Los ritos funerarios islámicos están basados en las enseñanzas del Corán y de la Sunna, tradición del profeta Mahoma. El ritual consiste en el lavado del cadáver, amortajamiento, ceremonia religiosa -oración y honras fúnebres- y entierro.

El cuerpo debe ser lavado para su purificación (la ablución funeral o al-Ghusul) siguiendo unas reglas específicas y luego secado y amortajado en tela blanca.
Todos los rituales que giran en torno a la preparación del cuerpo antes de su enterramiento son llevados a cabo por mujeres si la persona fallecida es una mujer, y los hombres se ocupan del muerto si es un varón.
A las mujeres se les recoge la melena en tres trenzas dispuestas en su espalda. Y una vez limpio, el cuerpo se unta de aceites o perfumes.
La tradición profética para amortajar al fallecido recomienda utilizar tres paños de algodón blancos para el hombre y cinco telas del mismo tipo para la mujer.
Para trasladar al fallecido es habitual que se utilice un ataúd de madera, sin tapa. Ya en el cementerio, se retira del ataúd.
El cadáver se deposita directamente en la tierra para que esté en contacto con ella, sin ataúd de ningún tipo, el cadáver tumbado sobre su costado derecho y con la cara orientada en dirección a La Meca.
Una vez enterrado en un cementerio, hay una serie de días clave en los que se visita la tumba: el tercero, el noveno y a los 40 días.
El islam reprueba el embalsamamiento, la cremación e incluso las tumbas y monumentos funerarios.
Los allegados pueden expresar su dolor, pero sin excesos. Es contrario a los preceptos de trasladar los restos mortales del difunto a otra ciudad, ya que es aconsejable enterrar a un musulmán en el cementerio de la ciudad donde murió.
Se hacen muchas súplicas por el fallecido y se le dedica una lectura del Corán (entero o parte del mismo). Poco después de fallecer, el finado recibe muchos elogios por parte de sus familiares para que se entienda que merece recibir misericordia cuando sea interrogado por el arcángel Gabriel acerca de su vida y creencias. Los fallecidos bajo la fe musulmana tienen el rezo de la "shahada" que, si lo articula antes de morir, se salva de ir al infierno.
Es habitual que una vez producido el deceso, se entierre en las primeras 24 horas con un entierro rápido y con un funeral sencillo, pues se considera que debe ser un momento para la congregación de la familia y los conocidos que, en su recuerdo, recitarán el Corán durante 3 noches.
El islam enseña que la muerte es un decreto divino y que puede llegar en cualquier momento. No es más que el fin de una etapa y el inicio de otra. Para afrontar ese momento de pérdida se apoyan en la frase coránica: "Todos somos de Dios y a Él hemos de volver", es decir, con aceptación y paciencia, mostrando la tristeza pero no ira y furia.
Los musulmanes creen en la resurrección –no en la reencarnación–, en que la muerte es el comienzo de otra fase de la existencia en el Jardín o en el Fuego descritos en las escrituras de la religión islámica.