Es bien sabido que, salvo alteraciones genéticas, el ser humano cuenta en sus células con 46 cromosomas o, mejor expresado, 23 pares. En conjunto, estos cromosomas contienen la secuencia completa del genoma humano, compuesto por unos 30 000 genes, y distribuidos, en las células somáticas, a lo largo de unos 6370 millones de pares de bases.
Pero también sabemos que el número de cromosomas cambia entre especies, que incluso grupos con poca relación entre ellos pueden tener números similares. Entre los mamíferos, el diablo de Tasmania tiene solo 14 cromosomas (7 pares); el canguro y el koala tienen 16 cromosomas; el zorro, 34; el tigre o el mapache, 38; el conejo o el delfín, 44; la liebre o el chimpancé 48; la vaca o la cabra, 60; el perro, 78… La variabilidad es muy sustancial.
Ratas con demasiados cromosomas
Aunque normalmente se asume que animales más grandes han de tener más cromosomas, lo cierto es que entre los roedores se encuentran algunas de las especies con cariotipos más grandes —un cariotipo se define como el conjunto de cromosomas de una célula somática de una especie dada—.
Más concretamente, la familia de los equímidos (Echimyidae) presenta algunas especies que han ido rompiendo récords en número de cromosomas. Ya en 1989, el investigador argentino Osvaldo Reig identificó muestras del género Echimys que contaban con hasta 90 cromosomas. Una cantidad superada por la especie Dactylomys dactylinus en 1993, con 94 cromosomas, y más tarde, en 1998, se identificó un cariotipo con 96 cromosomas, perteneciente a la rata arborícola atlántica (Echimys dasythrix).
No obstante, en 1990 hubo un descubrimiento que establecía un récord aparentemente insuperable. El mamífero conocido con más cromosomas era la rata vizcacha roja (Tympanoctomys barrerae), un roedor sudamericano de la familia Octodontidae, con 102 cromosomas.
Tuvo que pasar una década hasta que, en el año 2000, los investigadores Dunnum, Salazar-Bravo y Yates, de la Universidad de Nuevo México, identificaran el cariotipo de otro esquímido, la llamada rata de bambú boliviana (Dactylomys boliviensis), que contra todo pronóstico, superó el récord anterior. Actualmente, el mamífero con mayor número de cromosomas, que se sepa, es este pequeño roedor boliviano. Cada una de sus células tiene la asombrosa cantidad de 118 cromosomas.

Medalla de plata para la hembra de un pangolín
Hasta hace poco, nadie podía sospechar que un pangolín pudiera entrar en el podio de mamíferos con mayor número de cromosomas. Ante los 118 de la rata de bambú boliviana, los 102 de la vizcacha roja y los 96 de la rata arborícola atlántica, las distintas especies de pangolín estudiadas tenían entre 36 y 42, algo por debajo del ser humano.
La sorpresa tuvo que ser mayúscula para el grupo de investigación liderado por Marlys L. Houck, del parque zoológico de San Diego, al descubrir que la hembra del pangolín de vientre blanco (Phataginus tricuspis) tenía 114 cromosomas. Solo 4 menos que la rata de bambú boliviana, y 12 más que la especie que, antes, ocupaba el segundo puesto.
Y un detalle curioso es que es la hembra, y no el macho, la que ostenta el segundo puesto del podio. El macho, con 113, un cromosoma menos, se lleva la medalla de bronce. Los resultados del estudio fueron recientemente publicados en la prestigiosa revista científica Chromosome Research.

A ese macho le falta un cromosoma
Suele ser habitual que el sexo esté determinado por los cromosomas. Así sucede con el ser humano, en la mayoría de los mamíferos, aves, y otros muchos animales.
Salvo condiciones del espectro intersexual, el sexo en humanos está determinado por el par de cromosomas sexuales, distintos del resto —que reciben el nombre de autosómicos—, y que pueden tener dos conformaciones: X e Y. Cuando los dos cromosomas son iguales, XX, normalmente se desarrolla una hembra, si son distintos, XY, lo habitual es que se desarrolle un macho. Las aves tienen un sistema similar, con cromosomas sexuales W y Z, pero funciona al contrario; cuando son iguales, WW, tiende a ser macho, y cuando son distintos, WZ, suele ser hembra.
En los pangolines el sistema también tiene determinación genética, siguiendo el mismo patrón del ser humano, con cromosomas X e Y, pero con una salvedad muy significativa: el cromosoma Y se encuentra fusionado con uno de los cromosomas autosómicos —el quinto—. En este cromosoma fusionado, —denominado YA—, más o menos dos tercios de su longitud se corresponden con el cromosoma sexual, y el tercio restante, con el autosómico. Sin embargo, el cromosoma X es libre.
De este modo, en las hembras, los cromosomas XX se emparejan entre sí, y la pareja del cromosoma 5 también. Pero en los machos, el cromosoma YA se empareja a la vez con el cromosoma X —por su parte Y— y con el quinto cromosoma autosómico —por su parte A—. El resultado final es que, efectivamente, el macho tiene un cromosoma menos que la hembra.
Referencias:
- Contreras, L. C. et al. 1990. The largest known chromosome number for a mammal, in a South American desert rodent. Experientia, 46(5), 506-508. DOI: 10.1007/BF01954248
- Dunnum, J. L. et al. 2001. The Bolivian bamboo rat, Dactylomys boliviensis (Rodentia: Echimyidae), a new record for chromosome numberin a mammal. Zeitschrift für Säugetierkunde, 66, 121-126.
- Houck, M. et al. 2023. Chromosome-length genome assemblies and cytogenomic analyses of pangolins reveal remarkable chromosome counts and plasticity. Chromosome Research, 31. DOI: 10.1007/s10577-023-09722-y