Las intensas gamas de azul del mar Caribe están relacionadas con su limpieza, su profundidad y con las leyes físicas que obedece la luz. Las moléculas del agua absorben de manera selectiva las distintas longitudes de onda del espectro visible. Las ondas de frecuencias cercanas al rojo son absorbidas rápidamente, por eso el agua tiene tonos azulados, complementarios de los rojizos. Las frecuencias azules pueden viajar muchos metros a través de las aguas claras y profundas del Caribe y su dispersión produce el efecto turquesa. Las partículas orgánicas en suspensión también influyen en el colorido, ya que dispersan la luz azul.
Pero el magnetizante turquesa no es exclusivo del Caribe. Otras regiones del mundo disfrutan de mares teñidos del mismo color, pero lo que ocurre es que no han sido tan explotadas publicitariamente como los caribeños. Maldivas, Bora Bora y Seychelles son solo algunos ejemplos de playas que hacen las delicias de los bañistas.
En cualquier caso, el color del agua del mar depende de diversas variables: composición y concentración de sustancias disueltas, profundidad y reflexión de la luz, presencia de organismos y algas y de la iluminación y condiciones atmosféricas.