Recuerdos infantiles: la ciencia detrás de nuestra memoria temprana

Quizá tú seas una de esas personas que afirma recordar cosas que le pasaron cuando era bebé pero ¿qué dicen los estudios científicos al respecto?
Niño riendo pompas

¿A qué edad empezamos a tener recuerdos? Aunque se trata de algo poco frecuente, algunas personas pueden llegar a recordar vivencias que les pasaron cuando todavía no habían llegado siquiera a cumplir los tres años. Nos estamos refiriendo a recuerdos infantiles autobiográficos —memoria episódica—, que forman parte de la memoria a largo plazo.

¿A partir de qué edad se tienen recuerdos?

La amnesia infantil y su impacto en los primeros recuerdos

En general, la mayoría de la gente comienza a fraguar este tipo de memora en la cabeza a partir de los tres o cuatro años. Sobre la primera infancia, lo más común es sufrir una especie de amnesia infantil que hace muy difícil que recordemos sucesos previos a esa edad, aunque sí somos capaces de almacenar cierta información a corto plazo (caras, sonidos, sensaciones…). Estaríamos haciendo alusión a una memoria más sensorial, en resumen, más útil.

El desarrollo del lenguaje y su influencia en la memoria

Los recuerdos que tenemos en la infancia, su carácter general y número, dependen de una serie de factores. Para recordar eventos vividos de manera consciente, hay que tener ideas y estas a su vez dependen del lenguaje. Es lógico suponer, pues, que el grado de desarrollo del lenguaje del niño determinará en parte la amplitud y variedad de sus recuerdos.

En un estudio que se remonta a 1933, los investigadores llegaron a la conclusión de que prácticamente todos los recuerdos, con la posible excepción de uno o dos, se remontan a un período en el que los hábitos lingüísticos elementales estaban bastante firmemente establecidos en los niños.

Estudio de 2012: recuerdos desde los dos años

Sin embargo, un estudio publicado en el año 2012 en la revista Child Development  muestra que algunos niños eran capaces de almacenar ya recuerdos con claridad a la tempranísima edad de dos años. Los investigadores llevaron a cabo un experimento al que llamaron "Magic Shrinking Box", gracias al que pudieron comprobar que, aunque solo una quinta parte de los niños guardaba recuerdos, de ellos, dos tenían en el momento inicial del experimento menos de tres años.

La mayoría de la gente comienza a fraguar sus memorias a partir de los tres o cuatro años. - iStock

Características de los recuerdos infantiles

Recuerdos sensoriales vs recuerdos episódicos

En la infancia, los recuerdos se pueden clasificar en dos tipos principales: sensoriales y episódicos. Los recuerdos sensoriales son aquellos que se basan en las impresiones inmediatas que recibimos a través de nuestros sentidos. Estos recuerdos son más primitivos y no requieren un alto grado de procesamiento cognitivo. Por ejemplo, un niño puede recordar el aroma de una comida o el sonido de una canción sin necesidad de comprender completamente el contexto de la experiencia.

Por otro lado, los recuerdos episódicos son más complejos y están relacionados con eventos específicos que hemos vivido. Estos recuerdos requieren una mayor capacidad de procesamiento cognitivo y están vinculados al desarrollo del lenguaje y la capacidad de narrar experiencias. A medida que los niños crecen y desarrollan sus habilidades lingüísticas, su capacidad para formar recuerdos episódicos se fortalece. Estos recuerdos son más duraderos y permiten a los niños construir una narrativa coherente de su vida, conectando diferentes eventos y experiencias.

La transición de recuerdos sensoriales a episódicos es un proceso gradual que depende del desarrollo del cerebro y del entorno en el que se cría el niño. La interacción con los padres y el entorno social desempeña un papel crucial en este proceso.

Recuerdos infantiles. Fuente: Pixabay

La reconstrucción de recuerdos a través de relatos familiares

A veces, aunque creamos recordar un evento en concreto, puede que no se deba realmente a cómo nuestra cabeza cuando éramos niños procesó dicho evento, sino más bien a la reconstrucción que nuestra mente ha hecho posteriormente gracias al relato que hemos escuchado por parte de nuestros padres o familiares y a cómo se relacionan las figuras parentales con los niños y niñas más pequeños.

Variaciones culturales en la importancia de los recuerdos

Hay países en los que existe un especial interés en relatar vivencias que puedan crear o evocar recuerdos, mientras que en otros las familias están más volcadas en que se adquiera el aprendizaje de, por ejemplo, normas de convivencia, dando menos importancia a los recuerdos experienciales. Esta variable cultural podría ser uno de los factores determinantes para que haya diferencias en la edad en que se desarrolla la memoria episódica. 

Factores determinantes en la calidad de los recuerdos

Inteligencia y habilidades lingüísticas en la memoria infantil

Los investigadores también encontraron un segundo factor muy relacionado con el lenguaje que influía en los recuerdos. Nos estamos refiriendo a la inteligencia. Una persona con una clara discapacidad intelectual ve limitada su gama de experiencias y, por tanto, la variedad y el número de recuerdos.

Recuerdos infantiles. Fuente: Pixabay

El experimento de la caja mágica: comunicación y memoria

El experimento "Magic Shrinking Box" o de la caja mágica fue un proyecto en el que participaron  46 niños de entre 27 y 51 meses de edad. En él, los pequeños colocaban un juguete en la parte superior de una "caja mágica", activaban una palanca y el juguete desaparecía para, en su lugar, aparecer otro juguete en miniatura a través de la caja, acompañado de sonidos y luces llamativas.

Durante dos días, los investigadores enseñaron a los niños a usar la máquina y al tercer día les hicieron una entrevista preguntándoles si sabían cómo usar la máquina y se les entregó una medalla por haber participado. Seis años más tarde, cuando los preadolescentes habían cumplido entre los diez y los doce años, el equipo de investigación volvió a entrevistarlos, enseñándoles una medalla como la que les habían otorgado en su día y preguntándoles si recordaban lo que era.

Solo una quinta parte de los niños lo recordaba, pero de ellos, dos tenían en el momento inicial del experimento menos de tres años. Al parecer, lo único que tenían en común todos los que sí preservaban el evento en su memoria era que durante las semanas siguientes al mismo habían estado hablando continuamente de su experiencia con la caja. Lo que hizo pensar a los investigadores que la comunicación y la verbalización podía ayudar a ejercitar la memoria desde muy pequeños.

Referencias

  • Dudycha, G.J., & Dudycha, M.M. 1933. Some Factors and Characteristics of Childhood Memories. Child Development.
  • Fivush, R., Gray, J., Fromhoff, F. 1987. Two-year-old talk about the past. Cognitive Development. DOI: https://doi.org/10.1016/S0885-2014(87)80015-1
  • Jack, F., Simcock, G., & Hayne, H. 2012. Magic Memories: Young Children’s Verbal Recall After a 6-Year Delay. Child Development.  http://www.jstor.org/stable/41416074

Recomendamos en