Conservación y restauración del arte en la Catedral de Jaén

Los trabajos de conservación y restauración de la Catedral de Jaén se han convertido en una labor paralela a la litúrgica, asegurando la supervivencia de su rico patrimonio artístico para las generaciones venideras.
collage-restauraciones-jaen

La restauración de bienes muebles en la Catedral de Jaén viene ligada a las necesidades planteadas por el plan de conservación preventiva y, en no menor medida, a fenómenos de préstamo para exposiciones.

La Catedral de Jaén atesora un nutrido número de bienes, representativos de distintas épocas de la historia del arte. Un hecho que, sin duda, los hace atractivos para participar en los discursos expositivos organizados por alguna de las instituciones que a ello se dedican, como la Fundación Caja Rural de Jaén, la Universidad de Jaén, el Museo de Bellas Artes de Sevilla o el Museo Nacional del Prado, entre otros.

Las obras de restauración han servido para estudiar en profundidad las obras y conocer sus materiales ocultos.

Esta circunstancia exige una puesta a punto, para asegurar la integridad de las obras con una intervención que pueda ser llevada a cabo, según se estime, tanto en la sede receptora como en la propia Catedral de Jaén.

Aunque las exposiciones temporales implican trasladar una obra de un espacio en el que se ha aclimatado y estabilizado a través de los años, lo cierto es que favorece su restauración, estudio y puesta en valor, lo que sin duda contribuye a su conservación.

Intervención en las reliquias de la Catedral de Jaén

Con el paso del tiempo, muchos de los bienes que integran el patrimonio mueble de la Catedral de Jaén han tenido que ser sometidos a algún tipo de tratamiento por razones diversas.

En las reuniones del cabildo, celebradas en el pasado y recogidas en las Actas Capitulares, es posible encontrar términos como el de aderezo, refresco o renovación para referirse a aquellas intervenciones que tenían por finalidad reparar los daños causados por el tiempo y, suponemos, por los efectos colaterales de las obras de un templo en construcción durante dos siglos.

En 1695 se documenta la petición de aderezo «por haberse maltratado mucho» del Martirio de San Sebastián, pintura de Sebastián Martínez Domedel ejecutada en 1663 y, en 1714, se pide que se renueve una escultura de la Inmaculada «por hallarse maltratada con la ynjuria de los tiempos», que el profesor Serrano Estrella apunta que pudiera tratarse de la que remata el muro izquierdo de la capilla de San Benito.

Desafortunadamente, el nombre de quienes llevaban a cabo estas tareas ha permanecido en el anonimato, y no será hasta 1768 cuando se cite a Francisco Capelaris como especialista en limpieza de retablos dorados antiguos, que había trabajado en otras catedrales y que había conseguido el oficio en la de Toledo pero, aun así, se le pone a prueba en un retablo de la vecina iglesia parroquial de San Juan, lo que demuestra la preocupación del cabildo por su forma de proceder. El resultado debió ser óptimo ya que, finalmente, se le encarga acometer esta labor en el retablo mayor de la Catedral de Jaén.

Conservación, restauración y estudio del arte de la Catedral de Jaén

El proyecto cultural de Andalucía Barroca 2007 supuso un punto de inflexión en la política de restauración de la Catedral de Jaén ya que, a partir de ahí, se constituyó el área de conservación que ha permitido una actualización del inventario de bienes muebles, en el que se ha atendido con especial atención a su estado de conservación.

Dentro del citado proyecto, se incluía un programa de restauraciones que permitió recuperar obras tan destacadas como la imagen de San José, del escultor malagueño José de Medina (1709-1783), o el Relicario de Santa Cecilia (h. 1645), entre otras.

Desde la citada fecha, la restauración de bienes muebles no se ha interrumpido, en cumplimiento de los criterios actuales de restauración, siempre llevada a cabo en equipos interdisciplinares en los que se ha contado con la colaboración del grupo de trabajo Estudio de Materiales y Técnicas utilizados en Obras de Arte, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (CSIC-US) y de la Universidad de Jaén.

Este modo de proceder ha permitido extraer datos muy relevantes para la historia de cada uno de los objetos intervenidos, ya que la restauración, además de recuperar la estabilidad de la obra, debe ser aprovechada para profundizar en su conocimiento, gracias a toda la información que se va arrojando en el transcurso del tratamiento.

San Juan Evangelista de Sebastián Martínez Domedel. FOTO: NÉSTOR PRIETO JIMÉNEZ.

Para ello, es de vital importancia la correcta coordinación del equipo de trabajo que, junto al restaurador, debe estar integrado, cuanto menos, por historiadores del arte y químicos. Esta interdisciplinariedad es la que ha permitido ahondar en el conocimiento de estos bienes, con datos desconocidos hasta el momento.

En 2007 se llevó a cabo la restauración de la Sagrada Familia, un pequeño grupo escultórico inserto en una urna a modo de escaparate; los análisis químicos permitieron confirmar que estaba realizado íntegramente en cera pigmentada y un profundo estudio histórico-artístico ha llegado a plantear la posibilidad de que se tratara de una obra realizada por Gaetano Giulio Zumbo (o Zummo), hacia 1680, en Sicilia.

Esta pieza pudo haber llegado a la Catedral de Jaén de la mano de uno de sus grandes promotores artísticos, el obispo Agustín Rubín de Ceballos (1780-1793), que hizo diversas donaciones al templo desde su partida a Madrid como inquisidor general. Este escultor (h. 1656-1701) es considerado uno de los mejores maestros del trabajo en cera, de hecho, sus Teatros de la Muerte del Museo della Specola de Florencia, fueron admirados por el mismísimo marqués de Sade en su visita al museo en 1775.

El escaparate de Jaén es una escena mucho más afable, que debe retrotraerse a los inicios de este artista en Sicilia, ya que con este estudio se ha podido establecer la vinculación con otro escaparate gemelo, también exhibido en el museo catedralicio, con la escena de Jesús caído; aquí las imágenes están realizadas en alabastro, un material muy utilizado para la producción de esculturas en esta isla italiana.

Conservación y restauración de la Virgen de la Cinta, de Pedro Machuca

Pedro Machuca realiza esta obra justo a su llegada de Italia en 1520. En ella, plasma todo lo aprendido en cuestión de estilo, materiales y técnicas en las que, además, incorpora elementos y técnicas locales como la madera de pino para el soporte y la estopa para su refuerzo.

El dibujo subyacente está muy trabajado y la imagen final es fiel a este, a diferencia de la Piedad, que también se conserva en el museo catedralicio y en la que se han localizado algunos arrepentimientos.

La influencia de modelos de Rafael es evidente en el rostro de la Virgen. No podemos olvidar que, durante su participación en el taller del pintor de Urbino, debió hacer acopio de cartones y no se descarta que en la Virgen de la Cinta pudiera haber empleado varios de ellos.

Conservación y restauración del Relicario de Santa Cecilia

También en 2007 se acometió la restauración de otra de las piezas más singulares de la Catedral de Jaén, el Relicario de Santa Cecilia. Al igual que las figuras en cera, estos trabajos fueron realizados con motivo de la misma exposición, «La imagen reflejada. Andalucía espejo de Europa» (Cádiz, 2008).

En esta ocasión sí que se conservaba un documento que hacía referencia al envío, por parte del obispo Rubín de Ceballos en 1791, de «un primoroso altar portátil con muchas reliquias y pedrería de diamantes, esmeraldas, rubíes y otras piedras preciosas, todo embutido en plata, ébano y marfil». En el proceso de limpieza, se localizaron varias marcas que permitieron establecer la autoría de algunos orfebres y su elaboración en la ciudad alemana de Augsburgo hacia 1640-1645. La llegada a Jaén de estas piezas habría que relacionarla, por tanto, con el comercio artístico de la Edad Moderna.

Dentro del programa de restauración se incluyó la pintura de Santa María de Gracia, singular por haberse tratado, según la inscripción en su zona inferior, del estandarte empleado por el obispo Gonzalo de Estúñiga (1422-1456) en sus campañas militares, hacia 1425, cuando Jaén era frontera con el reino nazarí. Los datos arrojados del proceso de restauración, en 2010, permitieron reconstruir la historia material de la obra, con la eliminación de añadidos sin valor que enmascaraban y dañaban los estratos originales.

Conservación y restauración de la Virgen de las Angustias, de José de Mora

La restauración se inició en febrero de 2016, pero la necesidad de procesionarla en Semana Santa condujo a que solo se interviniera la imagen de Cristo, de ahí que los trabajos fueran retomados después de la procesión.

El empleo de rayos X permitió localizar los elementos metálicos, el discurrir de la mascarilla y el uso de postizos como los ojos de vidrio. Inmediatamente después, los dos ángeles pasionarios, que acompañan a esta imagen de gran devoción en Jaén, también fueron intervenidos.

La Virgen de las Angustias es obra de José de Mora, uno de los mayores exponentes de la escuela granadina y, gracias al estudio histórico artístico, se pudo establecer que los ángeles son del escultor catalán Ramón Amadeu (1745-1821).

Restauraciones prioritarias en la Catedral de Jaén

La retirada de la forración, a la que fue sometida la tela en 1805 para ampliar su longitud e insertar el texto citado, permitió estudiar el tejido y determinar que se trataba de una sarga.

Estos tejidos tenían un carácter efímero, por lo que en ellos se obviaba la aplicación de una capa de preparación, que era sustituida por un simple apresto a base de cola para tensar la tela y reducir su capacidad de absorción. Este hecho secundó la tradición que lo daba como el estandarte del obispo y las marcas en aspa debían responder a la estructura portante de la que pendía hasta que, tras perder su función móvil, se trasladó a un bastidor fijo con listones en sus ángulos para evitar su descuadre.

En el estandarte aparece la Virgen con el Niño, inserta en un fondo rojizo que fue cubierto por una capa de dorado que ocultó unos caracteres góticos, en los que podía leerse «Santa María de Gracia», que fueron descubiertos gracias al uso de rayos X.

En una de las salas del archivo catedralicio se ubicaba la pintura de un Crucificado. La escasa iluminación del espacio no permitía apreciar con claridad su imagen, pero sí que su estado de conservación no era el más adecuado.

La restauración de la Virgen de las Angustias con rayos X descubrió elementos metálicos y el uso de postizos, como los ojos de vidrio. FOTO: NÉSTOR PRIETO JIMÉNEZ.

Además de destensados y rotos en el soporte, había pérdidas de color y suciedad. Por este motivo, se decidió incluir la restauración de esta obra entre las prioritarias en 2012. Gracias a su estudio, se pudo analizar en detalle la imagen y extraer que seguía el modelo de la que pintó Guido Reni para presidir el altar mayor de la iglesia de San Lorenzo in Lucina de Roma. La calidad del ejemplar giennense no llega a la del maestro boloñés, pero no se puede descartar que pudiera haber sido ejecutado por alguien de su entorno o alguien conocedor del modelo romano.

Uno de los proyectos más ambiciosos ha sido la recuperación de las pinturas de Sebastián Martínez Domedel (h. 1615-1667), uno de los más destacados del Barroco giennense, conservadas en la Catedral de Jaén. En 2015 se celebró el IV centenario de su nacimiento y se organizó una exposición, que tuvo por sede la Catedral de Jaén y que llevó el título de Sebastianus. Pintor de Jaén. La envergadura de este proyecto exigió una minuciosa planificación y ya en 2012 se iniciaron los trabajos de restauración de San Lucas, otra de sus obras más señaladas.

Para la inauguración se pudieron restaurar, con el patrocinio de Fundación Caja Rural de Jaén y la Asociación de Amigos de las Catedrales de Jaén y Baeza, los cuatro Evangelistas conservados en la capilla de la Virgen de los Dolores y la puerta del sagrario del Santo Rostro, así como la Inmaculada del Seminario Diocesano de Jaén. En 2021 se restauró el Martirio de San Sebastián, su lienzo de mayor tamaño y quedan pendientes los de la capilla mayor.

Con esta labor se ha podido profundizar mucho más en su obra, desde el punto de vista técnico. Se han estudiado los materiales empleados para crear un patrón que permita comparar sus pinturas conocidas con otras que sean objeto de futuros estudios, para no basar las atribuciones exclusivamente en aspectos formales y estilísticos.

La manera de trabajar los soportes, bastidores, pigmentos, pinceladas, etc., configuran la identidad del artista y cuanto mayor sea el muestrario construido más posibilidades habrá de establecer comparativas.

Estudio de la obra de Pedro Machuca en la Catedral de Jaén

La profesora Mercedes Simal López está coordinando el estudio de la obra de Pedro Machuca en la Catedral de Jaén. Dicho trabajo se gestó en 2020 con motivo de la exposición «Pedro Machuca tras el regreso de Italia: La Virgen de la Cinta, h. 1520», celebrada en la Antigua Escuela de Magisterio de la Universidad de Jaén.

El V centenario de la llegada del pintor toledano a España motivó la intervención sobre una de las obras más destacadas del templo, lo cual se enriqueció con un estudio técnico en el que han participado varios especialistas de la Universidad de Jaén.

La aplicación de técnicas como los rayos X ha permitido apreciar las tres espigas metálicas que Machuca aplicó en el ensamblaje a unión viva de los dos paneles de madera que conforman el soporte, así como el uso de estopa y tela que se encuentran ocultas por las capas de preparación y pictórica. La reflectografía infrarroja ha permitido estudiar el dibujo subyacente y con la fluorescencia de rayos X y la espectroscopía Raman se han identificado los pigmentos sin necesidad de extraer muestras.

Una de las grandes particularidades del patrimonio religioso, y de gran relevancia por afectar directamente al ámbito de la conservación, es su carácter funcional, pues fue creado para dar respuesta a unas necesidades que a día de hoy siguen vigentes. Sirva de ejemplo la importante colección de plata expuesta en vitrinas y que, de forma puntual, puede ser extraída para ser utilizada como parte del ajuar litúrgico; pensemos, por ejemplo, en los cálices, ostensorios, báculos, etc.

En la festividad del Corpus Christi la monumental Custodia de plata realizada en el siglo XX y que viene a sustituir la renacentista de Juan Ruiz «el Vandalino», destruida durante la Guerra Civil, abandona la hornacina en la que se exhibe para procesionar por las calles de Jaén. Lo mismo sucede con el grupo escultórico del Cristo Descendido de la Cruz, de Víctor de los Ríos, y la Virgen de las Angustias, de José de Mora, que cada año salen de sus capillas para ser procesionados el Miércoles Santo, como titulares de la Hermandad de la Buena Muerte.

Martirio de San Sebastián, de Sebastián Martínez Domedel. FOTO: NÉSTOR PRIETO JIMÉNEZ.

Esto los convierte en bienes vulnerables y por ello se adopta una serie de medidas preventivas con el fin de reducir, en todo lo posible, cualquier alteración. Establecer las zonas más idóneas para coger a las imágenes, realizar intervenciones de mantenimiento o la constitución de un equipo de cofrades que sea, de forma fija, el encargado de manipular las obras, son algunas de las medidas que se toman para minimizar estos riesgos.

Sin duda, un patrimonio mueble tan rico como el atesorado por la Catedral de Jaén a lo largo de su historia, plantea unas necesidades que pasan por el buen estado del inmueble por lo que, recientemente, se ha concluido la restauración de sus cubiertas y ahora se emprende la de sus vidrieras.

Sin embargo, en grandes edificios como este, es casi imposible establecer unas condiciones ambientales ideales, similares a las de museos y salas de exposiciones. No obstante, se pueden tomar medidas preventivas para aminorar peligros como los derivados de la movilidad caprichosa de los bienes, su registro en el inventario y la consulta a técnicos en restauración.

La redacción del plan de conservación preventiva está siendo la mejor herramienta para articular la correcta gestión de estos bienes muebles. Para ello, se ha creado un listado de prioridades que se verán implementadas por las necesidades de préstamo, derivadas de las citadas exposiciones temporales.

El compromiso de todos los agentes implicados en la Catedral de Jaén, como son el Excmo. Cabildo, su personal laboral, la Hermandad de la Buena Muerte y los promotores externos, ha sido el motor que ha permitido el cambio en los últimos años, articulando el valor cultural de la catedral con exposiciones, conferencias y conciertos que han acercado la Catedral de Jaén a la sociedad giennense.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Interesante o Muy Historia.

Recomendamos en