Así funciona tu cerebro cuando te quedas en blanco: un apagón momentáneo de tu "sistema operativo" listo para reiniciar

Un nuevo estudio neurocientífico demuestra que quedarse en blanco no es una distracción, sino un estado mental con bases cerebrales claras. Así funciona tu cerebro cuando no estás pensando en nada.
Fuente: ChatGPT / E. F.

Hay momentos en los que estás en mitad de una frase, una tarea o una idea, y de repente te das cuenta de que tu mente está vacía. Ni una palabra. Ni una imagen. Ni siquiera ese hilo del pensamiento al que podrías haberte aferrado para continuar. Lo llamamos “quedarse en blanco” y lo hemos vivido todos: en exámenes, al hablar en público o, simplemente, al detenernos a pensar. Puede dar vergüenza o desconcierto, pero ahora sabemos que ese vacío no es un fallo menor, sino una ventana a algo mucho más profundo.

Un equipo internacional de neurocientíficos acaba de publicar en Trends in Cognitive Sciences un artículo titulado "Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking", donde analizan a fondo este fenómeno. Su propuesta es clara: quedarse en blanco no es una forma perezosa de desconcentración, sino un estado mental propio, con fundamentos neurofisiológicos definidos, y relacionado con aspectos como el sueño, la atención sostenida o incluso la meditación. El trabajo, firmado por Thomas Andrillon, Athena Demertzi y colaboradores, disecciona las múltiples formas en que el cerebro puede dejar de producir contenido mental sin dejar de estar consciente.

¿Qué significa realmente quedarse en blanco?

Aunque solemos decir que se nos va la cabeza o que nos despistamos, el fenómeno conocido como mind blanking (MB) va más allá de una simple distracción. Los autores explican que se trata de momentos en los que las personas reportan literalmente no estar pensando en nada. Lo interesante es que este tipo de informes se da en un porcentaje nada desdeñable de situaciones: entre el 5% y el 20% del tiempo, en función del contexto y del individuo.

Según el artículo, no existe una única definición aceptada de MB. En algunos experimentos se ha descrito como “una ausencia de conciencia focal sobre estímulos internos o externos”, mientras que en otros se define como la diferencia entre divagar la mente (pensar en otra cosa) y estar completamente en blanco, sin pensamiento alguno. Esta ambigüedad conceptual ha hecho que se confundiera con el sueño, el aburrimiento o incluso con fallos de memoria, pero el análisis neurofisiológico demuestra que no es una simple falta de atención, sino un estado genuino.

Fuente: ChatGPT / E. F.

El papel del arousal: ni muy dormido, ni muy despierto

Uno de los pilares de este estudio es la identificación del arousal como factor clave. Este término se refiere al estado general de alerta y activación fisiológica. Ni estar dormido ni estar completamente alerta favorecen el MB. Según los autores, el quedarse en blanco se produce más bien en niveles intermedios de activación. Esto se comprobó, por ejemplo, en experimentos tras la privación de sueño o después de ejercicio físico intenso. En ambos casos, el número de episodios de mente en blanco aumentó.

La actividad cerebral registrada por electroencefalografía (EEG) mostró ondas lentas similares al sueño, especialmente en las zonas posteriores del cerebro, así como una reducción del ritmo cardíaco y del tamaño de las pupilas. Todo ello apunta a una especie de “sueño local”, en el que ciertas regiones del cerebro parecen dormir mientras otras permanecen activas. No se trata de una desconexión completa, sino de un estado híbrido entre vigilia y sopor.

Fuente: Trends in Cognitive Sciences

Más allá del pensamiento: fallos en memoria, lenguaje y atención

El fenómeno de quedarse en blanco también puede entenderse como un fallo en alguno de los sistemas cognitivos implicados. Según el estudio, pueden coexistir varios mecanismos. Por ejemplo, puede que el contenido esté presente pero no podamos recordarlo en ese momento. O que estemos conscientes del vacío pero no logremos verbalizarlo internamente. Incluso puede deberse a una incapacidad momentánea de dirigir la atención.

Lo revelador es que estos fallos no implican necesariamente inconsciencia. Puede existir un tipo de conciencia fenomenológica —la sensación de estar ahí— sin que se acceda a un contenido concreto. Esta distinción entre conciencia de contenido y conciencia de presencia cuestiona muchas teorías actuales de la mente, que asumen que estar consciente implica pensar algo.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Las diferencias entre quedarse en blanco y la meditación

Los autores comparan el MB con los estados de meditación, en los que también se busca reducir o eliminar el contenido mental. En prácticas como la meditación de monitorización abierta, se cultiva una vigilancia sin objeto, una atención sin foco. En cambio, en el MB espontáneo, la vigilancia disminuye y no hay intencionalidad. En términos de arousal, meta-conciencia y control, los dos estados son muy distintos, aunque puedan parecer similares desde fuera.

Lo mismo ocurre con ciertos tipos de sueño. Los llamados “sueños blancos”, en los que se tiene la sensación de haber soñado pero no se recuerda el contenido, comparten algunos rasgos con el MB, como la pérdida de acceso a contenido concreto. Sin embargo, el estado de activación cerebral es muy diferente, y los mecanismos neuronales implicados no son los mismos.

Fuente: ChatGPT / E. F.

MB y condiciones clínicas: lo que dicen los trastornos neurológicos

Resulta especialmente interesante que el MB aparezca en distintas condiciones clínicas. Por ejemplo, los niños con TDAH informan más episodios de mente en blanco que los neurotípicos. También se ha descrito en trastornos de ansiedad generalizada, donde los pacientes mencionan que su mente se queda en blanco como uno de los síntomas. Ocurre asimismo en casos neurológicos como el síndrome de Kleine-Levin, caracterizado por episodios de hipersomnia, y en el síndrome de déficit de autoactivación, donde la persona pierde la iniciativa mental cuando no recibe estímulos externos.

Incluso las crisis de ausencia en epilepsia infantil pueden compararse con el MB, ya que se caracterizan por una pérdida momentánea de respuesta y mirada fija, sin pérdida de postura ni tono muscular. Al terminar el episodio, los pacientes no recuerdan lo ocurrido, y pueden notar una especie de vacío.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Una cartografía para lo invisible

A lo largo del artículo, los investigadores proponen una forma de representar y categorizar los distintos tipos de mente en blanco. Distinguen entre MB espontáneo, deliberado, no detectado y otros estados cercanos como los sueños blancos o ciertas experiencias meditativas. Lo hacen a través de una tabla que evalúa dimensiones como el nivel de alerta, la presencia de memoria, atención, intencionalidad, contenido verbal y sentido del tiempo.

Esta clasificación permite entender mejor cuándo un estado sin contenido es parte de un continuum de la experiencia consciente y cuándo responde a un mecanismo distinto. Así, el MB no sería un simple fallo de la mente, sino una categoría mental legítima, con perfiles neurofisiológicos y subjetivos propios.

¿Qué puede enseñarnos quedarse en blanco sobre la conciencia?

En última instancia, este trabajo pone en entredicho la idea de que estar consciente implica necesariamente estar pensando algo. Como afirman los autores: “la experiencia de una mente en blanco es tan íntima y directa como la de tener pensamientos”. Esto obliga a revisar muchas teorías sobre la conciencia, que parten de la suposición de que solo podemos reportar lo que contiene nuestra mente. El MB sugiere que podemos ser conscientes sin tener nada en qué pensar, sin palabras ni imágenes, solo con una vaga presencia de estar.

Esta investigación abre la puerta a entender cómo emergen y se desvanecen los contenidos de la mente, y cómo el cerebro puede entrar en estados donde la experiencia se reduce al mínimo sin desaparecer del todo. Lo que antes era un lapsus trivial ahora se revela como una oportunidad para explorar los límites de la conciencia humana.

Referencias

  • Thomas Andrillon, Antoine Lutz, Jennifer Windt y Athena Demertzi. Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking. Trends in Cognitive Sciences, 2025. https://doi.org/10.1016/j.tics.2025.02.002.

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