¿Egoístas, solitarios, narcisistas? Mitos sobre los hijos únicos que la ciencia desmiente

Tener un solo niño preocupa a sus progenitores por si la falta de hermanos pudiera afectar negativamente a su personalidad. Diferentes investigaciones han mostrado que muchas de estas creencias carecen de fundamento científico, aunque algunos estudios revelan diferencias en cuanto a la probabilidad de sufrir obesidad y también en habilidades como la creatividad.
¿Egoístas, solitarios, narcisistas? Mitos sobre los hijos únicos que la ciencia desmiente
Algunos estudios revelan que los hijos únicos son más creativos, pero menos amables, según cambios cerebrales observados por neuroimagen. Fuente: pixabay / iStock (composición).

Egoístas, narcisistas, solitarios… No tener hermanos implica una larga lista de tópicos y sambenitos que los hijos únicos están cansados de escuchar. Y eso que cada vez es más frecuente que las familias decidan tener un único vástago. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número medio de hijos por mujer en 2019 en España fue de 1,23, la cifra más baja desde 2001. No obstante, el menor dato que recoge el INE si nos remontamos a los registros desde 1975 es de hace dos décadas, en 1998, cuando el número fue de solo 1,13.

Uno de los mitos más extendidos sobre estas personas es el de la personalidad narcisista, es decir, que se quieren en exceso a sí mismas. En las últimas décadas se han publicado varias investigaciones al respecto y una de las más recientes, realizada por científicos de Alemania, concluyó que no hay evidencias de que los hijos únicos sean más narcisistas que quienes tienen hermanos. 

Soledad, creatividad y estructura cerebral: lo que dicen los estudios

La investigación, publicada en la revista Social Psychological and Personality Science, distingue entre las dos facetas de este rasgo de la personalidad: la búsqueda de admiración y la rivalidad. Como destacan los autores, si, como comúnmente se cree, el elogio y la atención excesivas de los padres refuerzan los niveles de este rasgo en los hijos únicos, esto debería repercutir en la dimensión de la admiración. Sin embargo, en cuanto a la rivalidad, podría ocurrir lo contrario, esto es, que se atenuara en los niños sin hermanos, ya que no tienen que competir con nadie para conseguir la atención de sus progenitores. 

Para saber si el estereotipo seguía vigente en la actualidad, los investigadores enviaron una encuesta on line a medio centenar de personas, que, efectivamente, atribuyeron a los hijos únicos tanto una mayor búsqueda de admiración como una rivalidad superior, lo que perpetuaba el mito.

El siguiente paso fue demostrar si este se confirmaba como realidad o no, y, para ello, los científicos utilizaron datos de más de 1800 personas –alrededor de doscientas de ellas, hijos únicos– extraídos del macroestudio nacional germano SOEP-IS. “Hemos analizado un gran conjunto de datos que es representativo de la población alemana”, explica Michael Dufner, investigador de la Universidad de Leipzig (Alemania) y autor principal del trabajo.

Los científicos midieron en esta amplia muestra de individuos las dos facetas del narcisismo –la búsqueda de admiración y la rivalidad– y no encontraron que los hijos únicos presentaran diferencias en ninguna de las dos categorías en comparación con quienes tenían hermanos. Por tanto, según este trabajo, aunque el mito siga presente en la sociedad, no se apoya en evidencias científicas.

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La ciencia no encuentra evidencias de que los hijos únicos sean más narcisistas que quienes tienen hermanos. Fuente: Pixabay.

Más mito que realidad: el estigma del narcisismo

“Es el estudio más completo hasta la fecha que analiza si los hijos únicos son más narcisistas que los que tienen hermanos”, resalta William Chopik, profesor de Psicología en la Universidad Estatal de Míchigan (EE. UU.) que no ha participado en el estudio. En otro trabajo, Chopik y el resto de autores demostraron que algunas cualidades asociadas a este rasgo disminuyen con la edad, independientemente del número de hermanos que se tenga.

“Los niños interiorizan las opiniones infladas de sus padres sobre ellos, como por ejemplo que son especiales y merecen lo mejor”, apunta el psicólogo. Aunque es difícil saber qué parte del narcisismo se hereda de los progenitores y cuál es fruto del entorno –como la crianza–, los genes tendrían una influencia de aproximadamente la mitad del peso total en este rasgo, según Chopik.

Pero ¿De dónde procede la leyenda de que Los hijos únicos gozan de una excesiva autoestima? Dufner cita a dos psicólogos del siglo XIX: el estadounidense Stanley Hall, primer presidente de la Academia Estadounidense de Psicología, y el austriaco Alfred Adler, fundador de la llamada psicología individual.

Para Hall, ser hijo único era “una enfermedad en sí misma”, mientras que Adler publicó un libro en 1931 donde describía a los hijos sin hermanos como mimados y con padres “tímidos y pesimistas”, porque decidieron no tener más bebés, lo que provocaba una atmósfera de ansiedad en la que “el niño sufría mucho”.

Las creencias exageradas

Con estos precedentes que, según los expertos, influyeron en las generaciones posteriores, “se han exagerado las creencias más populares sobre las diferencias entre los hijos únicos y las personas con hermanos”, subraya Dufner, quien recuerda que muchos estudios no han hallado diferencias significativas entre los dos grupos de personas en múltiples rasgos de la personalidad.

En este sentido se manifiesta la psicóloga social estadounidense Toni Falbo, que lleva décadas estudiando los estereotipos de estos niños de uno y otro sexo y recuerda que, en su país, está muy extendido el mito de que son solitarios, egoístas e inadaptados. Las investigaciones no han mostrado que esto se cumpla, recuerda Falbo, que es profesora de Psicología Educativa de la Universidad de Texas (EE. UU.).

Pese a que algunos estudios chinos sí han concluido que los hijos únicos sienten una mayor soledad, otros han mostrado que no se sienten más solos que otros menores. “En general, esto sugiere que algo más que la ausencia de hermanos provoca que algunos niños sean propensos a la soledad”, puntualiza la experta.

El hijo único y la pandemia: menos compañía, más tiempo con adultos

En cuanto a los efectos de la pandemia por la covid-19, que obligó al confinamiento de las familias en sus casas durante varios meses, todavía no hay estudios que analicen de qué forma lo vivieron los pequeños que no tenían hermanos. Falbo sugiere que habrá que tener en cuenta si los padres podían trabajar desde casa durante ese periodo y si eran o no monoparentales.

“Me imagino que un hijo único sufrirá si lo dejan en casa solo durante horas y horas mientras su padre (monoparental) está trabajando”, alega Falbo. Sin embargo, según esta, investigaciones previas han demostrado que los hijos únicos están acostumbrados a pasar más tiempo solos y, al mismo tiempo, también están más con sus padres que quienes tienen hermanos –puesto que no tienen que compartir sus atenciones–.

Sobre las relaciones sociales de estas personas, hay investigaciones para todos los gustos. En 2004, Douglas Downey, del Departamento de Sociología de la Universidad Estatal de Ohio (EE. UU.), dirigió un estudio según el cual los maestros de jardines de infancia calificaron a los estudiantes con hermanos con mejores puntuaciones en sus habilidades sociales que los hijos únicos. Sin embargo, en otra investigación de 2013 en la que participó el mismo sociólogo, los autores descubrieron que los adolescentes sin hermanos no parecían presentar una desventaja en este aspecto. 

Para ello analizaron a alrededor de 13500 jóvenes. “Nuestros resultados sugieren que el déficit de habilidades sociales observado anteriormente entre los hijos únicos en las guarderías parece superarse en la adolescencia”, apuntan los autores en dicho estudio.

Familia
La falta de hermanos no determina la soledad o la sociabilidad: influyen muchos más factores del entorno. Fuente: Pixabay.

¿Y qué ocurre a nivel cerebral?

Es lo que se preguntó un equipo de científicos de China, que midió el volumen de materia gris del cerebro en hijos únicos y lo compararon con quienes tenían hermanos. La materia gris está relacionada con el rendimiento cognitivo y con habilidades como la creatividad, la inteligencia y determinados rasgos de la personalidad.

“En este estudio, el volumen global de la materia gris no presenta diferencias significativas entre hijos únicos y niños con hermanos”, destaca Junyi Yang, investigadora del Laboratorio Key de Cognición y Personalidad (China) y autora principal de la investigación, que vio la luz en la revista Brain Imaging and Behavior en el año 2016. 

Sin embargo, la investigación muestra que sí se observaron disparidades en algunas regiones relacionadas con la creatividad –esta fue mayor en los hijos únicos– y la amabilidad –que resultó más alta en los niños con hermanos–. 

De esta forma, los descendientes únicos mostraron puntuaciones más elevadas relacionadas con la capacidad creativa, lo que se vinculó con cambios en el giro supramarginal, ubicado en la parte inferior del lóbulo parietal. También existían diferencias en la corteza prefrontal media, que se asoció con puntuaciones más bajas de amabilidad en los hijos sin hermanos. Asimismo, los científicos detectaron diferencias en el giro parahipocampal, localizado sobre la superficie inferior de cada hemisferio cerebral.

“Estos hallazgos pueden sugerir que el entorno familiar [donde haya hermanos o no] parece desempeñar un papel importante en el desarrollo del comportamiento y la estructura cerebral de las personas”, indican los autores en el estudio. 

Desarrollo del comportamiento

En el caso de la creatividad, según Yang, la estructura familiar parece influir en su desarrollo, lo que estaría relacionado con que los padres de hijos únicos podrían dedicar más tiempo y esfuerzos al niño. En cuanto a la amabilidad y otras dimensiones de la personalidad, Falbo no comparte que haya diferencias entre tener o no hermanos, y afirma que los hijos únicos son “en gran medida” como quienes crecieron con la influencia de una relación fraternal.

No obstante, matiza: “Parecen tener una ventaja en los resultados educativos, y su salud mental está, en promedio, dentro del rango normal o incluso ligeramente por encima”. Varias investigaciones también han analizado si tener o no hermanos influye en el sobrepeso, uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI –afecta a unos 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)–.

Un estudio llevado a cabo en ocho países europeos con más de 12700 niños concluyó que los hijos únicos presentaban un riesgo un 50 % mayor de sufrir sobrepeso u obesidad que los que tenían hermanos. La investigación, publicada en la revista Nutrition and Diabetes, incluyó a niños españoles y se realizó en el marco del proyecto europeo IDEFICS, en el que investigadores europeos analizan la dieta, el estilo de vida y la obesidad y sus efectos sobre la salud en niños de entre dos y nueve años. 

“Nuestro estudio muestra que los hijos únicos juegan al aire libre con menor asiduidad, viven en hogares con niveles educativos más bajos con mayor frecuencia y tienen más probabilidades de tener televisión en sus habitaciones”, señala Monica Hunsberger, investigadora de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) y una de las autoras de la investigación. Los científicos explicaron que, incluso teniendo en cuenta estos factores, la correlación entre el sobrepeso y ser hijo único seguía siendo alta.

También incluyeron el género, su peso al nacer y el de los progenitores. “Ser hijo único parece ser un factor de riesgo para el sobrepeso, independientemente de los factores que pensamos que podrían explicar la diferencia”, añade la epidemióloga.

El sobrepeso y la salud mental

Otra investigación fue un paso más allá y analizó si estos menores con sobrepeso registraban más riesgo de sufrir un problema mental. El estudio se realizó con más de 1300 adolescentes chinos y concluyó que, aunque los hijos únicos tenían una mayor probabilidad de sufrir obesidad, cuando la padecían presentaban menos riesgo de experimentar síntomas de depresión en comparación con los niños obesos con hermanos. 

Si hay un país en el que abundan los estudios sobre hijos únicos es China, que en 1979 implantó como medida de control de la población que las parejas solo pudieran tener un vástago. La medida, en vigor hasta 2015, fue muy polémica por coartar la libertad de las familias a la hora de decidir cuánta descendencia querían tener, y ha sido analizada desde múltiples prismas. 

En el caso de la personalidad de esos niños, científicos de universidades australianas mostraban en un estudio publicado en la revista Science que estos pequeños emperadores eran jóvenes inseguros, pesimistas y nerviosos. Los investigadores reclutaron a 421 personas residentes en Pekín, de las que una parte habían nacido antes de la política de restricción de hijos –entre 1975 y 1978– y la otra lo había hecho en la etapa posterior –entre 1980 y 1983–, cuando la normativa ya estaba en vigor. 

Menos competitivos

“Descubrimos que las personas que crecieron siendo hijos únicos como resultado de la política del Gobierno chino fueron significativamente menos confiados y confiables, más reacios al riesgo, menos competitivos, más pesimistas y menos concienzudos”, enumera Xin Meng, investigadora de la Facultad de Investigación en Economía de la Universidad Nacional Australiana y coautora del estudio.

Según la científica, los datos del estudio muestran cómo ser hijo único por culpa de esta política estaba asociado con correr menos riesgos en el mercado laboral. Aunque, en principio, la medida se tenía que aplicar en toda China, las autoridades fueron permisivas con las zonas rurales, donde era común que las familias tuvieran entre dos y tres hijos. Eso, sumado a las tradiciones del país asiático, provoca que no se pueda generalizar y decir que la población china, a raíz de la política del hijo único, sea hoy más insegura y pesimista.

“De hecho, su cultura tradicional es muy altruista y familiar. Siempre ha considerado el trabajo duro como una virtud. Estas tradiciones milenarias no se eliminan fácilmente”, recalca Meng.

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Tener hermanos parece ayudar a entrenar habilidades sociales útiles en la vida adulta, incluso para evitar divorcios. Fuente: Pixabay.

Hermanos, divorcios y habilidades sociales: una cuestión de entrenamiento

Otro fenómeno que se ve influido por las relaciones fraternales son los divorcios. ¿Más hermanos significa tener menos posibilidades de separarte de tu pareja? Esa es la conclusión a la que llegó una investigación realizada por sociólogos de la Universidad Estatal de Ohio (EE. UU.) y que presentaron en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Sociología de 2013.

Según el estudio, crecer con hermanos puede dar cierta protección frente a la separación conyugal en la edad adulta, y cuantos más se tengan, mejor para el amor. “Descubrimos que cada hermano adicional está relacionado con una disminución del 2 % en la probabilidad de divorcio”, afirma Downey, coautor del trabajo. El límite de hermanos era siete: más allá de esa cifra, no se apreciaba una protección adicional frente a la separación. 

La investigación utilizó datos de una macroencuesta estadounidense, la General Social Survey, con entrevistas a alrededor de 57000 adultos entre los años 1972 y 2012. El efecto protector de los hermanos se observó entre los estadounidenses de todas las generaciones estudiadas.

Además, según los investigadores, tuvieron en cuenta otros factores que podrían haber influido en los resultados, como si los encuestados tenían dos progenitores o solo uno, la educación, la situación socioeconómica, la etnia, la edad al casarse, las creencias religiosas o si tenían hijos.

Ventajas no tan visibles

Pero la relación que encontraron entre número de hermanos y divorcio siguió presente incluso teniendo en cuenta estos factores. ¿A qué se debe este efecto protector? Aunque la investigación no analiza las causas, los autores apuntan algunas: “Pensamos que crecer con hermanos es como un entrenamiento para las relaciones interpersonales”, sostiene Downey.

En opinión del sociólogo, al criarte en una familia con hermanos desarrollas un conjunto de habilidades para relacionarte y enfrentarte a situaciones tanto positivas como negativas.

Precisamente esas capacidades se entrenan más cuantos más hermanos tengas. Además, esta situación te obliga a escuchar los puntos de vista de otras personas y a hablar de los problemas en casa cuando eres pequeño, lo que, a la larga, parece una buena base a la hora de mantener futuras relaciones con adultos, entre ellas, el matrimonio.

Sin embargo, los investigadores no quieren que cunda el pánico ni entre los hijos únicos ni entre sus progenitores. El número de hermanos no es el motivo de que fracase o no una relación: influyen una gran cantidad de factores. Otro mito más de los hijos únicos.

Referencias

  • Dufner, M., Back, M. D., Oehme, F. F., & Schmukle, S. C. (2019). The End of a Stereotype: Only Children Are Not More Narcissistic Than People With Siblings. Social Psychological and Personality Science11(3), 416-424. doi: 10.1177/1948550619870785 
  • Formisano, A., Hunsberger, M., Bammann, K., Vanaelst, B., Molnar, D., Moreno, L. A., ... & Siani, A. (2014). Family structure and childhood obesity: results of the IDEFICS Project. Public health nutrition17(10), 2307-2315. doi: 10.1017/S1368980013002474

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