Durante siglos, el nombre de Newstead, en el corazón de Escocia, ha estado vinculado a los vestigios de Trimontium, uno de los mayores asentamientos romanos más allá del Muro de Adriano. Pero pocos esperaban que, en pleno siglo XXI, emergiera de la tierra una pieza tan fascinante como un aureus de oro acuñado entre los años 114 y 117 d.C., en tiempos del emperador Trajano. No se trata de una simple moneda antigua, sino de un poderoso símbolo de propaganda imperial y, al mismo tiempo, de una sorprendente conexión entre Escocia y los conflictos geopolíticos del mundo romano en Asia.
La moneda, ahora en exhibición en el museo Trimontium de Melrose, deslumbra por su perfecto estado de conservación y por lo que representa: un imperio que buscaba reafirmar su poder incluso en las regiones más remotas de su dominio. En el anverso aparece el busto de Trajano, uno de los emperadores más célebres de Roma; en el reverso, una escena de rendición protagonizada por un rey parto. Es más que un detalle estético: es un mensaje político meticulosamente grabado en metal precioso. Esta moneda no solo circulaba como valor económico, sino que proclamaba el poder de Roma incluso en las fronteras más lejanas del norte.
Un hallazgo que conecta dos mundos
Lo que hace aún más intrigante esta pieza es el lugar donde fue encontrada. Escocia, por más que estuvo marcada por incursiones romanas durante décadas, jamás fue completamente conquistada. A diferencia de otras regiones del Imperio, donde las huellas romanas son omnipresentes, en Caledonia el rastro es más esquivo, más fragmentado, más misterioso. Y ahí radica el valor de esta moneda: nos habla no solo de Roma, sino del intento de Roma de proyectarse en un territorio que resistió con fiereza.
Que un aureus, moneda de oro destinada a la élite o al ejército en momentos muy concretos, haya aparecido en Newstead sugiere que este puesto fronterizo tuvo una importancia militar mucho mayor de la que se pensaba. Probablemente fue utilizado como centro logístico durante las campañas del norte o incluso como recompensa para oficiales de alto rango. Pero más allá de las hipótesis, el hallazgo obliga a replantear el papel de Trimontium y su relevancia en la expansión y contención de Roma en tierras escocesas.
La escena de la rendición de los partos tampoco es casual. En ese periodo, Trajano había lanzado una ambiciosa campaña en el corazón de Oriente, alcanzando ciudades legendarias como Ctesifonte. Aunque sus conquistas no sobrevivieron mucho tras su muerte, la imagen de su victoria perduró en monedas como esta. Que esa narrativa llegase, simbólicamente, hasta Escocia demuestra la sofisticada red de comunicación y propaganda del Imperio romano, capaz de vincular regiones tan dispares como Mesopotamia y Caledonia mediante una pequeña pieza de oro.

El oro que no se pierde
Lo excepcional de encontrar un aureus radica en su rareza. A diferencia de monedas de cobre o bronce, que eran más comunes y susceptibles de perderse, las monedas de oro eran cuidadosamente guardadas. Si se caían, se buscaban con fervor. Por eso, cuando una de estas aparece, los arqueólogos saben que no es casualidad: suele indicar una situación extraordinaria. Tal vez una muerte súbita, una batalla inesperada, un enterramiento deliberado.
El hecho de que haya permanecido dos milenios bajo tierra y haya emergido intacto hoy, justo cuando el interés por la historia romana en Escocia vuelve a crecer, le da una dimensión casi poética al hallazgo. Como si el pasado hubiera esperado el momento adecuado para contarnos algo que habíamos olvidado.
La exposición “El Aureus de Trajano” en el museo Trimontium no es simplemente una muestra de numismática antigua. Es un puente entre dos mundos: el de una Escocia ancestral, marcada por clanes y tribus, y el de un Imperio que, desde el Mediterráneo, intentó imponer su ley, su lengua y sus símbolos. Y aunque Roma nunca logró conquistar completamente esta tierra, dejó marcas que aún hoy seguimos descubriendo.

Una pieza que cambia la narrativa
En la narrativa histórica tradicional, Escocia suele aparecer como un territorio marginal dentro del universo romano. Pero descubrimientos como este aureus obligan a matizar esa imagen. La presencia romana, aunque intermitente, fue intensa. No solo construyeron fuertes, calzadas y murallas; también dejaron trazas de su pensamiento, su política, su iconografía. Este tipo de hallazgos, pequeños en tamaño pero inmensos en significado, permiten reconstruir esa relación compleja entre Roma y Caledonia.
Además, el contexto actual también importa. Que el Museo Nacional de Escocia haya cedido esta pieza al museo local de Melrose forma parte de una estrategia más amplia de democratización del patrimonio: llevar los grandes tesoros a las comunidades donde fueron hallados. En lugar de centralizar el pasado en vitrinas urbanas, se busca que este se inserte en la vida cotidiana de quienes viven en esos paisajes. Y eso convierte a la moneda en algo más que un objeto antiguo: en una historia compartida.
Es cierto que la moneda de Trajano no solo resplandece por su oro, sino por el reflejo que lanza sobre las relaciones entre imperio y periferia. En sus apenas 20 milímetros, condensa siglos de conflicto, de ambición y de resistencia. Desde su acuñación en los inicios del siglo II hasta su redescubrimiento en la Escocia del siglo XXI, ha viajado no solo en el espacio, sino en el tiempo. Y hoy, al ser exhibida a los visitantes de Trimontium, sigue cumpliendo su función original: transmitir un mensaje. Ya no de dominio imperial, sino de fascinación por las historias que aún quedan por contar.
Referencias
- Ferguson A. Rare Roman coin found in Scottish Borders to go on display. The National. Consultado el 5 de abril de 2025