En el vasto panorama lingüístico del mundo, la diversidad de idiomas es un reflejo de la riqueza cultural y la identidad de cada comunidad. Sin embargo, esta diversidad se encuentra amenazada por la extinción de lenguas, un proceso que afecta a miles de idiomas en todo el planeta. La desaparición de un idioma no solo implica la pérdida de un medio de comunicación, sino también de un valioso legado cultural. A medida que los idiomas institucionales se imponen, muchas lenguas minoritarias se relegan al olvido, lo que plantea un desafío considerable para la preservación de la diversidad lingüística global.
El estado actual de las lenguas en peligro de extinción
¿Cuántos idiomas están en peligro de desaparición?
El número de idiomas en peligro de extinción es una cifra en continua evolución. Conforme a datos de Ethnologue, de los 7.139 idiomas que se hablan hoy, más de 3.000 se hallan en riesgo de desaparecer. Este dato causa alarma, pues representa cerca de la mitad de las lenguas existentes. La situación se vuelve todavía más crítica si se habla de más de 500 idiomas en estado de peligro extremo, usualmente conservados por grupos muy reducidos de hablantes ancianos, sin que haya transmisión a las generaciones jóvenes.
La diversidad lingüística constituye un tesoro que plasma la historia, la cultura y el conocimiento de las comunidades. Sin embargo, la expansión de los idiomas dominantes —como el inglés y el español— ha acelerado el declive de numerosas lenguas minoritarias. Este fenómeno no solo perjudica a las sociedades locales, sino que también empobrece el patrimonio cultural mundial. Cuando desaparece un idioma, se extingue una cosmovisión única y desaparecen con ella las tradiciones y saberes ancestrales que transmitía.
Estadísticas actuales: más de 3.000 lenguas en riesgo
Las cifras más recientes reflejan una situación delicada: más de 3.000 lenguas se encuentran en peligro, implicando alrededor del 43% de todas las lenguas del mundo. Este problema no conoce fronteras: impacta a poblaciones tan diversas como las de América del Sur, las islas del Pacífico, las regiones árticas o los desiertos australianos. La UNESCO ha creado clasificaciones para ponderar el peligro de cada lengua, desde vulnerable hasta extinta, con muchas de ellas en una etapa sumamente grave.

La insuficiente documentación y la carencia de iniciativas de revitalización explican en buena medida este desenlace. Sin un trabajo riguroso para conservar y promover estas lenguas, corremos el riesgo de que se extingan antes de que puedan estudiarse por completo. Es imprescindible que se tomen medidas para protegerlas y asegurar su transmisión a las nuevas generaciones, contribuyendo así a mantener la pluralidad cultural y lingüística del planeta.
Definiendo un idioma en peligro de extinción
Enseñanza de idiomas dominantes y cambio generacional
Un idioma se califica como en peligro de extinción cuando sus usuarios dejan de transmitirlo a los jóvenes. Esto suele suceder cuando los padres optan por enseñar a sus hijos un idioma predominante, considerado más útil para prosperar en la sociedad. Este relevo generacional es uno de los factores clave que impulsan la desaparición de lenguas minoritarias. A medida que las comunidades abrazan lenguas más habladas, las lenguas nativas se circunscriben al hogar o a contextos ceremoniales.
Este proceso de sustitución lingüística es evidente en múltiples regiones del mundo, donde las lenguas locales van siendo desplazadas por aquellas que el estado o la sociedad ve más ventajosas. Este impacto no es solo comunicativo, sino también cultural. Cuando se pierde un idioma, se desvanece toda la perspectiva de vida que este encapsula, así como el bagaje de saberes, leyendas y prácticas que lo acompañan. Conservar estas lenguas garantiza la permanencia de identidades y tradiciones.
Problemas de documentación y pocos hablantes
Uno de los principales obstáculos para salvar los idiomas en peligro de extinción radica en la limitada documentación de muchos de ellos. Bastantes lenguas minoritarias carecen de registros escritos, lo que dificulta la creación de materiales de aprendizaje y la posibilidad de transmitirlas a largo plazo. En no pocos casos, la última persona que hablaba una lengua fallece sin dejar constancia, lo que condena a ese idioma a un olvido total.
Dada la urgencia de registrar y salvaguardar estos idiomas, organizaciones e investigadores de todo el mundo participan en proyectos de documentación. Uno de estos esfuerzos es The Endangered Languages Project, que trata de compilar información y dar a conocer la situación de estas lenguas en riesgo. Sin embargo, la labor de conservar cada idioma es inmensa y requiere la cooperación de las comunidades, que deben participar activamente para revitalizar y transmitir su lengua a las generaciones futuras.
Importancia de la diversidad lingüística
Conexión entre lengua, cultura e identidad
La amplia variedad de idiomas existentes en el mundo es un testimonio vivo de la multiplicidad cultural. Cada lengua refleja una historia, un modo de vida y un conjunto de valores únicos de la comunidad que la habla. La conexión entre lengua, cultura e identidad es tan estrecha que la desaparición de un idioma equivale a la pérdida de una forma irrepetible de concebir y describir el mundo. Con cada palabra, expresión y forma gramatical, se transmite un legado inmaterial que traspasa las generaciones.
Más allá de aspectos estéticos o sentimentales, la diversidad lingüística atesora conocimiento práctico, como técnicas de cultivo, prácticas médicas tradicionales y visiones acerca de la naturaleza. La extinción de una lengua implica sacrificar la invaluable sabiduría asociada a ella. Proteger estos idiomas vulnerables equivale, por tanto, a salvaguardar la identidad y el patrimonio inmaterial de las comunidades, aportando riqueza a la cultura humana en conjunto.
Proyectos para la revitalización de lenguas
The Endangered Languages Project
Entre las iniciativas enfocadas en la conservación de lenguas en peligro, destaca The Endangered Languages Project, un esfuerzo colaborativo que busca documentar y revitalizar idiomas que se encuentran al borde de la desaparición. Puesto en marcha en 2012, este proyecto involucra a investigadores, comunidades y organizaciones para compilar datos y recursos que puedan apoyar la supervivencia de estas lenguas.
Este proyecto se apoya en el Catálogo de lenguas en peligro (ELCat), un recurso actualizado que ofrece estadísticas sobre más de 7.000 idiomas. La plataforma fomenta la concientización acerca de la inminente necesidad de salvar las lenguas minoritarias, al tiempo que estimula la participación de los mismos hablantes en su rescate. Este tipo de colaboraciones busca garantizar que los nuevos hablantes accedan a materiales de aprendizaje y a historias orales, a fin de perpetuar la herencia cultural que cada lengua encarna.

Ejemplos de idiomas en peligro crítico
Resígaro
El resígaro es una lengua amazónica originaria de Perú, hoy en peligro de extinción. Con la muerte de Rosa Andrade Ocagane en 2016, última hablante plena conocida, quedó virtualmente extinta. El resígaro ejemplifica cuán frágiles son las lenguas minoritarias, sobre todo aquellas con escasa documentación y pocos hablantes. Sin iniciativas de recuperación, la pérdida de conocimientos ancestrales y cosmovisiones está prácticamente asegurada, privando a futuras generaciones de un patrimonio lingüístico único.
Puelche
El puelche o gününa këna, originario de la Patagonia argentina y el sur de Chile, se considera prácticamente extinto. Esta lengua, sin parientes conocidos, se hundió en la obsolescencia mientras la población se volcaba al español. La desaparición del puelche no solo marca la pérdida de un medio de comunicación, sino la extinción de una historia y mitología propia de sus hablantes nómadas. Su reconstrucción se ve muy obstaculizada por la carencia de hablantes y escasa documentación.
Minderico
El minderico es una lengua romance portuguesa muy amenazada. Se estima que únicamente 150 personas la hablan, con apenas 23 dominándola de forma fluida. Localizada en Minde, Portugal, su supervivencia pende de un hilo ante la expansión del portugués estándar. Aun así, algunos esfuerzos locales intentan transmitir el minderico a los jóvenes, un intento de salvaguardar el testimonio cultural que encierra.
Chinuk
La jerga chinook, llamada chinuk, es un pidgin que antiguamente se hablaba desde Alaska hasta el norte de California. Actualmente, la hablan menos de 600 personas y fue declarada extinta hasta su revitalización parcial en la década de 2000. Sin embargo, sigue en amenaza crítica. Su carácter de lengua comercial, empleada por viajeros y comerciantes, la llevó a ser muy útil en el pasado. Hoy, la escasez de hablantes jóvenes pone en jaque su futuro inmediato.
Ngan’gikurunggurr
El ngan’gikurunggurr, lengua del Territorio del Norte de Australia, no alcanza a 30 hablantes nativos, según registros oficiales. Su grado de vulnerabilidad es altísimo, y los esfuerzos por revitalizarlo compiten con la influencia dominante del inglés y otras lenguas regionales. Protegerlo pasa por documentar sus vocablos y su gramática, involucrando a la comunidad local y a investigadores que puedan crear materiales pedagógicos para las próximas generaciones.
Kawésqar
El kawésqar, hablado por los kawésqar o alacalufes del extremo sur de Chile, se sostiene con apenas 7 hablantes nativos en el presente. Este idioma patagónico sufrió una contracción violenta a medida que las comunidades se decantaban por el español como lengua vehicular. La revitalización pasa por la creación de diccionarios y la enseñanza a los descendientes, rescatar sus mitos y memorias orales para que la tradición no se desvanezca.
Tariana
El tariana se conserva en la región del Vaupés, en Amazonas, Brasil. Con cerca de 90 hablantes nativos, enfrenta la competencia de idiomas vecinos, como el tucano. Aunque su etnia declara más de 1.600 miembros, solo alrededor de 100 hablan tariana. Si no se impulsa un plan de revitalización, podría terminar por perderse la totalidad de sus rasgos lingüísticos e impedir la continuidad cultural de este pueblo.
Chamicuro
El chamicuro, propio de la Amazonía peruana, roza la extinción con alrededor de 8 hablantes restantes. La adopción de otras lenguas, mayoritariamente el español, y la falta de transmisión intergeneracional condenan a su práctica a desaparecer. La pérdida del chamicuro representaría la disolución de la historia oral y la sabiduría ancestral acumuladas por generaciones.
Tanema
El tanema, hablado en la isla de Vanikoro (Islas Salomón), no llega a 5 hablantes nativos. Desde que se vieron influenciados por lenguas más difundidas, se desplazó el uso del tanema. Es un claro ejemplo de las consecuencias de la globalización lingüística en islas donde la imposición de lenguas mayoritarias ha suprimido los idiomas locales.
Miriwoong
El miriwoong, lengua aborigen australiana con escasos 20 hablantes fluidos, mantiene parte de su léxico en el Kimberley Kriol o el inglés aborigen. Este fenómeno de préstamo refleja la influencia del inglés en comunidades tradicionales. Varias entidades locales trabajan en proyectos para enseñar miriwoong a niños y evitar que desaparezca completamente. Su rescate resulta esencial para mantener los lazos con el pasado aborigen.
Galawa
El galawa, igualmente originario del Territorio del Norte de Australia, cuenta tan solo con 4 hablantes. Su supervivencia depende de la urgencia con la que se aborden tareas de documentación y la posible implicación de las pocas personas que aún lo dominan. Sin registros ni programas de enseñanza, el galawa corre serio riesgo de olvido total.
Tinigua
El tinigua, lengua colombiana que se hablaba en la cuenca del río Yari, apenas sobrevive en un solo hablante. La violencia de la región y la adopción del castellano han precipitado su extinción. Salvarlo implica iniciativas exhaustivas de documentación y enseñanza, para que no se pierdan los últimos vestigios de su vocabulario y expresiones. El reto es inmenso, pero la relevancia cultural y simbólica justifica los esfuerzos de quienes buscan su preservación.

Razones detrás de la extinción de idiomas
Predominancia de idiomas institucionales
El dominio de ciertos idiomas oficiales es uno de los motivos centrales en la erosión de lenguas minoritarias. El inglés, el español, el francés o el chino se imponen tanto en sistemas educativos como en los medios de comunicación, reduciendo el espacio de las lenguas locales. Esta imposición lleva a que muchos padres prefieran enseñar a sus hijos el idioma dominante, dejándoles mayor proyección sociolaboral, en detrimento de las lenguas originarias.
El fenómeno no solo cambia las costumbres comunicativas, sino que socava el sentido de pertenencia cultural. Cuando una lengua se deja de transmitir, se pierde también una manera de concebir el mundo, un conjunto de saberes y un legado histórico. El fortalecimiento de la diversidad lingüística a menudo requiere políticas de reconocimiento y apoyo educativo e institucional, pues sin éstas, las lenguas minoritarias se enfrentan a una lenta decadencia.
Cambios generacionales y su impacto
Otro factor decisivo en la extinción lingüística radica en los profundos cambios generacionales. A medida que las comunidades buscan integrarse en entornos urbanos o globalizados, la utilidad de la lengua materna se ve reducida. Los jóvenes crecen rodeados de lenguas mayoritarias y no encuentran incentivos para dominar las ancestrales. Así, la capacidad de transmitir el idioma de padres a hijos se ve interrumpida.
Este cambio está ligado también a la percepción de marginalidad que a veces recae sobre lenguas minoritarias. Ante la falta de apoyo institucional y la carencia de espacios en la vida pública, las generaciones más jóvenes optan por lenguas que les abran puertas académicas o económicas. De no existir un fuerte compromiso de revitalización, las lenguas en cuestión se desvanecen, dejando tras de sí un vacío cultural.
Referencias:
- UNESCO. (2021). Atlas of the World’s Languages in Danger.
- Moseley, C. (2010). Atlas of the World’s Languages in Danger (3rd ed.).