¿Qué son las nubes?

Si crees que son solo vapor de agua, te equivocas.
¿Qué son las nubes?

No, no son vapor de agua. Esa es la típica respuesta que nos ofrecen cuando nos enseñan el ciclo del agua en el colegio, que esta se evapora de mares y ríos y al ascender se forman las nubes. Para nada, mentira pura y dura. O bueno, mejor dicho, es una verdad a medias.

Composición de las nubes: ¿líquidas, sólidas o gaseosas?

Muchas veces, damos por sentado el conocimiento adquirido en el colegio sin volver a cuestionarlo en nuestra vida. Las nubes son un ejemplo de ello. Sus formas nos fascinan al mirar al cielo y las composiciones que crean en los atardeceres son dignas de la mejor pintura de Sorolla. Sin embargo, la mayoría de personas no tienen muy claro cuál es la composición de esas figuras blancas que vemos en el cielo.

La verdad sobre el estado de las nubes

Si se piensa un poco, es obvio que no puede tratarse de vapor. El agua en estado gaseoso es invisible, y las nubes se ven a kilómetros, por tanto, el vapor queda descartado.

Entonces ¿qué son? Las nubes son diminutas gotas de agua líquida en suspensión, o heladas si se encuentran a suficiente altura. Estas pequeñas gotas se mantienen en el aire debido a su pequeño tamaño, que oscila entre 0,2 y 0,3 mm de diámetro.

Sólo caen en forma de precipitación cuando llegan a medir entre 1 y 5 milímetros. Su color blanco característico se debe a que la luz del Sol que incide en estas gotitas, las cuales reflejan los colores visibles que conforman la luz, quedando así la mezcla de todos ellos, es decir, el blanco.

¿Las nubes son vapor de agua?

La confusión sobre si las nubes son vapor de agua proviene de su relación con el ciclo del agua. El vapor de agua es un gas invisible que se forma cuando el agua se evapora de la superficie de los océanos, ríos y lagos. Cuando este vapor asciende en la atmósfera y se enfría, se condensa en pequeñas gotas de agua líquida o cristales de hielo, formando así las nubes que vemos en el cielo.

Es importante destacar que aunque las nubes no son vapor de agua, el vapor juega un papel esencial en su formación. Sin el proceso de evaporación y posterior condensación, las nubes no podrían formarse. Por lo tanto, aunque las nubes no son vapor de agua en sí, su existencia depende de este estado gaseoso del agua.

Día soleado con nubes. Foto: Pixabay.

Formación de las nubes en la atmósfera

Como vemos, las nubes no son simplemente vapor de agua, aunque dependan de él. Su formación es un proceso que se da por la incapacidad de la atmósfera, a esos niveles, de absorber el vapor de agua que asciende y no se convierte en precipitación. Podríamos decir que una nube es aire rebosante de agua.

Proceso de condensación

El proceso de condensación es fundamental para la formación de nubes. Cuando el vapor de agua en la atmósfera se enfría, se condensa en pequeñas gotas de agua líquida o cristales de hielo, dependiendo de la temperatura. Este fenómeno ocurre porque el aire frío no puede retener tanto vapor de agua como el aire caliente, lo que lleva a la formación de nubes cuando el aire se satura.

La condensación ocurre generalmente alrededor de partículas microscópicas en el aire, conocidas como núcleos de condensación. Estas partículas pueden ser polvo, sal marina o incluso partículas de contaminación. La presencia de estos núcleos es esencial, ya que proporcionan una superficie sobre la cual el vapor de agua puede condensarse y formar gotas de agua.

Factores que influyen en la formación de nubes

Varios factores afectan la formación de nubes en la atmósfera. La temperatura y la humedad son dos de los más importantes. El aumento de la humedad en el aire incrementa la cantidad de vapor de agua disponible para la condensación. Además, las corrientes de aire ascendentes pueden enfriar el aire, lo que favorece la condensación y, por tanto, la formación de nubes.

La topografía del terreno también puede influir en la formación de nubes. Por ejemplo, cuando el aire húmedo se encuentra con una cadena montañosa, se ve forzado a ascender, lo que provoca su enfriamiento y la posterior formación de nubes. Del mismo modo, los frentes meteorológicos, donde se encuentran masas de aire de diferentes temperaturas, pueden generar nubes al forzar el aire caliente a elevarse sobre el aire frío.

Andrea Mantegna. Detalle de 'San Sebastián' (1457-1458). Las nubes siempre han fascinado a artictas pictóricos de todo tipo. Foto: Museo de Historia del Arte de Viena.

Características de las gotas de agua en las nubes

Cabría imaginar, por el tamaño de las nubes, que las partículas de agua y las gotas que las componen son enormes. Nada más lejos de la realidad. Desde dentro de una nube el agua se apreciaría como una ventisca que mueve la llovizna más fina.

Tamaño típico de las gotas

Las gotas de agua en las nubes son increíblemente pequeñas. Su tamaño típico varía entre 0,2 y 0,3 milímetros de diámetro. Este diminuto tamaño es lo que permite que las gotas permanezcan suspendidas en el aire durante largos periodos, formando las nubes que vemos en el cielo. A pesar de su pequeño tamaño individual, la cantidad de gotas en una nube puede ser enorme, alcanzando miles de millones en una sola nube.

El tamaño de las gotas puede influir en el tipo de nube y en su capacidad para producir precipitación. Las nubes con gotas más grandes tienden a ser más densas y oscuras, mientras que las nubes con gotas más pequeñas son más ligeras y blancas. Este tamaño también afecta la forma en que la luz interactúa con las nubes, lo que influye en su color y apariencia.

Condiciones para la precipitación

Para que las gotas de agua en las nubes caigan como precipitación, deben alcanzar un tamaño suficiente. Generalmente, esto ocurre cuando las gotas crecen hasta medir entre 1 y 5 milímetros de diámetro. Este crecimiento puede suceder cuando las gotas chocan y se fusionan entre sí, o cuando se forman cristales de hielo que capturan más vapor de agua a medida que caen.

La precipitación se produce cuando las gotas o cristales son lo suficientemente pesados como para superar las corrientes ascendentes que los mantienen en suspensión. Una vez que esto ocurre, las gotas caen a la Tierra en forma de lluvia, nieve o granizo, dependiendo de las condiciones atmosféricas. Este proceso es una parte esencial del ciclo del agua, ya que devuelve el agua a la superficie terrestre.

El ciclo del agua y su relación con las nubes

El fenómeno de las nubes depende enteramente de la evaporación de agua. Por ello, a mayores masas de agua existentes en la tierra, como ríos y lagos, mayor será la saturación de agau en la atmósfera que produzca las nubes.

Importancia de los mares y ríos en el ciclo

Los mares y ríos desempeñan un papel crucial en el ciclo del agua, ya que son las principales fuentes de vapor de agua en la atmósfera. A través de la evaporación, el agua de estos cuerpos se convierte en vapor, que luego asciende y se enfría para formar nubes. Este proceso es continuo y esencial para mantener el equilibrio de agua en el planeta.

La evaporación no solo ocurre en los océanos y ríos, sino también en lagos, suelos húmedos e incluso en la vegetación a través de la transpiración. Toda esta agua evaporada contribuye a la formación de nubes, que a su vez, mediante la precipitación, reabastecen los cuerpos de agua en la Tierra, cerrando así el ciclo del agua.

Las nubes como parte del ciclo del agua

Las nubes son una parte integral del ciclo del agua, actuando como el medio de transporte del agua en la atmósfera. Al formarse a partir del vapor de agua evaporado, las nubes viajan grandes distancias, distribuyendo el agua a través de la precipitación. Este proceso es vital para la distribución del agua dulce en el planeta, afectando los patrones climáticos y la disponibilidad de agua para los ecosistemas y las actividades humanas.

Además, las nubes regulan la temperatura de la Tierra al reflejar la luz solar y atrapar el calor en la atmósfera. Este papel en el ciclo del agua y en la regulación del clima hace que las nubes sean un componente esencial del sistema climático global.

Agua levantándose bajo el movimiento de hélices de un helicóptero. Foto: Pexels.

El color de las nubes: ¿por qué son blancas?

La reflexión de la luz del Sol

El color blanco característico de las nubes se debe a la forma en que las gotas de agua reflejan la luz del Sol. Cuando la luz solar incide en las gotas, estas dispersan todos los colores del espectro visible de manera uniforme. La mezcla de todos estos colores da como resultado el blanco, que es el color que percibimos al mirar las nubes.

Sin embargo, las nubes pueden parecer grises o incluso negras cuando son muy densas. Esto ocurre porque la luz tiene que atravesar una mayor cantidad de gotas de agua, lo que reduce la cantidad de luz que puede reflejarse hacia nuestros ojos. Este fenómeno es común en nubes de tormenta, que son más gruesas y contienen más agua, lo que también las hace más propensas a producir precipitación.

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