¿Es posible una vida sin sexo? Un estudio multidisciplinar estudia las causas de la asexualidad en los humanos

Una nueva investigación explora la asexualidad y los motivos por los que algunas personas eligen no tener relaciones sexuales a lo largo de su vida.
Amor romántico
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Amor romántico y asexualidad

El sexo se considera un motor esencial de la vida humana, una necesidad biológica, emocional y social. Sin embargo, un porcentaje nada despreciable de la población parece no tener necesidad de mantener relaciones sexuales. En los últimos años, la ciencia ha explorado una cuestión hasta hace poco ignorada: ¿por qué algunas personas evitan mantener relaciones sexuales a lo largo de su vida? Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences en 2025 por Abdel Abdellaoui y un equipo internacional de genetistas, psicólogos y sociólogos, ofrece la investigación más completa hasta la fecha sobre el fenómeno.

Basándose en los datos recabados gracias a más de 400.000 participantes del Biobanco del Reino Unido y de otros 13.500 australianos, el estudio no se limita a describir un comportamiento, sino que revela un entramado complejo donde convergen la biología, la psicología y el contexto social. La asexualidad se explica, así, como un fenómeno multifactorial que combina predisposiciones genéticas, factores culturales y dinámicas socioeconómicas.

Hombre sentado en un sillón bebe café
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El sexo ausente: de la excepción a la investigación científica

La investigación parte de una constatación demográfica. Aproximadamente, el 1% de la población declara no haber tenido nunca relaciones sexuales, una cifra similar al porcentaje estimado de personas que se identifican como asexuales. Aunque ambos grupos se solapan en parte, el trabajo de Abdellaoui y su equipo distingue entre quienes no desean el sexo y quienes, por diferentes motivos, no han tenido oportunidad o capacidad de establecer vínculos íntimos con otras personas.

El nuevo estudio examina la vida asexual en personas de entre 39 y 73 años, un rango que permite observar patrones vitales completos fuera del periodo reproductivo típico. Los resultados son contundentes. Del grupo de participantes, 3.929 británicos afirmaron no haber tenido nunca relaciones sexuales. Este grupo, aunque minoritario, permite trazar un retrato estadístico de la “vida sin sexo” en el contexto contemporáneo.

Pareja sentada junto a un lago
Pareja. Fuente: Pixabay

Factores psicológicos y sociales: entre la soledad y la educación

Una de las primeras y sorprendentes evidencias que presenta el estudio apunta a que las personas sin vida sexual tienden a ser más educadas, nerviosas y solitarias. En promedio, presentan niveles educativos superiores, consumen menos alcohol y tabaco, y se describen como menos felices y con una menor sensación de sentido vital.

Las diferencias de género también son dignas de mención. Según la investigación, en los hombres, la ausencia de relaciones sexuales se asocia de forma más estrecha con una menor fuerza física, menores ingresos económicos y una mayor dificultad para establecer vínculos de confianza. En las mujeres, aunque también aparece la soledad como un factor recurrente, los indicadores físicos pesan menos.

A nivel emocional, el perfil asexual se caracteriza por mostrar altos niveles de ansiedad, introspección y baja extraversión. Estos rasgos se vinculan genéticamente con la timidez y las dificultades para interactuar en los contextos sociales.

Los datos sugieren, además, que vivir en regiones con una menor proporción de mujeres o con mayor desigualdad económica aumenta la probabilidad de seguir el camino de la asexualidad, sobre todo en varones. En contextos donde las oportunidades de encuentro y emparejamiento resultan limitadas, existen más probabilidades de no tener ningún tipo de vida sexual. Estas evidencias, por tanto, refuerzan la idea de que los factores ecológicos y estructurales influyen tanto como los individuales.

Persona sentada en un banco
Fuente: Pixabay

Las huellas del ADN: genética y evolución del sexo

Uno de los aspectos más innovadores del estudio es su consideración del componente genético. Mediante un análisis de asociación del genoma completo (GWAS), los investigadores detectaron una heredabilidad poligénica del 17% en hombres y del 14% en mujeres. Esto indicaría que ciertos factores genéticos podrían influir de manera moderada en la propensión a no mantener relaciones sexuales.

En términos evolutivos, esto plantea un enigma: ¿por qué ciertos rasgos genéticamente vinculados a la educación y la inteligencia se asocian a un menor éxito reproductivo? La respuesta podría encontrarse en la modernidad. En las sociedades donde la reproducción está disociada del sexo, los rasgos que antaño favorecían el emparejamiento pueden haber perdido su valor adaptativo. De hecho, los análisis de ADN antiguo revelan que la frecuencia del alelo asociado a una mayor asexualidad ha disminuido durante los últimos 10.000 años.

Los autores advierten, sin embargo, que estos resultados deben interpretarse con cautela, ya que reflejan correlaciones culturales y ambientales propias de las sociedades occidentales contemporáneas. No existen “genes del celibato”, sino combinaciones de variantes genéticas que, cuando interactúan con factores sociales, pueden predisponer a mantener ciertos comportamientos.

Amor romántico
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Asexualidad, elección o imposición: dilemas interpretativos

El estudio aborda también un punto crucial en el debate: distinguir entre la asexualidad como orientación y la asexualidad como resultado de la falta de oportunidades. Aunque ambas coinciden en la ausencia de actividad sexual, difieren en su motivación. Los datos indican que la asexualidad, entendida como falta de deseo, representa una fracción menor de los casos.

En la muestra australiana, los investigadores comprobaron que la religiosidad es un factor que incrementa significativamente la probabilidad de no haber tenido relaciones sexuales, sobre todo entre mujeres. En algunos casos, por tanto, la abstinencia respondería a normas culturales o morales más que a predisposiciones biológicas.

El análisis poligénico mostró, además, que las puntuaciones genéticas asociadas a la ausencia de actividad sexual no predicen, necesariamente, la asexualidad. Así, mientras la asexualidad podría interpretarse como una orientación estable, la falta de vida sexual parece ser un estado influido por un conjunto cambiante de factores psicológicos, económicos y contextuales.

En consecuencia, la “vida sin sexo” no puede reducirse a una sola categoría: para algunos es una elección; para otros, una consecuencia de la desigualdad, la ansiedad o la falta de oportunidades sociales.

Hombre sentado en su salón
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Implicaciones sociales y evolutivas

Los resultados de este estudio plantean interrogantes profundos sobre la condición humana. El hecho de que la asexualidad se asocie a mayores niveles de soledad y menor bienestar psicológico apunta a una posible vulnerabilidad social, ya que la ausencia de intimidad emocional puede tener consecuencias sobre la salud mental y la integración comunitaria.

En el plano evolutivo, el estudio refuta la hipótesis de que la inteligencia se haya seleccionado por su atractivo sexual. Los datos genéticos muestran una correlación negativa entre inteligencia y éxito reproductivo, lo que sugiere que la evolución humana no favoreció necesariamente a los individuos más inteligentes en términos de descendencia.

Asimismo, la investigación aporta un marco nuevo para entender la diversidad del comportamiento sexual humano. Así, la sexualidad no es un continuo lineal entre actividad y abstinencia, sino un mosaico de predisposiciones biológicas y condicionamientos culturales. En este sentido, el estudio se inscribe en una corriente científica más amplia: la de analizar la conducta sexual no solo como expresión del deseo, sino también como un fenómeno social y evolutivo.

Referencias

  • Abdellaoui, A., Wesseldijk, L. W., Gordon, S. D., Pasman, J. A., et al. 2025. "Life without sex: Large-scale study links sexlessness to physical, cognitive, and personality traits, socioecological factors, and DNA". PNAS, 122(38), e2418257122. DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2418257122

Recomendamos en