El economista británico John Maynard Keynes (1883-1946) ha pasado a la historia como uno de los pensadores y teóricos de la economía más importantes del siglo XX. En estudios de economía de cualquier corte ideológico o enfoque su nombre no resulta nunca prescindible.
Y es que este profesor de la Universidad de Cambridge y secretario de la Royal Economic Society, además de alto funcionario de la Administración británica, marcó un hito en la perspectiva que debía tomar el ámbito económico en épocas de crisis, cuestionando el discurso hegemónico que tradicionalmente venía entonando la economía clásica. De hecho, en la actualidad se habla del modelo keynesiano como una entidad propia.
En su obra más importante, Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), conocida por el nombre de General Theory, Keynes proponía una serie de medidas que buscaban paliar la situación de desempleo y volver a activar el crecimiento económico que todavía hacía resentirse a la sociedad estadounidense de la postcrisis de 1929.
En ella, Keynes consideraba que la reactivación del consumo jugaba un papel vital, y que para motivarla, la población debía disponer de renta suficiente. El camino que lo garantizaría pasaba necesariamente por la intervención estatal y la motivación del gasto público en la contratación de mano de obra.
Además, en este escrito, el economista llega a hacer algunas alegaciones verdaderamente claras hacia lo que supone la acumulación de la riqueza y la imperiosa necesidad de que exista una redistribución de la misma, así como del papel fundamental que debería jugar el Estado en el tablero. De hecho, con posterioridad, las propuestas de Keynes han enfrentado la crítica de las posiciones más neoliberales de los siglos XX y XXI.
Os dejamos algunas de ellas: