Un tesoro oculto con monedas celtas de oro y plata reaparece tras más de 2.000 años enterrado: algunas revelan símbolos griegos nunca vistos en el centro de Europa

El hallazgo de cientos de monedas de oro y plata en una zona rural de República Checa reescribe lo que sabíamos sobre el comercio celta en Europa Central.
Una moneda de oro perteneciente a la cultura celta del periodo de La Tène, acuñada en Europa Central hace unos 2.000 años
Una moneda de oro perteneciente a la cultura celta del periodo de La Tène, acuñada en Europa Central hace unos 2.000 años. Foto: Museo y Galería del Norte de Pilsen

A veces la historia se oculta donde menos se la espera. En una tranquila región del norte de la Bohemia occidental, un grupo de arqueólogos checos ha descubierto un tesoro sorprendente: cientos de monedas celtas de oro y plata, junto con joyas, broches y una diminuta figura de bronce en forma de caballo. Todo ello enterrado en una zona donde, hasta hace poco, ni siquiera se suponía la existencia de un asentamiento celta. ¿Qué hacían estos objetos allí? ¿Por qué en ese lugar apartado? Y, sobre todo, ¿qué nos dicen sobre el mundo celta hace más de 2.000 años?

El hallazgo ha sido revelado por el Museo y Galería del Norte de Pilsen (MGSP), con sede en Mariánská Týnice, que lleva años colaborando con el Instituto de Arqueología de la Academia Checa de Ciencias. Las excavaciones, iniciadas en 2021, se mantienen en secreto para evitar la acción de cazatesoros y preservar la integridad de un yacimiento que, según los expertos, es “excepcional al menos dentro del ámbito centroeuropeo”.

Un mercado celta escondido a plena vista

Los objetos encontrados —algunos minúsculos, de apenas un centímetro de diámetro— datan del periodo comprendido entre el siglo VI y el I a. C., es decir, entre la Edad de Hierro temprana y la cultura de La Tène, el apogeo de los pueblos celtas en Europa. No se ha encontrado evidencia de viviendas permanentes, lo que lleva a los investigadores a pensar que el lugar no fue una aldea ni un centro urbano, sino probablemente un mercado estacional, un punto de intercambio al que distintas tribus acudían de forma periódica.

“Podría tratarse de un lugar con un carácter claramente estacional, durante el cual la gente perdía al azar principalmente objetos pequeños o muy pequeños, como monedas”, explicó David Daněček, arqueólogo del Instituto de Arqueología de la Academia Checa de Ciencias y uno de los responsables del proyecto.

Pero lo más llamativo no es solo la cantidad de monedas —oro y plata en gran número, algunas aún sin clasificar— sino su procedencia. Varios ejemplares presentan diseños y acuñaciones desconocidas hasta ahora, lo que ha llevado a los especialistas a replantearse la historia del sistema monetario celta en la región.

Los expertos advierten que los artefactos estuvieron en peligro debido a la actividad de buscadores ilegales, las labores agrícolas y el desgaste provocado por factores naturales
Los expertos advierten que los artefactos estuvieron en peligro debido a la actividad de buscadores ilegales, las labores agrícolas y el desgaste provocado por factores naturales. Foto: Museo y Galería del Norte de Pilsen

“Entre las monedas de oro y plata hay también emisiones hasta ahora desconocidas, que podrían cambiar la visión existente sobre la acuñación celta en Bohemia”, señaló Daniel Stráník, arqueólogo del museo MGSP.

Junto a las monedas, se han desenterrado lingotes cortados de oro y plata, pendientes, fragmentos de pulseras, broches, fíbulas y una singular figura de caballo en miniatura que podría haber tenido un uso votivo o decorativo.

Influencias del mundo griego en las tierras del norte

Uno de los aspectos más fascinantes del descubrimiento es el diseño de algunas monedas, que muestran una clara influencia helenística. Rostros humanos estilizados, soles, caballos y motivos abstractos recuerdan a las monedas de Macedonia y Tracia, regiones del mundo griego clásico. Esto sugiere que, más allá del comercio, hubo también un flujo artístico e ideológico entre las culturas mediterráneas y las tribus centroeuropeas.

“Muchas de las pequeñas monedas —algunas de apenas un centímetro— presentan retratos inspirados en diseños helenísticos de Macedonia y Tracia”, confirmó Pavel Kodera, director del Museo y Galería del Norte de Pilsen. “Esto apunta a un contacto cultural significativo entre los celtas y las colonias griegas del Adriático y los Balcanes.”

La conexión no termina ahí. Se están realizando análisis de isótopos sobre las piezas de oro para determinar si su procedencia es local o si se trata de material importado, lo que podría confirmar una red comercial más extensa de lo que se pensaba. Mientras tanto, una parte del tesoro ya se exhibe en una exposición temporal en Mariánská Týnice. Sin embargo, los objetos más valiosos siguen resguardados y serán presentados al público únicamente cuando finalice la evaluación científica completa.

“El valor extraordinario de estos objetos también radica en la oportunidad de comprender a fondo un sitio poco común de la Edad del Hierro, tanto en términos de los patrones de asentamiento como de los hallazgos en sí, que, a diferencia de la mayoría de los yacimientos europeos comparables, no ha sido perturbado por excavaciones ilegales”, declaró Jan Mařík, director del Instituto de Arqueología de la Academia Checa de Ciencias.

Monedas celtas elaboradas en oro y plata
Monedas celtas elaboradas en oro y plata. Foto: Museo y Galería del Norte de Pilsen

Un testimonio silencioso de un mundo desaparecido

¿Por qué este lugar concreto? La respuesta aún no está clara. La ubicación, según explican los arqueólogos, no coincide con los grandes centros celtas de Bohemia, ni presenta indicios de fortificaciones, viviendas ni necrópolis. Sin embargo, el entorno natural —una encrucijada entre bosques, rutas fluviales y tierras fértiles— podría haber favorecido su uso como punto de encuentro.

Lo más probable es que se tratara de un enclave ritual o de intercambio, quizás bajo la supervisión de una autoridad local. Los lingotes cortados de forma irregular sugieren operaciones de trueque más que de comercio monetizado, y la diversidad de los objetos indica que provenían de diferentes regiones. En este sentido, el hallazgo ofrece una mirada fascinante a la economía, la movilidad y la espiritualidad de los pueblos celtas más allá de los tópicos guerreros y tribales.

“Estos podrían haber desempeñado un papel independiente en el intercambio, pero también podrían haberse acuñado bajo la supervisión (con el consentimiento) del gobernante regional”, comentó Daněček en referencia a los lingotes hallados.

Lejos de los estereotipos que asocian a los celtas únicamente con rituales druídicos o enfrentamientos contra Roma, este descubrimiento nos presenta una imagen más rica y compleja: comunidades que comerciaban, viajaban, adaptaban influencias extranjeras y generaban sus propias formas de expresión artística y simbólica.

El futuro del yacimiento sigue siendo prometedor. Aunque parte de los hallazgos ya están visibles, los investigadores confían en que nuevas excavaciones y estudios permitirán comprender mejor no solo el lugar en sí, sino también el papel que esta zona jugó dentro de las redes económicas y culturales de la Europa prerromana.

Y en un contexto donde muchos yacimientos celtas fueron saqueados o destruidos siglos atrás, el hecho de que este lugar se haya conservado casi intacto lo convierte en un archivo único de un pasado aún por descifrar.

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