Generaciones enteras de arqueólogos han pasado los últimos 150 años explorando, incansable, el templo de Amun-Ra en Karnak, el corazón espiritual del antiguo Egipto. Pese a la abundancia de hallazgos arquitectónicos y epigráficos, el contexto paisajístico en el que se concibió este imponente complejo religioso seguía siendo un misterio. Ahora, un equipo internacional de especialistas, liderado por Benjamin Thomas Pennington y Angus Graham, ha conseguido despejar la incógnita con el primer estudio geoarqueológico integral del área. El artículo, que se publicó en 2025 en la revista Antiquity, revela que Karnak se edificó sobre una terraza fluvial aislada por los canales del Nilo, una formación natural que habría inspirado el simbolismo del “montículo primordial” de las narrativas de creación egipcias.
Un enigma milenario: la geografía sagrada de Karnak
Karnak se sitúa a unos 500 metros al este del cauce actual del Nilo. Forma parte del complejo religioso de Tebas, donde convivían los recintos dedicados a Amun-Ra, Mut y Montu. Con más de treinta hectáreas de extensión, el santuario principal de Amun-Ra se convirtió en el epicentro del culto estatal desde el Reino Medio hasta la Baja Época. Lo que hoy parece una llanura desértica, sin embargo, fue, en la Antigüedad, un entorno fluvial dinámico y cambiante.
Hasta ahora, los intentos de reconstruir su paleogeografía, basados en excavaciones y sondeos parciales, habían propuesto la existencia de canales al este y al oeste del templo. Sin embargo, faltaban datos suficientes para comprender cómo estos cursos del Nilo habían llegado a influir en la fundación del recinto y en su posterior expansión monumental.

El nuevo enfoque geomorfológico
El equipo de Pennington y Graham superó esta limitación mediante una campaña sistemática en la que se analizaron 61 núcleos sedimentarios de hasta 11,65 metros de profundidad. Para ello, se aplicaron métodos geoarqueológicos y de estudio de la tipología cerámica específica de Karnak. Los datos de estas perforaciones, distribuidas en transectos de norte y sur, se compararon y correlacionaron con otros 142 sondeos regionales y 48 dataciones por luminiscencia estimulada ópticamente (OSL).
El proceso permitió reconstruir tridimensionalmente la evolución fluvial del área durante los últimos cinco milenios. Por primera vez, se pudo determinar que el templo se había erigido sobre una terraza de arena fluvial, rodeada por canales que la convertían en una isla. Esta especie de islote nilótico de unos diez hectáreas habría emergido del lecho del río hacia 2520 a. C. ± 420 años, durante el Reino Antiguo.

La génesis de un amplazamiento sagrado
La terraza fluvial y los primeros ocupantes
Los investigadores han podido determinar que los depósitos basales identificados por consisten en arenas bien clasificadas corresponden a un canal de alta energía. Sobre ellas, se hallaron sedimentos más finos, producto del abandono de los cauces y, sobre estos niveles sedimentarios, una serie de estratos culturales fruto de milenios de ocupación humana.
Los análisis cerámicos indican que la primera presencia estable en Karnak se produjo entre 2305 y 1980 a. C., es decir, en el tránsito del Reino Antiguo al Primer Período Intermedio. Esta datación coincide con las referencias textuales a un santuario de Ra-Amun durante el reinado de Intef II (2066–2017 a. C.), lo que sugiere que el culto tebanense a Amun emergió, precisamente, cuando emergió la terraza.
Antes de esa fecha, el área habría estado cubierta por corrientes activas del Nilo que habrían imposibilitado su ocupación. La formación de la terraza —producto de la incisión de canales en ambos márgenes— creó el espacio físico sobre el que más tarde se levantaría el templo. Karnak nació, literalmente, del agua.

Una isla entre canales
Durante el Reino Medio (1980–1760 a. C.), el recinto de Amun-Ra se asentó sobre esta isla rodeada por ramales fluviales. Al oeste, un canal de entre 90 y 150 metros de anchura separaba la terraza principal de otra menor, donde, con posterioridad, se erigiría el templo de Opet. Hacia el este, otro brazo del Nilo, aún más caudaloso —de hasta 500 metros de ancho—, marcaba el límite oriental del complejo.
El estudio demuestra que estos canales cambiaron de curso con el tiempo. El cauce oriental se desplazó progresivamente hacia el este durante el Reino Medio y el Segundo Período Intermedio, mientras que el occidental se fue colmatando hasta desaparecer. Este proceso de sedimentación permitió que, durante el Reino Nuevo, los constructores ampliaran el templo hacia el oeste, levantando los colosales pilonos y la célebre Sala Hipóstila sobre los terrenos que habían pertenecido a las aguas.

Agua, mito y arquitectura: el montículo primordial y la cosmogonía tebana
Uno de los aspectos más sugerentes del estudio reside en la interpretación simbólica que proporciona. Los estudiosos sugieren que la terraza sobre la que se edificó el templo pudo haber funcionado como una manifestación tangible del mito de la creación egipcio, según el cual la primera tierra emergió de las aguas del caos —el Nun— como un montículo luminoso.
Los autores destacan que los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo describen la presencia del dios creador sobre un terreno elevado rodeado de agua, una imagen que encuentra un correlato literal en la geología de Karnak. Durante la estación de crecida, las aguas del Nilo habrían cubierto los niveles bajos, dejando solo la terraza visible. Este montículo que parecía surgir del río cada año habría simbolizado el acto de la creación primordial.
Esta coincidencia topográfica pudo ser decisiva para que los gobernantes tebanos eligieran el lugar como morada de Amun-Ra. Como señala el artículo, Karnak es la única elevación natural rodeada por canales permanentes que se conoce en todo el entorno tebano, lo que refuerza su carácter simbólico y excepcional.

El paisaje como protagonista histórico
La investigación liderada por Pennington y Graham demuestra que comprender la evolución del templo de Karnak y, por extensión, de cualquier construcción del pasado, exige estudiar la historia natural del entorno. Este enfoque interdisciplinar —que combina geología, arqueología y teología comparada— abre nuevas vías para analizar otros templos nilóticos, donde la relación entre topografía y simbolismo sagrado pudo desempeñar un papel igualmente decisivo.
Este descubrimiento, además de redefinir la cronología del asentamiento tebano, también arroja luz sobre los procesos de interacción entre paisaje, religión y poder político en el Egipto faraónico. La investigación demuestra, así, que la ubicación del templo fue el resultado de una convergencia entre las dinámicas naturales del río y la cosmovisión teológica del antiguo Egipto.
Referencias
- Pennington, B. T., Graham, A., Masson-Berghoff, A., Millet, M., Peeters, J., Toonen, W. H. J., et al. 2025. "Conceptual origins and geomorphic evolution of the temple of Amun-Ra at Karnak (Luxor, Egypt)". Antiquity. DOI: 10.15184/aqy.2025.10185.