El objetivo de la Resistencia checoslovaca: matar al Carnicero de Praga

Acabar con Reinhard Heydrich, apodado "el Carnicero de Praga" por implantar una brutal represión ante cualquier oposición, fuel el principal objetivo de la Resistencia. Ésta, con ayuda del británico SOE, acabó consiguiéndolo en junio de 1942
Película El hombre del corazón de hierro

En marzo de 1939, Hitler convertía Checoslovaquia en el Protectorado de Bohemia y Moravia. La Resistencia allí se organizó desde Londres, bajo el liderazgo del presidente Edvard Beneš.

El grupo más numeroso se consolidó en el seno de la Úvod, la Dirección Central de la Resistencia Interior que ejerció de intermediaria entre el Gobierno en el exilio y los movimientos antinazis clandestinos. Sus miembros, la mayor parte exoficiales del disuelto Ejército checoslovaco, debían transmitir informes de inteligencia y militares a través de una estación de radio clandestina.

Heydrich fue considerado uno de los arquitectos del Holocausto y gobernador de Checoslovaquia, donde fue asesinado por miembros de la resistencia.

Zona industrial

Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina Central de Seguridad del Tercer Reich, decidió acabar con todos los miembros de la Úvod e interrumpir todos sus vínculos con Londres tras ser nombrado, en otoño de 1941, Protector de Bohemia y Moravia. Pretendía que la región produjera a destajo para el Gobierno nazi. Los beneficios sociales que concedió a los trabajadores y las medidas represivas limitaron mucho el apoyo popular a la Resistencia, algo que preocupaba a los británicos, pero también a Beneš, que decidió pasar a la acción.

En ese contexto se planeó, con ayuda del SOE, el Servicio de Operaciones Especiales británico, el asesinato de Reinhard Heydrich, llamado el Carnicero de Praga por implantar una represión brutal de cualquier Resistencia civil. El 27 de mayo de 1942 sufrió un atentado en Praga, mientras se dirigía desde su domicilio a su cuartel general.

Creyéndose imbatible, Heydrich hacía a diario el mismo recorrido en su Mercedes descapotable, sólo con su chófer y sin escolta. Era algo que sabían los dos miembros de la Resistencia que recibieron el encargo de acabar con él: Josef Gabcík y Jan Kubis. Cuando el coche desaceleró en una curva, lo abordaron; a Gabcík se le encasquilló la metralleta, pero Kubis pudo lanzar una granada de mano. Fue suficiente, aunque no murió de inmediato, sino el 4 de junio a causa de una septicemia. La Operación Antropoide había sido un éxito.

El hombre del corazón de hierro recrea la vida y muerte de Reinhard Heydrich. En el fotograma, Jan Kubis, el combatiente checo que asesinó al jerarca nazi. Foto: El hombre del corazón de hierro.

Un punto de inflexión

Tampoco Gabcík y Kubis tuvieron un buen final, pues, tras ser delatados por un compañero de la Resistencia, murieron mientras se escondían en una iglesia, tras un largo tiroteo con las fuerzas de las SS.

La muerte de Heydrich marcó un punto de inflexión y la red de la Resistencia fue desmantelada y sus últimos miembros detenidos. Pero la venganza nazi en respuesta al magnicidio no se limitó a ellos, sino que adquirió un carácter dantesco. En total, entre partisanos, civiles que les habían ayudado y víctimas inocentes, murieron unas 1.300 personas. Entre ellas, los habitantes de la pequeña localidad de Lídice, que fue arrasada y cuya población fue ejecutada o enviada a campos de concentración. Los checos pagaron un precio muy alto por eliminar al símbolo del poder nazi en su país.

Los héroes de la Resistencia

La historia de Josef Balabán, Josef Mašín y Václav Morávek, apodados “los Reyes Magos” por la Gestapo, parece sacada de una novela. La acción se sitúa en la Praga ocupada y la protagonizan tres miembros de la Resistencia que habían sido oficiales del Ejército. Se dedicaban a recopilar información (la más importante era sobre la invasión de Gran Bretaña y el ataque a Yugoslavia) y transmitirla al Gobierno checoslovaco en Londres, y preparaban operaciones de sabotaje y ocultación. Entre sus grandes hitos, hacer estallar dos bombas en Berlín y llevar a cabo, aunque sin éxito, un atentado contra uno de los cabecillas nazis: Heinrich Himmler.

De izquierda a derecha, Josef Balabán, el general Mašín y Václav Morávek, apodados por la Gestapo “los Reyes Magos”. Fotos: ASC.

No duraron mucho activos. En abril de 1941, detuvieron a Balabán, ejecutado tras seis meses de interrogatorio; al mes siguiente le tocó a Mašín, atrapado mientras transmitía mensajes a Londres y muerto en junio de 1942. Finalmente, Morávek se vio inmerso en una refriega con la Gestapo en marzo de 1942, durante una operación de intercambio de información con otro miembro de la Resistencia. Prefirió suicidarse a ser capturado.

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