Las Meninas: análisis científico del misterioso cuadro de Velázquez

La obra más conocida de Velázquez guarda numerosos secretos de perspectiva, luz y color.
Las meninas

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez es, gracias a cuadros como Las Meninas o El triunfo de Baco, el artista barroco más importante de la pintura española. Su dominio del pincel le convirtió en el autor favorito de la realeza pero su talento no se quedaba ahí, ya que para conseguir manejar la perspectiva, la profundidad o los colores era necesario poseer conocimientos científicos y ser capaz de volcarlos sobre un lienzo. Velázquez ha pasado a la historia como un maestro universal de la pintura, pero queremos destacar todo el trabajo científico que hay detrás de sus obras, precisamente, a través de su cuadro más conocido y enigmático: La familia de Felipe IV. El análisis científico de las Meninas ha sido extraído de la ponencia ‘Pinceladas de ciencia en Las Meninas’ del Museo del Prado presentada por Fernando Ignacio de Prada Pérez de Azpeitia y José Antonio Martínez Pons.

Diego Velázquez y su legado en la pintura barroca

Diego Velázquez, nacido en Sevilla en 1599, es considerado uno de los pintores más importantes del barroco español. Su habilidad para capturar la realidad con un realismo sorprendente le valió el reconocimiento de la realeza, convirtiéndose en el pintor oficial del rey Felipe IV. A lo largo de su carrera, Velázquez desarrolló un estilo caracterizado por el uso magistral de la luz y la perspectiva, elementos que se pueden apreciar en obras como "Vieja friendo huevos" y "El triunfo de Baco". Sin embargo, es en "Las Meninas" donde su genio alcanza su máxima expresión, combinando arte y ciencia de manera excepcional.

A lo largo de los siglos, "Las Meninas" ha sido objeto de innumerables estudios e interpretaciones. Pintada en 1656, la obra refleja no solo el talento artístico de Velázquez, sino también su profundo conocimiento de la ciencia de la época. El cuadro muestra una escena aparentemente cotidiana en el taller del pintor, pero su complejidad va más allá de lo visible a simple vista. La representación de la infanta Margarita Teresa y su séquito es solo el punto de partida para un análisis más profundo de la obra.

Retrato de Juan Pareja, de Velázquez. Foto: Wikimedia Commons.

El verdadero título de ‘Las Meninas’ y su evolución histórica

El verdadero título de "Las Meninas" ha evolucionado a lo largo del tiempo. Originalmente, la obra fue registrada en el inventario del Alcázar de Madrid como "Retrato de la señora emperatriz con sus damas y una enana". Sin embargo, con el tiempo, el nombre "Las Meninas" se popularizó, especialmente tras la publicación del catálogo del Museo del Prado por Pedro de Madrazo en 1843. Este término, de origen portugués, se refiere a las damas de compañía de la infanta, destacando la importancia de estas figuras en la composición del cuadro.

Considerada como la obra maestra de Diego de Velázquez, Las Meninas es un impresionante óleo sobre lienzo de 381 x 276 cm realizado en el Alcázar de Madrid en 1656. A pesar de que es mundialmente conocido como ‘Las Meninas’, lo cierto es que este no es su verdadero título. En 1666 aparece registrado como Retrato de la señora emperatriz con sus damas y una enana en el inventario del Alcázar, aunque también se ha designado como La familia de Felipe IV o, simplemente, La familia. En el catálogo del Museo del Prado realizado por Pedro de Madrazo en 1843, el autor se refiere en varias ocasiones a esta obra como Las Meninas, término portugués que significa “niña” y con el que se designaba a las damas de compañía de la infanta. Estos cambios de nombre son de suma importancia a la hora de ver 'Las Meninas' desde una análisis científico.

La infanta Margarita Teresa: el centro de la escena

La gran protagonista del cuadro, tanto por su posición central en la composición como por estar en el punto más iluminado del cuadro, es la infanta Margarita Teresa de Austria. Resulta curioso que, a pesar de ser un supuesto retrato de la familia real, solo podemos ver a los monarcas en el espejo del fondo del cuadro mientras que la infanta y sus acompañantes ocupan su lugar. Velázquez representa a Margarita de Austria como el futuro de la monarquía hispánica y le otorga una grandísima importancia. Esta composición, además del simbolismo, nos va dando detalles para ver 'Las Meninas desde la óptica del análisis científico.

De hecho, si en la obra se une con una línea imaginaria el corazón de los personajes principales (Velázquez, María Agustina Sarmiento, la infanta, Isabel de Velasco y José Nieto al fondo) se dibuja la constelación Corona Borealis (corona boreal) cuya estrella central se llama Margarita Coronae. Esta aplicación de astronomía en el cuadro es solo uno de los ejemplos de conocimiento científico que Velázquez volcó en su obra, y uno de los principales análisis científicos que podemos extraer de Las Meninas.

Las meninas - Constelación Corona Borealis sobre 'Las meninas'. Imagen: Museo del Prado.

Las Meninas desde un análisis científico

La obra maestra de Velázquez, 'Las Meninas', no solo es un ejemplo de su habilidad artística, sino también de su conocimiento científico. A través de la composición, Velázquez incorpora principios de astronomía, óptica y perspectiva, demostrando su capacidad para integrar ciencia y arte en una sola obra. Estos elementos no solo enriquecen la estética del cuadro, sino que también añaden capas de significado que han fascinado a críticos y estudiosos durante siglos.

Uno de los aspectos más intrigantes de 'Las Meninas' es el uso de la astronomía en su composición. Se ha sugerido que Velázquez incorporó la constelación Corona Borealis en la disposición de los personajes principales, una teoría que ahonda en la visión de 'Las Meninas' desde un análisis científico. Esta constelación, cuya estrella central se llama Margarita Coronae, refuerza la importancia de la infanta Margarita Teresa, conectando su figura con el cosmos y simbolizando su papel en la continuidad de la monarquía.

El dominio de Velázquez sobre la luz, las sombras y la perspectiva es otro ejemplo de su aplicación de principios científicos en la pintura. Al estudiar cómo la luz interactúa con los objetos y las figuras, Velázquez logra crear una sensación de profundidad y realismo en el cuadro. La disposición de los focos de luz, la creación de sombras y la manipulación de la perspectiva del espectador son técnicas que demuestran su comprensión de la óptica y su habilidad para utilizarla en beneficio de la composición.

Conocimientos astronómicos en la composición

La incorporación de elementos astronómicos en "Las Meninas" es uno de los aspectos más fascinantes de la obra. Velázquez, conocido por su interés en la ciencia, utilizó la constelación Corona Borealis como base para la disposición de los personajes principales. Esta constelación, cuya estrella central lleva el nombre de Margarita Coronae, establece un vínculo simbólico entre la infanta Margarita Teresa y el cosmos, subrayando su papel central en la obra y en la monarquía.

La aplicación de conocimientos astronómicos en la composición no solo es un testimonio de la erudición de Velázquez, sino también una muestra de su habilidad para integrar diferentes disciplinas en su arte. Al alinear los personajes según las estrellas de la constelación, Velázquez crea una estructura armónica y equilibrada que guía la mirada del espectador a través del cuadro. Esta técnica, poco común en la pintura de la época, demuestra la capacidad del artista para innovar y sorprender.

El uso de la constelación Corona Borealis también añade una capa de significado que trasciende lo visual. Al conectar a la infanta con el universo, Velázquez sugiere la trascendencia de su figura y su importancia en el orden cósmico. Esta interpretación abre la puerta a nuevas lecturas de "Las Meninas", en las que la astronomía y el simbolismo se entrelazan para ofrecer una visión más profunda y compleja de la obra.

Corona Borealis y Bootes. Foto: Wikimedia Commons.

Innovaciones en luz, perspectiva, óptica y color   

Como ya se ha dicho, Las Meninas es uno de los cuadros que más miradas atrae dentro del amplio repertorio de Velázquez, y el principal motivo es la compleja construcción de la obra y cómo el autor jugó con la luz, la perspectiva del espectador que contempla el cuadro o la óptica.

Sobre la luz, el artista colocó tres focos de luz principales: la gran ventana que ilumina el primer plano del cuadro, la luz que se ve en las escaleras al final del mismo y la luz del espejo, que no es otra que el reflejo de la gran ventana. Dado que quería resaltar la figura de la infanta, la cual parece desprender luz propia, Velázquez utilizó el punto de iluminación más potente en el primer plano y estudió la reacción de la luz cuando se interpone en su trayecto un objeto sólido y opaco, creando un área de sombras y una de penumbras que manejó según le convino y sin llegar a representar las sombras de un objeto o personaje sobre otro. Esto parece indicar que Velázquez se encargó de forma individual de cada sujeto en lugar de como un todo, procedimiento que también solía aplicar Francisco de Zurbarán.

El misterio del espejo y la perspectiva del espectador

El cuadro de Las Meninas guarda dos secretos que han sido ampliamente estudiados y analizados a lo largo de los años, ambos derivados del juego que Velázquez hizo con la perspectiva del espectador. El primero de ellos es cómo es que Felipe IV y su esposa, Doña Mariana de Austria, están reflejados en el espejo del fondo y el segundo enigma es qué está pintando el artista en ese lienzo del que solo se ve ligeramente.

Al reflejar a los monarcas, el espejo sugiere que están presentes en la escena, observando junto al espectador. Esta técnica crea una conexión única entre el cuadro y el observador, invitándolo a participar en la obra y cuestionar su propia posición en relación con los personajes. Los enigmas en torno a la situación real que Velázquez plasmó en su obra maestra han motivado más investigaciones que profundizan en el análisis científico de 'Las Meninas'.

La perspectiva del espectador es otro aspecto crucial en "Las Meninas". Velázquez juega con la ubicación del observador, creando una ilusión de espacio que cambia según el punto de vista. Esta técnica no solo añade dinamismo a la obra, sino que también refuerza la idea de que el arte es una experiencia interactiva. Al incluir al espectador en la escena, Velázquez desafía las convenciones de la pintura y transforma "Las Meninas" en una obra digna de análisis científico.

Teorías sobre el lienzo que pinta Velázquez

En realidad ambos misterios están relacionados ya que una de las teorías más comunes es que Velázquez estaba pintando un retrato de la pareja real y lo que se refleja en el lienzo no es a los propios reyes sino el cuadro. Esta teoría suele verse respaldada por la presencia del cortinaje en la esquina superior derecha del espejo, un elemento que Velázquez solía incluir en los retratos a personajes ilustres a modo de dosel real. La otra gran corriente plantea que el lienzo con el que trabaja Velázquez es el propio cuadro de Las Meninas y el espejo muestra al rey y la reina de carne y hueso.

Según esta versión, Velázquez habría jugado con la propia realidad al incluir el reflejo del rey, de forma que cuando este se situase ante el cuadro para contemplarlo, apareciese dentro del mismo. Este mismo juego se ha extendido al resto de espectadores que, al situarse frente al cuadro, disfrutan de forma temporal del privilegio que Velázquez otorgó al rey.

Teorías sobre el lienzo que pinta Velázquez

El análisis técnico de "Las Meninas" revela la habilidad de Velázquez para utilizar el color y los pigmentos de manera magistral. A través de estudios químicos y técnicas de restauración, se ha podido identificar la paleta de colores que el artista empleó, así como los métodos que utilizó para aplicarlos al lienzo. Estos descubrimientos no solo enriquecen nuestra comprensión de la obra, sino que también destacan la innovación técnica de Velázquez en el uso de materiales.

Uso del color y pigmentos: un estudio químico

El último aspecto que destacamos de Las Meninas es el uso del color que aplicó Velázquez. El artista aparece en el propio cuadro con pincel en ristre y sosteniendo una paleta en la mano izquierda que nos permite hacernos una idea de los colores que aplicó, con predominio de los tonos grises y ocres y con algunos de los pigmentos (salvo el azul) que más utilizó a lo largo de su carrera. El análisis químico realizado por el Museo del Prado prueba que el lienzo se preparó con una base de blanco de plomo mezclado con óxidos de hierro, calcita y negro orgánico.

Los colores empleados se consiguieron añadiendo pigmentos a una base de blanco de plomo aunque se han encontrado retoques realizados con los pigmentos puros, sin mezclar. Algunos de estos pigmentos eran el amarillo de plomo o estaño y óxido de hierro para el amarillo, el carbonato de cobre o el lapislázuli para el azul, óxido de hierro y manganeso para los marrones, azurita y pigmentos de plomo y estaño u óxido de hierro para el verde, el llamado negro carbón para el negro, bermellón de mercurio y laca orgánica roja para los tonos rojizos y el ya mencionado blanco de plomo para los blancos.

Las meninas - Imagen: Getty Images.

Descubrimientos a través de rayos X y restauración

En los talleres de restauración, el análisis con rayos X de las obras y los documentos radiográficos obtenidos son esenciales tanto para ampliar el conocimiento que se tiene de las mismas como para facilitar el propio proceso de restauración. Además, los rayos X ayudan a determinar las técnicas empleadas por el artista para la realización del cuadro y los posibles cambios introducidos respecto al proyecto original, así como el estado de conservación al señalar faltas de pintura derivadas de roturas o golpes. Además, estas radiografías suelen complementarse con reflectografías infrarrojas que permiten “ver” el proyecto del artista y con iluminación ultravioleta para determinar su estado de conservación superficial, así como repintes y añadidos.

En el caso de Las Meninas, lo primero que se destaca es que Velázquez tenía pensado incluir una figura femenina girada a la derecha y con la cabeza vuelta hacia el lienzo en el lugar que él mismo acabó ocupando. Se suele especular sobre la identidad de esta mujer, que muchos identifican como la infanta María Teresa de Austria, hija mayor de Felipe IV con su primera esposa.

La radiografía ha encontrado otra figura de mujer al fondo del cuadro, situada a la izquierda del pintor y que se cree que podría haber sido Doña Marcela de Ulloa, que luego Velázquez situaría detrás de la menina Isabel de Velasco. También ha determinado que la imagen de la reina fue añadida posteriormente al espejo y que Velázquez pintó la obra “a la prima”, es decir, sin emplear cuadrículas para encajar las figuras según la perspectiva.




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