La construcción de la Gran Muralla China se extendió a lo largo de 2200 años de historia. Millones de personas de vieron involucradas entre los que la construyeron, los que la defendieron, y quienes la atacaron. Un dragón de piedra recorría 7 000 kilómetros por la frontera norte de China. Una de las siete maravillas del mundo moderno. Un símbolo del pasado y el presente chino. Su objetivo fue evitar los ataques de los bárbaros, pero no fue todo lo efectiva que se pretendía.
Construcción e Historia de la Gran Muralla China
2200 años de edificación y defensa
La construcción de la Gran Muralla China se extendió a lo largo de 2200 años. Fue un proceso que involucró a millones de personas en diversas etapas de su historia. Desde sus inicios, la muralla se concibió como una serie de fortificaciones destinadas a proteger a los estados del norte de China de las incursiones de los pueblos nómadas. Estas primeras estructuras se construyeron principalmente con tierra apisonada y madera, lo que las hacía vulnerables al paso del tiempo y los elementos.
Con el tiempo, la muralla experimentó múltiples reconstrucciones y ampliaciones para adaptarse a las necesidades defensivas de cada época. Miles de trabajadores, incluidos esclavos y soldados, fueron forzados a trabajar en condiciones extremas de enfermedad, hambre y agotamiento.
Shi Huangdi y la unificación de China
En el siglo V, Qin Shi Huangdi unificó los territorios y se erigió como el primer emperador de China. Fue entonces cuando empezaron una larga lista de estrategias con las que los emperadores chinos intentaron paliar la amenaza del norte. Básicamente podemos destacar dos políticas: el pago de subsidios para una mejor relación con los nómadas (sobornos en toda regla para que no atacaran) y la construcción de murallas defensivas. Fue este primer emperador el que mandó construir una línea de fortificaciones que uniera las ya levantadas por los reinos predecesores. Construcciones y reconstrucciones de murallas se sucedieron durante siglos hasta que la dinastía Ming decidió construir la muralla definitiva.

La Dinastía Ming y la muralla definitiva
Tras comprobar que su poder militar no era suficiente para acabar con las incursiones nómadas, los Ming pasaron a dedicar todos sus esfuerzos en la construcción de la Gran Muralla. Pero en esta ocasión hubo una diferencia notable con las ocasiones anteriores: los materiales de construcción.
Las primeras murallas fueron levantadas a base de tapiales de arena y adobe. Pero a partir del siglo XVI, la dinastía Ming pasó a utilizar piedra y ladrillos, lo cual supuso un aumento considerable de la resistencia y solidez de la muralla, pero al mismo nivel también creció el coste y el trabajo necesario para construir estas murallas.
La Gran Muralla como defensa estratégica
Objetivo: protegerse de los pueblos nómadas
Con una técnica que depuraron durante siglos, los nómadas de las estepas eran especialistas en atacar lanzando flechas desde sus monturas: caballos de pequeño tamaño, pero rápidos y resistentes. Desde el siglo IV a. C., los estados del norte de China sufrieron ataques constantes, por lo que procuraron levantar defensas que los protegieran de estos asaltos.
Nómadas y sus incursiones por recursos
Las estepas al norte de China han estado ocupadas desde la Antigüedad por pastores nómadas, entre los que destacaban aquellos que se movían por Mongolia. Estos nómadas codiciaban los ricos recursos que poseían sus vecinos del sur. Más allá de la carne y los lácteos, los pastores tenían muchas dificultades para alimentarse con otros productos, crear objetos con los que comerciar y no digamos ya vestir con la fina y lujosa seda. Aunque los vecinos sedentarios eran mucho más numerosos que ellos, los pueblos nómadas sabían cómo luchar. Así que en épocas de necesidad no dudaron en realizar incursiones para saquear los territorios chinos. Según un secretario imperial de mediados del siglo XV: “Los mongoles son una calamidad para China solo porque necesitan desesperadamente ropa y comida”.
Las limitaciones de una muralla efectiva
A pesar de su imponente presencia, la Gran Muralla China enfrentó varias limitaciones que afectaron su efectividad como defensa. Una de las principales dificultades fue la extensión misma de la muralla, que hacía prácticamente imposible mantener una vigilancia constante en todos sus puntos. Las vastas distancias que había que cubrir y los terrenos inhóspitos complicaban el despliegue de tropas y la comunicación entre las guarniciones, y creaban brechas que los nómadas podían explotar.
La muralla, aunque impresionante en su diseño y construcción, no podía adaptarse fácilmente a los cambios en la tecnología militar y las tácticas de los invasores. Con el tiempo, las armas de asedio y las alianzas políticas permitieron a algunos grupos nómadas superar las defensas de la muralla. Aunque formidable, la muralla no era invulnerable.
La magnitud de la Gran Muralla China
Una estructura de más de 20,000 kilómetros
La Gran Muralla China no es una sola muralla, sino una serie de fortificaciones que suceden a lo largo de varios tramos sueltos. De hecho, en algunas zonas de la frontera, incluso se superponen hasta tres filas de murallas. Hablamos de más de 7000 kilómetros amurallados. Hay fuentes que afirman que la suma de todos los tramos de muralla construidos y reconstruidos a lo largo de 22 siglos llegarían a superar los 20 000 kilómetros.
24,000 torres y su propósito defensivo
Sobre un zócalo de piedra de levantaba muros de ladrillos rellenos de grava y arena. Los ladrillos se cocían durante siete días en los hornos, pero aún más duradero fue el material utilizado como argamasa. El mortero a base de cal, arcilla y harina de arroz incluso ha soportado mejor el paso del tiempo que muchos ladrillos. 7000 kilómetros de muralla con una altura media de 7 metros y unas 24 000 torres que podían alcanzar hasta los 15 metros. Todo ello necesitó, obviamente, mucha mano de obra. Esclavos, civiles y soldados vivieron jornadas duras por las que incluso llegaron a amotinarse.

Impacto humano y cultural
El papel de millones en su construcción
La construcción de la Gran Muralla China fue un esfuerzo titánico que involucró a millones de personas a lo largo de los siglos. Desde su concepción, la muralla requirió una cantidad ingente de mano de obra, incluyendo soldados, campesinos y prisioneros, que trabajaron en condiciones extremas para levantar esta monumental estructura. La magnitud del proyecto reflejaba no solo la ambición del imperio chino, sino también su capacidad para movilizar y organizar recursos a gran escala.
Las jornadas eran largas y agotadoras, y las condiciones de vida, precarias. Muchos trabajadores sucumbieron a enfermedades, accidentes y agotamiento, y dejaron tras de sí un legado de sufrimiento humano que a menudo se pasa por alto en la historia de la muralla.
Condiciones de vida de los soldados
Los militares encargados de la vigilancia de la frontera vivían en malas condiciones. A mediados del siglo XV, un documento oficial del imperio reconocía que:
“Los soldados en la frontera noroccidental están expuestos al viento y el frío. Ya sirvan como vigías en las torres de señales o como guardias en los pasos […] pueden estar fuera durante meses o años sin regresar a su base, y sus familias e hijos, careciendo de ropa y comida, están en una situación desesperada. Ciertamente, reciben un salario mensual, pero muy a menudo tienen que gastarlo en armas o caballos y sus sufrimientos por el hambre y el frío son indescriptibles”.
Esta situación llevó a que muchos desertaran, se pasaran a vivir con los nómadas o se dedicaran al contrabando de mercancías, puesto que el imperio prohibía comerciar con los bárbaros.

Un símbolo de grandeza y sufrimiento
Pero la realidad es que la obra de ingeniería más ambiciosa en la historia de Asia tuvo una eficacia relativa. Sí, evitó los ataques a caballo de los nómadas, que eran imparables sobre sus monturas. Y brindó cierta protección al lucrativo comercio de la ruta de la seda. Pero los nómadas no dejaron de ser un problema para China y a ello se añadió la actuación de los propios soldados chinos.
Esta larga y compleja historia han hecho de la Gran Muralla un símbolo de China. Es una representación material de la grandeza cultural, técnica y la voluntad incansable de China. Pero también recuerda la desolación de la frontera, el sufrimiento y sacrificio llevados a cabo por una mentalidad imperial que impuso una severa represión y conservadurismo a los de dentro del muro.
Referencias
- Gomá, D. 2017. Crónica de la construcción de la Gran Muralla china. lavanguardia.com.
- Lovell, J. 2007. La Gran Muralla: China contra el mundo (1000 a. C – 2000 d. C.). Debate.