Vida de Lenin, la historia de un revolucionario

Repasamos la vida de Lenin, figura clave del siglo XX , máximo adalid del comunismo y responsable de la creación de la URSS.
Vida de Lenin, la historia de un revolucionario

Vladimir Ilich Uliánov, más conocido como Lenin, ocupa un papel destacado en la historia contemporánea. Su empeño por acabar con el sistema capitalista, las desigualdades sociales y por derrocar a la aristocracia liderada por el régimen zarista desembocó en un proceso de reconversión del país dando lugar al primer sistema comunista de la historia.

Vladimir Ilich Uliánov, conocido mundialmente como Lenin, es una figura central en la historia del siglo XX. Su papel como líder revolucionario no solo transformó a Rusia, sino que también dejó una huella indeleble en el escenario político global. La lucha de Lenin por derrocar el zarismo y establecer el primer Estado comunista del mundo es un relato de determinación y cambio radical. Su legado se extiende más allá de su vida, influyendo en generaciones de pensadores y activistas que continuaron su búsqueda de igualdad social y económica.

Contexto social y político en Rusia a principios del siglo XX

A principios del siglo XX, Rusia estaba sumida en un sistema de clases rígido y desigual. La aristocracia y la nobleza, una minoría privilegiada, ostentaban el poder, mientras que la mayoría del país vivía en condiciones de pobreza extrema. La economía rusa dependía en gran medida de la agricultura, lo que dejaba al sector industrial en un estado de atraso. Esta situación se convirtió en el caldo de cultivo ideal para el descontento social y las demandas de cambio. En 1905, una protesta pacífica que buscaba mejoras laborales terminó en una sangrienta represión, marcando el inicio de una era de agitación.

La Primera Guerra Mundial exacerbó las tensiones en Rusia. Los soldados rusos, mal preparados y equipados, sufrieron numerosas derrotas, lo que llevó a un aumento del descontento popular. La escasez de alimentos y la pobreza extrema hicieron que las ideas revolucionarias de los bolcheviques y mencheviques ganaran terreno entre la población. En 1917, la abdicación del zar Nicolás II dejó un vacío de poder que Lenin y sus seguidores estaban dispuestos a llenar.

El Gobierno Provisional que surgió tras la abdicación del zar, liderado inicialmente por el príncipe Lvov y luego por Aleksandr Kérensky, intentó implementar reformas democráticas. Sin embargo, estas medidas fueron insuficientes para satisfacer las demandas de cambio radical de los revolucionarios. La incapacidad del gobierno para abordar las necesidades del pueblo allanó el camino para la Revolución de Octubre, que finalmente llevó a los bolcheviques al poder.

A principios del siglo XX, Rusia estaba sumida en un sistema de clases rígido y desigual. - Pixabay

Infancia y familia de Lenin

Familia culta

Vladimir Ilich Uliánov nació en 1870 en la ciudad de Ulyanovsk, en el seno de una familia culta y educada. Su padre, un maestro de escuela que llegó a ser inspector de educación, inculcó en sus hijos el valor del conocimiento y el aprendizaje. La madre de Lenin, hija de un médico, también desempeñó un papel crucial en su formación intelectual, fomentando un ambiente familiar donde la educación y la cultura eran altamente valoradas. Este entorno influyó profundamente en la visión de Lenin sobre la sociedad y su deseo de cambio.

La familia Uliánov no solo se destacaba por su educación, sino también por su compromiso con el progreso social. Este compromiso se manifestó en la participación activa de los Uliánov en debates políticos y sociales, exponiendo a Lenin desde una edad temprana a la idea de la justicia y la búsqueda de la igualdad. Este trasfondo familiar fue fundamental para el desarrollo de sus convicciones revolucionarias.

La influencia de su familia fue crucial en la formación de Lenin como líder. El entorno intelectual y progresista en el que creció le proporcionó las herramientas necesarias para cuestionar el statu quo y desarrollar una visión clara de la transformación social que deseaba. Esta base sólida fue un componente esencial en su camino hacia el liderazgo revolucionario.

Un estudiante modelo

Desde joven, Lenin demostró ser un estudiante excepcional. Durante sus años de secundaria, se destacó por su brillantez académica, especialmente en materias como latín y griego. Su dedicación y capacidad para el estudio le permitieron no solo obtener las mejores calificaciones, sino también desarrollar un pensamiento crítico que sería fundamental en su vida política. Este periodo de formación académica le proporcionó una base sólida para su posterior carrera en el activismo y la política.

La excelencia académica de Lenin continuó en la universidad, donde se matriculó en la carrera de Derecho. Su desempeño fue igualmente sobresaliente, obteniendo las mejores notas y destacándose entre sus compañeros. Esta formación legal le permitió comprender las complejidades del sistema judicial, lo que más tarde utilizaría para criticar las desigualdades y abogar por cambios profundos en favor de la justicia social.

El éxito académico de Lenin no solo fue una muestra de su inteligencia, sino también de su determinación y disciplina. Estas cualidades le permitieron superar numerosos obstáculos a lo largo de su vida, incluidos los desafíos políticos y personales. Su capacidad para aprender y adaptarse fue un factor clave en su éxito como líder revolucionario y en la organización de fuerzas que buscaban un nuevo orden.

Reveses adolescentes

La adolescencia de Lenin estuvo marcada por tragedias personales que moldearon su carácter y sus convicciones. La muerte de su padre fue un golpe devastador para la familia, pero fue la ejecución de su hermano mayor, Aleksandr, lo que tuvo un impacto duradero en su vida. Aleksandr fue ejecutado por conspirar contra el zar Alejandro III, un evento que dejó una profunda impresión en Lenin y reforzó su odio hacia el régimen zarista.

Estos reveses personales no solo afectaron emocionalmente a Lenin, sino que también influyeron en su ideología política. La pérdida de su hermano lo llevó a cuestionar la justicia del sistema y a buscar formas de cambiarlo. Este deseo de transformación se convirtió en una fuerza motriz en su vida, impulsándolo a involucrarse en actividades revolucionarias desde temprana edad.

A pesar de las adversidades, Lenin encontró en estas experiencias una fuente de motivación para su lucha política. La injusticia que presenció en su propia familia lo impulsó a dedicar su vida a la causa revolucionaria, buscando crear una sociedad más justa e igualitaria. Estos eventos fueron cruciales en la formación de su carácter y en la determinación con la que perseguiría sus objetivos.

Formación intelectual y primeras influencias

Expulsado de la universidad

La formación universitaria de Lenin se vio interrumpida abruptamente cuando fue expulsado de la Universidad de Kazán. Apenas tres meses después de haberse matriculado en la carrera de Derecho, fue acusado de participar en una reunión ilegal de estudiantes. Este evento marcó el comienzo de su vida como activista político, alejándolo del camino académico tradicional y llevándolo hacia un compromiso más profundo con la causa marxista y la Ideología revolucionaria.

La expulsión de la universidad fue un momento decisivo en la vida de Lenin. Obligado a abandonar Kazán, se trasladó a la finca de su abuelo en Kokushkino. A pesar de ser un revés, Lenin aprovechó este tiempo para profundizar en sus estudios teóricos y reflexionar sobre las injusticias del sistema. Esta etapa de aislamiento fortificó sus convicciones y lo preparó para su futura actividad política.

Aunque expulsado, Lenin no abandonó su educación. Continuó estudiando de forma autodidacta, ampliando sus conocimientos en teoría política y económica. Esta dedicación al aprendizaje le permitió mantenerse al día con los últimos debates del socialismo y del activismo, reforzando sus ideas sobre la transformación radical de la sociedad.

En defensa de los pobres

Tras completar sus estudios de Derecho, Lenin comenzó a ejercer como abogado en Samara, donde se dedicó principalmente a defender a campesinos y artesanos pobres. Esta experiencia le permitió ver de cerca las injusticias del sistema judicial y el peso que recaía en los sectores más vulnerables. Su trabajo como abogado reforzó su rechazo hacia la desigualdad y lo impulsó a buscar mecanismos de cambio que atendieran las necesidades del pueblo.

El contacto directo con las dificultades de los pobres profundizó el compromiso de Lenin con la causa revolucionaria. Su labor legal le permitió constatar cómo las leyes favorecían a las élites, mientras los necesitados eran ignorados. Estas vivencias alimentaron su convicción de que solo un cambio profundo, liderado por un partido organizado y disciplinado, podría remediar los problemas estructurales de la sociedad.

La experiencia de Lenin como abogado no solo fortaleció su compromiso con la justicia, sino que también le brindó una mirada práctica sobre las barreras que enfrentaban los trabajadores. Este entendimiento se tradujo en su activismo político, donde buscó cambios que beneficiaran a los sectores menos favorecidos. Su trabajo en defensa de los más pobres fue un paso fundamental en su trayectoria como líder revolucionario.

Activismo temprano y exilio

Exilio en Siberia

El activismo político de Lenin lo llevó a fundar, junto con otros compañeros, la Unión para la Lucha por la Liberación de la Clase Trabajadora en 1895. Esta organización tenía como propósito unir a los grupos marxistas y elevar la conciencia de la clase obrera respecto a sus derechos. Sin embargo, las autoridades zaristas actuaron contra la Unión y Lenin fue arrestado, siendo enviado al exilio en Shushenskoye, Siberia.

El activismo político de Lenin lo llevó a fundar, junto con otros compañeros, la Unión para la Lucha por la Liberación de la Clase Trabajadora en 1895. - Pixabay

El exilio en Siberia representó un periodo de aislamiento, pero también de reflexión y reforzamiento de sus convicciones. A pesar de las duras condiciones, Lenin continuó escribiendo, estudiando y debatiendo sobre ideas revolucionarias. Este tiempo de reclusión permitió que profundizara en su visión marxista, preparando el terreno para lo que sería su papel determinante en el futuro.

Durante su exilio, Lenin asimismo entabló lazos con otros revolucionarios, ampliando su red de apoyo. Esos contactos serían esenciales en su posterior participación activa en la política y en la organización de la futura Revolución de Octubre. Aunque duro, el exilio en Siberia se convirtió en un pilar para su fortaleza ideológica y su capacidad de liderazgo.

Creación de la Unión para la Lucha por la Liberación de la Clase Trabajadora

La creación de la Unión para la Lucha por la Liberación de la Clase Trabajadora fue un hito en la trayectoria política de Lenin. Esta organización buscaba unificar a los marxistas dispersos en Rusia y difundir la disciplina y la conciencia de clase entre los obreros. A través de panfletos y reuniones, Lenin y sus compañeros inculcaban en los trabajadores la importancia de la organización y la necesidad de un cambio radical.

La actividad de la Unión fue clave en el fortalecimiento del movimiento revolucionario. A pesar de la represión, Lenin y sus aliados persistieron en su tarea de formar bases sólidas para la lucha obrera. Su labor de concienciación cimentó la idea de que solo a través de la unidad y la resistencia podía enfrentarse el sistema zarista. La Unión también marcó el inicio de la construcción de un partido cohesionado que sirviera de instrumento de lucha para la clase trabajadora.

Además, la experiencia organizativa adquirida en la Unión permitió a Lenin pulir sus habilidades de liderazgo y cooperación. Estos aprendizajes resultarían fundamentales en la organización de movimientos revolucionarios más amplios y en la articulación de la ideología marxista que guiaría la lucha por el derrocamiento del sistema zarista.

Vida personal: Nadezhda Krupskaya

Matrimonio y colaboración revolucionaria

Nadezhda Krupskaya, reconocida activista marxista, jugó un papel esencial tanto en la vida personal como en la esfera política de Lenin. Se conocieron en 1894 y, a lo largo de su relación, compartieron un fuerte compromiso con la causa revolucionaria. En 1896, Krupskaya fue arrestada y exiliada, al igual que Lenin, a Siberia. Obtuvieron el permiso para exiliarse juntos, y en 1898, contrajeron matrimonio.

Su unión no fue solamente sentimental, sino también una alianza política fructífera. Krupskaya se convirtió en la asistente personal de Lenin, encargándose de tareas organizativas y la edición de publicaciones del partido. Su contribución fue decisiva para el éxito de Lenin como líder, y juntos avanzaron en la expansión de las ideas marxistas y la consolidación del movimiento revolucionario.

Tras la muerte de Lenin, Krupskaya mantuvo su activismo y reprobó las políticas represivas de Stalin, mostrando su compromiso inquebrantable con los valores revolucionarios que tanto ella como Lenin habían defendido. Su vida ejemplifica la dedicación y la disciplina que caracterizó a esa generación de revolucionarios.

El impacto de "La Chispa" y la unificación marxista

La publicación de "La Chispa" (Iskra) fue un paso primordial en la tarea de unificar a los marxistas rusos y europeos. Junto a Plejánov, Martov y otros editores, Lenin impulsó este periódico para cohesionar a los diferentes grupos marxistas en un partido fuerte y disciplinado. "La Chispa" se transformó en una herramienta para la difusión de ideas revolucionarias, así como en un medio para coordinar actividades y debates políticos entre suscriptores.

El influjo de "La Chispa" se sintió de forma notable, ya que logró estrechar lazos entre marxistas dispersos y les brindó un espacio común para la discusión y la acción conjunta. A través de sus páginas, Lenin articuló su convencimiento de que un partido unificado y con una ideología clara era indispensable para derrocar el zarismo y dar forma a una nueva sociedad.

"La Chispa" además fue pieza clave en la configuración de la identidad bolchevique, pues ofreció un foro para asentar los fundamentos teóricos y tácticos que darían consistencia al movimiento. Su éxito radicó en la claridad de su mensaje y su capacidad para movilizar a la clase trabajadora y a los intelectuales afines al marxismo.

Teoría del partido en "¿Qué hacer?"

Vanguardia del proletariado

En 1902, Lenin publicó "¿Qué hacer?" (What Is to Be Done?), un texto esencial en el que delineó su teoría del partido como la "vanguardia del proletariado". Su planteamiento afirmaba que una revolución triunfante exigía un partido rígidamente disciplinado y formado por revolucionarios profesionales. Este partido actuaría como el líder principal de la clase trabajadora, guiando su lucha contra la explotación capitalista.

La idea de la "vanguardia del proletariado" suscitó un profundo debate en círculos marxistas. Lenin sostenía que solo un partido centralizado y cohesionado podría combatir los obstáculos de la lucha revolucionaria con eficacia. Esta postura se contraponía a la de otros socialistas que preferían un esquema menos jerárquico y más participativo.

La visión de Lenin acerca del partido sirvió de basamento para la posterior formación del partido bolchevique y se convirtió en un punto crítico en la polémica con los mencheviques. Al ofrecer una estrategia de acción y de organización muy definidas, la teoría de Lenin fue crucial en la victoria de la Revolución de Octubre y en la fundación del modelo de Estado comunista que emergería en Rusia.

División entre bolcheviques y mencheviques

En el seno del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), se produjo una fractura que originó dos corrientes irreconciliables: bolcheviques y mencheviques. Liderados por Lenin, los bolcheviques abogaban por un partido de revolucionarios profesionales que no hiciera concesiones ante la burguesía ni con los socialistas moderados. Por su parte, los mencheviques, encabezados por Martov, se inclinaban por un partido de masas que buscara el poder a través del sufragio.

Esta fisura evidenció la divergencia estratégica respecto a cómo conducir la revolución. Mientras los bolcheviques promovían la acción directa y la toma del poder por la fuerza, los mencheviques preferían una vía más pausada y parlamentaria para instaurar las transformaciones. Ambas facciones coincidían en su meta de derrocar el zarismo y propiciar la emancipación de la clase trabajadora, aunque los métodos divergían radicalmente.

El choque entre estas dos posiciones marcó la evolución del movimiento revolucionario en Rusia y sentó las bases para el desenlace de la Revolución de Octubre. La postura firme de Lenin atrajo el apoyo de aquellos que consideraban urgente un cambio radical y estaban dispuestos a la confrontación directa contra el régimen zarista.

Triunfo en la Revolución de Octubre

El asalto del Palacio de Invierno

El 24 de octubre de 1917, los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky, concretaron el asalto al Palacio de Invierno, un momento que simbolizó el triunfo de la Revolución de Octubre. Aunque la resistencia fue escasa, este acto selló la caída del Gobierno Provisional y formalizó la toma de control de los bolcheviques en Rusia.

La victoria fue posible, en gran medida, por la falta de respaldo popular hacia el gobierno de Kérensky y por la capacidad de los bolcheviques de articular con los sóviets de obreros, campesinos y soldados. La mañana del 25 de octubre, Lenin proclamó la victoria revolucionaria y la transferencia del poder al soviet de Petrogrado, consolidando así la autoridad bolchevique.

Este éxito no solo afianzó a los bolcheviques en el poder, sino que dio inicio a una etapa decisiva en la historia rusa. La Revolución de Octubre representó un giro radical que desmontó el modelo zarista y sentó las bases para un nuevo orden comunista que tendría repercusiones globales.

Gobierno revolucionario: el Sovnarkom

Con la Revolución de Octubre consumada, los bolcheviques establecieron el Sovnarkom, o Consejo de Comisarios del Pueblo, como la autoridad gubernamental. Este cuerpo, dominado por dirigentes bolcheviques, se dedicó a plasmar en la práctica las políticas revolucionarias y a imponer el mando del partido en todo el país. Bajo la conducción de Lenin, el Sovnarkom promovió reformas de calado, como la nacionalización de la industria y la redistribución de la tierra.

Las reformas pretendían abatir las desigualdades propias del capitalismo y edificar una sociedad igualitaria. No obstante, el Sovnarkom enfrentó obstáculos considerables, entre ellos la resistencia interna y las dificultades de reconstruir un territorio devastado por el conflicto. Mediante decisiones drásticas y el uso de la fuerza, el gobierno bolchevique se aseguró la prevalencia de su modelo revolucionario, sentando las bases del Estado que germinaría en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

El Sovnarkom representó la esencia del poder bolchevique, concentrando la capacidad decisoria y gestionando la transición desde un régimen zarista hacia uno comunista. El liderazgo de Lenin en esta etapa fue determinante para superar las adversidades y consolidar las transformaciones estructurales en la nueva Rusia revolucionaria.

La disolución de la Asamblea Constituyente

En enero de 1918, se convocó la Asamblea Constituyente, cuya elección no otorgó a los bolcheviques la mayoría esperada. Como respuesta, Lenin decidió su disolución, afirmando que la Asamblea no se adecuaba a los intereses del proletariado y que la autoridad debía residir en los sóviets.

Este acto fue severamente criticado, pues muchos lo consideraron antidemocrático. Sin embargo, los bolcheviques lo justificaron asegurando que la Asamblea ignoraba las verdaderas necesidades de la clase trabajadora y obstaculizaba la imposición de las políticas revolucionarias. La disolución de la Asamblea Constituyente reforzó el predominio bolchevique y les dio vía libre para impulsar sus reformas sin trabas institucionales, a pesar de las voces de disenso tanto dentro como fuera del país.

Guerra civil rusa: Ejército Rojo vs Ejército Blanco

Entre 1918 y 1921, Rusia fue el escenario de una feroz guerra civil que enfrentó al Ejército Rojo, constituido por los bolcheviques, contra el Ejército Blanco, integrado por fuerzas conservadoras y zaristas contrarias al nuevo régimen. Este conflicto sumió al país en el caos y se convirtió en una prueba definitiva para la supervivencia de la revolución.

La conducción militar de Trotsky y la organización promovida por Lenin resultaron vitales para la capacidad del Ejército Rojo de resistir y, finalmente, derrotar a las tropas blancas. La victoria en la guerra civil afirmó la hegemonía bolchevique y sentó los cimientos del naciente Estado socialista, aunque con un coste humano y económico devastador para Rusia.

Retiro de Rusia de la Primera Guerra Mundial

Tratado de Brest-Litovsk

En medio de la guerra civil, los bolcheviques decidieron retirar a Rusia de la Primera Guerra Mundial para concentrar sus recursos en el ámbito interno. El Tratado de Brest-Litovsk, firmado en marzo de 1918, selló la paz con las potencias centrales a costa de ceder amplios territorios. Pese a que fue criticado por considerarse humillante para Rusia, Lenin defendió que era esencial para consolidar la revolución y asegurar su continuidad.

La firma de este tratado permitió al gobierno bolchevique reubicar sus esfuerzos en la confrontación con el Ejército Blanco y avanzar en la implantación de su programa revolucionario. Pese a las pérdidas territoriales, el acuerdo resultó vital para mantener en pie el gobierno revolucionario y reforzar el control interno, paso imprescindible para el devenir de la URSS.

En 1924, Lenin falleció a causa de un derrame cerebral, dejando un hueco de liderazgo en la URSS. - Pixabay

Fallecimiento de Lenin y sucesión de Stalin

En 1924, Lenin falleció a causa de un derrame cerebral, dejando un hueco de liderazgo en la URSS. Aunque había sugerido su preferencia por Trotsky como posible sucesor, finalmente fue Stalin quien se alzó con el control del partido y del Estado. La pugna interna desembocó en la consolidación del poder de Stalin, quien imprimiría un giro autoritario al régimen soviético.

La partida de Lenin supuso el cierre de una etapa en la historia del comunismo soviético y abrió la vía a las políticas de Stalin, marcadas por la represión y la colectivización forzosa. Aun así, las ideas y la trayectoria de Lenin conservaron su influjo en la política soviética y en el movimiento comunista internacional, inspirando a futuros líderes y activistas a lo largo del siglo XX.

Fundación de la URSS en 1922

En 1922, Rusia se unió a otras repúblicas socialistas para crear la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), un Estado federal que oficializó el liderazgo comunista sobre buena parte del antiguo imperio zarista. Este fue un hito destacable de los bolcheviques y reflejó el éxito de su proyecto revolucionario.

Bajo la dirección de Lenin y, tras su muerte, la de Stalin, la URSS se transformó en una superpotencia global, incidiendo de forma relevante en la dinámica política internacional. La industrialización a gran escala y las políticas de colectivización marcaron el desarrollo económico y social, modificando de raíz la estructura previa.

La creación de la URSS marcó un nuevo capítulo en la historia mundial, con el comunismo asentado como potencia ideológica y militar. Pese a posteriores críticas y tensiones, el legado soviético dejó una marca permanente en la política, la cultura y los debates sobre los sistemas de organización social a escala global.

Referencias:

  • Fitzpatrick, S. (2014). The Russian Revolution. Oxford University Press.
  • Service, R. (2000). Lenin: A Biography. Harvard University Press.

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