Los pastos marinos y su valor para la sociedad: un vínculo milenario 

En colaboración con el CSIC. Un repaso a los múltiples vínculos entre las praderas submarinas y la vida humana, desde su uso ancestral hasta su papel en soluciones sostenibles actuales.
Los pastos marinos y su valor para la sociedad, un vínculo milenario
Las praderas submarinas son uno de los ecosistemas más productivos del planeta, esenciales para la captura de carbono, la biodiversidad y la salud del océano. Créditos: Herbert Kikoy - Wikimedia Commons.

Los pastos marinos, o praderas submarinas, han acompañado a las sociedades humanas durante milenios. Estos ecosistemas, compuestos por plantas con flores adaptadas al medio marino, no solo cumplen funciones ecológicas esenciales —como la captura de carbono, la estabilización de sedimentos y el mantenimiento de la biodiversidad marina—, sino que también han servido de recurso para una amplia gama de usos humanos a lo largo de la historia. A pesar de su importancia, muchas de sus funciones sociales y culturales han sido poco estudiadas o directamente olvidadas, invisibilizando su papel en la vida de comunidades costeras de todo el mundo.

Este estudio ofrece una revisión completa del valor social de los pastos marinos, desde usos históricos hasta aplicaciones contemporáneas, integrando información obtenida a través de bases de datos científicas, fuentes antropológicas y colaboración con investigadores del área. Nuestro trabajo pretende revalorizar los servicios ecosistémicos culturales y sociales de estos hábitats, mostrando cómo su uso ha evolucionado y cómo pueden contribuir a construir un futuro más sostenible si se gestionan de forma adecuada. Como se afirma en el artículo, “entender el valor social de los pastos marinos promueve su apreciación y fomenta su conservación y restauración” (“Understanding the societal value of seagrass fosters appreciation of these ecosystems, encouraging conservation and restoration actions…”).

Los pastos marinos como alimento

La utilidad de los pastos marinos como fuente directa de alimento humano es poco conocida, a pesar de su relevancia histórica. Especies como Zostera marina, presentes en regiones templadas del Pacífico norte, Atlántico norte y el Mediterráneo, han sido aprovechadas por comunidades costeras durante miles de años. En la isla Cedros, en Baja California, su semilla fue consumida hace más de 12.000 años, y en México, el pueblo Seri la molía para preparar gachas o pan. La continuidad de estos usos en saberes indígenas demuestra el papel fundamental de los pastos marinos en la dieta de algunas culturas. En palabras del estudio, “en la cultura Seri, las semillas de Z. marina se cosechaban y molían para hacer una papilla o se horneaban en forma de pan y pastelillos”.

Praderas
La recuperación del valor cultural de los pastos marinos puede impulsar su conservación y restauración en todo el mundo. Créditos: Milorad Mikota - Wikimedia Commons.

El interés por los pastos marinos como fuente de alimentación ha resurgido en la gastronomía moderna. El chef Ángel León, del restaurante Aponiente (España), ha experimentado con harina de Z. marina para elaborar pan, pasta y arroz. Estudios recientes indican que estas semillas tienen propiedades nutricionales comparables al trigo o al arroz, con un impacto ambiental significativamente menor. La ausencia de necesidad de tierra cultivable, fertilizantes o riego las convierte en una alternativa agrícola de bajo impacto. Asimismo, especies como Enhalus acoroides, de gran semilla, siguen siendo consumidas en comunidades de Filipinas, India, Tailandia y Kenia. Estos usos tradicionales reflejan la persistencia de una relación alimentaria entre humanos y pastos marinos que, aunque ha sido olvidada en muchas regiones, aún pervive.

Además de ser consumidas directamente, las praderas de pastos marinos han proporcionado alimento de forma indirecta al albergar numerosas especies marinas. En México, el pueblo Seri recolectaba hojas de Zostera cubiertas de huevas de arenque, y pescaban aves acuáticas y tortugas que se alimentaban de estos pastos, valorando incluso su sabor. En Arabia oriental, hace 6.000 años, se utilizaban para capturar peces conejo, mientras que en Fiji han servido como zonas de pesca durante siglos. En la actualidad, comunidades costeras en Indonesia, Tanzania y las Islas Salomón dependen de los pastos marinos como áreas principales de pesca. Estas praderas sostienen pesquerías de invertebrados, especialmente entre mujeres, como ocurre en Zanzíbar. Sin embargo, la degradación de estos ecosistemas ha generado una alarmante disminución en la abundancia de especies, amenazando la seguridad alimentaria local.

Usos materiales del pasto marino: un recurso versátil

La resistencia y durabilidad de las hojas de pasto marino han permitido su uso en múltiples aplicaciones materiales. Uno de los usos más extendidos históricamente es como material de tejado. Desde hace 2000 años, pueblos como los Seri en México han utilizado Zostera para techos. En Dinamarca, la isla de Læsø conserva aún viviendas techadas con pasto marino desde el siglo XVII, y el material ha sido propuesto para la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCOLa longevidad de estos techos, de hasta 300 años, se explica por las propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antiparasitarias de las hojas secas.

Además del techado, los pastos marinos han sido utilizados como material de construcción. En Creta, hace 1500 años, se encontraron fibras de Posidonia en ladrillos de barro. Su alto contenido en celulosa también ha permitido su uso en la fabricación de papel, donde Enhalus acoroides ha demostrado un rendimiento prometedor. En el Mediterráneo, el material ha sido empleado como embalaje de vidrio bajo el nombre de “paja veneciana”. Incluso hoy, empresas europeas comercializan recubrimientos de muebles hechos con fibras de pasto marino, y otros productos como carcasas de teléfono o gafas de sol se elaboran a partir de hojas secas.

Este recurso también ha servido históricamente como material textil y de pesca. En Japón, las fibras de Phyllospadix se usaban para hacer cuerdas y redes de pesca, mientras que en Nueva Zelanda se tejían gorros ceremoniales. En el Antiguo Egipto, se confeccionaban sandalias con pasto marino. Durante la Primera Guerra Mundial, se usó en camuflajes por su resistencia al fuego y a la descomposición. La combinación de propiedades físicas y biológicas de estas plantas explica su versatilidad y perdurabilidad en aplicaciones humanas.

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Los pastos marinos sostienen importantes pesquerías costeras y actúan como zonas de cría y alimentación de especies marinas clave. Créditos: Albert Kok - Wikimedia Commons.

Usos en medicina tradicional y moderna

Los pastos marinos han sido usados con fines medicinales desde la antigüedad. En Egipto se aplicaban para tratar dolor de garganta y problemas cutáneos. En la actualidad, en islas del Pacífico como Salomón e Indonesia, se usan como remedio contra picaduras de peces y para repeler mosquitos. En la India, se aplican como tratamiento para la caspa, anemia y problemas cardiovasculares, mientras que en Zanzíbar se emplean raíces de E. acoroides para aliviar dolores musculares y problemas estomacales.

Además de los usos tradicionales, la investigación científica ha demostrado las propiedades antibacterianas, antifúngicas y antioxidantes de varias especies, como Halophila ovalis o Cymodocea serrulata. Algunos compuestos extraídos de estas plantas han mostrado actividad contra bacterias responsables de fiebre tifoidea y capacidad citotóxica frente a células cancerígenas. Incluso se comercializan suplementos a base de pectina de Zostera marina como el producto “Zosterin ultra”, que se promociona para tratar úlceras, mejorar la función pancreática y fortalecer el metabolismo.

Preocupaciones sobre su uso industrial actual

El redescubrimiento del potencial del pasto marino ha despertado interés en integrarlo en modelos de economía circular. Sin embargo, esto plantea riesgos. Muchas de las industrias que usaron pasto marino en el pasado —como la producción de aislantes en Canadá o relleno de colchones en Europa— colapsaron tras la sobreexplotación del recurso y la degradación de los ecosistemas. La lenta recuperación de las praderas marinas implica que su uso a gran escala debe ser estrictamente regulado, evitando impactos irreversibles.

En este contexto, surgen iniciativas más sostenibles que aprovechan el material arrastrado a las costas (wrack) en lugar de cosechar directamente las plantas vivas. Aunque esta alternativa reduce la presión sobre los ecosistemas, aún requiere evaluación de sus impactos ecológicos. El mensaje del estudio es claro: “sin regulación, podríamos perder hábitats valiosos de pastos marinos”.

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Pez balón en las praderas marinas. Créditos: Janderk - Wikimedia Commons.

Significado cultural y legado histórico

Más allá de sus aplicaciones prácticas, los pastos marinos han sido elementos centrales en rituales, creencias y estructuras sociales. En la cultura Seri, por ejemplo, abril era conocido como el “mes de la semilla del pasto marino”. En otras culturas, como la de los Pomo en California, formaban parte de las ofrendas matrimoniales. En Dinamarca, se hallaron restos de Zostera en tumbas de la Edad del Bronce, usadas como envoltorio funerario. Este uso simbólico parece indicar una asociación espiritual entre el mar y la vida humana.

Las praderas marinas también actúan como “cápsulas del tiempo”, atrapando sedimentos y preservando artefactos arqueológicos durante milenios. En zonas como el mar Rojo, especies asociadas al pasto marino fueron quemadas como incienso ceremonial. En Zanzíbar, el pasto se utiliza como amuleto protector, y en las Islas Salomón, las fibras de E. acoroides se usan en rituales para atraer fortuna o fertilidad. Esta dimensión cultural refuerza el argumento de conservar estos ecosistemas no solo por razones ecológicas o económicas, sino también como patrimonio humano.

Referencias

  • Nicole R. Foster, Eugenia T. Apostolaki, Katelyn DiBenedetto, Carlos M. Duarte, David Gregory, Karina Inostroza, Dorte Krause-Jensen, Benjamin L. H. Jones, Eduard Serrano, Rym Zakhama-Sraieb, Oscar Serrano. Societal value of seagrass from historical to contemporary perspectives. Ambio. (2025). doi: 10.1007/s13280-025-02167-z



Nicole Foster

Nicole Foster

Investigadora Postdoctoral MSCA en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.


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