Todos tenemos clara la imagen mental de una pantera: un gran félido majestuoso, ágil y de un color negro intenso. La pantera es símbolo de misterio y poder, que está presente en leyendas, obras literarias y en el cine. Probablemente la pantera de ficción más famosa sea Bagheera, el astuto y sabio maestro de Mowgli en El Libro de la Selva, de Rudyard Kipling.
La idea general de la pantera como especie única y homogénea es muy común, pero también es un error. La "pantera" no es una especie en sí misma, sino más bien un término utilizado para describir a una serie de grandes félidos con características físicas particulares, incluyendo variantes de coloración.
Las tres panteras negras
En zoología, el concepto de "pantera negra" se ha prestado a una fascinante confusión. En realidad, el pelaje no es completamente negro, sino pardo muy oscuro. Pero además, lejos de ser una especie por sí misma, las panteras negras son individuos melánicos de grandes félidos que pertenecen a distintas especies, distribuidas en diferentes partes del mundo. Este fenómeno de melanismo, en el cual los individuos presentan un exceso de pigmentación oscura, ha dado lugar a la existencia de panteras negras en África, Asia, y América.

En Sudamérica, la pantera negra es un jaguar melánico. Conocido por su constitución fuerte y robusta, el jaguar es el félido más grande del continente americano, y el tercero más grande del mundo. La coloración melánica del jaguar es el resultado de una mutación dominante en un gen denominado MC1R, cuya expresión lleva a una mayor producción de melanina en el pelaje. Como el pelaje de fondo no llega a ser negro, sino marrón muy oscuro, mientras que las características manchas del jaguar sí son negras, aún pueden percibirse.
El continente americano cuenta además con otro animal, más pequeño e incapaz de rugir, que también recibe el nombre de ‘pantera negra’: el puma. Aunque el melanismo, en este caso, es menos conocido y está menos estudiado. De hecho, las observaciones de pumas melánicos son tan escasas que es difícil determinar su distribución o si dispone o no de alguna ventaja adaptativa. Tal es su rareza, que su presencia ha llevado a la superstición y al mito en distintas culturas norteamericanas.

Finalmente, en los continentes africano y asiático destaca la pantera negra más famosa, la que Kipling describe en su obra maestra bajo el nombre de Bagheera, el leopardo. El melanismo en leopardos también es el resultado de una mutación, aunque en un gen distinto, el ASIP. A diferencia del jaguar, la coloración melánica del leopardo es mucho más oscura, por lo que las manchas características del pelaje solo se aprecian si las condiciones de iluminación son óptimas. La variante melánica del leopardo es particularmente común en Asia, y especialmente, en el Sudeste Asiático. Su prevalencia en estos hábitats sugiere que el melanismo confiere a la pantera negra leopardo ventajas de camuflaje en las densas selvas tropicales, donde la luz es escasa y la vegetación, espesa.
Las otras panteras
Más allá del melanismo en jaguar, puma o leopardo, existen otros dos animales comúnmente conocidos como ‘panteras’. Estas dos especies, aunque no se ajustan a la imagen típica de una 'pantera negra', amplían nuestro entendimiento sobre la diversidad dentro de la familia de los félidos. Cada una ha desarrollado adaptaciones únicas a su entorno, demostrando la capacidad de estos animales para evolucionar y prosperar en diferentes hábitats.

Nativa del Sudeste Asiático, la pantera nebulosa es conocida por su distintivo pelaje moteado, que le da un aspecto de nubes o neblina. Esta especie ha recibido el nombre popular de 'pantera' debido a su apariencia enigmática y su hábitat solitario y esquivo en las densas selvas. La pantera nebulosa es la más pequeña de todas, pero sus habilidades de escalada y su adaptación a entornos de bosque la hacen igualmente fascinante.
Otro gran félido que recibe el mismo nombre es la pantera (o leopardo) de las nieves, nativa de las montañas del Himalaya y Asia Central. Adaptada a la vida en altitudes elevadas, la pantera de las nieves es conocida por su hermoso pelaje grueso y moteado, que le proporciona un excelente camuflaje en los entornos nevados y rocosos donde habita.

'Panthera', el género de las panteras
Si abordamos el tema desde una perspectiva taxonómica estricta, la pantera no es una especie sino un género: Panthera. Un género de félidos que, a su vez, presenta cinco especies distintas, cuyos nombres científicos son Panthera onca, P. pardus, P. uncia, P. leo y P. tigris.
La especie P. onca es el jaguar; P. pardus, el leopardo; y P. uncia, la pantera de las nieves. A nadie debería sorprender que estas tres especies pertenezcan al género de las panteras. Más sorprendentes pueden ser las dos especies restantes, el león (P. leo) y el tigre (P. tigris). Pero así es, desde un estricto punto de vista taxonómico, ambos son panteras.
Estudios genómicos recientes proporcionan una visión más clara de las relaciones evolutivas dentro del género Panthera. La divergencia de este linaje de los demás miembros de la familia de los félidos ocurrió hace menos de 11 millones de años, con una rápida radiación de las especies durante el Plioceno. Estas relaciones evolutivas han sido objeto de múltiples estudios, revelando un patrón de ramificación novedoso dentro del género.

Curiosamente, la pantera nebulosa (Neofelis nebulosa) no pertenece al género Panthera sino a un género taxonómico distinto: Neofelis. Sí pertenece, sin embargo, a la misma subfamilia que el género de las panteras: los panterinos (Pantherinae). Éstos se distinguen de la otra subfamilia, los felinos (Felinae) por el tamaño o la capacidad de rugir. Este último rasgo se debe a la presencia de ciertos pliegues vocales en la laringe, que actúan como caja de resonancia. La excepción a esta norma es, de nuevo, la pantera nebulosa, pero no por la falta de las estructuras laríngeas necesarias, sino porque su tamaño, menor que el del resto de los panterinos, hace que el sonido no sea lo suficientemente grave.
Tampoco el puma es una pantera, desde el punto de vista taxonómico. El puma pertenece a la subfamilia de los felinos, como el gato, el lince o el guepardo, y está emparentado mucho más estrechamente con estos, que con las panteras.
Tras la imagen icónica de la pantera se esconde una realidad mucho más compleja, llena de variantes genéticas y adaptaciones evolutivas. Las especies del género Panthera, junto con sus parientes cercanos, representan no solo un espectáculo de la naturaleza, sino también un recordatorio de la intrincada red de la vida en nuestro planeta.
Referencias:
- Davis, B. et al. 2010. Supermatrix and species tree methods resolve phylogenetic relationships within the big cats, Panthera (Carnivora: Felidae). Molecular phylogenetics and evolution, 56 1, 64-76. DOI: 10.1016/j.ympev.2010.01.036
- Eizirik, E. et al. 2003. Molecular Genetics and Evolution of Melanism in the Cat Family. Current Biology, 13, 448-453. DOI: 10.1016/S0960-9822(03)00128-3
- Hast, M. H. 1989. The larynx of roaring and non-roaring cats. Journal of Anatomy, 163, 117-121.
- Silva, L. G. 2017. Ecology and Evolution of Melanism in Big Cats: Case Study with Black Leopards and Jaguars. DOI: 10.5772/INTECHOPEN.69558