Una evaluación científica que se realiza una vez cada cuatro años y llevada a cabo por Naciones Unidas ha descubierto que la recuperación de la capa protectora de ozono de la Tierra está en progreso, y si todo sigue como a este ritmo, el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida quedará reparado por completo en unos 43 años.
La capa de ozono es una región de la estratosfera de la Tierra que contiene una alta concentración de moléculas de ozono (O3). Se encuentra principalmente en la atmósfera superior, entre unos 15 y 30 kilómetros sobre la superficie de la Tierra y juega un papel importante en la protección de la vida en la Tierra al absorber la mayor parte de la radiación ultravioleta (UV) del sol, que puede ser dañina para los organismos vivos. La capa de ozono también es importante para el clima de la Tierra, ya que desempeña un papel en la regulación de la cantidad de ozono en la atmósfera inferior, lo que puede afectar la temperatura y los patrones de circulación.
Más de 35 años después de que todas las naciones del mundo acordaran dejar de producir sustancias químicas que erosionan la capa de ozono que protege al planeta de la radiación nociva relacionada con el cáncer de piel o las cataratas, la evaluación científica ha encontrado que la recuperación está progresando. Fue en 1987 cuando se instauró el llamado Protocolo de Montreal, que prohibía expresamente el uso de productos que contuviesen químicos dañinos llamados clorofluorocarbonos (CFC) que se encuentran en desodorantes en aerosol, espuma aislante y aire acondicionado.
El Protocolo de Montreal demostró ser innovador y exitoso, y es el primer tratado en lograr la ratificación universal por parte de todos los países del mundo (Estados Unidos, concretamente ratificó el protocolo en 1988 y se ha adherido a cuatro enmiendas posteriores).
El tratado también ayudó a impulsar el desarrollo y uso de alternativas a las sustancias que agotan la capa de ozono, como los hidrofluorocarbonos (HFC), que no dañan la capa de ozono pero son poderosos gases de efecto invernadero.

Lento, pero seguro
Según consta en el informe presentado en la convención de la Sociedad Meteorológica Estadounidense en Denver (Estados Unidos), el progreso es lento. Los científicos dijeron que las emisiones globales de CFC-11 habían disminuido desde 2018 después de aumentar durante varios años.
La cantidad promedio global de ozono a 30 kilómetros de altura en la atmósfera no volverá a los niveles previos al adelgazamiento de 1980 hasta alrededor de 2040, según el informe. Y no volverá a la normalidad en el Ártico hasta 2045, pero no se reparará por completo hasta 2066.
“La acción del ozono sienta un precedente para la acción climática. Nuestro éxito en la eliminación gradual de los productos químicos que consumen ozono nos muestra lo que se puede y se debe hacer, con carácter de urgencia, para alejarse de los combustibles fósiles, reducir los gases de efecto invernadero y, por lo tanto, limitar el aumento de la temperatura”, afirmó Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial en un comunicado de prensa.
Los niveles de cloro han bajado un 11,5 por ciento desde que alcanzaron su punto máximo en 1993, y el bromo, que es más eficiente para absorber el ozono pero se encuentra en niveles más bajos en el aire, cayó un 14,5 por ciento desde su punto máximo en 1999, según el informe. Sea como fuere, los nuevos datos representan una prueba de la efectividad del Protocolo de Montreal.
Referencia: Investigadores de la Organización Meteorológica Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio y la Comisión Europea. Scientific Assessment of ozone depletion: 2022. https://ozone.unep.org/system/files/documents/Scientific-Assessment-of-Ozone-Depletion-2022-Executive-Summary.pdf