El asesinato de Trotsky: historia escrita con martillo, hoz y pico

El 21 de agosto murió asesinado Leon Trotsky, un político clave en la revolución bolchevique y segundo al mando del propio Lenin.
Leon Trotsky

El asesinato de Trotsky el 21 de agosto de 1940 fue un episodio clave en la historia de la URSS y el comunismo internacional que explica la lucha de líneas y tendencias que se vivía en Moscú. Hasta llegar el golpe mortal que recibió en su despacho con un pico de escalada, se llevó a cabo un trabajo de espionaje e infiltración que ha inspirado obras del cine y la literatura. Un español, Ramón Mercader, fue quien perpetró este asesinato bajo las ordenes de Stalin.

León Trotsky: un líder revolucionario en el exilio

León Trotsky fue uno de los personajes más destacados de la Revolución Rusa. Como comisario de asuntos militares, estuvo a cargo de la creación del Ejército Rojo. Después, tras la muerte de Lenin, sus diferencias estratégicas e ideológicas con Stalin le llevaron a un distanciamiento con la cúpula del partido y de la URSS. Distanciamiento que, años más tarde, condujo al asesinato de Trotsky.

El papel de Trotsky en la Revolución Rusa

León Trotsky, nacido Lev Davídovich Bronstein, fue uno de los arquitectos principales de la Revolución de Octubre de 1917. Su participación fue crucial en la organización del Ejército Rojo, convirtiéndose en un líder militar formidable durante la Guerra Civil Rusa. Trotsky fue un defensor de la teoría de la "revolución permanente", que proponía la necesidad de una revolución internacional para asegurar el éxito del socialismo en Rusia. Esta visión le llevó a enfrentarse ideológicamente con otros líderes bolcheviques, especialmente con Stalin, quien veía en Trotsky un rival peligroso. A pesar de las tensiones internas, Trotsky se mantuvo como una figura influyente en el Partido Comunista, abogando por reformas que contrarrestaran la creciente burocracia estalinista.

Su papel en la Revolución Rusa no solo fue militar, sino también político e ideológico. Trotsky fue un orador brillante y un estratega político que utilizó su posición para promover sus ideas revolucionarias. Sin embargo, su insistencia en la revolución permanente chocó con los planes de Stalin, quien buscaba consolidar el socialismo en un solo país antes de expandirlo. Esta divergencia ideológica se convirtió en un punto de fricción que, con el tiempo, resultaría en la expulsión de Trotsky del Partido Comunista y su eventual exilio. A pesar de su salida forzada, Trotsky continuó escribiendo y defendiendo sus ideales desde el extranjero, siendo una voz crítica contra el régimen estalinista.

La contribución de Trotsky a la Revolución Rusa fue monumental, pero su legado fue empañado por las luchas internas y la propaganda estalinista que buscaba desacreditarlo. Stalin utilizó el término "trotskismo" como un arma política para marginar a sus seguidores y eliminar cualquier oposición a su liderazgo. A pesar de estos esfuerzos, Trotsky siguió siendo una figura emblemática del socialismo y un símbolo de resistencia contra el autoritarismo. Su vida y obra continúan siendo objeto de estudio y debate, reflejando la complejidad de su pensamiento y su impacto duradero en la historia mundial.

Retrato de León Trotsky - Rijksmuseum / Wikimedia

La lucha de poder con Stalin y su exilio

La rivalidad entre Trotsky y Stalin se intensificó tras la muerte de Lenin en 1924. Lenin había advertido sobre el carácter autoritario de Stalin, pero su muerte dejó un vacío de poder que Stalin supo aprovechar. Trotsky, por su parte, era visto como el sucesor natural de Lenin debido a su prominente papel en la revolución, pero su insistencia en la "revolución permanente" y su oposición a la burocratización del partido le granjearon enemigos poderosos. Stalin, utilizando su astucia política, logró consolidar su poder, marginando a Trotsky y a sus seguidores, conocidos como trotskistas.

La situación para Trotsky se volvió insostenible cuando fue expulsado del Partido Comunista en 1927, acusado de traición y conspiración. Esta expulsión fue el preludio de su exilio, que comenzó en 1929. Trotsky se vio obligado a abandonar la Unión Soviética, trasladándose primero a Turquía, luego a Francia, Noruega y finalmente a México. Durante su exilio, Trotsky continuó criticando ferozmente el régimen de Stalin, escribiendo ensayos y libros que denunciaban la represión y el desvío de la revolución socialista. Sus escritos, aunque influyentes, también lo convirtieron en un objetivo prioritario para el aparato de seguridad soviético.

El exilio de Trotsky fue un periodo de aislamiento y peligro constante. A pesar de la distancia, Stalin consideraba a Trotsky una amenaza significativa, no solo por su capacidad de influir en los movimientos socialistas internacionales, sino también por su simbolismo como líder revolucionario. Trotsky, consciente del riesgo, aumentó sus medidas de seguridad, especialmente después de un intento fallido de asesinato en mayo de 1940. Sin embargo, su determinación de continuar su lucha ideológica desde el exilio no menguó, manteniéndose como un crítico implacable del régimen estalinista hasta su muerte.

Trotsky dirigiendo a la guardia roja - Wikimedia

Ramón Mercader: el espía que ejecutó el asesinato

Por su parte, Ramón Mercader nació en Barcelona el 7 de febrero de 1913 y nada hacía presagiar el acto por el que ha pasado a la historia. Pertenecía a una familia burguesa, pero su madre empezó a moverse en ambientes anarquistas y Ramón siguió sus pasos. Combatió con el bando republicano en la Guerra Civil española, pero 1937 decidió unirse a los servicios secretos soviéticos al mando de Stalin. Su misión eran tan clara como difícil y arriesgada: asesinar a Trotsky. Dos años después, Stalin dio comienzo la Operación Utka (Operación Pato), con el objetivo de eliminar al revolucionario que consideraba una amenaza para su poder. 

La infiltración en el círculo cercano de Trotsky

Trotsky ya había sido el objetivo de un intento de asesinato. Uno de los guardaespaldas del propio revolucionario permitió la entrada a 20 hombres armados dirigidos por el pintor David Alfaro Siqueiros, quien disparó al lecho donde dormían Trotsky y su esposa. La pareja, alertada por el ruido que causó la invasión de su domicilio ya se había parapetado tras un muro y esperaron a que los guardias repeliesen el ataque.

Tras esta experiencia, se ordenó doblar la seguridad en el palacete para prevenir futuros intentos de asesinato. Pero fue Jaime Ramón Mercader del Río Hernández quien consiguió infiltrarse en los círculos más cercanos de Trotsky. Todo el que quisiera visitarle tenía que presentar credenciales y era registrado de arriba abajo, pero Mercader logró superar líneas defensivas adoptando diferentes identidades y logrando contactos cada vez más cercanos a Trotsky. Con una estrategia tan simple y efectiva como la utilizada por James Bond en el cine, Ramón Mercader procuró ganarse los favores del círculo femenino más cercano al líder revolucionario.

Fotografía de revista Time muestra a Hilda y Ruth Ageloff con Trotsky. Pie de foto: En días más felices, León Trotsky habla con un reportero y Hilda y Ruth Ageloff (esta última es la exsecretaria de Trotsky), hermanas de Sylvia Ageloff, la pareja estadounidense del asesino. Fuente: World Socialist Website.

La relación con Sylvia Agelof y el plan de asesinato

En París logró un paso definitivo hacia su objetivo: conoció a Sylvia Agelof, una de las secretarias de Trotsky, con la que inició una relación sentimental. El espía español obtuvo así, una posición que le permitió vulnerar las medidas de seguridad y fue la propia Agelof quien le presentó a Trotsky. se presentó bajo la identidad falsa de Jacques Mornard, fue cuidadosamente orquestada por los servicios secretos soviéticos. Mercader utilizó su encanto y habilidades de manipulación para ganarse la confianza de Agelof, quien, sin sospechar de sus verdaderas intenciones, le presentó a Trotsky.

El plan de asesinato fue meticulosamente diseñado por la NKVD, la agencia de inteligencia soviética. Mercader, bajo la fachada de un admirador y simpatizante, logró infiltrarse en el círculo íntimo de Trotsky. A pesar de las estrictas medidas de seguridad implementadas tras el intento fallido de asesinato en mayo de 1940, Mercader supo cómo eludir las defensas y acercarse a su objetivo. La relación con Agelof le permitió acceder al fortificado palacete donde Trotsky residía en Coyoacán, un barrio de Ciudad de México. Esta cercanía fue instrumental para ejecutar el plan sin levantar sospechas.

El 20 de agosto de 1940 ya era bien recibido en el fortificado palacete. Con el pretexto de que leyese un escrito suyo, esa tarde consiguió estar a solas con Trotsky en su despacho. Mientras el confiado líder le dio la espalda para aprovechar la luz de la ventana, Mercader sacó un piolet y le asestó un golpe brutal en la cabeza. Lo llevaron al hospital de la Cruz Verde y fue sometido a varias operaciones. El 21 de agosto, finalmente murió y, según los documentos, a sus honras fúnebres fueron cerca de 300 000 personas.

El asesinato de Trotsky en México

Finalmente, sería Coyoacán en México el escenario para el asesinato de Trotsky. En este episodio de la historia, mezcla de política internacional y espionaje, hubo más de preparación previo que de efectismo en el golpe asestado por Mercader.

El ataque con un piolet en su despacho

El asesinato de León Trotsky fue un acto de violencia que sorprendió al mundo. A pesar de las medidas de seguridad reforzadas tras el intento de asesinato en mayo de 1940, Mercader logró infiltrarse en el círculo íntimo de Trotsky gracias a su relación con Sylvia Agelof. El 20 de agosto de 1940, Mercader visitó el palacete de Trotsky en Coyoacán, Ciudad de México, con el pretexto de que el líder revolucionario revisara un documento que había escrito. Esta maniobra le permitió estar a solas con Trotsky en su despacho, creando la oportunidad perfecta para ejecutar el plan de asesinato.

Mientras Trotsky leía el documento, Mercader aprovechó un momento de distracción para sacar un piolet, el arma elegida para el crimen. Con un golpe brutal, Mercader asestó un golpe en la cabeza de Trotsky, causándole una herida grave. El ataque fue rápido y preciso, reflejando la planificación meticulosa detrás del asesinato. A pesar de la gravedad de la herida, Trotsky no murió inmediatamente. Fue trasladado de urgencia al hospital, donde fue sometido a varias operaciones en un intento desesperado por salvar su vida. Sin embargo, las lesiones eran demasiado severas, y Trotsky sucumbió a sus heridas al día siguiente, el 21 de agosto de 1940.

El asesinato de Trotsky fue un golpe devastador para sus seguidores y para aquellos que veían en él un símbolo de resistencia contra el autoritarismo estalinista. La brutalidad del ataque y la traición de Mercader, quien había logrado ganarse la confianza de Trotsky, resaltaron la implacable determinación de Stalin para eliminar a sus enemigos. El uso de un piolet como arma fue un recordatorio simbólico del entorno hostil y traicionero en el que Trotsky se vio obligado a vivir durante su exilio. Este acto de violencia no solo marcó el fin de la vida de Trotsky, sino que también dejó claro el alcance de las operaciones de espionaje soviéticas en el extranjero.

Mural 'El hombre controlador del universo', del pintor mexicano Diego Rivera. Trotsky, entre otros revolucionarios, en la esquina inferior derecha. Foto: Wikimedia Commons.

Las operaciones y la muerte de Trotsky

Tras el ataque con el piolet, Trotsky fue trasladado de urgencia al hospital de la Cruz Verde en Ciudad de México. A pesar de los esfuerzos médicos, las lesiones que había sufrido eran demasiado graves para ser reparadas. Fue sometido a varias operaciones en un intento desesperado por salvar su vida, pero el daño causado por el golpe en la cabeza era irreversible. Durante las horas críticas que siguieron al ataque, Trotsky permaneció consciente en algunos momentos, incluso llegó a hablar con sus médicos y familiares.

El 21 de agosto de 1940, Trotsky finalmente sucumbió a sus heridas, dejando un legado de lucha y resistencia que continuaría inspirando a generaciones futuras. Su muerte fue recibida con consternación por sus seguidores y por aquellos que compartían su visión de una revolución internacional. Los funerales de Trotsky se convirtieron en una manifestación de duelo colectivo, con cerca de 300,000 personas asistiendo para rendir homenaje a un hombre que había dedicado su vida a la causa del socialismo.

La muerte de Trotsky no solo significó la pérdida de un líder revolucionario, sino también el cierre de un capítulo en la historia de la lucha ideológica contra el estalinismo. Su asesinato fue un recordatorio brutal de la represión y el control ejercido por el régimen soviético, que no dudaba en utilizar la violencia y el espionaje para eliminar a sus opositores. A pesar de su trágico final, el legado de Trotsky perduró, y sus escritos y pensamientos continuaron influyendo en el debate político y en los movimientos socialistas de todo el mundo.

Consecuencias del asesinato

El asesinato de Trotsky supuso un golpe al tablero en el que se movían hasta entonces las distintas facciones del socialismo a lo largo del mundo. Para la URSS, fue una victoria para la política de Stalin, a la que seguiría el triunfo contra los nazis en la II Guerra Mundial, aunque internamente se viera cuestionado.

Condena y destino de Ramón Mercader

Tras el asesinato de Trotsky, Ramón Mercader fue arrestado por las autoridades mexicanas y sometido a juicio. Durante el proceso, Mercader mantuvo su identidad falsa, negándose a revelar sus verdaderas intenciones y conexiones con la Unión Soviética. Fue condenado a 20 años de prisión por el asesinato de Trotsky, una sentencia que cumplió en su totalidad en México. A lo largo de su encarcelamiento, Mercader se mantuvo fiel a sus principios ideológicos, sin mostrar arrepentimiento por sus acciones. Su madre, Caridad Mercader, junto con otros agentes soviéticos, intentaron sin éxito organizar su liberación.

Al finalizar su condena en 1960, Mercader fue liberado y se trasladó a la Unión Soviética, donde fue recibido como un héroe. En reconocimiento a su lealtad y servicios, fue condecorado con la Orden de Lenin y la Medalla de Héroe de la Unión Soviética, uno de los más altos honores del país. Mercader adoptó el nombre de Ramón Ivánovich López y se integró al KGB, donde continuó trabajando para el gobierno soviético. Su vida posterior estuvo marcada por la discreción y el misterio, con rumores que sugieren que también trabajó como asesor en Cuba bajo el régimen de Fidel Castro.

Tumba de Ramón Mercader en el cementerio de Kúntsevo en Moscú. Foto: Wikimedia Commons.

Ramón Mercader murió en 1978 en La Habana, Cuba, y fue enterrado en el cementerio de Kúntsevo en Moscú, un lugar reservado para los héroes de la Unión Soviética. Su entierro en este cementerio fue un testimonio del reconocimiento y la admiración que el régimen soviético le profesaba por su lealtad y cumplimiento de la misión que le había sido encomendada. A pesar de las controversias y el debate sobre sus acciones, Mercader sigue siendo una figura enigmática en la historia del espionaje y la política internacional, representando el lado oscuro de la lucha ideológica durante el siglo XX.

Los funerales de Trotsky y su legado

Los funerales de León Trotsky fueron un evento de gran magnitud, reflejando el impacto que su vida y obra tuvieron en la política mundial. Celebrados en Ciudad de México, sus exequias contaron con la asistencia de cerca de 300,000 personas, quienes se congregaron para rendir homenaje a un líder que había dedicado su vida a la causa del socialismo y la revolución. La multitudinaria asistencia a sus honras fúnebres fue un testimonio del respeto y admiración que Trotsky había ganado a lo largo de su vida, tanto entre sus seguidores como entre aquellos que compartían su visión de una revolución internacional.

El legado de Trotsky perduró mucho después de su muerte. Sus escritos y pensamientos continuaron influyendo en el debate político y en los movimientos socialistas de todo el mundo. La teoría de la revolución permanente, que defendió con pasión, se convirtió en un pilar del pensamiento marxista, inspirando a generaciones de activistas y pensadores que buscaban una alternativa al estalinismo. A pesar de los esfuerzos del régimen soviético por desacreditarlo, Trotsky siguió siendo una figura emblemática del socialismo y un símbolo de resistencia contra el autoritarismo.

La muerte de Trotsky marcó el fin de una era en la lucha ideológica contra el estalinismo, pero su influencia continuó resonando en el siglo XX y más allá. Sus ideas sobre la importancia de la democracia dentro del movimiento socialista y su crítica a la burocracia estalinista encontraron eco en diversos movimientos de izquierda que buscaban una vía diferente hacia el socialismo. Trotsky, a través de su vida y obra, dejó un legado de lucha por la justicia social que sigue inspirando a aquellos que creen en un mundo más justo y equitativo.

Impacto en la Unión Soviética y el régimen de Stalin

El asesinato de Trotsky tuvo un impacto profundo en la Unión Soviética y en el régimen de Stalin. Para Stalin, la eliminación de Trotsky representó la culminación de su campaña para consolidar el poder absoluto y eliminar cualquier forma de oposición. La muerte de Trotsky simbolizó el fin de una era de lucha interna en el Partido Comunista y el fortalecimiento del régimen totalitario de Stalin. Este acto de violencia fue un mensaje claro para aquellos que se oponían al liderazgo de Stalin, demostrando que el régimen no dudaría en utilizar medidas extremas para eliminar a sus enemigos.

En el ámbito internacional, el asesinato de Trotsky fue visto como un reflejo de la brutalidad y el alcance del aparato de seguridad soviético. La operación para eliminar a Trotsky fue un ejemplo del espionaje y las tácticas de infiltración utilizadas por la Unión Soviética para controlar y silenciar a sus opositores. Este evento también sirvió para desacreditar aún más al régimen de Stalin a los ojos de muchos en el movimiento socialista internacional, quienes veían en Trotsky un símbolo de la lucha por un socialismo más democrático y menos autoritario.

A pesar de la eliminación física de Trotsky, sus ideas y legado continuaron desafiando al régimen de Stalin. La crítica de Trotsky a la burocratización del Partido Comunista y su defensa de la revolución internacional resonaron en diversos movimientos de izquierda que buscaban una alternativa al estalinismo. Su muerte, aunque trágica, no logró silenciar su voz ni detener la influencia de sus pensamientos en la política mundial. Trotsky sigue siendo un símbolo de resistencia y un recordatorio de la importancia de la lucha por la libertad y la justicia social en un mundo marcado por la opresión y la tiranía.

Referencias

  • Puigventos López, E. 2015. Ramón Mercader, el hombre del piolet. Biografía del asesino de Trotsky. Now Books.
  • Rubesntein, J. 2013. Leon Trotsky: A Revolutionary's Life. Yale University Press.

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