En las tierras de España los castillos son monumentos que nos remiten a la época medieval y a los tumultos del pasado. Entre estos, el Castillo de Gormaz es el más grande de España, uno de los baluartes más imponentes de Europa. Este gigante de piedra se alza majestuoso sobre un cerro en Soria, controlando antiguas rutas y fronteras. Su posición estratégica ha jugado un papel crucial desde el siglo X, cuando musulmanes y cristianos disputaban el dominio de la península.

¿Quién lo construyó?
El Castillo de Gormaz se levantó sobre un estratégico cerro en la provincia de Soria, dominando el curso del río Duero. Esta ubicación no solo proporcionaba una vista panorámica excepcional, sino que también lo situaba en una posición vital en la antigua frontera entre los reinos cristianos del norte y el mundo musulmán del sur. La fortaleza inicial que se asentaba en este lugar fue ampliada durante el Califato de Córdoba, reflejando la importancia de controlar este linde crítico. En el año 965, por orden del califa al-Hakam II, el general Gálib comenzó una expansión significativa, convirtiendo al Castillo de Gormaz en una de las mayores fortalezas de la península, destinada a ser un bastión defensivo clave en las continuas luchas entre musulmanes y cristianos por el control de la región. Esta fortificación testimonia la arquitectura militar avanzada de la época y sus cambios nos narran los intensos conflictos que definieron la historia de España durante siglos.
El Castillo de Gormaz es una obra maestra de la ingeniería militar medieval, dividido en dos recintos principales que reflejan su función defensiva y residencial. El alcázar, ubicado en el sector este, servía como el núcleo administrativo y residencial. Está fortificado con robustos muros y torreones que aún emergen imponentes sobre el paisaje. Al oeste, el recinto más extenso estaba destinado a albergar a las tropas y funcionar como un bastión defensivo más amplio, equipado con instalaciones para la guarnición y los animales.
Desde el punto de vista defensivo, el castillo está dotado de múltiples torres de vigilancia y defensa que se extienden a lo largo de sus 1200 metros de perímetro. Un foso divide los dos recintos, aumentando la dificultad de cualquier asalto directo. La emblemática Puerta califal, con su arco de herradura característico de la arquitectura islámica, no solo proporciona acceso controlado, sino que también destaca por su estética, integrando elementos defensivos con el arte de la época. Estas características fortalecían el castillo contra ataques y simbolizaban el poder y la autoridad del Califato en la región.

De musulmanes al Cid
A lo largo de su historia, el Castillo de Gormaz ha sido un escenario clave en el ajedrez político y militar de la península ibérica, objeto de numerosos cambios de manos entre musulmanes y cristianos. Originalmente construido por el Califato de Córdoba, este bastión fue conquistado y reconquistado en varias ocasiones, reflejando la fluctuante frontera entre los dos mundos. Durante el siglo X, cristianos como Fernán González y musulmanes como Almanzor se disputaron su control en encarnizadas batallas que determinaron el destino de las tierras circundantes.
Uno de los episodios más notables de su historia ocurrió en el año 975, cuando el conde García Fernández asedió la fortaleza, aunque un contraataque dirigido por Gálib, general del califa, resultó en una derrota cristiana humillante. Más adelante, en el 1060, el famoso Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid, también jugaría un papel en la historia de este castillo. Nombrado señor de Gormaz, el Cid utilizó la fortaleza como punto de apoyo para sus campañas en el contexto de las complejas dinámicas de poder entre los reinos cristianos y musulmanes de la época.
Estos cambios de posesión no solo subrayan la importancia estratégica del Castillo de Gormaz, sino también cómo su dominio era símbolo de poder y control sobre la región, haciendo de este lugar un protagonista activo en la historia de España.

De ruina a Monumento Nacional
Tras su época de esplendor en la Edad Media, el Castillo de Gormaz entró en una fase de abandono progresivo. A medida que las fronteras políticas se estabilizaron y las necesidades militares evolucionaron, esta imponente fortaleza perdió su función estratégica, llevando a su inevitable decadencia. Las estructuras robustas que una vez dominaron el paisaje comenzaron a desmoronarse y el castillo quedó relegado al olvido, sometido a las inclemencias del tiempo y la desatención.
Afortunadamente, el siglo XX marcó el inicio de un proceso de valoración y rescate de este patrimonio histórico. Declarado Monumento Nacional en 1931, el Castillo de Gormaz ha sido objeto de numerosas campañas de excavación y restauración que buscan preservar sus impresionantes estructuras y facilitar su comprensión histórica. Estos esfuerzos han permitido abrir el castillo al público, ofreciendo una ventana única al pasado y permitiendo a los visitantes explorar sus murallas y torreones, donde la historia cobra vida de nuevo en el imponente paisaje de Soria.

Hoy, el Castillo de Gormaz es un monumento a la tenaz historia de España y un destino turístico fascinante. Su preservación es vital, que permite a las futuras generaciones comprender y apreciar la riqueza de nuestro pasado colectivo.
Referencias:
- Almagro Gorbea, A. 2008. La puerta califal del castillo de Gormaz. Arqueología de la arquitectura 5, 55-77.
- Sobrino, M. 2022. Castillos y murallas. Las biografías desconocidas de las fortalezas de España. La Esfera de los Libros.