No, no se trata, desafortunadamente, de un título trampa: se trata de una práctica real que se utilizó durante décadas. Todo comenzó con lo que se conoce como sinfisiotomía, una intervención para aumentar la capacidad de la pelvis de las parturientas. Consiste en cortar parcialmente las fibras que unen los huesos pubianos en la parte anterior de la pelvis. Habitualmente, cuando el feto es demasiado grande para pasar a través de la pelvis, se realiza una cesárea. Si la cesárea no es posible, se llevaba a cabo la sinfisiotomía. Para ella era necesaria la intervención de la motosierra médica.
El sorprendente origen de la motosierra médica
La motosierra médica y las mejoras en la asistencia de los partos están íntimamente ligadas. Era necesaria para el proceso de sinfisiotomía, al que también podríamos llamar 'sinanestesia', pues así era como se empleaba este artilugio en los partos.
La sinfisiotomía: un procedimiento obstétrico antiguo
El procedimiento se realizaba originalmente a mano, con un cuchillo pequeño y una sierra para extraer el hueso. Todo esto se llevaba a cabo sin anestesia y en pleno parto. Para ello los médicos contaban con un instrumento que se convirtió en el precedente de la motosierra. Este era una alternativa a la cesárea, especialmente en situaciones donde esta última no era viable. En su origen, la sinfisiotomía se realizaba manualmente, utilizando un cuchillo pequeño y una sierra para extraer el hueso, lo que hacía del procedimiento una experiencia altamente invasiva y dolorosa.

Condiciones extremas: sin anestesia durante el parto
Uno de los aspectos más impactantes de la sinfisiotomía era que se realizaba sin anestesia, lo que convertía el procedimiento en una experiencia extremadamente dolorosa y traumática para las mujeres. Durante el parto, los médicos debían actuar rápidamente y con precisión, utilizando herramientas rudimentarias. En este contexto, la introducción de la motosierra médica representó un intento de mejorar la eficiencia del procedimiento, aunque a menudo resultaba en complicaciones para las pacientes debido a la falta de control y precisión del instrumento.
Los pioneros detrás de la motosierra médica
Es en Escocia donde aparece por primera vez este invento, de la mano de dos médicos que se propusieron encontrar una manera de cortar por lo sano los huesos en mal estado en medio de una intervención quirúrgica.
John Aitken y su prototipo de 1785
A mediados de la década de 1780, dos médicos escoceses, John Aitken y James Jeffray, inventaron (cada uno por su cuenta) un instrumento específico para realizar sinfisiotomías y extirpar huesos enfermos. El prototipo de Aitken formaba parte del libro Principios de partería o medicina puerperal, publicado en 1785. Este instrumento estaba diseñado específicamente para facilitar la sinfisiotomía, incorporando una cadena con dientes que se movía mediante una manivela. A pesar de su innovación, el diseño de Aitken no logró ganar popularidad debido a las complicaciones que causaba durante las intervenciones.
James Jeffray y el desarrollo de 1790
Mientras tanto, Jeffray (quien ejerció como médico durante casi 60 años, un récord en la historia de la medicina escocesa) también afirmó haber tenido la idea de la motosierra quirúrgica, pero no hizo un prototipo hasta 1790. La motosierra de Jeffray aparentemente se usó con éxito para extirpar rodillas y codos enfermos. Ambos instrumentos consistían básicamente en un cuchillo con numerosos dientes que estaba montado en una cadena y giraba gracias a una manivela.

El diseño de la motosierra en el siglo XVIII
Afortunadamente, la motosierra de Aitken nunca se volvió popular, ya que causó muchas complicaciones en los pacientes que sufrieron su uso y la sinfisiotomía se abandonó en la mayor parte de Europa a mediados del siglo XX.
De cuchillos a cadenas: el mecanismo inicial
El diseño inicial de la motosierra médica consistía en un cuchillo con numerosos dientes montado en una cadena. Este mecanismo estaba pensado para cortar hueso con mayor eficacia que las sierras de disco existentes en la época. La cadena era accionada manualmente mediante una manivela, lo que permitía un movimiento continuo y teóricamente más controlado. Sin embargo, la falta de una fuente de energía confiable y la complejidad del dispositivo hicieron que su uso fuera limitado y problemático en la práctica médica.
Limitaciones y complicaciones del diseño original
Las complicaciones derivadas del uso de la motosierra médica eran frecuentes. La falta de precisión del instrumento, sumada a la ausencia de anestesia, provocaba un alto riesgo de lesiones en los tejidos circundantes y un dolor extremo para las pacientes. Además, el diseño de la motosierra era propenso a trabarse durante el corte, lo que requería detener el procedimiento y reiniciarlo, aumentando el riesgo de complicaciones y prolongando el sufrimiento de las mujeres. Estas limitaciones contribuyeron a que la motosierra de Aitken y Jeffray no se consolidara como una herramienta estándar en la medicina obstétrica.
La evolución y el ocaso de la sinfisiotomía
Gracias a mejoras médicas posteriores, la sinfisiotomía en los partos es hoy en día un mal recuerdo. Sin embargo, en algunos sitios persistió como técnica hasta casi finales del siglo pasado.
Persistencia en Irlanda: 1940 a 1980
Sin embargo, en Irlanda, entre las décadas de 1940 y 1980, aproximadamente 1.500 mujeres fueron sometidas a esta brutal cirugía. Algunas mujeres fueron sometidas al procedimiento después de una cesárea. Algunos historiadores dicen que la sinfisiotomía se utilizó en Irlanda debido al rechazo religioso al nacimiento por cesárea. Afortunadamente, a fines de la década de 1980,las víctimas de esta intervención finalmente fueron escuchadas y la práctica se detuvo.
Obviamente la sierra ya existía, pero se trataba de sierras de discos, círculos afilados que no usaban cadenas y tenían numerosos inconvenientes. Eran complejas de usar, más aún si no existía una fuente fiable de energía que les diera la potencia de giro suficiente para cortar el material. Por si esto fuera poco no eran muy confiables ya que a menudo (como ocurre con otros tipos de sierra) se trababan en un corte y había que retroceder y volver a empezar. Algo que en medio de una intervención quirúrgica no es nada recomendable.
Descontinuación y denuncias en los años 80
A finales de los años 80, las denuncias de las víctimas de la sinfisiotomía en Irlanda comenzaron a ganar visibilidad. Las mujeres que habían sido sometidas a este procedimiento alzaron sus voces, revelando las secuelas físicas y psicológicas que habían sufrido. Estos testimonios impulsaron una revisión crítica de la práctica, que finalmente fue descontinuada. Las denuncias también llevaron a una mayor conciencia sobre la necesidad de modernizar los procedimientos obstétricos y garantizar el bienestar de las pacientes.
De la medicina a la industria forestal
Afortunadamente esta sierra dejó de usarse en medicina y su uso se trasladó a otros sectores ya que si podía cortar hueso, también podría hacerlo con madera y otros materiales y el diseño se adaptó para servir propósitos menos sangrientos. De hecho, la primera patente para una sierra usada para talar árboles se otorgó a Samuel J. Bens, en san Francisco, en 1905.

La adaptación del diseño para la tala de madera
Con el tiempo, la motosierra dejó de utilizarse en el ámbito médico y su diseño fue adaptado para otros propósitos menos invasivos y más prácticos. Dado que el instrumento podía cortar hueso, también resultaba eficaz para trabajar con madera. Este cambio de enfoque permitió que la motosierra encontrara un nuevo nicho en la industria forestal, donde su capacidad para cortar de manera eficiente se convirtió en una ventaja significativa. La evolución hacia un uso industrial marcó un nuevo capítulo en la historia de la motosierra.
Primera patente para uso en madera en 1905
El diseño de la motosierra fue perfeccionado para su aplicación en la tala de árboles, y en 1905, Samuel J. Bens recibió la primera patente para una motosierra destinada específicamente a este propósito en San Francisco. Esta innovación permitió que la motosierra se convirtiera en una herramienta esencial en la industria maderera, facilitando el trabajo de los leñadores y aumentando la eficiencia en la tala de árboles. La transición de la medicina a la industria forestal refleja la capacidad de adaptación de la tecnología, encontrando nuevas aplicaciones en contextos completamente diferentes.