Cleopatra y el realismo histórico en sus representaciones

Un documental ha desatado un debate sobre la reina de Egipto más famosa de la historia.
Cleopatra negra Netflix

Gobernó Egipto, uno de los países más importantes de la Antigüedad durante un período trascendental para el devenir histórico de la mayor potencia del momento. Vivió romances con Julio César y Marco Antonio, dos de los personajes más poderosos de su contexto. Y, por si fuera poco, la última reina de la dinastía ptolemaica tuvo un final dramático. Por ello, historiadores y poetas de la época la convirtieron en toda una estrella de la Antigüedad. Su leyenda ha sido inspiración para innumerables dramas, novelas, películas y videojuegos. que han generado dudas sobre el realismo histórico al representar a Cleopatra. Un ejemplo es el documental de Netflix, estrenado el 10 de mayo de 2023, en el que la actriz que encarna a Cleopatra tiene raíces africanas. La polémica estaba servida.

Cleopatra: Reina de Egipto y figura clave en la historia romana

Cleopatra VII fue una de las mujeres más influyentes de la Antigüedad, gobernando Egipto en un momento en que Roma emergía como la potencia dominante del Mediterráneo. Su reinado de 22 años estuvo lleno de desafíos políticos, en gran parte debido a la cercanía de Egipto a los dominios romanos. Cleopatra no solo fue una figura política, sino también una estratega que supo utilizar sus recursos para mantener la independencia de su reino frente a las ambiciones romanas. Su habilidad para forjar alianzas con líderes romanos como Julio César y Marco Antonio fue crucial.

La relación de Cleopatra con Roma fue compleja. Aunque fue vista como una amenaza por muchos en el Senado romano, también fue admirada por su inteligencia y capacidad para influir en los eventos políticos de su tiempo. Su historia está íntimamente ligada a la de Roma, y su caída marcó el fin de la independencia egipcia.

La figura de Cleopatra ha sido objeto de numerosas interpretaciones a lo largo de los siglos, y su imagen ha sido utilizada para simbolizar diferentes ideales. Su vida y legado continúan siendo objeto de estudio y debate, lo que refleja su importancia perdurable en la historia mundial. Sin embargo, las representaciones de Cleopatra y el realismo histórico siempre siembran la discordia.

Una vida contada por los enemigos de Cleopatra

“Pero si el nombre es inmortal, su imagen es menos nítida. Pese a ser una de las figuras más reconocibles de la historia, sabemos bien poco acerca de su verdadero aspecto. Los retratos que aparecen en las monedas son los únicos que pueden aceptarse como auténticos. Aparte de eso, la recordamos por los motivos equivocados”.

Estas palabras de Stacy Schiff, historiadora y periodista ganadora del Premio Pulitzer, resumen en gran medida el problema que tenemos para identificar cómo era realmente Cleopatra y cómo todo ello resulta en un debate un tanto inútil que se aleja de lo verdaderamente interesante del personaje.

Cleopatra fue la reina de Egipto durante 22 años en una época en la que la historia la dictaba Roma, cuyos dominios se extendían hasta las fronteras de Egipto y ansiaba el control del país del Nilo: granero del Mediterráneo con una exótica y erudita cultura.

La imagen exótica de Cleopatra como símbolo sexual y mujer sanguinaria es históricamente errónea. “Cleopatra probando venenos en condenados a muerte”. Alexandre Cabanel (1887). Museo Real de Bellas Artes de Amberes (Bélgica). Wikimedia.

Sesgos en las fuentes romanas sobre Cleopatra

Las fuentes más importantes que tenemos sobre Cleopatra son de autores romanos que no la conocieron. Plutarco nació más de setenta años después de la muerte de la reina y Apiano escribió un siglo más tarde. Además, la información que podemos extraer de estos documentos no es inocente. Augusto, que acabó convertido en el primer emperador de Roma, derrotó a su rival Marco Aurelio y a su amante, Cleopatra, a la que se encargó de describir como una traicionera insaciable, sanguinaria y descarada seductora.

Es una estrategia sencilla pero eficaz: cuanto peor fuera el enemigo, mayor es la victoria. “El resultado final podría compararse con una vida de Napoleón contada por un británico decimonónico o con una historia de Estados Unidos narrada por Mao Zedong”. Podríamos añadirle a Schiff un ejemplo más cotidiano incluso: sería como la prensa de izquierda contando la historia de los partidos de derecha y viceversa.

Queda claro que hay que saber manejar las fuentes clásicas con un juicio crítico, que no muestran una imagen real de Cleopatra VII, sus actos y, ni mucho menos, dejaron descripción alguna del color de su piel. Pero ¿qué hay de sus imágenes? ¿Podemos saber cómo era Cleopatra físicamente? ¿Qué representaciones artísticas tenemos? Hay varios factores a tener en cuenta para extraer la respuesta correcta.

Retrato romano del siglo I a. C. que representa a una mujer del Egipto ptolemaico, posiblemente Cleopatra. British Museum / Wikimedia.

Una cuestión cultural más que racial

Los historiadores solemos enmarcar un espacio geográfico y una cronología para hacer más accesible el estudio del inabarcable pasado. Esto conlleva ciertos problemas: el gran público tiende a concebir culturas, países y épocas como un todo monolítico al que podemos atribuir características inmutables hasta el siguiente período, que tiene las suyas propias. Cleopatra vivió más cerca en el tiempo del primer McDonald’s que de la construcción de las pirámides. Así de extensa es la Antigüedad. Y en todo ese recorrido histórico cabe tanta diversidad como se pueda imaginar en un país preeminente en los procesos más destacados ocurridos en el Mediterráneo antiguo.

Alejandra Izquierdo es egiptóloga especialista en la época que vivió Cleopatra y señala una cuestión clave: en la Antigüedad tenía más peso la xenofobia que el racismo. Daba igual si eras negro, blanco o amarillo, la cuestión es a qué cultura pertenecías, si eras griego, romano o extranjero, es decir, bárbaro.

¿Era griega o egipcia? La dinastíaa ptolemaica

Cleopatra pertenece a la dinastía de los Ptolomeos, una familia originalmente de Macedonia que cuando ella nació ya llevaba más de dos siglos reinando en Egipto. Por tanto, si Cleopatra nació, creció y vivió en Egipto, a nuestros ojos actuales era tan egipcia como español es el rey Felipe VI de Borbón por más que su dinastía tenga origen francés. Otro asunto es si pudiéramos preguntarle a Cleopatra si sentía griega o egipcia. Claro que su preferencia no cambiaría su color de piel.

Otro problema significativo es que desconocemos quién fue la madre de Cleopatra. Entre las teorías más defendidas por los expertos están quienes hablan de Cleopatra V Trifena, también conocida como Cleopatra VI, una princesa ptolemaica de la que apenas tenemos datos; y están quienes apoyan la hipótesis de que la madre de Cleopatra fue una sacerdotisa egipcia. Lo que sí podemos asegurar es que la dinastía de Cleopatra llevó a cabo un constante incesto. “De la quincena de matrimonios que hubo en la familia, al menos diez fueron entre hermanos de sangre; otros dos Ptolomeos tomaron por esposas a sobrinas o primas”.

Debate sobre el aspecto físico de Cleopatra

El aspecto físico de Cleopatra y el realismo histórico han sido objeto de especulación y debate durante siglos. Las fuentes históricas no proporcionan descripciones detalladas y confiables de su apariencia, lo que ha llevado a interpretaciones variadas, a menudo contradictorias. Las representaciones de Cleopatra en el arte y la literatura a menudo reflejan más las preocupaciones y fantasías de quienes las crearon que la realidad histórica. Esta falta de información precisa ha permitido que su imagen sea moldeada de acuerdo con las modas y los prejuicios de cada época.

Las monedas acuñadas durante el reinado de Cleopatra son una de las pocas evidencias contemporáneas que tenemos de su apariencia. Estas monedas la muestran con rasgos griegos, como una nariz aguileña y un peinado al estilo helenístico. Sin embargo, es importante recordar que las representaciones en monedas no siempre eran realistas, ya que a menudo se idealizaban para reflejar la autoridad. Por lo tanto, aunque las monedas ofrecen pistas sobre cómo podría haber sido Cleopatra con realismo histórico, no son pruebas concluyentes de su aspecto real.

El debate sobre si Cleopatra era "negra" o "blanca" es un reflejo de las preocupaciones modernas más que de la realidad histórica. La historiadora Mikel Herrán sugiere que Cleopatra probablemente tenía rasgos de Oriente Medio o del Levante mediterráneo, lo que indica una diversidad que desafía las categorizaciones simplistas. Este debate revela más sobre nuestras propias inquietudes contemporáneas que sobre Cleopatra misma, y nos recuerda la importancia de abordar la historia con un enfoque crítico y contextual. En el caso de Cleopatra, el realismo histórico no puede venir condicionado por nuestras concepciones contemporáneas.

Representaciones de Cleopatra en el arte

Ni las fuentes escritas, ni el rastreo de sus genes nos permiten saber qué color de piel tenía Cleopatra. La respuesta estará en el arte entonces. Malas noticias: las representaciones artísticas de la Antigüedad (como ahora) no eran forzosamente realistas, sino que respondían a sus estilos y, sobre todo, se tiende a la idealización. No podemos asegurar que sean retratos fieles a la realidad. Como una imagen vale más que mil palabras, esta lo explica bien:

Las dos son representaciones de Cleopatra. A la izquierda una de estilo griego (busto conocido como la Cleopatra de Berlín. José Luiz Bernardes Ribeiro / Wikimedia). Y a la derecha un relieve de Cleopatra en el templo de Dendera con el estilo propio de Egipto (TerryJLawrence / iStock).

Tenemos pocas imágenes de Cleopatra y las únicas representaciones de su rostro aprobadas por la propia Cleopatra aparecen acuñadas en monedas. La reina aparece con peinado al estilo griego y facciones afiladas con una nariz aguileña como característica más destacada. Desconocemos cómo de realista era este retrato, ni nos indica ninguna certeza sobre el color de su piel. Las representaciones artísticas de Cleopatra y el realismo histórico no van de la mano, precisamente. Las diferentes versiones artísticas de Cleopatra a lo largo de la historia dicen más de cada momento histórico que de cómo era Cleopatra realmente.

Tetradracma de plata con el perfil de Cleopatra. British Museum. PHGCOM / Wikimedia.

Cleopatra y las inquietudes contemporáneas

La conclusión correcta desde el punto de vista histórico es que no podemos asegurar que Cleopatra fuese negra, pero desde luego sería incorrecto imaginarla totalmente blanca y con los rasgos de una actriz de Hollywood como Elizabet Taylor. Cleopatra tenía genes macedonios y posiblemente seleúcidas (es decir, persas) y egipcios. Por tanto, tal y como señala del historiador Mikel Herrán para 20 Minutos, Cleopatra “tendría los rasgos de una persona de Oriente Medio o del Levante mediterráneo”, lo cual indica más diversidad que certezas a la respuesta que buscamos.

Con todo, este debate tiene poco interés en lo histórico y responde más a inquietudes del contexto actual. La historia es ideología y siempre está al servicio de alguien. Al igual que los romanos utilizaron a Cleopatra para generar una imagen que les beneficiara, el documental de Netflix y otros productos con pretensiones científicas esconden intereses y puntos de vista que tienen que ver más con cuestiones actuales que pasadas.

Referencias:

  • García, Y. 2023. "Cleopatra no era negra, pero tampoco era blanca": un historiador nos explica la polémica con la serie de Netflix. 20minutos.es.
  • Mayans, C. 2023. Un documental de Netflix desata la polémica sobre la reina Cleopatra. historia.nationalgeographic.com.es.
  • Schiff, S. 2011. Cleopatra. Destino.

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