La Egiptomanía de Howard Carter: cuando el descubridor de la tumba de Tutankamón fascinó a España

Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamón, fascinó a España con sus conferencias y sus hallazgos sobre el antiguo Egipto en dos visitas que realizó en los años 20, invitado por el duque de Alba.
Cuando el descubridor de la tumba de Tutankamón, Howard Carter, visitó España

El descubrimiento de la tumba de Tutankhamon no solo asombró al mundo, sino que desató la fiebre por la egiptología en todo el planeta, y por consiguiente, también en nuestro país. El nombre del faraón-niño y el de su descubridor quedaron unidos para siempre tras darse a conocer los fastuosos tesoros contenidos en la pequeña gran tumba de Luxor. Howard Carter, el modesto dibujante inglés que fue a Egipto para copiar pinturas y relieves de las tumbas, se acabó enamorando de Egipto, de su arte, de su historia... y terminó excavando en su suelo milenario, con la convicción de que su sueño se haría realidad. 

El hecho de no saber leer jeroglíficos, y de no tener una formación científica como arqueólogo, hizo que inicialmente fuera algo cuestionado por los excavadores más expertos, quienes lo tacharon de advenedizo. Pero él pasó por alto las críticas y no cejó en su búsqueda. Su intuición de que en el Valle de los Reyes encontraría algo grande le llevó a buscar un mecenas en cuanto el anterior propietario de la concesión, el norteamericano Theodore Davies, la abandonó diciendo que la zona estaba agotada. Él no lo creía así, y llevaba años persiguiendo al joven faraón. Y consiguió que Lord Carnarvon corriera con los gastos de sus campañas. 

Howard Carter con el duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, en su visita a España (portada de La Esfera). Fuente: BNE

Finalmente, su tesón tuvo recompensa: el 4 de noviembre de 1922, apareció el primer escalón de los 16 que llevaban al corazón del mayor descubrimiento arqueológico conocido hasta entonces. La importancia de este hallazgo acalló las críticas de los más escépticos, y dio fama mundial a nuestro personaje. 

La noticia se extendió rápidamente por todo el mundo. De pronto, todos los países se interesaron por Egipto, incluido España, donde había nula tradición excavadora en el país del Nilo.

Carter, el hombre de moda

Este descubrimiento supuso, igualmente, que en el siglo XX resurgiera lo que conocemos como egiptomanía, propiciando el gusto popular por todo lo que venía de allá. Y Howard Carter se convirtió en la figura del momento. Se vio reclamado por universidades, medios de comunicación e instituciones culturales. Todos querían saber más sobre el descubrimiento y lo buscaban para que diera noticias en exclusiva o para que pronunciara charlas o impartiera conferencias. 

Esta especie de gira vino dada por una interrupción en los trabajos de excavación y catalogación, motivada por una discrepancia con las autoridades de Egipto.

Un viaje fruto de una amistad

El arqueólogo era persona de genio fuerte y, en un arrebato de orgullo, lo dejó todo y se volvió a Europa. Más adelante, todo quedaría aclarado y regresaría a sus trabajos en la tumba hasta vaciar, catalogar y fijar los más de 5.600 objetos que se hallaban en su interior, algo que le llevaría 10 años. 

El día 5 de noviembre de 1924, se celebró una reunión en Londres entre dos personajes aparentemente dispares: el entonces duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, y Howard Carter. A ambos personajes les unía una antigua amistad propiciada por el interés del duque por Egipto, país que había visitado en varias ocasiones. En esa reunión, se fijaría la agenda para la visita de Carter a España: 28 vendría con todos los gastos pagados por el Comité Hispano-Inglés y cobraría 80 libras esterlinas por las dos conferencias que debía impartir sobre su reciente descubrimiento. Ambas partes estuvieron de acuerdo y, el día 24 de noviembre de 1924, Howard Carter pisó suelo español por primera vez; se alojó en la Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar más que emblemático por la cantidad de hombres ilustres que allí vivieron. Esa misma tarde, y en el salón de actos de la propia residencia, pronunció su primera conferencia, El descubrimiento de la tumba de Tut-Ankh- Amon. La labor de la primera época: 1923- 1924, a la que asistieron personajes de la talla de José Ortega y Gasset o Manuel Machado. Este evento había despertado tal interés y curiosidad entre el mundillo de la cultura que el aforo de la Residencia de Estudiantes resultó insuficiente (muchas personas se quedaron sin poder asistir). Por supuesto, los periódicos y publicaciones de la época dieron cumplida cuenta del acontecimiento. 

Carter, en Liria y El Arqueológico

Finalizada la conferencia, Carter asistió como invitado a una cena ofrecida por el duque de Alba en el Palacio de Liria de Madrid, en la calle de la Princesa. Este edificio del siglo XVIII es la residencia oficial de la Casa de Alba y alberga su fabulosa colección de arte, la cual impresionó mucho a Howard Carter. 

El martes 25 de noviembre era el día libre para Carter, y lo aprovechó casi como lo haría cualquier turista actual. De la mano de su entonces director, don José Ramón Mélida, visitó el Museo Arqueológico Nacional, donde pudo ver la pequeña colección egipcia, así como admirar las demás piezas arqueológicas expuestas en las salas.

Un turista más en Madrid

Acto seguido, lo llevaron al Museo del Prado, donde el excavador inglés disfrutó de la inmensa y valiosa colección de pinturas allí conservadas. El Prado le causó un gran impacto, ya que él amaba la pintura y era un gran entendido (no debemos olvidar que sus primeros pasos fueron como dibujante). 

Al día siguiente, miércoles 26, Howard Carter fue recibido por el rey de España, Alfonso XIII, en el Palacio Real de Madrid. Iba acompañado del duque de Alba, y de nuevo quedó impresionado por la grandiosidad del edificio y los jardines que lo rodeaban. Por la tarde, debía impartir la segunda de sus conferencias programadas en Madrid, pero, a la vista de que la Residencia de Estudiantes no había podido acoger a todas las personas que acudieron a escucharla, el Comité Hispano-Inglés decidió que debían organizarla en un lugar con más aforo. El local elegido fue el Teatro Fontalba, en la madrileña Gran Vía. La conferencia, titulada El descubrimiento de la tumba de Tut-Ankh- Amon. Los trabajos para penetrar en la cámara funeraria y la apertura del sarcófago del rey egipcio, contó con la asistencia del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. 

El jueves 27 de noviembre, el duque de Alba lo acompañó en una visita a Toledo, donde Carter se extasió ante la belleza de la capital del Tajo. Las pinturas de su admirado Greco le causaron un tremendo impacto. Esta primera visita a España de Carter concluiría con una cena en el Hotel Ritz. El británico se mostró tan agradecido por las atenciones recibidas en España que decidió donar al Comité Hispano-Inglés todo el material fotográfico y cinematográfico que trajo para ilustrar sus conferencias. Luego diría en una carta al duque de Alba que esa semana “había sido la mejor de su vida” y que “nunca la olvidaría”.

Su segunda visita a España

No fue esta la única ocasión en que el arqueólogo vino a nuestro país sino que, en mayo de 1928, nos volvió a visitar con el objeto de dar otras dos conferencias sobre los avances en los trabajos de la tumba de Tutankhamon. 

Durante este segundo viaje se alojó en el propio Palacio de Liria, que tanto alabó en su primera estancia. La primera de estas dos nuevas charlas también tuvo lugar en la Residencia de Estudiantes y versó sobre la sepultura del joven faraón. A pesar del gran interés que despertó este evento, solo pudieron asistir a él las personas que tuvieran una invitación del Comité Hispano-Inglés. 

De nuevo hubo que habilitar un lugar con más capacidad para la segunda conferencia que pronunció y que dedicó a los trabajos llevados a cabo entre 1926 y 1927. Su título fue La Cripta inferior, y se pronunció en el entonces llamado Teatro de la Princesa, que es el actual Teatro María Guerrero.

Pasión por la egiptología

Las dos visitas a España del descubridor de la tumba de Tutankhamon despertaron en nuestro país un interés inusitado por la egiptología que desde entonces no ha hecho más que aumentar. En la actualidad, tenemos varias misiones españolas excavando en Egipto con excelentes resultados que han conseguido un gran prestigio internacional, así como el reconocimiento de las autoridades egipcias. Howard Carter murió el día 2 de marzo de 1939 en Kensington, Londres. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Putney Vale. Las inscripciones de su tumba no dejan lugar a dudas sobre el amor que sintió por Egipto. Una de ellas reproduce el texto de un vaso de alabastro hallado en la tumba descubierta por él, que dice así: 

“Pueda tu espíritu vivir, durar millones de años, tú que amas Tebas, sentado con la cara al viento del norte, y los ojos llenos de felicidad. Oh, Nut, extiende tus alas sobre mí, como las estrellas imperecederas”. 

La última frase reproduce la oración a Nut, diosa de la noche, para pedir su protección, tal como suele aparecer en los sarcófagos egipcios. Fue tan importante su figura, y tan decisivo su descubrimiento, que no cabe duda de que la diosa Nut habrá escuchado su petición y Howard Carter estará disfrutando junto a los dioses en los Campos de Ialu.

Referencias:

  • H. Carter. La tumba de Tutankhamon. Biblioteca de Historia, 1985. 
  • C. Desroches-Noblecourt. Tutankhamon, vida y muerte de un faraón. Confluencias Editorial, 2014. M. Seco y J. Martínez. Tutankhamon en España. Fundación José Manuel Lara, 2017. 
  • Nacho Ares. La tumba perdida. Ed. Grijalbo, 2012.

Recomendamos en