Frida Kahlo, entre el dolor y la pasión

La artista mexicana fue una mujer apasionada que vivió con intensidad, tanto las desgracias como las alegrías que le deparó el destino. Por ello, la pintura de Kahlo es fiesta, color, sangre y vida.
Frida Kahlo

Frida Kahlo (1907-1954) se nos presenta como una figura compleja, interesante, emocionante, personal y, sobre todo, universal. Su obra refleja su vida, sus dolencias, su tormentoso matrimonio con Diego Rivera, sus ideales comunistas y su concepción de la mujer.

Admirada por muchos no solo por su pintura sino por su fuerte personalidad, su vida nos descubre un mundo de sentimientos y un ejemplo de perseverancia y hoy en día, está considerada comoun auténtico icono feminista y la máxima representante del arte mexicano del siglo XX.

La pintora mexicana recorrió en su corta vida un camino lleno de pasiones y también desilusiones, lo que la llevó a ser una mujer controvertida para su tiempo y, para muchos, un ejemplo de fortaleza.

En su juventud, se enfrentó a un catastrófico accidente de autobús que le ocasionó múltiples fracturas y achaques que padecería por el resto de su vida. Fue durante las muchas horas de postración en la cama para recuperarse cuando empezó a pintar. En el techo del dosel de su lecho instalaron un espejo, a petición de Frida, para poder verse reflejada en él; y allí pintó su primer autorretrato.

Las dos constantes en la vida de Frida Kahlo fueron el amor y los problemas de salud, ambas marcaron de manera decisiva el carácter de su obra.

También encontramos una ventana abierta a lo que sintió y a cómo transformó su sufrimiento en arte a través de cartas y poesías que escribió al pintor catalán Josep Bartolí, a Diego Rivera, o al escultor Isamo Noguchi.

A pesar del continuado dolor físico y sentimental que invadía el cuerpo de Frida, logró erigirse en una de las figuras históricas más emblemáticas de México. A su sombra, le sigue acompañando quien fue su pareja durante veinticinco años, el muralista mexicano Diego Rivera (1886-1957).

Con una pintura muy personal que se antoja difícil de encuadrar en un estilo concreto, si bien podría moverse según algunos expertos entre el surrealismo y el realismo, aunque también se aprecian elementos expresionistas.

Las obras de Kahlo también contaban con elementos populares del arte mexicano. El amplio conocimiento antropológico y arqueológico que tenía de su país, México, le inspiraba en todos los sentidos. Frida apreciaba su cultura y esto se muestra en cada una de las fotografías que le tomaron a Frida, en las que siempre viste con el traje típico de Tehuana y flores en el pelo.

En definitiva, más de un siglo después del nacimiento de la universal pintora, los tratados sobre su obra y pensamiento siguen proliferando en las redes y las librerías.

Frida, artista y mito

Los primeros años de Frida

Frida era la tercera de las hijas del matrimonio formado por Guillermo Kahlo y Matilde Calderón. Matilde y Adriana eran las hermanas mayores. Más tarde vendría al mundo Cristina, la última de las hijas del matrimonio Kahlo – Calderón. Como ella misma recoge en sus escritos, estuvo a los cuidados de una criada indígena a quien llamaba Nana, que reflejó en su cuadro Mi Nana y yo.A causa de esta falta de atención, Frida se sentía muy distante de su madre. Justo lo contrario ocurrió con su padre. Tenían una relación buena y Guillermo le mostró los secretos de la fotografía.Con seis años, Frida contrajo la poliomielitis, lo que le obligó a estar postrada nueve meses en la cama. Esta enfermedad le dejó una secuela: un leve cojera y le acarreó las primeras operaciones quirúrgicas de las muchas a las que se sometió.

La joven estudiante

En 1922 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, prestigiosa institución educativa de México, que había comenzado a admitir estudiantes de sexo femenino. Eran solo 35 mujeres, de un total de dos mil alumnos.Entonces aspiraba a estudiar medicina. En esta escuela conoció a futuros intelectuales y artistas mexicanos, y formó parte de un grupo de alumnos conocidos como "Los Cachuchas", llamados así por las gorras que usaban. A este grupo solo pertenecían dos mujeres: Carmen Jaime y la propia Frida.

El día fatídico del accidente

A las 7 de la noche del 17 de septiembre de 1925, el autobús en el que viajaba la pintora mexicana Frida Kahlo colisionó contra un tranvía en la Ciudad de México.Como consecuencia del violento choque, la artista de 19 años sufrió heridas y fracturas mortales. Un mes después, salió del coma en el que sobrevivió con la columna vertebral rota, la clavícula, las costillas, la pelvis, la pierna y el pie derecho fracturados en diversos lugares.Tras tres meses en el hospital, comenzó a someterse a una serie de operaciones, además de llevar corsés de yeso y de tipos, así como llevar a cabo una rehabilitación con mecanismos de "estiramiento".

Kahlo conoce a Rivera

Tras recuperarse poco a poco del accidente del tranvía, Frida comenzó a frecuentar veladas y reuniones de miembros del partido comunista. Allí conoció a Diego Rivera y tiempo después se decidió a enseñarle su obra. Aquella afición nacida de la desidia y el aburrimiento de su convalencia pasó a convertirse en su pasión de por vida, porque la pasión por pintar había despertado en ella. Así que un día lo visitó, mientras Rivera trabajaba en una serie de murales para el edificio de la Secretaría de Educación Pública, con el objeto de mostrarle sus propios trabajos. Diego quedó impresionado con sus cuadros y la animó a seguir pintando. La artista contrajo matrimonio con Rivera el 21 de agosto de 1929. Su relación terminó en un divorcio en 1939 y un segundo matrimonio un año después.

La Casa Azul

En el centro de Coyoacán, Frida y Diego instalaron su hogar, en la llamada Casa Azul (hoy Museo Frida Kahlo).La vivienda había sido contruida por el padre de Frida, Guillermo Kahlo en 1904. Pero, fueron Diego y Frida quienes, más tarde, le dieron un estilo muy particular y, al mismo tiempo, le imprimieron –con colores y decoración popular– su admiración por los pueblos de México.Este lugar también fue donde se dieron cita grandes personalidades que convivieron con Diego y Frida, como León Trotsky, Henry Moore, Remedios Varo y André Bretón.

El sufrimiento traspasa el arte

En 1930, Frida se quedó embarzada por primera vez. Sin embargo, debido a la posición anómala del feto y a las secuelas del accidente de 1925, el embarazo de tres meses debió ser interrumpido, según decidió el médico Jesús Marín. Por aquel entonces otros médicos opinaron que probablemente Frida nunca podría tener hijos.Un año después, el matrimonio se instala en Estados Unidos, entre Nueva York y Detroit.

El mundo más allá de México

Como la fama y la reputación de Rivera había crecido en Estados Unidos, le surgieron encargos en el país vecino, trasladando su residencia allí entre 1931 y 1934. Frida lo acompañó y allí sufrió un segundo aborto.Kahlo se mueve en los círculos artísticos de la época que adoraban al matrimonio mexicano, pero se vuelve crítica con la forma de vida estadounidense. Para la artista fue una época de claroscuros, y por momentos detestó llevar la vida de un ama de casa americana.

El retorno a Coyoacán

Desde su vuelta a México, en 1933, Frida y Diego acogieron en la Casa Azul al revolucionario de Ucrania (pero que desarrolló su vida política en Rusia) León Trotsky exiliado en Coyoacán junto a su esposa.

La pareja se une de nuevo

En el año 1939, Frida y Diego se divorcian, y la artista entró en un estado anímico depresivo. Acudía a fiestas para olvidar y ahogar sus penas en alcohol. Aunque después del divorcio, Frida y Diego continuaron compartiendo gran parte de la vida social, artística y política que los unía.Frida decidió viajar de nuevo a Estados Unidos, a San Francisco –donde Diego se encontraba trabajando– y solo dos meses más tarde, la pareja decidió volver a casarse.

La vida discurre con calma

Después de su segundo matrimonio con Diego Rivera en diciembre de 1940, la vida de Frida se asentó en una rutina algo más calmada que su vida anterior.Aunque estaban casados, llevaban vidas separadas. Fueron las cosas ordinarias de la vida como animales, niños, flores y el campo las que más interesaban a Frida.En la Casa Azul, Frida convivía con loros, periquitos, xoloitzcuintles, chimpancés y ciervos.

"Pies para que os quiero, si tengo alas para volar"

En 1953, se organizó la única exposición individual en su país durante la vida de la artista. Sin embargo, la salud de Frida estaba muy deteriorada y los médicos le prohibieron ir. Frida se negó a ello y fue en una ambulancia, y asistió a su exposición en una cama de hospital. Los fotógrafos y los periodistas se quedaron impresionados. La cama fue colocada en el centro de la galería y Frida contó chistes, cantó y bebió la tarde entera. Fue un rotundo éxito.Ese mismo año le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla debido a una infección de gangrena. La artista mexicana de mirada profunda ya no podía caminar. Desde una silla de ruedas continúa pintando.

La luz se apaga

Cuando le preguntaron qué quería hacer con su cuerpo al morir, Frida respondió: "¡Quémenlo! No quiero que me entierren. He pasado demasiado tiempo tumbada... ¡Solo quémenlo!".La mujer de las flores en la cabeza, los bordados coloridos, la ceja prominente y un cuerpo agotado por el dolor murió con tan solo 47 años.Había encontrado en el arte la mejor salida a una mente acelerada, un cuerpo roto de dolor y un corazón que todo lo sentía demasiado.

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