Descubren en Mongolia un dinosaurio con garras de 8 cm en los pulgares que pudo rivalizar con el Velociraptor y cambiar la historia de los raptores

Una criatura emparentada con el Velociraptor y equipada con manos masivas y garras afiladas como cuchillas ha sido hallada en el desierto del Gobi, revelando una sorprendente estrategia de caza que intriga a los paleontólogos.
Shri rapax, el raptor con garras gigantes que cazaba como un depredador del futuro
Shri rapax, el raptor con garras gigantes que cazaba como un depredador del futuro. Representación artística. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante décadas, el Velociraptor ha sido uno de los dinosaurios más populares y temidos del imaginario colectivo. Aunque su fama se disparó con el cine, la realidad científica lo describe como un depredador ágil, pequeño y con garras curvas en los pies. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Historical Biology acaba de presentar a un pariente cercano del Velociraptor que podría cambiar por completo nuestra comprensión de estos depredadores: Shri rapax, una especie que parecía haber cambiado el campo de batalla… de los pies a las manos.

Descubierto en los sedimentos de la Formación Djadokhta, en Mongolia, Shri rapax es un dromaeosaurio del Cretácico Superior que llama la atención por un rasgo muy particular: sus manos desproporcionadamente robustas y unas garras en los pulgares que, por su tamaño, recuerdan más a armas de guerra que a herramientas naturales. Según los investigadores, estas garras podrían haber alcanzado los ocho centímetros, siendo el doble de largas que las de otros raptores similares. Un detalle que, lejos de ser anecdótico, sugiere un comportamiento de caza completamente distinto.

Un depredador armado hasta los pulgares

El estudio, liderado por la paleontóloga Léa Moutrille y un equipo internacional, ha catalogado oficialmente al nuevo dinosaurio como una especie del género Shri, al que hasta ahora solo pertenecía otra especie descubierta hace unos años (Shri devi). Pero rapax destaca inmediatamente por una serie de particularidades anatómicas que apuntan a una evolución divergente dentro del grupo de los velociraptorinos.

Mientras el Velociraptor clásico desarrollaba su letal garra en el segundo dedo del pie —una herramienta perfecta para asestar zarpazos rápidos y letales— Shri rapax parece haber desarrollado un arsenal alternativo. Sus manos no solo eran más grandes que las de sus parientes, sino que los huesos del pulgar presentaban indicios de poderosos músculos flexores, lo que habría permitido que las garras se utilizaran con una fuerza impresionante.

Este cambio anatómico no es gratuito. Según el equipo, indica que Shri rapax podría haber ocupado un nicho ecológico diferente, atacando presas más grandes y resistentes, como pequeños ceratopsios o crías de dinosaurios acorazados, que requerían una estrategia de caza más agresiva. Esta teoría refuerza la idea de que los velocirraptores mongoles no competían directamente entre sí, sino que se especializaban en tipos diferentes de presas para evitar la competencia.

Este dinosaurio usaba los pulgares como cuchillas
Este dinosaurio usaba los pulgares como cuchillas. Fuente: Moutrille et al., Hist. Biol. (2025)

Cabeza fuerte, cuerpo equilibrado y manos devastadoras

Además de sus manos colosales, el cráneo de Shri rapax también presenta características notables. Aunque el cráneo original se perdió tras ser separado del esqueleto para escaneos en Europa (más adelante se imprimió una réplica), las imágenes y escaneos disponibles muestran que el animal tenía un hocico más ancho que otros raptores, lo que podría haberle permitido ejercer una mordida más potente.

La postura general del animal, que habría sido bípedo y de un tamaño similar al Velociraptor —es decir, del tamaño de un pavo grande—, se mantiene coherente con los dromaeosáuridos típicos. Sin embargo, su estructura esquelética indica un equilibrio más centrado en el tren superior, lo que sugiere que las manos jugaban un papel crucial en la interacción con el entorno y en el ataque a sus presas.

Curiosamente, no se hallaron patas en el espécimen fósil, por lo que no se puede confirmar con certeza si también contaba con la típica garra en forma de hoz en el pie. No obstante, por su parentesco filogenético, es muy probable que sí la tuviera, lo que lo convertiría en un dinosaurio equipado con cuchillas tanto en manos como en pies.

Un hallazgo con historia rocambolesca

El propio fósil de Shri rapax ha tenido un recorrido tan sorprendente como el animal que representa. El espécimen fue saqueado ilegalmente por buscadores furtivos en algún punto del desierto del Gobi antes de 2010, y acabó circulando por colecciones privadas en Japón y Reino Unido, antes de ser adquirido por una empresa francesa.

Finalmente, gracias a un acuerdo de cooperación internacional, el fósil fue devuelto a Mongolia y preparado con técnicas modernas en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales. A pesar de que el cráneo original se extravió, se logró reconstruir una réplica 3D a partir de escaneos realizados antes de su desaparición, y ahora el esqueleto luce casi completo, listo para su estudio y conservación.

Detalle de las garras de Shri rapax
Detalle de las garras de Shri rapax, notable por su tamaño y forma curva, adaptadas para desgarrar con precisión. Fuente: Moutrille et al., Hist. Biol. (2025)

El equipo investigador también destaca la importancia del lugar del hallazgo. Aunque no se conoce con total seguridad la ubicación exacta, la composición del sedimento sugiere que procede del yacimiento de Ukhaa Tolgod, uno de los sitios fósiles más ricos del mundo, donde se han descubierto numerosos dinosaurios en estado de conservación excepcional, incluidos individuos completos de ovirraptores y lagartos perfectamente articulados.

Reescribiendo el árbol de los raptores

Más allá de sus singularidades, este nuevo espécimen también ha permitido a los paleontólogos afinar la filogenia de los dromaeosáuridos. Su combinación de rasgos primitivos y derivados indica que la diversidad dentro del grupo era mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora. Este descubrimiento refuerza la idea de que los raptores no eran simplemente versiones más pequeñas y emplumadas de los grandes terópodos, sino que eran especialistas adaptados a distintos nichos ecológicos, cada uno con habilidades y herramientas únicas.

Y es que el hallazgo de Shri rapax demuestra que, incluso después de más de un siglo de descubrimientos en Mongolia, el desierto del Gobi todavía tiene secretos espectaculares por revelar.

El estudio ha sido publicado en Historical Biology.

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