Los Tercios de Flandes fueron un conjunto de unidades militares españolas que desempeñaron un papel importante en la Europa del siglo XVI y XVII. Estas unidades, compuestas en gran parte por soldados españoles, se caracterizaron por su disciplina, su entrenamiento y su valentía en el campo de batalla.
Origen y formación de los Tercios de Flandes
El reinado de Carlos V y los Países Bajos
La formación de los Tercios de Flandes se remonta al reinado del emperador Carlos V, quien buscaba consolidar su dominio sobre los extensos territorios de los Países Bajos. Esta región era estratégica para el Imperio debido a su riqueza y posición geográfica, lo que la convertía en un objetivo constante de las potencias rivales. Carlos V, consciente de la necesidad de una fuerza militar eficaz, estableció los Tercios como unidades de élite para mantener el control y sofocar cualquier rebelión.
Los Tercios se convirtieron en la columna vertebral del ejército español en Europa, destacándose por su capacidad de adaptarse a diferentes terrenos y situaciones de combate. Su creación respondió también a la necesidad de enfrentar la creciente amenaza de la Reforma protestante, que desafiaba la hegemonía católica en la región. Así, los Tercios no solo eran una fuerza militar, sino también un instrumento político en la defensa de la fe católica y el poder imperial.
A lo largo de los años, los Tercios demostraron ser una herramienta crucial para mantener la estabilidad en los Países Bajos, enfrentándose a múltiples desafíos. Su capacidad para operar en un entorno tan hostil y cambiante fue una de las razones de su éxito inicial, y su reputación como soldados imbatibles comenzó a forjarse en esta etapa temprana de su historia.
Organización y estructura de los tercios
Los Tercios de Flandes se caracterizaban por una organización meticulosa que les permitía operar con eficacia en el campo de batalla. Cada tercio estaba compuesto por entre 1.500 y 3.000 hombres, divididos en compañías de infantería que incluían piqueros, arcabuceros y mosqueteros. Esta estructura mixta les proporcionaba una flexibilidad táctica que era poco común en las fuerzas militares de la época.
La jerarquía dentro de los Tercios era clara y estricta, con oficiales experimentados que lideraban a los soldados en cada campaña. La disciplina era un pilar fundamental, y se esperaba que cada soldado cumpliera su papel con precisión. Esta organización fue clave para su capacidad de mantener la cohesión en situaciones de combate intenso, permitiéndoles resistir las embestidas de enemigos a menudo superiores en número.
Además de su estructura interna, los Tercios estaban respaldados por un sistema logístico eficiente que aseguraba el suministro de armas, municiones y provisiones. Esta logística fue crucial para su capacidad de llevar a cabo campañas prolongadas lejos de España, y contribuyó a su reputación como una fuerza imparable en el campo de batalla. La combinación de una estructura organizativa sólida y una logística efectiva hizo de los Tercios una unidad temida y respetada en toda Europa.

Características y vida de los soldados
Disciplina y entrenamiento riguroso
Los soldados de los Tercios de Flandes eran sometidos a un riguroso entrenamiento que los preparaba para las duras condiciones del combate. Desde el momento en que se unían a la unidad, los reclutas eran instruidos en tácticas de batalla, manejo de armas y disciplina militar. Este entrenamiento intensivo era fundamental para asegurar que cada soldado pudiera desempeñarse eficazmente en el campo de batalla y mantener la cohesión del grupo en situaciones de estrés extremo.
La disciplina era uno de los aspectos más destacados de los Tercios. Los soldados eran conocidos por su capacidad para mantener la formación bajo fuego enemigo y por su disposición a seguir órdenes sin vacilación. Esta disciplina no solo era crucial para el éxito en combate, sino que también fomentaba un sentido de camaradería y lealtad entre los soldados, quienes compartían un compromiso inquebrantable hacia su rey y su causa.
El entrenamiento no se limitaba a las habilidades militares, sino que también incluía la instrucción en valores como el honor, la lealtad y el sacrificio. Estos valores eran inculcados desde el primer día, creando una cultura de dedicación y valentía que definía a los Tercios. Esta combinación de entrenamiento técnico y formación moral convirtió a los soldados en una fuerza formidable, capaz de enfrentar cualquier desafío en el campo de batalla.
Uniforme distintivo y armamento
El uniforme de los Tercios de Flandes era una de sus características más distintivas, diseñado tanto para la protección como para la identificación en el campo de batalla. Los soldados llevaban una armadura completa que incluía un peto y un casco con una cresta alta, lo que no solo les proporcionaba protección contra las armas enemigas, sino que también les confería una apariencia imponente. Esta armadura era complementada con una capa que les ayudaba a protegerse del clima inclemente durante las campañas.
El armamento de los Tercios era igualmente impresionante, compuesto por una combinación de picas, arcabuces y mosquetes. Los piqueros, armados con largas lanzas, formaban la primera línea de defensa contra la caballería enemiga, mientras que los arcabuceros y mosqueteros proporcionaban fuego de apoyo desde los flancos. Esta combinación de armas permitía a los Tercios adaptarse a diferentes situaciones de combate, haciendo de ellos una fuerza versátil y efectiva.
El uniforme y el armamento no solo eran funcionales, sino que también servían como símbolos de la identidad y el orgullo de los Tercios. Cada soldado llevaba con honor su uniforme, consciente de que representaba a una de las unidades más respetadas del ejército español. Esta identidad compartida fomentaba un sentido de pertenencia y motivación, impulsando a los soldados a luchar con valentía y determinación en cada batalla.

Batallas y estrategias de combate
Batallas emblemáticas y victorias notables
Los Tercios de Flandes participaron en algunas de las batallas más emblemáticas de su tiempo, consolidando su reputación como una fuerza imparable en el campo de batalla. Entre las victorias más notables se encuentra la Batalla de Mühlberg en 1547, donde los Tercios, bajo el mando del emperador Carlos V, derrotaron a las fuerzas protestantes de la Liga de Esmalcalda. Esta victoria fue un testimonio de su capacidad para enfrentar y vencer a enemigos poderosos.
Otra batalla significativa fue la de San Quintín en 1557, donde los Tercios, liderados por el Duque de Saboya, infligieron una derrota decisiva a las fuerzas francesas. Esta victoria no solo aseguró el control español sobre el norte de Francia, sino que también demostró la eficacia de los Tercios en la guerra de asedio y su habilidad para coordinar ataques complejos. La fama de los Tercios como una fuerza invencible se consolidó aún más tras esta batalla.
Sin embargo, no todas las campañas resultaron en victorias. La Batalla de Rocroi en 1643 marcó un punto de inflexión, donde los Tercios sufrieron una de sus primeras derrotas significativas a manos de las fuerzas francesas. A pesar de esta pérdida, la valentía y la resistencia demostradas por los soldados en esta batalla se convirtieron en un símbolo de su legado perdurable. Estas batallas, tanto las victorias como las derrotas, contribuyeron a forjar la leyenda de los Tercios de Flandes en la historia militar europea.
La técnica del cuadro en el campo de batalla
Una de las estrategias más distintivas empleadas por los Tercios de Flandes fue la formación de "cuadro", una táctica que les permitió enfrentar con éxito a fuerzas enemigas superiores en número. Esta técnica consistía en agrupar a los soldados en una formación cerrada, con piqueros en el centro y arcabuceros y mosqueteros en los flancos. Esta disposición les proporcionaba una defensa sólida contra las cargas de caballería y permitía un uso efectivo del fuego de armas de fuego.
La formación de cuadro requería una coordinación precisa y una disciplina estricta, ya que cualquier brecha en la línea podía ser explotada por el enemigo. Los soldados eran entrenados para mantener su posición bajo presión y para responder rápidamente a las órdenes de sus comandantes. Esta capacidad para operar como una unidad cohesiva fue una de las razones por las que los Tercios fueron tan efectivos en el campo de batalla.
Además de su eficacia defensiva, la técnica del cuadro también permitía a los Tercios adoptar una postura ofensiva cuando era necesario. Los arcabuceros y mosqueteros podían avanzar y retroceder dentro de la formación, proporcionando un fuego continuo mientras los piqueros mantenían a raya a las fuerzas enemigas. Esta flexibilidad táctica hizo que los Tercios fueran una fuerza formidable, capaz de adaptarse a diferentes tipos de combates y de superar a sus oponentes en una variedad de escenarios.

Derrotas y legado de los Tercios de Flandes
La Batalla de Nieuwpoort: una derrota significativa
La Batalla de Nieuwpoort, librada en 1600, fue una de las derrotas más significativas sufridas por los Tercios de Flandes. Enfrentándose a las fuerzas de la República Holandesa, los Tercios, bajo el mando del archiduque Alberto de Austria, sufrieron una pérdida devastadora que resultó en la muerte de cerca de 5.000 soldados. Esta derrota marcó un punto de inflexión en la historia de los Tercios, señalando el inicio de un declive que se prolongaría en las décadas siguientes.
La derrota en Nieuwpoort fue el resultado de varios factores, incluyendo la falta de coordinación entre las diferentes unidades y la subestimación de la capacidad del enemigo. A pesar de su valentía y disciplina, los Tercios no pudieron superar la ventaja táctica de las fuerzas holandesas, que aprovecharon el terreno y la sorpresa para infligir una derrota decisiva. Esta batalla demostró que, aunque formidables, los Tercios no eran invencibles.
A pesar de esta derrota, la reputación de los Tercios como una de las unidades más formidables de su tiempo permaneció intacta. La Batalla de Nieuwpoort se recuerda como una lección de humildad y un recordatorio de los desafíos que enfrentaron los Tercios en su lucha por mantener el dominio español en Europa. Esta derrota, aunque significativa, no eclipsó el legado perdurable de los Tercios en la historia militar.
Influencia en el ejército moderno y la cultura popular
El legado de los Tercios de Flandes se extiende más allá de sus victorias y derrotas en el campo de batalla. Su disciplina, organización y tácticas de combate influyeron en el desarrollo del ejército moderno, estableciendo un precedente para las fuerzas armadas de todo el mundo. La estructura jerárquica y el enfoque en la cohesión de unidad adoptados por los Tercios se convirtieron en modelos a seguir para generaciones futuras de soldados y estrategas militares.
Además de su impacto en la historia militar, los Tercios dejaron una huella indeleble en la cultura popular, especialmente en España y los Países Bajos. En España, son recordados con orgullo como héroes nacionales, simbolizando la valentía y la lealtad al rey y al país. En los Países Bajos, aunque vistos como símbolos de la opresión española, su historia es reconocida como parte integral del complejo pasado compartido entre ambas naciones.
La influencia de los Tercios también se refleja en la literatura, el cine y otras formas de arte. Obras que exploran su historia y sus hazañas continúan capturando la imaginación del público, manteniendo viva la memoria de estos soldados de élite. Su legado perdura no solo en los libros de historia, sino también en la cultura popular, donde siguen siendo una fuente de inspiración y admiración.

Personajes destacados en la historia de los Tercios
El Duque de Alba y Alejandro Farnesio
Entre los personajes más destacados en la historia de los Tercios de Flandes se encuentran figuras como el Duque de Alba y Alejandro Farnesio, cuyos liderazgos fueron cruciales para el éxito de estas unidades. El Duque de Alba, conocido por su mano dura y su habilidad estratégica, jugó un papel fundamental en la consolidación del control español sobre los Países Bajos durante las primeras etapas de la guerra de los Ochenta Años.
Alejandro Farnesio, por su parte, es recordado por su capacidad para combinar la diplomacia con la destreza militar. Bajo su mando, los Tercios lograron importantes victorias, como la recuperación de ciudades clave en los Países Bajos. Farnesio fue un líder carismático que supo ganarse la lealtad de sus hombres y utilizar la táctica del cuadro con gran eficacia, consolidando su reputación como uno de los mejores comandantes de su tiempo.
Ambos líderes dejaron un legado duradero en la historia de los Tercios, no solo por sus éxitos militares, sino también por su capacidad para inspirar a sus soldados. Sus estrategias y decisiones continúan siendo estudiadas por historiadores y estrategas militares, quienes reconocen el impacto que tuvieron en la historia de los Tercios y en el desarrollo del arte de la guerra en Europa.
Explorando más sobre los Tercios de Flandes
Descubriendo más sobre los Tercios de Flandes
El libro Los Tercios de Flandes, coordinado por Manuel P. Villatoro, que recoge capítulos escritos por expertos y que ha sido recientemente publicado por Pinolia, desvela los secretos de cómo se formó esta fuerza y cómo se reclutaban a los soldados. El reclutamiento se hacía principalmente a través de los caballeros y nobles, que eran los únicos que podían costear el equipo y las armas necesarias para convertirse en un miembro de los Tercios. Una vez aceptados, se sometían a un riguroso entrenamiento para aprender las técnicas de combate y la disciplina necesarias para luchar en una unidad tan formidable.
Como hemos visto, eran conocidos por su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo y su técnica de "cuadro", una formación en la que los soldados se agrupaban en una plaza defensiva con piqueros en el frente y arcabuceros y mosqueteros en los flancos. Esta formación les permitía enfrentarse a las cargas de caballería y mantener su posición incluso frente a enemigos mejor equipados.
En el libro, también se describe la vida diaria de un soldado en los Tercios de Flandes. A pesar de que eran soldados de élite, la vida en el campo de batalla era dura y peligrosa, con enfermedades y lesiones frecuentes. Sin embargo, la camaradería y la lealtad entre los compañeros de armas era muy importante, y los soldados estaban dispuestos a luchar y morir juntos por su país y su rey.
El libro también explora la historia de los personajes más destacados que formaron parte de los Tercios de Flandes, desde los más famosos como el Duque de Alba o Alejandro Farnesio, hasta otros menos conocidos pero no menos importantes en la historia de España.
Además, el legado de los Tercios de Flandes sigue siendo muy importante en la cultura popular española, con referencias en películas, series y libros. Este libro es una excelente oportunidad para conocer en profundidad el papel que desempeñaron en la historia de España y Europa, así como para descubrir su legado en la cultura popular.
Si te apasiona la historia militar, este libro es imprescindible.

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Sobre Manuel P. Villatoro
Manuel P. Villatoro es periodista licenciado por la Universidad Complutense de Madrid. Cuenta con una amplia formación en el Instituto de Historia y Cultura Militar, lo que le ha permitido convertirse en uno de los coordinadores de la sección de Historia del prestigioso periódico ABC durante los últimos once años. Además, es reconocido como un experto en la Segunda Guerra Mundial y en la historia militar en general.

Como coautor de "Lo que nunca te han contado del Día D" y la saga "Sin mitos ni tópicos", Manuel P. Villatoro se ha destacado por su capacidad para desmitificar y revelar la verdadera historia detrás de los eventos más trascendentales de la historia. Ha participado en numerosos congresos y eventos relacionados con la temática histórica, y colabora regularmente en revistas especializadas como Muy Historia e Historia Hoy.
Su compromiso con la investigación y la divulgación de la historia le ha valido reconocimientos como el premio APCR de Periodismo 2020 por su reportaje "Bandoleros, la verdadera historia", en el que profundiza en la verdad detrás de la leyenda de los bandidos más famosos de la historia de España. Con su habilidad para contar historias y su rigor histórico, Manuel P. Villatoro se ha convertido en una de las voces más destacadas en el panorama de la divulgación histórica en España.
Referencias
- Martín, J. G. (1999). Tercios de Flandes. Falcata Ibérica.
- Hernández, A. J. R. (2015). Breve historia de los Tercios de Flandes. Nowtilus.
- White, L. (1998). Los tercios en España: el combate.
- Corrales, M. D. P. P. (2006). Los tercios en el mar. Cuadernos de Historia Moderna, 101-134.
- Laínez, F. M., de Toca, J. M. S., & Sánchez, R. (2006). Los Tercios de España: La infantería legendaria. Edaf.