En el actual contexto de transformación digital del sistema financiero global, la Unión Europea ha anunciado el lanzamiento del euro digital con características de monedero electrónico, concebido como un medio de pago genuinamente europeo. Aunque en su fase inicial estará limitado a un saldo máximo de 3000 euros por usuario, esta iniciativa genera debate sobre su verdadero valor añadido para los ciudadanos europeos.
En este sentido, expertos como Fabio Panetta —miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo— señalan que el euro digital busca garantizar la soberanía monetaria europea y adaptarse a los hábitos de consumo digitales. Si bien no debe silenciarse que el euro digital puede llegar a ejercer un mayor control sobre las transacciones financieras —lo que ha suscitado preocupaciones sobre la privacidad—, no en vano ha sido comparado con el yuan digital chino, donde el anonimato financiero no existe gracias a la tecnología aplicada.

Al mismo tiempo, se observa una tendencia preocupante, en países como España, que restringe el uso del dinero en efectivo bajo el argumento de mejorar la lucha contra el fraude fiscal. Esta medida se traduce en un límite legal de solo 1000 euros para pagos con dinero en efectivo por parte de residentes en España, muy por debajo del máximo de 10 000 euros que permite la normativa comunitaria.
No obstante, estudios internacionales, como los del profesor Friedrich Schneider —para el Fondo Monetario Internacional—, muestran que países como Alemania, Chipre, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Holanda, Hungría, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido a Suecia o Austria, donde no existen tales restricciones, presentan niveles más bajos de economía sumergida —8,8 % y 6,6 % del PIB para Alemania o Austria, respectivamente— frente al 11,2 % registrado en España. Esto plantea interrogantes sobre la eficacia real de tales límites y sobre la posible erosión del derecho de los ciudadanos a elegir libremente sus medios de pago.

¿El efectivo fomenta el fraude? Lo que dicen los datos
En pura lógica, las cifras sobre economía sumergida son muy dispares. Un informe del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia (2023), encargado por el Consejo Económico y Social, estima que esta representó el 15,8 % del PIB español en 2022, por debajo del promedio del 17,7 % en la UE. Mientras que estimaciones más recientes de Pappadá y Rogoff (2023), basadas en una nueva metodología, sitúan a España como el tercer país con la mayor cifra de economía sumergida entre 21 países europeos analizados. Estas divergencias subrayan la complejidad del fenómeno y cuestionan la eficacia de limitar el uso del dinero de curso legal como única herramienta de control fiscal. Especialmente cuando su retirada ya está restringida a importes que difícilmente pueden sostener grandes esquemas de fraude.
Esta vinculación entre el uso de billetes y el fraude fiscal sugiere, implícitamente que las bolsas de evasión son de escasa magnitud y lejos de fomentar una cultura de corresponsabilidad fiscal, refuerza una percepción de desconfianza institucional hacia el ciudadano que lo coloca en una posición de subordinación frente al Estado.
Sin embargo, la protección del dinero en efectivo, como medio de pago, varía considerablemente entre países occidentales. Así, mientras que algunos gobiernos avanzan hacia una sociedad prácticamente sin efectivo, otros promueven su defensa como símbolo de libertad económica. A modo de ejemplo, el Reino Unido ha dado pasos importantes en esta dirección: la Financial Conduct Authority (FCA), a partir de los nuevos poderes que le otorga la Ley de Mercados y Servicios Financieros de 2023, ha propuesto nuevas reglas para garantizar un acceso razonable al cash tanto para consumidores como para empresas, tratando de reducir la distancia para acceder a un cajero.
Por su parte, Suiza lidera el rechazo a una sociedad completamente cashless: actualmente está en fase de consulta una propuesta legislativa para proteger constitucionalmente el uso del efectivo, respaldada por una población que, según algunas encuestas realizadas, lo prefiere como medio de pago en un 90 %. Sin embargo, incluso en Suiza, el número de cajeros automáticos ha caído un 7 % desde 2021.

La rana cocida: cómo se erosiona poco a poco la libertad de pagar como queramos
El auge del euro digital y la creciente digitalización financiera pueden ofrecer oportunidades claras de modernización, eficiencia y seguridad. Sin embargo, estos avances deben ser compatibles con la preservación de derechos fundamentales como la libertad de elección y la protección de la privacidad. La evidencia empírica disponible, tanto en España como en el resto de Europa, demuestra que la restricción del efectivo no garantiza por sí sola una reducción efectiva del fraude ni de la economía sumergida. Al contrario, puede generar efectos colaterales indeseados, como la exclusión financiera o la pérdida de confianza institucional. Por ello, un enfoque equilibrado, basado en datos y buenas prácticas internacionales, debe guiar el diseño de las políticas públicas. Innovar sin imponer, regular sin tutelar y avanzar sin excluir son principios esenciales para que la transformación digital financiera sea inclusiva, legítima y socialmente sostenible.
En definitiva, las crecientes dificultades para formalizar los pagos en efectivo, la práctica inexistencia de consecuencias si no se permite pagar por este medio, la creciente dependencia de los sistemas informáticos de pago, la cesión de datos y la pérdida de la privacidad en las decisiones diarias de consumo, son algunos de los ejemplos de la fábula de la rana cocida. Si permitimos que el efectivo desaparezca, la lenta pero constante insensibilidad a esta cesión de derechos nos convierte en esclavos de un único medio de pago que, como todo monopolio, es lesivo para los intereses de los consumidores.
Referencias
- Bátiz-Lazo, B., & Efthymiadou, C. (2020). The Coming of Cashlessness: Towards a New Social Contract. Routledge.
- European Central Bank. (2023). Progress on the investigation phase of a digital euro. https://www.ecb.europa.eu
- Financial Conduct Authority. (2023). Access to cash framework consultation. https://www.fca.org.uk
- Kosse, A., & Mattei, I. (2022). Privacy and data protection in central bank digital currencies. BIS Papers, 123, 19–32.
- Ley 11/2021, de 9 de julio, de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal. Boletín Oficial del Estado, 164, 2021.
- Panetta, F. (2022). Designing a digital euro for the people. European Central Bank speech. https://www.ecb.europa.eu
- Pappadá, F., & Rogoff, K. (2023). Measuring the shadow economy: A new approach. National Bureau of Economic Research Working Paper, No. 31548.
- Schneider, F. (2021). Size and development of the shadow economy of 36 European and OECD countries: 2003–2021. Journal of Economics and Statistics, 241(2), 177–204.