Con ayuda del Servicio Geológico de los EE.UU (United States Geological Survey, por sus siglas en inglés) y de Carlos González, técnico de la Red Sísmica del IGN (Instituto Geográfico Nacional), hemos recogido información sobre los terremotos que más duración y grados de magnitud han registrado, -ordenados de mayor a menor intensidad-, y, por tanto, los que más ratio de superficie han dañado.
El análisis de los terremotos más impactantes del último siglo destaca la capacidad de la naturaleza para transformar regiones en minutos, dejando huellas imborrables y redefiniendo la preparación ante futuros desastres. Entre los eventos más notables se encuentra el terremoto de Valdivia en 1960, el más fuerte registrado, que devastó Chile y generó un tsunami que alcanzó lugares lejanos como Japón. El terremoto de Alaska de 1964, el más poderoso de Norteamérica, deformó vastas áreas de la corteza terrestre. En 2004, el terremoto de Sumatra desencadenó un tsunami mortal que afectó a varias naciones asiáticas. Estos eventos subrayan la importancia de infraestructuras sismorresistentes y sistemas de alerta temprana. La respuesta internacional y las mejoras tecnológicas han sido cruciales en la recuperación y preparación para futuros terremotos. La magnitud, duración y ubicación de los sismos, junto con la densidad poblacional y la calidad de las infraestructuras, son factores determinantes en la devastación causada.

El impacto de los terremotos más devastadores
1. Valdivia, Chile (1960)
El terremoto de Valdivia, ocurrido el 22 de mayo de 1960, es recordado como el más fuerte registrado en la historia, con una magnitud de 9,5 en la escala de Richter. Este evento sísmico no solo devastó la ciudad de Valdivia y sus alrededores, sino que también desencadenó un tsunami que afectó a lugares tan distantes como Hawai, Japón y Filipinas. A pesar de los avances tecnológicos de la época, la magnitud del desastre dejó a más de 2 millones de personas sin hogar y provocó la muerte de al menos 1.655 personas. La duración del terremoto, que se extendió por unos escalofriantes 10 minutos, contribuyó a la magnitud del daño.
El impacto del terremoto de Valdivia se sintió en todo el cono sur de América, lo que subraya la vasta extensión de su influencia. La combinación de la duración del sismo y la fuerza del tsunami posterior creó una catástrofe de proporciones épicas. Este evento puso de manifiesto la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana y las medidas de preparación para desastres en todo el mundo.
La reconstrucción de Valdivia y las áreas circundantes fue un proceso largo y arduo, que requirió la cooperación de las comunidades locales y la ayuda internacional. A medida que la región se recuperaba, se implementaron nuevas regulaciones de construcción y se reforzaron las infraestructuras para resistir futuros terremotos. Este evento sigue siendo un recordatorio de la capacidad destructiva de la naturaleza y de la importancia de estar preparados para enfrentarla.
2. Alaska (1964)
El 27 de marzo de 1964, Alaska fue sacudida por el 'Gran terremoto de Alaska', un evento de magnitud 9,2 que se convirtió en el más poderoso de la historia de Norteamérica. Este terremoto, que duró 4,5 minutos, tuvo un impacto devastador en la región, deformando aproximadamente 200.000 kilómetros cuadrados de la corteza terrestre. Aunque el número de víctimas mortales fue relativamente bajo, con 131 fallecidos, los daños materiales fueron significativos.
La magnitud del terremoto de Alaska y el tsunami que le siguió causaron estragos en las comunidades costeras, destruyendo infraestructuras y dejando a muchas personas sin hogar. Este evento puso de manifiesto la vulnerabilidad de las áreas costeras a los tsunamis y la necesidad de sistemas de alerta temprana más efectivos. Las lecciones aprendidas de este terremoto han influido en el desarrollo de tecnologías de monitoreo sísmico y en la planificación de respuesta a desastres.
La respuesta al terremoto de Alaska incluyó esfuerzos de rescate y recuperación a gran escala, así como la reconstrucción de las infraestructuras dañadas. Las comunidades afectadas trabajaron juntas para superar las dificultades y reconstruir sus vidas. Este evento sigue siendo un ejemplo de la resiliencia humana frente a la adversidad y de la importancia de la preparación para desastres naturales.
3. Sumatra (2004)
El terremoto de Sumatra, que ocurrió el 26 de diciembre de 2004, fue un evento submarino de magnitud 9,1 que tuvo su epicentro en la costa de Ao Nang, Indonesia. Este terremoto desencadenó uno de los tsunamis más mortíferos de la historia, afectando a casi todo el sur y sureste de Asia. El tsunami resultante causó la muerte de más de 200.000 personas en varios países, incluidos Indonesia, Tailandia, Sri Lanka e India.
La magnitud del desastre fue tal que la comunidad internacional se movilizó rápidamente para proporcionar ayuda y asistencia a las áreas afectadas. Este evento subrayó la importancia de los sistemas de alerta temprana y la cooperación internacional en la respuesta a desastres naturales. La devastación causada por el tsunami también destacó la necesidad de mejorar las infraestructuras costeras y aumentar la conciencia pública sobre los riesgos de los tsunamis.
En los años posteriores al terremoto de Sumatra, se han realizado esfuerzos significativos para mejorar la preparación y la respuesta a los tsunamis en todo el mundo. Se han implementado sistemas de alerta temprana más avanzados y se han llevado a cabo programas de educación y capacitación en las comunidades costeras. Este evento sigue siendo un recordatorio de la necesidad de estar siempre preparados para enfrentar desastres naturales de gran magnitud.
4. Japón (2011)
El 11 de marzo de 2011, Japón experimentó el terremoto más fuerte de su historia moderna, con una magnitud de 9,0. Este sismo, que afectó principalmente a la región oriental del país, provocó un devastador tsunami que causó la muerte de 15.893 personas y dejó a miles más desaparecidas. La magnitud del terremoto fue tal que desplazó la isla de Japón más de dos metros hacia el este, según datos de la NASA.
La combinación del terremoto y el tsunami resultante causó una crisis nuclear en la planta de Fukushima, lo que añadió una dimensión adicional al desastre. La respuesta del gobierno japonés y de la comunidad internacional fue rápida, pero la magnitud del desastre subrayó la necesidad de mejorar las medidas de seguridad nuclear y la preparación para desastres. Este evento también destacó la importancia de las infraestructuras sismorresistentes y la planificación urbana en áreas propensas a terremotos.
Desde el terremoto de 2011, Japón ha implementado una serie de reformas para mejorar su capacidad de respuesta a desastres y fortalecer sus infraestructuras. Se han realizado inversiones significativas en tecnologías de monitoreo sísmico y se han llevado a cabo simulacros de evacuación a gran escala para preparar a la población ante futuros eventos. Este terremoto sigue siendo un recordatorio de la importancia de la preparación y la resiliencia frente a desastres naturales.

5. Kamchatka (1952)
El 4 de noviembre de 1952, la península de Kamchatka en Siberia fue sacudida por un terremoto de magnitud 9,0. Este evento provocó maremotos que afectaron a lugares tan distantes como Hawai, Japón y Chile, causando daños significativos a la infraestructura costera. Aunque no se reportaron víctimas mortales, los daños materiales se estimaron en millones de dólares, lo que subraya el impacto económico de los desastres naturales.
El terremoto de Kamchatka puso de manifiesto la importancia de los sistemas de alerta temprana para los maremotos y la necesidad de mejorar las infraestructuras costeras en las regiones propensas a estos eventos. La respuesta al terremoto incluyó esfuerzos de reconstrucción y la implementación de nuevas regulaciones de construcción para mejorar la resiliencia de las comunidades costeras.
A pesar de la falta de víctimas mortales, el terremoto de Kamchatka sigue siendo un recordatorio de los riesgos que representan los maremotos y la importancia de estar preparados para enfrentar estos eventos. Las lecciones aprendidas de este terremoto han influido en el desarrollo de tecnologías de monitoreo sísmico y en la planificación de respuesta a desastres en todo el mundo.
6. Región del Maule, Chile (2010)
El 27 de febrero de 2010, la región del Maule en Chile fue sacudida por un terremoto de magnitud 8,8. Este evento, que afectó principalmente a las ciudades de Curanipe y Cobquecura, causó la muerte de 525 personas y dejó a miles más sin hogar. La magnitud del terremoto y el tsunami resultante causaron daños significativos a la infraestructura y subrayaron la importancia de la preparación para desastres en las regiones propensas a terremotos.
La respuesta al terremoto del Maule incluyó esfuerzos de rescate y recuperación a gran escala, así como la reconstrucción de las infraestructuras dañadas. Las comunidades afectadas trabajaron juntas para superar las dificultades y reconstruir sus vidas. Este evento sigue siendo un ejemplo de la resiliencia humana frente a la adversidad y de la importancia de la preparación para desastres naturales.
Desde el terremoto de 2010, Chile ha implementado una serie de reformas para mejorar su capacidad de respuesta a desastres y fortalecer sus infraestructuras. Se han realizado inversiones significativas en tecnologías de monitoreo sísmico y se han llevado a cabo simulacros de evacuación a gran escala para preparar a la población ante futuros eventos. Este terremoto sigue siendo un recordatorio de la importancia de la preparación y la resiliencia frente a desastres naturales.

7. Ecuador (1906)
El terremoto de Ecuador, ocurrido el 31 de enero de 1906, es uno de los eventos sísmicos más antiguos en nuestra lista, con una magnitud recalculada de 8,8. Este sismo afectó principalmente a la costa ecuatoriana y parte de la colombiana, pero su impacto se sintió a lo largo de toda la costa de Centroamérica, llegando incluso a San Francisco y el oeste de Japón. La duración estimada del terremoto fue de aproximadamente 30 minutos, lo que contribuyó a la magnitud del daño.
A pesar de la falta de tecnología avanzada en la época, la magnitud del desastre fue evidente en los daños materiales y las vidas perdidas. Este evento subrayó la importancia de la preparación para desastres y la necesidad de infraestructuras sismorresistentes en las regiones propensas a terremotos. La respuesta al terremoto incluyó esfuerzos de reconstrucción y la implementación de nuevas regulaciones de construcción para mejorar la resiliencia de las comunidades afectadas.
El terremoto de Ecuador sigue siendo un recordatorio de los riesgos que representan los terremotos y la importancia de estar preparados para enfrentar estos eventos. Las lecciones aprendidas de este terremoto han influido en el desarrollo de tecnologías de monitoreo sísmico y en la planificación de respuesta a desastres en todo el mundo.
8. Islas Rata, Alaska (1965)
El 4 de febrero de 1965, las Islas Rata en Alaska fueron sacudidas por un terremoto de magnitud 8,7. Este evento generó un tsunami de 10,7 metros de altura que causó daños significativos a la infraestructura costera y dejó a muchas personas sin hogar. Aunque el número de víctimas mortales fue relativamente bajo, los daños materiales fueron significativos, lo que subraya el impacto económico de los desastres naturales.
La respuesta al terremoto de las Islas Rata incluyó esfuerzos de rescate y recuperación a gran escala, así como la reconstrucción de las infraestructuras dañadas. Las comunidades afectadas trabajaron juntas para superar las dificultades y reconstruir sus vidas. Este evento sigue siendo un ejemplo de la resiliencia humana frente a la adversidad y de la importancia de la preparación para desastres naturales.
A pesar de la falta de víctimas mortales, el terremoto de las Islas Rata sigue siendo un recordatorio de los riesgos que representan los tsunamis y la importancia de estar preparados para enfrentar estos eventos. Las lecciones aprendidas de este terremoto han influido en el desarrollo de tecnologías de monitoreo sísmico y en la planificación de respuesta a desastres en todo el mundo.
9. Indonesia (2005)
El 28 de marzo de 2005, Indonesia experimentó un terremoto de magnitud 8,6, conocido como el terremoto de Nias. Este evento, que tuvo su epicentro en la costa occidental del norte de Sumatra, causó la muerte de aproximadamente 1.300 personas y dejó a miles más sin hogar. Aunque el tsunami resultante fue relativamente pequeño en comparación con el de 2004, el impacto del terremoto fue significativo.
La respuesta al terremoto de Nias incluyó esfuerzos de rescate y recuperación a gran escala, así como la reconstrucción de las infraestructuras dañadas. Las comunidades afectadas trabajaron juntas para superar las dificultades y reconstruir sus vidas. Este evento sigue siendo un ejemplo de la resiliencia humana frente a la adversidad y de la importancia de la preparación para desastres naturales.
Desde el terremoto de 2005, Indonesia ha implementado una serie de reformas para mejorar su capacidad de respuesta a desastres y fortalecer sus infraestructuras. Se han realizado inversiones significativas en tecnologías de monitoreo sísmico y se han llevado a cabo simulacros de evacuación a gran escala para preparar a la población ante futuros eventos. Este terremoto sigue siendo un recordatorio de la importancia de la preparación y la resiliencia frente a desastres naturales.

10. Tíbet (1950)
El 15 de agosto de 1950, la región de Assam en Tíbet fue sacudida por un terremoto de magnitud 8,6, también conocido como el terremoto de Medog. Este evento causó la muerte de al menos 1.500 personas y destruyó cerca de 70 aldeas, principalmente debido a deslizamientos de tierra. La magnitud del desastre subrayó la importancia de la preparación para desastres y la necesidad de infraestructuras sismorresistentes en las regiones propensas a terremotos.
La respuesta al terremoto de Assam incluyó esfuerzos de rescate y recuperación a gran escala, así como la reconstrucción de las infraestructuras dañadas. Las comunidades afectadas trabajaron juntas para superar las dificultades y reconstruir sus vidas. Este evento sigue siendo un ejemplo de la resiliencia humana frente a la adversidad y de la importancia de la preparación para desastres naturales.
A pesar de la falta de tecnología avanzada en la época, la magnitud del desastre fue evidente en los daños materiales y las vidas perdidas. Este evento sigue siendo un recordatorio de los riesgos que representan los terremotos y la importancia de estar preparados para enfrentar estos eventos. Las lecciones aprendidas de este terremoto han influido en el desarrollo de tecnologías de monitoreo sísmico y en la planificación de respuesta a desastres en todo el mundo.
Factores que influyen en la devastación de un terremoto
Magnitud y su relación con los daños
La magnitud de un terremoto es un factor crucial en la determinación de su potencial destructivo. Sin embargo, no siempre hay una correlación directa entre la magnitud y el nivel de devastación. Terremotos de magnitud similar pueden tener impactos muy diferentes dependiendo de otros factores, como la profundidad del epicentro y la densidad de población en la zona afectada. Por ejemplo, un terremoto de gran magnitud en una región despoblada puede causar menos daños que un sismo más pequeño en una área densamente poblada.
Además, la duración del terremoto también juega un papel importante en la magnitud de los daños. Terremotos prolongados pueden causar más destrucción al permitir que las ondas sísmicas afecten a las estructuras durante un período más largo. Esto es especialmente cierto en regiones donde las edificaciones no están diseñadas para resistir movimientos sísmicos prolongados.
La magnitud del terremoto también puede influir en la ocurrencia de tsunamis, que a menudo causan más muertes y destrucción que el propio sismo. Los tsunamis generados por terremotos submarinos pueden viajar miles de kilómetros y afectar a regiones lejanas, como se vio en el caso del terremoto de Sumatra en 2004.
Infraestructura y recursos disponibles
La infraestructura y los recursos disponibles en una región son factores críticos que influyen en la capacidad de una comunidad para resistir y recuperarse de un terremoto. Las edificaciones sismorresistentes, los sistemas de alerta temprana y la planificación urbana adecuada son elementos clave para minimizar los daños causados por los terremotos. En regiones donde estas medidas están bien implementadas, el impacto de un terremoto puede ser significativamente menor.
En contraste, en áreas con infraestructuras deficientes y recursos limitados, incluso un terremoto de menor magnitud puede causar una devastación significativa. La falta de planificación y la ausencia de regulaciones de construcción adecuadas pueden resultar en un alto número de víctimas mortales y daños materiales extensos. Esto es especialmente cierto en países en desarrollo, donde los recursos para implementar medidas de prevención de desastres pueden ser limitados.
La capacidad de respuesta de una comunidad también depende de la disponibilidad de recursos para el rescate y la recuperación. La ayuda internacional y la cooperación entre gobiernos pueden ser cruciales para proporcionar asistencia a las áreas afectadas y facilitar la reconstrucción. La resiliencia de una comunidad frente a un terremoto está directamente relacionada con su preparación y su capacidad para movilizar recursos de manera efectiva.
Fallas tectónicas y su papel en los terremotos destructivos
Las fallas tectónicas son estructuras geológicas donde se producen desplazamientos de las placas terrestres, y son las principales responsables de los terremotos destructivos. La ubicación y el tipo de falla pueden influir en la magnitud y el impacto de un terremoto. Por ejemplo, las fallas de deslizamiento lateral, como la Falla de San Andrés en California, son conocidas por producir terremotos de gran magnitud que pueden causar daños significativos.
El estudio de las fallas tectónicas es fundamental para comprender los patrones de actividad sísmica y predecir futuros terremotos. Los científicos utilizan datos de monitoreo sísmico y modelos geológicos para identificar áreas de alto riesgo y desarrollar estrategias de mitigación de desastres. La identificación de fallas activas y el monitoreo de su actividad pueden proporcionar información valiosa para la planificación urbana y la preparación para desastres.
Además, las fallas tectónicas pueden influir en la ocurrencia de tsunamis, especialmente en regiones costeras. Los terremotos submarinos en fallas tectónicas pueden generar tsunamis que afectan a áreas distantes, como se vio en el caso del terremoto de Sumatra en 2004. La comprensión de las fallas tectónicas y su papel en los terremotos destructivos es esencial para mejorar la preparación y la respuesta a estos eventos naturales.

Casos recientes y su relevancia
Terremoto en Turquía y Siria (2023)
El terremoto de magnitud 7,8 que sacudió Turquía y Siria el 6 de febrero de 2023 es un recordatorio reciente de la amenaza constante que representan los terremotos. Este evento, que ocurrió en la Falla de Anatolia Este, causó la muerte de más de 500 personas y dejó a miles más sin hogar. La magnitud del desastre subrayó la importancia de la preparación para desastres y la necesidad de infraestructuras sismorresistentes en las regiones propensas a terremotos.
La respuesta al terremoto de Turquía y Siria incluyó esfuerzos de rescate y recuperación a gran escala, así como la cooperación internacional para proporcionar asistencia a las áreas afectadas. Las comunidades afectadas trabajaron juntas para superar las dificultades y reconstruir sus vidas. Este evento sigue siendo un ejemplo de la resiliencia humana frente a la adversidad y de la importancia de la preparación para desastres naturales.
Desde el terremoto de 2023, se han realizado esfuerzos significativos para mejorar la capacidad de respuesta a desastres en Turquía y Siria. Se han implementado sistemas de alerta temprana más avanzados y se han llevado a cabo programas de educación y capacitación en las comunidades afectadas. Este terremoto sigue siendo un recordatorio de la importancia de estar siempre preparados para enfrentar desastres naturales de gran magnitud.
Referencias:
- Hough, S. (2015). Shaking intensity from injection-induced versus tectonic earthquakes in the central-eastern United States. Geophysics, 34, 690-697. https://doi.org/10.1190/TLE34060690.1.
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- Aizawa, K., Asaue, H., Koike, K., Takakura, S., Utsugi, M., Inoue, H., Yoshimura, R., Yamazaki, K., Komatsu, S., Uyeshima, M., Koyama, T., Kanda, W., Shiotani, T., Matsushima, N., Hata, M., Yoshinaga, T., Uchida, K., Tsukashima, Y., Shito, A., Fujita, S., Wakabayashi, A., Tsukamoto, K., Matsushima, T., Miyazaki, M., Kondo, K., Takashima, K., Hashimoto, T., Tamura, M., Matsumoto, S., Yamashita, Y., Nakamoto, M., & Shimizu, H. (2017). Seismicity controlled by resistivity structure: the 2016 Kumamoto earthquakes, Kyushu Island, Japan. Earth, Planets and Space, 69, 1-10. https://doi.org/10.1186/s40623-016-0590-2.
- Huang, Y., Ellsworth, W., & Beroza, G. (2017). Stress drops of induced and tectonic earthquakes in the central United States are indistinguishable. Science Advances, 3. https://doi.org/10.1126/sciadv.1700772.