su mayoría no reconoce la parapsicología como un campo serio. Para que la parapsicología se legitime, requeriría metodologías estrictas, resultados constantes y replicables, y un cuerpo teórico sólido. A día de hoy, tales requerimientos no se han cumplido de manera convincente, por lo que la lucha por el reconocimiento y la validez científica persiste.
¿Existe la parapsicología científica?
La pregunta acerca de si puede existir una “parapsicología científica” sigue siendo un tema de debate en el seno académico. Aunque algunos investigadores defienden la idea de que aplicando una metodología experimental más firme —dobles ciegos, análisis estadístico riguroso y revisión por pares— se podrían descubrir fenómenos genuinos, lo cierto es que hasta la fecha no se han obtenido resultados concluyentes. La falta de teorías sólidas y evidencias repetibles es el escollo principal que le impide gozar de un estatus científico indudable.
Una parte de la comunidad defiende que la parapsicología se oriente más al estudio de factores psicológicos y socioculturales que fomentan la creencia en los fenómenos sobrenaturales, en vez de tratar de demostrar la existencia de poderes paranormales. En cualquier caso, la parapsicología arrastra una historia salpicada por fraudes, desmentidos y ausencia de una rigurosidad metodológica sostenida, de modo que le resta un camino bastante arduo para lograr un nivel de aceptación comparable al de las ciencias reconocidas.
Referencias:
- Alvarado, C. (2009) Parapsicología e historia: un análisis crítico. Journal of Parapsychology.
- Hines, T. (2003) Pseudociencia y lo paranormal. University Press.
- Frazier, K. (2017) Investigaciones escépticas en fenómenos paranormales. Skeptical Inquirer.