¿Cuáles son las siete maravillas del mundo moderno?

En 2007 se realizó una votación mundial para elegir los monumentos más espectaculares del planeta.
Chicen Itzá

Desde tiempos antiguos, la humanidad ha buscado reunir la grandeza de su ingenio y espíritu en listas de monumentos excepcionales. Las siete maravillas del mundo antiguo, elegidas por los helenísticos, celebraban logros que eran, en esencia, superlativos de la creatividad humana. Sin embargo, excepto por la Gran Pirámide de Giza, todas las demás se perdieron en las arenas del tiempo. En 2007, el deseo de conectar con esta tradición milenaria resurgió de manera moderna. La New Open World Corporation lanzó un concurso global que permitió a millones de personas votar por las nuevas siete maravillas del mundo moderno, reflejando no solo admiración por el pasado, sino una visión hacia el futuro compartido globalmente.

El concepto de las siete maravillas del mundo moderno fue concebido por Bernard Weber, quien buscó democratizar su elección a través de un proceso global participativo. La votación, que involucró a más de 100 millones de personas, culminó en 2007 con la selección de Petra, la Gran Muralla China, Chichén Itzá, el Cristo Redentor, el Coliseo Romano, Machu Picchu y el Taj Mahal. Estas maravillas, destacadas por su valor arquitectónico y cultural, han impulsado el turismo y la economía local, aunque también enfrentan desafíos de conservación. La presión del turismo masivo y el desgaste natural requieren estrategias sostenibles para preservar estos monumentos. La colaboración internacional y la educación sobre la importancia del patrimonio cultural son esenciales para garantizar su protección y legado para futuras generaciones.

Origen y elección de las siete maravillas del mundo moderno

Concepción del concurso por Bernard Weber

El concepto de las siete maravillas del mundo moderno nació de la visión del aventurero y cineasta suizo Bernard Weber. Inspirado por la fascinación que las antiguas maravillas del mundo ejercían sobre la humanidad, Weber decidió crear una nueva lista que reflejara los logros arquitectónicos y culturales contemporáneos. Para ello, fundó la New Open World Corporation, una organización que buscaba democratizar la elección de estas maravillas a través de un proceso participativo global. La idea era permitir que personas de todas partes del mundo pudieran expresar su opinión sobre qué monumentos merecían ser considerados como las nuevas maravillas del mundo moderno.

La iniciativa de Weber no solo pretendía celebrar la creatividad humana, sino también fomentar un sentido de comunidad global. Al promover una votación abierta, se buscaba unir a las personas en torno a un objetivo común: reconocer y valorar el patrimonio cultural que nos une como humanidad. Esta propuesta resonó con millones de personas, quienes vieron en ella una oportunidad para participar en un evento de alcance histórico, similar al que los helenísticos llevaron a cabo con las maravillas del mundo antiguo.

El proyecto de Weber no estuvo exento de desafíos. Desde su inicio, enfrentó críticas de diversos sectores, incluyendo académicos y gobiernos, que cuestionaron tanto la metodología de selección como el enfoque comercial de la iniciativa. Sin embargo, el entusiasmo generado por la idea de elegir las siete maravillas del mundo moderno superó las objeciones, y el concurso se convirtió en un fenómeno mediático de dimensiones globales.

Proceso de votación global y críticas recibidas

El proceso de votación para elegir las siete maravillas del mundo moderno se llevó a cabo principalmente a través de internet y mensajes de texto, permitiendo una participación masiva sin precedentes. Más de 100 millones de votos fueron emitidos por personas de todo el mundo, lo que refleja el enorme interés y la relevancia cultural de esta iniciativa. La votación se extendió por varios meses, y los resultados fueron anunciados en una ceremonia especial celebrada en Lisboa el 7 de julio de 2007.

A pesar del éxito en términos de participación, el proceso de votación fue objeto de numerosas críticas. Algunos expertos en patrimonio cultural cuestionaron la validez del método, argumentando que la popularidad no debería ser el único criterio para determinar el valor histórico o cultural de un monumento. Además, se señaló que algunos gobiernos realizaron campañas masivas para promover sus monumentos nacionales, lo que podría haber influido en los resultados finales.

A pesar de las críticas, la votación para elegir las siete maravillas del mundo moderno logró su objetivo principal: generar un diálogo global sobre la importancia de preservar y valorar nuestro patrimonio cultural. La elección de estas maravillas no solo destacó la belleza y la grandeza de los monumentos seleccionados, sino que también subrayó la necesidad de protegerlos y conservarlos para las futuras generaciones.

Las siete maravillas del mundo moderno

1. Petra, Jordania

Petra, la ciudad nabatea esculpida en la roca rosada del desierto jordano, es un testimonio impresionante de la ingeniería y la creatividad humana. Fundada alrededor del siglo VI a.C., Petra fue la capital del reino nabateo y un importante centro de comercio en la antigüedad. Su ubicación estratégica entre las rutas comerciales de Arabia, Egipto y Siria contribuyó a su prosperidad y desarrollo cultural. Los nabateos demostraron una notable habilidad para la ingeniería hidráulica, construyendo sistemas de canalización y almacenamiento de agua que permitieron la vida en un entorno desértico.

La arquitectura de Petra es única en el mundo, con sus fachadas talladas directamente en los acantilados de arenisca. Entre sus monumentos más emblemáticos se encuentra el Tesoro, una majestuosa tumba que se ha convertido en símbolo de la ciudad. La combinación de elementos helenísticos y orientales en su diseño refleja la diversidad cultural que caracterizó a Petra en su apogeo. Redescubierta en 1812 por el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt, Petra ha fascinado a arqueólogos y viajeros por igual, revelando poco a poco sus secretos enterrados.

Ciudad de Petra.

Hoy en día, Petra es uno de los destinos turísticos más visitados de Jordania y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Su inclusión como una de las siete maravillas del mundo moderno ha incrementado su visibilidad internacional, atrayendo a miles de visitantes cada año. Este flujo turístico ha generado beneficios económicos significativos para la región, aunque también plantea desafíos en términos de conservación y gestión sostenible del sitio.

2. La Gran Muralla China

La Gran Muralla China es una de las estructuras más emblemáticas y reconocibles del mundo. Construida a lo largo de varias dinastías, desde el siglo V a.C. hasta el siglo XVI, esta monumental obra se extiende por más de 20,000 kilómetros a través de paisajes montañosos y desiertos. Originalmente concebida como una serie de fortificaciones para proteger el Imperio chino de las incursiones de los nómadas del norte, la Gran Muralla es un testimonio del ingenio y la perseverancia de la civilización china.

La construcción de la Gran Muralla implicó el esfuerzo de millones de trabajadores a lo largo de los siglos, muchos de los cuales perdieron la vida en el proceso. Esta colosal estructura no solo sirvió como defensa militar, sino que también facilitó el control del comercio y la migración a lo largo de la Ruta de la Seda. Su diseño, con torres de vigilancia y bastiones, permitió una comunicación eficiente y una respuesta rápida ante cualquier amenaza.

La Gran Muralla China
La Gran Muralla China.

Hoy en día, la Gran Muralla es un símbolo del patrimonio cultural de China y una de las principales atracciones turísticas del país. Su designación como una de las siete maravillas del mundo moderno ha reforzado su estatus como icono mundial. Sin embargo, el turismo masivo y la erosión natural representan amenazas constantes para su preservación. Las autoridades chinas han implementado medidas de conservación para proteger este invaluable legado, asegurando que continúe siendo una fuente de inspiración para las generaciones futuras.

3. Chichén Itzá, México

Chichén Itzá, uno de los sitios arqueológicos más importantes de la civilización maya, se encuentra en la península de Yucatán, México. Fundada en el período clásico tardío, esta antigua ciudad fue un centro político, económico y religioso de gran relevancia. Su monumento más famoso es la pirámide de Kukulcán, también conocida como "El Castillo", que domina el paisaje con su imponente estructura escalonada.

La pirámide de Kukulcán es un ejemplo sobresaliente del conocimiento astronómico y arquitectónico de los mayas. Durante los equinoccios de primavera y otoño, un fenómeno de luz y sombra crea la ilusión de una serpiente descendiendo por la escalera norte de la pirámide, un evento que atrae a miles de visitantes cada año. Este espectáculo refleja la profunda conexión de los mayas con el cosmos y su habilidad para integrar sus creencias religiosas con la arquitectura.

Una vista del templo o pirámide de Kukulkán, en el yacimiento arqueológico maya de Chichén Itzá (Yucatán, México). Foto: Getty.

Además de la pirámide, Chichén Itzá alberga otros edificios notables, como el Templo de los Guerreros, el Observatorio y el Juego de Pelota, cada uno con su propio significado cultural e histórico. La inclusión de Chichén Itzá como una de las siete maravillas del mundo moderno ha aumentado su atractivo turístico, contribuyendo al desarrollo económico de la región. Sin embargo, el sitio enfrenta desafíos relacionados con la conservación y la gestión del flujo turístico, lo que requiere un enfoque equilibrado para preservar este tesoro cultural.

4. Cristo Redentor, Brasil

El Cristo Redentor, una de las estatuas más icónicas del mundo, se alza majestuosamente sobre la ciudad de Río de Janeiro, Brasil. Inaugurada en 1931, esta colosal escultura de 30 metros de altura representa a Jesucristo con los brazos extendidos, simbolizando paz y bienvenida. Ubicada en la cima del monte Corcovado, el Cristo Redentor ofrece una vista panorámica impresionante de la ciudad y sus alrededores, convirtiéndose en un símbolo de la identidad cultural brasileña.

La construcción del Cristo Redentor fue un esfuerzo de colaboración internacional. Diseñada por el ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa y esculpida por el artista francés Paul Landowski, la estatua fue ensamblada con hormigón armado y revestida con piedra jabón, un material que le confiere su característico color blanco. El proyecto fue financiado en gran parte por donaciones de la comunidad católica brasileña, reflejando su significado espiritual y cultural.

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El Cristo Redentor de Brasil.

Como una de las siete maravillas del mundo moderno, el Cristo Redentor atrae a millones de turistas de todo el mundo. Su presencia no solo ha impulsado el turismo en Río de Janeiro, sino que también ha fortalecido el sentido de orgullo nacional. Sin embargo, el monumento enfrenta desafíos relacionados con la conservación, especialmente debido a la exposición a condiciones climáticas adversas. Las autoridades locales han implementado programas de mantenimiento y restauración para asegurar que este símbolo perdure en el tiempo.

5. Coliseo Romano, Italia

El Coliseo Romano, también conocido como el Anfiteatro Flavio, es una de las estructuras más emblemáticas de la antigua Roma y un testimonio duradero de la ingeniería y arquitectura romanas. Construido en el siglo I d.C., el Coliseo fue diseñado para albergar espectáculos públicos, como luchas de gladiadores, cacerías de animales y ejecuciones. Su capacidad para acomodar hasta 80,000 espectadores lo convierte en uno de los anfiteatros más grandes jamás construidos.

La arquitectura del Coliseo es una obra maestra de diseño y funcionalidad. Su estructura elíptica está compuesta por una serie de arcos y bóvedas que no solo proporcionan estabilidad, sino que también facilitan la circulación de grandes multitudes. Además, el Coliseo contaba con un complejo sistema de pasillos y cámaras subterráneas, donde se preparaban los espectáculos y se mantenían a los animales y gladiadores antes de sus presentaciones.

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El Coliseo romano.

Hoy en día, el Coliseo es uno de los destinos turísticos más visitados de Italia y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su inclusión como una de las siete maravillas del mundo moderno ha reforzado su estatus como icono cultural. Sin embargo, el Coliseo enfrenta desafíos de conservación debido a la contaminación y el desgaste natural. Las autoridades italianas han implementado programas de restauración para preservar este monumento histórico, asegurando que continúe siendo una fuente de inspiración y aprendizaje para las generaciones futuras.

6. Machu Picchu, Perú

Machu Picchu, la ciudadela inca ubicada en los Andes peruanos, es uno de los tesoros arqueológicos más valiosos del mundo. Construida en el siglo XV bajo el reinado del emperador Pachacútec, Machu Picchu fue un importante centro religioso, político y cultural del Imperio inca. Su ubicación estratégica, a más de 2.400 metros sobre el nivel del mar, ofrece vistas espectaculares de las montañas circundantes y el río Urubamba.

La arquitectura de Machu Picchu es un testimonio de la sofisticación y habilidad de los incas en la construcción. Sus estructuras de piedra están ensambladas con una precisión asombrosa, sin el uso de mortero, lo que ha permitido que la ciudadela resista el paso del tiempo y los frecuentes terremotos de la región. El diseño de Machu Picchu se integra armoniosamente con el entorno natural, reflejando la cosmovisión inca de respeto y equilibrio con la naturaleza.

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Macchu Pichu en Perú.

Redescubierta en 1911 por el explorador estadounidense Hiram Bingham, Machu Picchu ha capturado la imaginación de millones de personas en todo el mundo. Su designación como una de las siete maravillas del mundo moderno ha incrementado su visibilidad internacional, atrayendo a miles de visitantes cada año. Sin embargo, el turismo masivo y la erosión natural representan amenazas para su preservación. Las autoridades peruanas han implementado medidas de conservación para proteger este invaluable legado, asegurando que continúe siendo una fuente de inspiración y admiración.

7. Taj Mahal, India

El Taj Mahal, situado en la ciudad de Agra, India, es uno de los monumentos más reconocidos y admirados del mundo. Construido entre 1632 y 1653 por el emperador mogol Shah Jahan en memoria de su esposa favorita, Mumtaz Mahal, el Taj Mahal es un símbolo eterno de amor y devoción. Este majestuoso mausoleo es un ejemplo sobresaliente de la arquitectura mogol, que combina elementos islámicos, persas, otomanos e indios.

La estructura principal del Taj Mahal está hecha de mármol blanco, adornada con intrincados trabajos de incrustación de piedras preciosas y semipreciosas. Su diseño simétrico y sus jardines meticulosamente cuidados reflejan la armonía y el equilibrio característicos de la arquitectura mogol. La cúpula central, rodeada por cuatro minaretes, es una de las características más distintivas del monumento, destacando su elegancia y majestuosidad.

Taj Mahal
El Taj Mahal.

Como una de las siete maravillas del mundo moderno, el Taj Mahal atrae a millones de turistas de todo el mundo. Su inclusión en esta lista ha reforzado su estatus como icono cultural y ha contribuido al desarrollo económico de la región. Sin embargo, el monumento enfrenta desafíos de conservación debido a la contaminación y el desgaste natural. Las autoridades indias han implementado programas de restauración para proteger este tesoro cultural, asegurando que continúe siendo una fuente de inspiración y admiración para las generaciones futuras.

Importancia cultural y legado de las maravillas

Impacto en el turismo y la economía local

La designación de los monumentos como las siete maravillas del mundo moderno ha tenido un impacto significativo en el turismo y la economía de las regiones donde se encuentran. Estos sitios han experimentado un aumento considerable en el número de visitantes, lo que ha generado beneficios económicos sustanciales para las comunidades locales. La afluencia de turistas ha impulsado la creación de empleos en sectores como la hostelería, el transporte y los servicios turísticos, mejorando la calidad de vida de los habitantes.

El reconocimiento internacional de estos monumentos ha elevado su perfil y ha atraído inversiones tanto nacionales como extranjeras. Las infraestructuras locales, como carreteras, aeropuertos y servicios básicos, han mejorado para satisfacer la demanda creciente de visitantes. Este desarrollo ha contribuido al crecimiento económico de las regiones, permitiendo que las comunidades locales se beneficien del turismo de manera sostenible.

Sin embargo, el aumento del turismo también plantea desafíos significativos. La presión sobre los recursos naturales y la infraestructura puede tener efectos negativos si no se gestiona adecuadamente. Por ello, es fundamental implementar estrategias de turismo sostenible que aseguren la conservación de estos sitios y el bienestar de las comunidades locales. La educación y la concienciación sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural son esenciales para garantizar que las maravillas del mundo moderno continúen siendo una fuente de orgullo y prosperidad.

Conservación y sostenibilidad para el futuro

La conservación de las siete maravillas del mundo moderno es un desafío crucial en la actualidad. Estos monumentos, aunque resistentes, son vulnerables a las amenazas del turismo masivo, el cambio climático y el desgaste natural. La implementación de medidas de conservación es esencial para proteger su integridad y garantizar que continúen inspirando a las generaciones futuras.

Las autoridades responsables de cada sitio han adoptado diversas estrategias para abordar estos desafíos. La regulación del flujo de visitantes, la restauración de estructuras dañadas y la protección de los entornos naturales son algunas de las medidas implementadas para preservar estos monumentos. Además, la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos han sido fundamentales para desarrollar prácticas de conservación efectivas y sostenibles.

La sostenibilidad también juega un papel crucial en la preservación de las maravillas del mundo moderno. La educación y la concienciación sobre la importancia de proteger nuestro patrimonio cultural son esenciales para fomentar un turismo responsable y respetuoso. Al promover un enfoque equilibrado que combine el desarrollo económico con la conservación del patrimonio, podemos asegurar que estos monumentos continúen siendo una fuente de inspiración y aprendizaje para las generaciones futuras.

Referencias

  • Jordan, Paul. 2002. Seven Wonders of the Ancient World. Londres y Nueva York: Routledge.
  • Proyecto New 7 Wonders. URL: https://about.new7wonders.com/

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