Los koalas (Phascolarctos cinereus) son unos animales realmente fascinantes. Aunque tienen la apariencia de pequeños ositos, en realidad son marsupiales, los últimos supervivientes de un linaje, el de los Phascolarctidae, muy próximamente emparentado con los wombats, de los que les separa 36 millones de años de evolución, y con los canguros, cuyas ramas evolutivas se separaron hace casi 60 millones de años. Endémicos de las costas orientales de Australia, presentan una serie de curiosidades que los convierte en únicos.
Datos curiosos sobre los koalas
Explicamos algunas de las curiosidades más destacadas que hacen a esta especie de marsupiales una de las más singulares del mundo animal. Desde sus elevados ritmos de sueño hasta las particularidades de sus partos.
Un largo y profundo sueño
Los koalas duermen hasta 22 horas al día. Son los animales conocidos más dormilones que existen. Su dieta es muy pobre en nutrientes, y se tarda mucho en digerir, por lo que este larguísimo sueño les proporciona una doble ventaja: por un lado, ahorran energía —dormidos tienen menor actividad motriz y metabólica, y por tanto, gastan menos recursos—, y por otro, aprovechan el tiempo de inactividad para digerir.
El resto del tiempo —las dos horas diarias en que no están dormidos—, lo emplean sobre todo para alimentarse, y si les sobra algún rato, también para asearse y socializar.

Un alimento exclusivo... ¡y tóxico!
Como se ha mencionado, la dieta del koala es muy pobre. Esto se debe a que tan solo se alimentan de un tipo de árbol. El 100 % de su dieta se basa en hojas de eucalipto.
Este árbol, invasor en España, es bien conocido por su penetrante olor. Viene dado por una elevada concentración de aceites esenciales que el eucalipto produce como método de defensa contra los herbívoros: en efecto, en elevadas cantidades, las hojas de eucalipto son tóxicas. Los síntomas incluyen abrasión y quemazón en las mucosas bucales y digestivas, dolor abdominal, vómitos y diarreas, y en situaciones de intoxicación más graves, puede llegar a tener efectos nerviosos perjudiciales, como vertidos, desorientación, ataxia y pérdida de consciencia.Estos síntomas en animales salvajes pueden suponer la muerte.
El koala consume una media de 1,2 kilos de hojas al día, cantidad suficiente para matar a cualquier mamífero de tamaño mucho mayor. Sus dientes están adaptados para comer estas hojas: los incisivos para mover las hojas en la boca y las muelas para trocearlas. Así, los dientes retirar la humedad a las hojas —es la forma que tiene el koala de hidratarse— y trituran la fibra de las hojas, facilitando así su digestión, que, como se ha indicado, es muy lenta.

Un nacimiento prematuro
La reproducción del koala es muy similar a la del resto de los marsupiales. Tras una corta gestación de apenas 35 días, el bebé koala nace ciego, sin pelo, con la piel rosada, apenas 2 centímetros de longitud y medio gramo de peso.
En cuanto nace, trepa por el pelaje de su madre hasta el marsupio, el saco que todas las hembras de marsupiales presentan en el vientre y que contiene dos pezones en su interior; se aferra a uno de ellos y comienza a alimentarse. No abandonará el marsupio hasta los seis meses de edad. Desde ese momento, vive encaramado a su madre, y ella comienza a prepararlo para comer hojas de eucalipto, predigiriendo la comida y aportándole una especie de papilla.
La independencia alimentaria se consigue al año de edad, momento en que la madre vuelve a quedar encinta, y aborrece a su cría ya destetada, para que abandone el núcleo familiar. Los koalas en estado silvestre pueden vivir hasta 18 años.
Ni una gota de agua en toda su vida
Se dice que, en lengua aborigen australiana, el nombre del koala significa «el que no bebe». El koala no suele acercarse al agua, y la mayor parte de los ejemplares no beben ni una sola gota de agua remansada a lo largo de toda su vida.
Como se ha indicado, el agua que necesitan para vivir lo obtienen directamente de las hojas del eucalipto —a pesar de que son bastante coriáceas y no precisamente suculentas—. Excepcionalmente, lamen el agua que escurre por los troncos o que se deposita en las hojas tras la lluvia o la niebla. La mayoría de los koalas que se acercan a masas de agua a beber lo hacen porque están enfermos.

Marcando territorio
El koala es un animal bastante territorial, y muy celoso a la hora de mantener su espacio libre de intrusos. Aunque los eucaliptos suelen ser arboles de gran tamaño, sus altos requerimientos de alimento hacen que necesiten grandes extensiones de bosque para poderse mantener sin esquilmar el ecosistema.
La hembra de koala tiene un comportamiento más residente —se mantiene casi siempre en una misma zona—, mientras que el macho tiende a ser nómada. Los pocos machos de comportamiento residente son aquellos de mayor tamaño, capaces de dominar a otros. Estos tienden a establecer su territorio en la proximidad de hembras reproductivas.
El comportamiento territorial de los koalas es fundamental para su supervivencia, ya que asegura que cada individuo tenga acceso suficiente a recursos alimenticios sin agotar el ecosistema. Sin embargo, la fragmentación del hábitat y la competencia por los recursos pueden llevar a conflictos entre los koalas, lo que resalta la importancia de conservar sus entornos naturales para mantener poblaciones saludables.
Referencias
- Duchêne, D. A. et al. 2018. Analysis of Phylogenomic Tree Space Resolves Relationships Among Marsupial Families. Systematic Biology, 67(3), 400-412. DOI: 10.1093/sysbio/syx076
- Kumar, K. J. et al. 2015. Eucalyptus Oil Poisoning. Toxicology International, 22(1), 170-171. DOI: 10.4103/0971-6580.172259
- Martin, R. et al. 1999. The Koala: Natural History, Conservation and Management. UNSW Press.
- Smith, M. 1980. Behaviour of the Koala, Phascolarctos cinereus (Goldfuss), in Captivity IV.* Scent-Marking. Wildlife Research, 7(1), 35. DOI: 10.1071/WR9800035