Plinio el Viejo nos relata en el libro XXXV de su Historia natural el mito corintio de Kora. Hija de un alfarero llamado Butades de Sición, Kora era una joven enamorada que, como muchas mujeres de todas las épocas, pronto perdería a su amado, pues este debía marchar a una de las continuas guerras que libraban los antiguos griegos. Una noche se despertó y observó cómo el perfil del joven se reflejaba en la pared a la luz de una vela. Cogió un carboncillo y repasó esa línea proyectada en el muro. De este modo su imagen perduraría en el tiempo, y la muchacha no lo olvidaría. Así nació la pintura. Es un hermoso relato, tan solo eso.
En el año 2018, en una remota cueva oculta en la casi inaccesible selva tropical de la isla de Borneo (Indonesia), un equipo de arqueólogos y antropólogos descubrió una serie de pinturas rupestres que fueron realizadas por los primeros humanos que se dedicaron a decorar las paredes de caliza con imágenes del mundo en el que vivían. La pintura más antigua se encontró en la cueva llamada Lubang Jeriji Saléh y se trata de un animal salvaje parecido a una vaca. Su edad, calculada mediante datación radiométrica, es de unos 40000 años, lo que la convirtió en el ejemplo más arcaico conocido de arte rupestre figurativo: imágenes que representan objetos del mundo real en lugar de diseños abstractos

Las pinturas más viejas de Europa, según la última dotación realizada en 2012, se hallan en la cueva de El Castillo, en Cantabria, y tienen una edad aproximada de 40 800 años. Las sigue de cerca el rinoceronte que puede verse en la cueva de Chauvet de Francia, con una antigüedad que oscila entre los 35 000 y los 39 000 años.
Hasta ahora se creía que el arte figurativo nació en el viejo continente, pero la datación de este arte rupestre del sudeste asiático cambia nuestra idea de dónde y cuándo nuestros ante- pasados comenzaron a pintar sus impresiones del mundo exterior. Es más, parece que nos indica que hubo un momento en el que se produjo un florecimiento artístico simultáneo en los extremos opuestos del vasto continente euroasiático. Pero lo que resulta sorprendente son las más que llamativas similitudes entre los estilos de arte rupestre de Borneo y los que se encuentran en toda Europa. Que los tipos de pintura encontrados en la cueva Lubang Jeriji Saléh aparecieran al mismo tiempo a más de 10000 km de distancia es algo que merece una explicación.
En Borneo se han encontrado dos estilos de pintura separados temporalmente por unos veinte milenios. El primero, que comenzó hace entre 52 000 y 40 000 años, usa tonos rojos y naranjas e incluye plantillas de mano y pinturas de animales grandes que vivían en los alrededores. Un segundo estilo distinto apareció hace unos 20 000 años: se basa en colores púrpuras o morados, y sus plantillas de mano, a veces unidas por líneas con forma de rama, presentan decoraciones internas.
Cierto es que tenemos pruebas de pintura simbólica en cuentas perforadas y conchas talladas de África de hace entre 70 000 y 100 000 años, pero, al parecer, el que podríamos llamar movimiento figurativo nació hace 40 milenios de forma simultánea en todos los lugares donde se asentó el Homo sapiens.
Sin embargo, el año 2019 nos deparó una nueva sorpresa: un equipo de arqueólogos encontraba en la cueva Leang Bulu’ Sipong 4, en la isla indonesia de Célebes, una pintura con una edad aproximada de 43900 años y que retrata a un grupo de cazadores con cuerpos similares a los humanos, pero con cabezas u otras partes del cuerpo parecidas a las de aves, reptiles y especies de fauna endémicas de esa isla. Estos teriántropos –como se los llama– aparecen cazando cerdos salvajes y pequeños animales similares a búfalos con lanzas o cuerdas, lo que convierte esta escena no solo en el ejemplo de arte figurativo más antiguo del mundo, sino también en el registro pictórico más viejo de lo que sería la narración de una historia. Esto echa por tierra la hipótesis comúnmente aceptada de que la evolución de la pintura pasó de un primer arte rupestre sencillo hace 40 000 años a composiciones con múltiples temas y la representación de entidades imaginarias como teriántropos, hace unos 20 000 años.
Este artículo fue originalmente publicado en una edición impresa de Muy Interesante.