¿Cuál fue la peor batalla de la guerra civil española?

La contienda se saldó con unos 20.000 muertos y 70.000 heridos entre los dos bandos, según las estimaciones de los expertos.
Soldados republicanos y guardias de asalto durante el levantamiento de julio de 1936

La batalla del Ebro, librada entre julio y noviembre de 1938 durante la guerra civil española, se erige como un episodio clave que determinó el curso de la contienda y dejó una huella indeleble en la historia de España. Fue el enfrentamiento más largo y sangriento de la guerra y marcó un punto de inflexión que allanó el camino para el triunfo de las fuerzas franquistas.

Soldados durante la guerra civil. Wikimedia

Situación previa

El contexto de la batalla se enmarca en la Segunda República Española, que se encontraba en una situación crítica. La guerra civil había fracturado al país en dos facciones, republicanos y sublevados, liderados por Franco. En el frente internacional, la crisis de los Sudetes en Europa y la inminente Segunda Guerra Mundial influenciaron el desarrollo de la contienda española. La batalla del Ebro se convirtió en un momento crucial para el destino de la República.

En el invierno de 1937 se había dado la ofensiva republicana en Teruel, donde las tropas republicanas perdieron terreno frente a los franquistas. Franco, una vez consolidada su posición en Teruel, desplazó sus fuerzas hacia el Ebro, dividiendo el territorio republicano en dos. Aunque Barcelona estaba al alcance de los franquistas, Franco optó por avanzar hacia Valencia, lo que permitió a las tropas republicanas en Cataluña reorganizarse para la contraofensiva. El presidente republicano Juan Negrín y el general Vicente Rojo lideraron la estrategia de la ofensiva republicana, que comenzó con el cruce del río Ebro el 25 de julio de 1938. La estrategia buscaba distraer las fuerzas de Franco de su avance en Valencia, pero a pesar de un inicio exitoso, la estabilización del frente y la llegada de refuerzos franquistas cambiaron el curso de la batalla.

Plaza antiaérea republicana durante la batalla del Ebro. Wikimedia

Desarrollo de la batalla

La batalla se caracterizó por su dureza y tácticas frontales, con combates que se prolongaron durante semanas. La topografía montañosa y las posiciones clave en manos republicanas añadieron dificultades a los avances franquistas. La contienda se convirtió en una lucha de desgaste, con ambos bandos participando en feroces ataques y contraataques.

La ofensiva republicana en el Ebro fue liderada por la Agrupación Autónoma del Ebro, posteriormente rebautizada como Ejército del Ebro, bajo el mando del teniente coronel Juan Guilloto León. Este ejército, bien equipado y con una fuerza compuesta en parte por jóvenes soldados catalanes conocidos como la Quinta del biberón unidos a veteranos que luchaban desde el inicio de la guerra, tenía como objetivo obligar a Franco a dividir sus fuerzas entre su avance en Valencia y este enfrentamiento. Sin embargo, a pesar de una victoria inicial, los problemas logísticos y la falta de coordinación pasaron factura a las fuerzas republicanas.

El lado sublevado, representado principalmente por el Cuerpo de Ejército Marroquí dirigido por el general Juan Yagüe, se enfrentó a la ofensiva republicana. Aunque se esperaba un cruce del río Ebro por parte de los republicanos, la falta de medidas preventivas permitió que las tropas republicanas avanzaran exitosamente en un primer momento. Sin embargo, la contienda se volvió más intensa a medida que Franco desplazó sus fuerzas hacia el Ebro.

Tropas cruzando el Ebro. Wikimedia

Retirada republicana

A medida que la batalla del Ebro llegaba a su clímax, el asalto a la sierra de Cavalls el 31 de octubre marcó un punto decisivo. Aunque las fuerzas republicanas resistieron con valentía, los ataques franquistas y la superioridad táctica comenzaron a prevalecer. El 16 de noviembre de 1938, la batalla concluyó con la retirada republicana.

La estrategia republicana de frenar a Franco en el Ebro no tuvo éxito. La retirada marcó el inicio de la campaña de Cataluña, que culminó en la caída de Barcelona en enero de 1939 y la rendición de la Segunda República. La batalla del Ebro dejó una profunda huella en la memoria colectiva, siendo recordada como una de las páginas más trágicas y desgarradoras de la guerra civil española. El impacto de la batalla se extendió más allá de las cuestiones militares. La topografía de la zona y las tácticas utilizadas revelaron la brutalidad de la guerra civil, donde la confrontación directa y el sufrimiento humano se manifestaron de manera cruda. Canciones emblemáticas como "El paso del Ebro" y "Si me quieres escribir" surgieron durante este conflicto y se convirtieron en símbolos de la resistencia republicana.

La batalla del Ebro también tuvo consecuencias políticas y sociales. La derrota republicana aceleró el declive de la Segunda República Española, allanando el camino para la consolidación del régimen franquista. La represión política y la persecución de los opositores se intensificaron, marcando el inicio de una larga dictadura que perduraría hasta la muerte de Franco en 1975.

En la memoria histórica de España, la batalla del Ebro representa la tragedia de un conflicto fratricida que dividió al país y dejó cicatrices profundas. A lo largo de los años, la batalla ha sido objeto de reflexión en la literatura, la música y el cine, sirviendo como recordatorio de los horrores de la guerra civil española y la importancia de preservar la paz y la convivencia.

Cruce del Ebro por las fuerzas republicanas. Wikimedia

Referencias:

  • Presto, P. 2017. La guerra civil española. Debolsillo.
  • Reverte, J. y Martínez Zauner, M. 2021. De Madrid al Ebro. Las grandes batallas de la guerra civil española. Galaxia Gutenberg.

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