El cerebro es un universo eléctrico en constante actividad, y los científicos llevan décadas intentando descifrar su lenguaje oculto. Cada pensamiento, cada emoción y cada movimiento están guiados por impulsos eléctricos que recorren nuestras neuronas. Para poder capturar esta sinfonía invisible, existe una herramienta crucial en el mundo de la medicina: el electroencefalograma (EEG).
Gracias a esta tecnología, podemos observar en tiempo real la actividad del órgano más complejo del cuerpo humano. Pero ¿cómo funciona exactamente? ¿Qué secretos puede revelarnos? Profundicemos en el estudio de las ondas cerebrales y su impacto en la ciencia y la medicina.

¿Cómo funciona un electroencefalograma?
El cerebro está en constante actividad, incluso cuando dormimos. Millones de neuronas se comunican a través de pequeños impulsos eléctricos, generando ritmos y patrones que pueden ser registrados mediante un EEG. La prueba es sencilla e indolora: se colocan electrodos en el cuero cabelludo del paciente, los cuales detectan las señales eléctricas y las transmiten a una máquina que las amplifica y representa en forma de ondas en un monitor.
Existen diferentes tipos de ondas cerebrales, cada una asociada a un estado mental distinto. Por ejemplo, las ondas beta aparecen cuando estamos despiertos y en alerta; las ondas alfa predominan en estados de relajación; mientras que las ondas theta y delta están relacionadas con el sueño profundo.
Más allá de la epilepsia: usos sorprendentes del EEG
Aunque el EEG es conocido por su importante papel en la detección de epilepsia, sus aplicaciones van mucho más allá. Se utiliza en la investigación del sueño, en el estudio de trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer e incluso para monitorizar la actividad cerebral en pacientes en coma, proporcionando información crucial sobre su evolución y pronóstico, lo que puede ser determinante a la hora de tomar decisiones médicas sobre su tratamiento.
Además, en el campo de la neurociencia cognitiva, permite analizar procesos como la atención, la memoria y la toma de decisiones. Uno de los usos más curiosos del EEG es en la interfaz cerebro-máquina, donde los impulsos cerebrales pueden ser traducidos en comandos para controlar dispositivos externos, como brazos robóticos o sistemas de comunicación para personas con discapacidad motora. Este avance ha abierto la puerta a un sinfín de aplicaciones en la medicina y la tecnología, permitiendo el desarrollo de sistemas de control mental que podrían transformar la vida de personas con movilidad reducida.

Del papel al análisis digital: la evolución del EEG
A lo largo de los años, el EEG ha evolucionado desde sus primeros registros en papel hasta convertirse en un método digital que permite un análisis más preciso y un almacenamiento más eficiente de los datos. En algunos casos, se realiza un EEG con privación de sueño, una versión más exigente de la prueba que busca desencadenar patrones cerebrales anormales que podrían no manifestarse en un EEG convencional. Para ello, el paciente debe mantenerse despierto toda la noche previa al examen.
Durante la prueba, además del registro de la actividad cerebral, se utilizan técnicas de activación como la hiperventilación y la estimulación con luces intermitentes. Este tipo de EEG es especialmente relevante para la detección de trastornos epilépticos y otras alteraciones cerebrales que pueden manifestarse de forma esporádica. A pesar de que puede resultar agotador para el paciente, se trata de una herramienta diagnóstica invaluable (importante o imprescindible) en muchas situaciones.
En los últimos años, los estudios de vídeo-EEG de larga duración han demostrado su importancia para la evaluación de pacientes con epilepsia resistente a tratamientos. En estas unidades especializadas, los pacientes permanecen ingresados durante varios días mientras se les retira la medicación para inducir crisis y registrar la actividad cerebral en tiempo real.

El futuro del EEG: inteligencia artificial y neurociencia
El EEG continúa siendo un dispositivo fundamental para entender los misterios del cerebro. A medida que avanzamos en el siglo XXI, su combinación con inteligencia artificial y otras tecnologías asegura conducirnos a un nuevo nivel en el conocimiento de la mente humana. Los investigadores trabajan en desarrollar algoritmos que permitan analizar patrones cerebrales de forma automática, lo que podría dar lugar a avances en la detección temprana de enfermedades neurológicas.
Además, la popularización de dispositivos portátiles con sensores EEG abre la puerta a un futuro en el que podríamos monitorizar nuestra actividad cerebral desde casa, con aplicaciones en el control del estrés, la meditación o incluso en el rendimiento cognitivo. Aunque la monitorización del EEG fuera del entorno hospitalario presenta desafíos debido a la interferencia y el tamaño de los artefactos, en el futuro podrían desarrollarse dispositivos más avanzados capaces de registrar con precisión la actividad cerebral en entornos cotidianos. Actualmente, algunas tecnologías portátiles están explorando esta posibilidad, pero aún queda camino por recorrer antes de que se convierta en un método fiable y accesible.

Aplicaciones inesperadas del EEG: explorando la conciencia
Otra aplicación innovadora del EEG es su uso en la exploración de los estados de conciencia. Algunos estudios han utilizado esta técnica para investigar experiencias cercanas a la muerte, sueños lúcidos y estados alterados de conciencia inducidos por la meditación o sustancias psicoactivas. Esto podría abrir camino sobre aspectos aún desconocidos de la percepción y la mente humana, desafiando algunas de nuestras concepciones actuales sobre la conciencia y el cerebro.
También se investiga el uso del EEG en el campo de la neuropublicidad, analizando la actividad cerebral de los consumidores, para entender mejor sus respuestas emocionales a ciertos productos y campañas publicitarias.
El cerebro es un misterio en constante evolución, un entramado eléctrico que nunca descansa. Cada impulso neuronal es una pieza de un rompecabezas que aún no hemos terminado de resolver. Si escuchar sus ondas nos ha permitido entender enfermedades, descifrar pensamientos e incluso conectar la mente con la tecnología, ¿qué más podríamos descubrir si afinamos aún más nuestra capacidad de leer su lenguaje? Tal vez, en las oscilaciones de la actividad cerebral, se encuentre la clave de preguntas que ni siquiera hemos formulado todavía.
Revisión a cargo de Rocío Vázquez Rodríguez, Jefa de Servicio de Neurofisiología del Hospital Universitario Virgen del Rocío.

José Domingo Sanmartín Sierra
Físico. Jefe de Servicio de Electromedicina del Hospital Universitario Virgen del Rocío
