Dentro de la enorme variedad de idiomas que hay en el mundo hay algunos que destacan por su peculiaridad. Este es el caso del jemer, el idioma oficial de Camboya, cuyo alfabeto es el más largo del mundo con 72 letras de las que 32 son vocales. Por el contrario, su gramática es tremendamente sencilla comparada con el castellano. No existen los tiempos verbales, ni el género, ni el número y tampoco los artículos.
En el otro extremo de la multitud de idiomas que existen, nos encontramos con el rotocas, que se habla en la isla de Bougainville perteneciente a Nueva Guinea. Su abecedario solamente contiene 12 letras del alfabeto latino moderno, es decir, del mismo tipo que las del castellano. Utiliza las mismas cinco vocales de nuestro idioma y sólo siete consonantes.

Hay un idioma incluso más sencillo. Se trata del pirahã, una lengua no escrita que por lo tanto no dispone de ningún alfabeto. El pueblo que lo utiliza habita en la ribera del río Maici (Brasil) y al comunicarse sólo emiten 10 tipos diferentes de fonemas. No se sabe con seguridad el número de personas que lo han hablado, pero el último censo que se realizó en 2004 reveló que sólo quedaban unos 150.
Sea como fuere, no hay duda que el alfabeto jemer no solo es notable por su longitud, sino también por su complejidad y belleza. Cada letra tiene una forma distintiva y una historia que se remonta a siglos atrás. Este alfabeto ha sido fundamental para la preservación de la literatura y la cultura camboyana, permitiendo que las tradiciones y conocimientos se transmitan de generación en generación.
Además, el aprendizaje del alfabeto jemer es un desafío que muchos estudiantes de idiomas enfrentan con entusiasmo. La dedicación necesaria para dominar sus 72 letras refleja el profundo respeto y aprecio por la lengua y la cultura de Camboya. Este proceso de aprendizaje no solo enriquece el conocimiento lingüístico, sino que también fomenta una mayor comprensión intercultural.

El alfabeto jemer en la era moderna
En la era moderna, el alfabeto jemer ha encontrado nuevas formas de mantenerse relevante. Con el desarrollo de tecnologías digitales, se han creado fuentes y teclados específicos que facilitan su uso en computadoras y dispositivos móviles. Esto ha permitido a los hablantes de jemer comunicarse más fácilmente y compartir su rica herencia cultural con el mundo.
En resumidas cuentas, el alfabeto más largo del mundo es mucho más que una curiosidad lingüística. Es un símbolo de la identidad y la resiliencia del pueblo camboyano.
Su estudio y preservación son esenciales para mantener viva una parte importante de la diversidad cultural y lingüística de nuestro planeta. Así, el alfabeto jemer continúa siendo una fuente de orgullo y un tesoro invaluable para Camboya y para todos los amantes de los idiomas.