Un agricultor desentierra por accidente uno de los mosaicos romanos más raros hallados en Anatolia: tiene 1.700 años y 84 metros

Bajo un campo de cerezos en el este de Turquía, ha salido a la luz un mosaico romano de 1.700 años que muestra escenas de caza salvaje y simbolismo imperial, en lo que podría ser uno de los hallazgos arqueológicos más impactantes del año.
Encuentran un mosaico romano de 1.700 años en Turquía con escenas de caza salvaje y un mensaje oculto
Encuentran un mosaico romano de 1.700 años en Turquía con escenas de caza salvaje y un mensaje oculto. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig/Christian Pérez

En un rincón poco explorado del este de Turquía, en las cercanías del tranquilo pueblo de Salkaya, un descubrimiento fortuito ha sacado a la luz uno de los tesoros arqueológicos más fascinantes de los últimos años. Bajo apenas medio metro de tierra, un agricultor que preparaba el terreno para plantar cerezos encontró lo que parecía ser un patrón de piedras inusualmente ordenadas. Lo que había desenterrado sin saberlo era un espectacular mosaico romano del siglo III d.C., un verdadero tapiz pétreo que ha permanecido oculto durante más de 1.700 años.

Este mosaico, de 84 metros cuadrados de superficie, no es un simple adorno arquitectónico. Su riqueza iconográfica, su estado de conservación casi milagroso y el contexto histórico en el que se enmarca lo convierten en una joya sin parangón dentro del arte romano tardío hallado en Anatolia. El lugar donde ha sido descubierto —una antigua ciudad aún no documentada en los registros históricos— se perfila ahora como un enclave clave en la comprensión del control y la proyección cultural del Imperio Romano en sus fronteras orientales.

Un escenario de caza salvaje con un profundo simbolismo

La escena que ofrece el mosaico parece salida de una película épica del mundo antiguo. Animales salvajes y domésticos, depredadores y presas, se entrelazan en una coreografía de vida y muerte. Un leopardo —probablemente el esquivo leopardo de Anatolia, hoy extinto en la región— ataca a un avestruz con violencia contenida. Leones persiguen a cabras montesas, osos acechan a ciervos, y galgos de caza, representados con sus collares, acorralan a un jabalí. Cada escena transmite tensión, dinamismo y una fuerte carga emocional.

Fragmento del suelo de mosaico romano descubierto en el este de Turquía
Fragmento del suelo de mosaico romano descubierto en el este de Turquía. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig

Lo fascinante es el contraste que aparece entre estos episodios de acción y las zonas de calma: aves como faisanes, patos o gansos reposan tranquilamente bajo árboles frutales y entre flores de gran detalle. Esta dualidad entre lo feroz y lo apacible parece obedecer a una intencionalidad estética y simbólica. Más que una simple decoración, se trata de una representación del orden cósmico, de la tensión constante entre caos y armonía, naturaleza y civilización, vida y muerte.

El diseño del mosaico, cuidadosamente organizado a lo largo de un eje norte-sur, parece haber sido concebido para impresionar a quienes lo contemplaban. Los investigadores creen que este deslumbrante suelo decoraba el salón de recepción o el comedor de una residencia perteneciente a un alto funcionario romano, posiblemente un gobernador o un comandante militar. Más allá de su función decorativa, habría sido también un símbolo de estatus, una declaración de poder y riqueza en una región que servía como frontera estratégica entre el Imperio Romano y el Imperio Sasánida.

Más que arte: un mensaje de poder imperial

Los arqueólogos que lideran la excavación coinciden en que este mosaico fue concebido como una manifestación de poder. No se trata de una escena doméstica cualquiera, sino de un elaborado mensaje político y social. La presencia de animales emblemáticos del poder romano, como el león o el oso, y la organización estructural del mosaico en un eje longitudinal que guía la mirada del visitante, sugieren que esta obra fue diseñada para impresionar.

Probablemente adornaba el suelo de un triclinio —el comedor formal— o de una sala de recepciones de un alto funcionario romano. Por su ubicación geográfica, se especula que podría haber sido la residencia de un gobernador, un comandante militar o incluso un terrateniente adinerado con vínculos directos a la administración romana. A diferencia de otros mosaicos hallados en Turquía, que suelen centrarse en geometría o mitología, este ejemplar apuesta por lo figurativo, lo narrativo y lo simbólico.

La preservación accidental de un tesoro

Lo que hace que este mosaico sea particularmente especial no es solo su impresionante tamaño o la calidad artística de sus detalles, sino también su estado de conservación. A diferencia de otros mosaicos descubiertos en Turquía, que suelen presentar patrones geométricos o escenas mitológicas, este ejemplo figurativo ha llegado prácticamente intacto hasta nuestros días. La clave de su preservación radica en un evento fortuito: el colapso de un techo de madera que cubrió el mosaico, protegiéndolo de la erosión y los elementos durante siglos.

Fue en abril de 2023 cuando Mehmet Emin Sualp, un agricultor local que preparaba su terreno para plantar cerezos, desenterró las primeras teselas de esta obra maestra. Sorprendido por el hallazgo, notificó a las autoridades arqueológicas, lo que marcó el inicio de un proyecto de excavación que aún está en curso. Desde entonces, los especialistas han trabajado para limpiar cuidadosamente los restos del techo carbonizado y otros escombros que ocultaban la superficie del mosaico.

Detalle de un mosaico romano descubierto en Turquía, que muestra escenas de caza y fauna de la antigüedad
Detalle de un mosaico romano descubierto en Turquía, que muestra escenas de caza y fauna de la antigüedad. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig

Además del mosaico, la investigación ha revelado otras estructuras relacionadas con el asentamiento romano. Entre ellas destacan una calzada de basalto, un canal de riego y lo que parece ser una instalación para la producción de vino, conocida como calcatorium. Estas evidencias sugieren que la zona no era solo un punto de exhibición del poder romano, sino también un centro agrícola próspero, clave para la economía local.

Un enclave en la frontera romana

La ubicación del mosaico en Salkaya ofrece pistas sobre el contexto histórico del hallazgo. Situado a unos 500 kilómetros al este de Ankara, este asentamiento habría estado en la periferia del Imperio Romano, cerca de la frontera con el Imperio Sasánida. Durante el siglo III d.C., esta región era un territorio inestable, marcado por frecuentes conflictos y un intercambio cultural constante entre los dos imperios.

Los expertos creen que el mosaico no solo es una expresión de poder individual, sino también un reflejo de la presencia romana en un lugar estratégico. Las monedas encontradas en el sitio, que datan del período romano tardío y la transición al período bizantino, refuerzan la idea de que esta comunidad permaneció activa durante varios siglos, incluso después de que el control político cambiara de manos.

Aunque la excavación aún no está completa, los arqueólogos tienen grandes expectativas sobre los futuros descubrimientos en el área. El gobernador provincial ha señalado que la decisión sobre el destino final del mosaico —si será trasladado a un museo o preservado in situ— dependerá de los hallazgos adicionales que puedan contextualizar mejor el sitio.

Los conservadores retiraron tierra y restos de un techo colapsado para dejar al descubierto un mosaico de 84 metros cuadrados
Los conservadores retiraron tierra y restos de un techo colapsado para dejar al descubierto un mosaico de 84 metros cuadrados. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig

Un legado artístico y cultural

El mosaico de Salkaya no solo es un testimonio del talento de los artesanos romanos, sino también una muestra del intercambio cultural y la riqueza artística de una región en el límite de dos mundos. Sus escenas de caza, combinadas con su simbolismo sutil y su sorprendente estado de conservación, lo convierten en un hallazgo excepcional que promete aportar nuevos conocimientos sobre la vida, el arte y el poder en las provincias orientales del Imperio Romano.

Más allá del impacto visual, ofrece una oportunidad única para repensar el papel de las provincias fronterizas del Imperio Romano. Tradicionalmente vistas como periferias culturales, estos espacios muestran ahora una sofisticación artística y simbólica comparable —y en algunos casos superior— a la de los centros imperiales. La calidad del mosaico sugiere la presencia de artesanos especializados, probablemente traídos de otras regiones del imperio, lo que implica una inversión considerable y una red logística compleja.

Este hallazgo nos recuerda que el poder romano no se ejercía solo con legiones, sino también con símbolos, arte y narrativa. En los confines de su mundo conocido, el Imperio construía identidad y autoridad a través de obras como esta, que no solo decoraban, sino que hablaban, persuadían y consolidaban la idea de un orden imperial que abarcaba incluso las tierras más remotas.

Referencias

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