España nunca ha sido ajena a las pruebas de la naturaleza, en particular a la sequía. Estos períodos prolongados de bajas precipitaciones que pueden provocar escasez de agua, pérdida de cosechas y dificultades económicas a muchísimas personas, se han repetido en varias ocasiones a lo largo de la historia de nuestro país.

Escasez de precipitaciones
El clima es muy diverso en la península, caracterizado por precipitaciones más estacionales en las regiones central y meridional y con condiciones semiáridas y áridas en el sureste. Esto lleva a que algunas zonas estén perpetuamente al borde de la sequía (como Andalucía). En España, casi el 3% de su territorio es árido.
Si bien España ha experimentado numerosas sequías a lo largo de los siglos, algunas han sido más graves y duraderas que otras. Estas han sido las peores sequías de la historia de España:
Sequías históricas:
La sequía de 1749 a 1753
La primera gran sequía se produjo a mediados del siglo XVIII. Fue tan severa que el río Tormes (afluente del Duero), se secó por completo. Las precipitaciones fueron mínimas o casi inexistentes en estos años, lo que condujo a un déficit hídrico considerable en todo el territorio español. La economía agraria se vio afectada y los precios de los alimentos se dispararon (ante la escasez de pan y otros productos básicos), lo que provocó desnutrición y aumento de la mortalidad, ya que la economía española dependía en gran medida de la agricultura. Fue una de las más tempranas y devastadoras registradas en la historia de España que duró varios años y provocó pérdidas generalizadas de cosechas, escasez de agua e hambrunas.

La sequía de 1944 a 1946:
Probablemente la que más huella dejó en España. Saliendo de la agitación de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, el país se enfrentó a un reto igualmente desafiante ante una época en la que las precipitaciones brillaban por su ausencia y las condiciones de sequedad fueron extremas. Sobrevino una dura sequía que puso a prueba aún más la economía española. La falta de precipitaciones en estos años provocó una grave escasez de agua y una disminución de la producción agrícola, lo que exacerbó la escasez de alimentos en el período de posguerra. Esta sequía puso de relieve las limitaciones de la infraestructura hídrica existente en España y la necesidad de sistemas más robustos para garantizar el suministro de agua durante los períodos de carencia.

La sequía de 1979 a 1983
El final del siglo XX trajo consigo una de las sequías más importantes de la historia reciente de España. Fue tan palpable que los embalses de la cuenca del Júcar descendieron tanto que apenas retuvieron un centenar de hectómetros cúbicos de agua (116 hm³) lo que provocó cortes del suministro en ciudades como Sevilla. Esta falta de precipitación se desarrolló de 1979 a 1983, afectando de nuevo a las reservas de agua y a la productividad agrícola. Durante ese tiempo, las precipitaciones fueron escasas o casi inexistentes en casi toda España. Esta sequía estimuló inversiones en infraestructura hídrica, incluida la construcción de nuevos embalses y plantas desalinizadoras.

La sequía de 1991 a 1995
Una de las sequías más graves de los últimos tiempos se produjo a principios de los años noventa. Llovió tan poco que si el índice nacional de precipitaciones está en torno a los 650 mm, en 1993, 1994 y 1995, apenas llegaban a 200 mm. Este evento anormal en las precipitaciones ejerció una inmensa presión sobre los recursos hídricos de España, lo que llevó a la implementación de racionamiento del agua y restricciones en su uso (como en la Comunidad de Madrid o el País Vasco). Los rendimientos agrícolas disminuyeron, la generación de energía hidroeléctrica falló y los incendios forestales se hicieron más comunes debido a unas condiciones tan secas. Esta grave sequía fue una llamada de atención para España, que condujo a importantes cambios políticos y a la introducción de planes de gestión de la sequía para mitigar los impactos de futuras rachas secas.
La sequía de 2017
La península ibérica registró en el año hidrológico 2016-2017 unas precipitaciones muy exiguas. La gran sequía sobrevino a causa e unas precipitaciones excepcionalmente bajas y altas temperaturas, algo que llevó a que los embalses alcanzaran niveles alarmantemente bajos, y algunas zonas experimentaron las condiciones más secas en dos décadas. Galicia y Castilla y León fueron las comunidades más afectadas, donde se cortó el agua y llegó a subir el precio tanto del agua como de algunos alimentos, pero la mayor parte del país vivió una situación de sequía meteorológica.
Actualidad
En el último año y el presente, la situación se ha vuelto incluso más dramática a causa del cambio climático. A causa de la sequía más extrema de su historia, Cataluña y Andalucía, sobre todo, se enfrentan a un futuro incierto ante la ausencia de lluvias. Normalmente, las lluvias de otoño, invierno y primavera se encargan de reponer las reservas de agua, pero como no ha llovido lo suficiente, las reservas no paran de menguar. ¿Habrá sequía en 2024?

Referencias:
- Vicente‐Serrano, S., Azorín-Molina, C., Peña‐Gallardo, M., Tomás-Burguera, M., Domínguez‐Castro, F., Martín-Hernández, N., Beguería, S., Kenawy, A., Noguera, I., & García, M. (2019). A high-resolution spatial assessment of the impacts of drought variability on vegetation activity in Spain from 1981 to 2015. Natural Hazards and Earth System Sciences. https://doi.org/10.5194/NHESS-19-1189-2019.
- Salvador, C., Nieto, R., Linares, C., Díaz, J., & Gimeno, L. (2020). Short-term effects of drought on daily mortality in Spain from 2000 to 2009.. Environmental research, 183, 109200 . https://doi.org/10.1016/j.envres.2020.109200.
- Noguera, I., Domínguez‐Castro, F., & Vicente‐Serrano, S. (2021). Flash Drought Response to Precipitation and Atmospheric Evaporative Demand in Spain. Atmosphere. https://doi.org/10.3390/ATMOS12020165.