¿Cómo funciona un TAC?

El TAC es una herramienta que salva vidas a diario alrededor de todo el mundo. Te desvelamos su funcionamiento.
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Desde sus humildes comienzos hasta su impacto revolucionario en la medicina, te llevaremos en un viaje para entender cómo esta innovadora tecnología nos permite explorar el interior del cuerpo humano como nunca antes, además de cuáles son sus usos más habituales.

Créditos: haydenbird - haydenbird

En las entrañas del TAC

Podemos imaginar el cuerpo humano como un libro en el que cada página cuenta una historia diferente. Hasta hace unas décadas, los estudios radiográficos convencionales eran como tomar fotografías de esas páginas, pero con el inconveniente de que, al ser tridimensionales, se proyectaban en la película como imágenes bidimensionales, perdiendo la nitidez deseada debido a la superposición de las estructuras anatómicas.

Aquí es donde entra en escena la Tomografía Axial Computarizada (TAC), como un verdadero héroe de la claridad anatómica. Para entender cómo funciona esta tecnología mágica, necesitamos sumergirnos en su historia. En los primeros días, la tomografía lineal convencional era como un pintor que barre su pincel por todo el lienzo del cuerpo. Sin embargo, este barrido desdibujaba los planos inferiores y superiores al deseado, y la cantidad de radiación recibida por el paciente no era precisamente una melodía agradable.

En el escenario del equipo de TAC el esquema es el siguiente: un tubo emisor de rayos X y una columna de detectores que se mueven sincronizados, girando siempre y enfrentados. Cada detector tiene su propia historia que cuenta en forma de señales electrónicas, creando proyecciones del objeto que se almacenarán en la memoria del ordenador.

Estos detectores son como artistas intérpretes que traducen la señal de radiación en un lenguaje electrónico binario. "Sí" o "no", como pulsos que componen una sinfonía de información. El computador, con su conocimiento de física, ingeniería e informática, realiza una magia especial: convierte esas señales analógicas en digitales para trabajar con ellas en el reino binario de los ordenadores (0 y 1).

El uso de ordenadores es fundamental para hacer un TAC. Créditos: Gorodenkoff Productions OU - Gorodenkoff Productions OU

En el proceso de obtención de imágenes la fuente de rayos X y el detector realizan un barrido a través del paciente. Las estructuras internas del cuerpo atenúan el haz de rayos X en función de su densidad, creando un perfil de intensidades o proyección. El conjunto fuente-detector gira y comienza un nuevo barrido, generando otra proyección. Este baile se repite muchas veces, creando un conjunto de proyecciones almacenadas en el ordenador. Luego, en el gran acto final, el ordenador procesa esos datos para reconstruir la estructura anatómica correspondiente a ese corte.

Las radiografías y el TAC comparten algo: los rayos X. Créditos: Marko Aliaksandr - Marko Aliaksandr

Nacimiento del TAC

Los primeros capítulos para la gestación del TAC fueron escritos por dos mentes brillantes, el físico y cristalógrafo sudafricano Allan MacLeod Cormack, y el ingeniero electrónico inglés, Sir Godfrey Newbold Hounsfield. Cormack, en 1967, sentó las bases de la tomografía computerizada con sus trabajos pioneros, sirviendo como el faro que guió los pasos de Hounsfield. En 1972, los ensayos clínicos comenzaron, asombrando a la comunidad médica con resultados que desafiaron las expectativas. Sorprendentemente, la primera imagen craneal se había logrado un año antes, marcando un hito monumental.

Los primeros cinco dispositivos encontraron su hogar en el Reino Unido y los Estados Unidos, iluminando un camino de innovación. Fue en 1974 cuando se instaló la primera TC de cuerpo entero, extendiendo aún más los límites de lo posible en la visualización médica.

El reconocimiento máximo llegó en 1979, cuando Cormack y Hounsfield compartieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, un tributo a sus contribuciones revolucionarias. En el discurso del comité del Premio Nobel, se enfatizó el impacto transformador del escáner al disipar la neblina que envolvía el cerebro en las radiografías convencionales. Antes, el cerebro permanecía como un enigma gris, pero gracias al TAC, de repente, la neblina se disipó, revelando los secretos más profundos del interior humano. Este reconocimiento no solo honró a dos visionarios, sino que consagró al TAC como un faro de claridad en el vasto océano de la medicina moderna.

Cormack y Hounsfield ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1979. Créditos: Fundación Nobel. - Fundación Nobel.

Más allá del cerebro

Desde su aparición en la escena médica, la Tomografía Axial Computarizada (TAC) ha desafiado las fronteras convencionales de la visualización anatómica. Este artefacto tecnológico ha demostrado ser más que una simple herramienta, convirtiéndose en un aliado indispensable en la búsqueda de respuestas médicas. Su capacidad para ir más allá del cerebro se manifiesta de manera excepcional en la detección temprana de enfermedades, revelando misterios ocultos antes de que las señales clínicas se manifiesten.

En el ámbito de la oncología, el TAC ha desplegado su magia, explorando cada rincón del cuerpo en busca de indicios de tumores en sus etapas iniciales. Este enfoque proactivo ha transformado la batalla contra el cáncer, permitiendo intervenciones más precisas y tratamientos personalizados. La radiografía tradicional, con su neblina de incertidumbre, queda eclipsada por la nitidez que el TAC aporta a la visualización médica.

Cancer de ovario visto con un TC. Créditos: semnic - semnic

Destaca el papel del TAC como compañero en la monitorización de tratamientos. En el trayecto de pacientes con enfermedades crónicas, este dispositivo sigue paso a paso la respuesta del cuerpo a terapias prolongadas. La posibilidad de ajustar estrategias de tratamiento según la información detallada del TAC ha redefinido la atención médica, permitiendo adaptaciones precisas que mejoran la calidad de vida de los pacientes.

El TAC también se convierte en un guía invaluable en la planificación de intervenciones quirúrgicas. Con su capacidad para crear mapas detallados, los cirujanos pueden explorar virtualmente la anatomía antes de realizar incisiones reales. Este enfoque preciso y personalizado minimiza los riesgos y optimiza los resultados, estableciendo nuevos estándares en la cirugía moderna.

Las intervenciones quirúrgicas pueden beneficiarse del TAC. Créditos: Gumpanat Thavankitdumrong - Gumpanat Thavankitdumrong

Cuando se trata de emergencias y lesiones traumáticas, el TAC se posiciona como un salvavidas. Su capacidad para evaluar rápidamente las lesiones internas es crucial en situaciones críticas. Desde accidentes automovilísticos hasta situaciones de urgencia, el TAC se erige como un héroe silencioso, proporcionando información vital para la toma de decisiones médicas rápidas y efectivas.

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