La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más devastador y trascendental de la historia moderna, que involucró a casi todas las naciones del mundo y cambió el curso de la humanidad. Sin embargo, hay muchos aspectos de esta guerra que no son tan conocidos, pero que resultan fascinantes y reveladores.
En Episodios ocultos de la Segunda Guerra Mundial, publicado por la editorial Pinolia, el historiador y divulgador Juanjo Ortiz nos ofrece una visión novedosa y única de la mayor contienda bélica de la historia, a través de episodios ocultos, secretos, intrigas y misterios que nos harán descubrir una nueva dimensión de la Segunda Guerra Mundial.
¿Sabías que el creador de James Bond, Ian Fleming, vivió sus propias aventuras de espionaje durante la guerra? ¿O el complot del Vaticano contra Hitler? Estas y otras muchas historias sorprendentes son las que nos cuenta Juanjo Ortiz en este libro, que nos lleva desde la inusual vuelta al mundo en velero en plena guerra, hasta el enigma del Salón de Ámbar, la escalera de la muerte de Mauthausen o la verdad de la «Gran Evasión» de prisioneros alemanes en Estados Unidos.
Episodios ocultos de la Segunda Guerra Mundial es un libro imprescindible para los amantes de la historia, que nos muestra cómo la guerra no solo fue un escenario de horror y destrucción, sino también de curiosidades, anécdotas y hazañas que merecen ser contadas. Con un estilo ágil y ameno, el autor nos hace partícipes de su pasión por la historia y nos invita a explorar los rincones más insólitos y desconocidos de la Segunda Guerra Mundial.
A continuación, te presentamos en exclusiva un extracto del primer capítulo del libro.
El prisionero que convenció a sus guardias de que se rindieran. Escrito por Juanjo Ortiz
Peter During se unió a la Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF, por sus siglas en inglés) en 1942 y consiguió sus alas de piloto de combate en 1944. Fue enviado a Oriente Medio para unirse al 10º escuadrón, una unidad de reserva estacionada en el norte de África y tras su disolución a finales de 1944 pasó, a comienzos de 1945, al 7º escuadrón de caza situado en Italia.
En una de sus misiones de bombardeo en picado y ametrallamiento fue derribado con su caza Supermarine Spitfire por una unidad antiaérea (Flak1) perteneciente a la división Herman Goering, de la Luftwaffe alemana. Logró realizar un aterrizaje de emergencia, pero fue capturado al caer tras las líneas enemigas.
En un primer momento, During fue interrogado por el comandante de la unidad Flak, que hablaba inglés. A la mañana siguiente, después de ser nuevamente sometido a interrogatorio, lo subieron en un camión para trasladarlo a un campo de prisioneros de guerra, vigilado por cuatro soldados armados. Durante el viaje, que duró un par de días, fue gestándose una buena relación entre During y sus guardias. En una de sus conversaciones, During se interesó sobre qué pensaban hacer ahora que estaba tan cerca el fin de la guerra e intentó convencer a sus guardianes de que no lo condujeran al campo de prisioneros y que en su lugar lo llevaran hasta las líneas aliadas. Él se comprometió personalmente a recomendarles muy positivamente ante las autoridades. Los alemanes debatieron la propuesta entre ellos y acordaron aceptar la oferta de During y llegaron a un acuerdo con su prisionero.

El mayor problema era que aún se hallaban en territorio controlado por los alemanes, así que decidieron que si, en algún momento, se topaban con los partisanos, During tomaría las armas de sus guardias y les diría que los soldados alemanes eran sus prisioneros. Si, tras ello, se encontraban con fuerzas alemanas les devolvería el arma de nuevo, por lo que los soldados alemanes podían afirmar que During era su prisionero.
Al día siguiente, avistaron una casa de campo y solicitaron a sus habitantes permiso para pasar la noche en la vivienda. La familia les ofreció un lugar para dormir y algo de comida y vino. Este extraordinario momento fue fotografiado por uno de los soldados alemanes.
Tras cinco días de viaje, finalmente llegaron a las líneas aliadas y Peter During entregó a sus nuevos camaradas a las tropas canadienses. During, fiel a su palabra, cumplió con lo pactado y proporcionó a los soldados alemanes una buena recomendación. Justo antes de que se hicieran cargo los canadienses de los germanos, como prisioneros de guerra, uno de ellos regaló a During su cámara fotográfica, que aún tiene en su poder. Gracias a este obsequio existe un testimonio fotográfico de esta increíble historia. Finalizado el conflicto, Peter During intentó encontrar, en numerosas ocasiones, a los soldados alemanes, pero sin éxito. Soldados que alguna vez fueron sus captores, sus prisioneros y amigos en tiempos de guerra.
¡Es que puede caer en manos del enemigo!
En una guerra se utilizan toda clase de métodos para socavar la moral del enemigo y al comienzo del conflicto la Real Fuerza Aérea (RAF) se dedicó a bombardear las ciudades alemanas con panfletos de propaganda en los que se pedía a la población que se movilizara para acabar con el régimen nazi. Tan solo dos días después de la invasión de Polonia por parte de Alemania se produjo el primer lanzamiento de octavillas. El texto de esas primeras papeletas comenzaba con una protocolaria frase: Comunicado al pueblo alemán.
Al principio, la campaña de bombardeo sobre las ciudades, por parte de los aliados, no era una opción. Ya que las hostilidades todavía no habían llegado a Francia y las fábricas de material bélico aun no contaban con protección antiaérea, el Gobierno francés pidió al británico que tan solo se lanzaran octavillas para evitar provocar a Hitler. Aún seguían pensando que el Führer se limitaría a quedarse con Polonia. Pero la realidad es que esa operación de guerra psicológica no tuvo ningún éxito para los británicos. Como ya es sabido, al principio, los alemanes no hicieron nada. Sin embargo, sí benefició a los germanos, que supieron al instante que los bombarderos de la RAF podían llegar a territorio del Reich.

Pero lo curioso de todo esto es que se demostró lo absurda que puede ser la burocracia para con la ciudadanía. Como modo de insuflar ánimos entre la población británica se publicó en los diarios el lanzamiento de los panfletos. Tras leerlo, un simple ciudadano pidió al Gobierno que le facilitasen una de esas papeletas. La respuesta a su solicitud es lo más cómico del asunto: «Sentimos no poder atender su petición ya que estas octavillas pueden caer en manos del enemigo». Un claro ejemplo de la afirmación de Groucho Marx, cuando dijo: «Inteligencia y militar son términos contradictorios».

Episodios ocultos de la Segunda Guerra Mundial
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