En inglés, performance quiere decir actuación, ejecución. El término performance art fue difundido en los años 50 por el compositor John Cage para definir una acción artística que reúne varios medios de expresión: teatro, danza, fotos, poesía o música. El precedente fueron las veladas gamberras montadas a inicios del siglo XX en el Cabaret Voltaire de Zúrich por Tristan Tzara y los dadaístas, pero tuvo su auge en los 60 y 70 con las performances provocadoras de artistas como Vito Acconci, creador del espectáculo Seedbed, durante el cual se masturbaba en público en una galería de Nueva York. La performance suele ser un acto organizado en el que no intervienen los espectadores.
El happening, por otro lado, se destaca como un fenómeno más espontáneo y participativo en el ámbito artístico. Aunque comparte similitudes con la performance, el happening se caracteriza por su naturaleza improvisada y la inclusión activa del público en el desarrollo del evento. Surgió en la década de 1950, siendo el artista Allan Kaprow uno de sus principales exponentes. A diferencia de la performance, que tiende a ser premeditada y estructurada, el happening busca la sorpresa y la interacción directa con la audiencia. Este formato de expresión artística rompe con las convenciones tradicionales, permitiendo que el público no solo sea espectador, sino también partícipe esencial en la creación de la experiencia artística.