Longevidad humana: descubre los secretos para vivir más y mejor

122 años y 164 días es, hasta la fecha, la plusmarca de la persona más longeva de la que tenemos noticia.
¿Quién ha sido la persona más longeva de la humanidad?

A lo largo de la historia de la humanidad, el Homo sapiens ha recorrido un largo camino en cuanto a esperanza de vida se refiere. En el año 1960 la Organización de Naciones Unidas señalaba que la esperanza de vida que tenían las personas nacidas en ese momento era de 52 años, una cifra muy inferior a los 80 años actuales.

A este aumento han contribuido diferentes factores, entre los que se incluyen avances en el campo de la medicina —antibióticos, antidiabéticos, antihipertensivos…—, una alimentación más saludable e importantes mejoras en el terreno laboral.

Superar los 100 años es una verdadera proeza. Foto: Istock

A pesar de todo, superar los 100 años es una verdadera proeza que tan solo está al alcance del 0,008% de la población mundial.

La posibilidad de morir a los 110 años es del 50%

En el año 1825 el matemático Benjamin Gomperz (1779-1865), de la compañía Allliance Assurance, elaboró un modelo matemático para conocer cuál es la longevidad del ser humano. A través del análisis de los registros demográficos estableció que a partir de los 30 años las posibilidades de morir se duplica cada 8-9 años. Un riesgo que no deja de aumentar hasta que se produce el fallecimiento.

A día de hoy, utilizando otros modelos más complejos, hemos llegado a una conclusión un poco diferente: a los 110 años la probabilidad de morir se eleva hasta el 50% permaneciendo estable hasta los 115 años.

En el año 2016 un grupo de científicos de la Escuela de Medicina Albert Einstein determinó que el límite de la supervivencia del Homo sapiens se encuentra en 125 años. Una cifra que se elevó, tan solo cinco años después, hasta los 150 años a partir de un estudio realizado por un grupo de investigadores de Singapur.

A pesar de estas cifras tan halagüeñas, la realidad es muy diferente, la persona que más ha vivido, hasta la fecha, ha sido una francesa llamada Jeanne Calment (1875-1997): 122 años y 164 días.

El secreto de los supercentenarios

Hay que tener en cuenta que para convertirse en la persona más longeva de la historia y desbancar a Calment tenemos que entrar en un grupo selecto, el de los supercentenarios, es decir, las personas que viven más allá de los 110 años.

Hace algún tiempo científicos de la Universidad de Bostón estimaron que tan solo un estadounidense de cada cinco millones llegará a convertirse en un supercentenario.

Uno de los hechos que más sorprenden cuando se analizan los hábitos de vida de los centenarios y supercentenarios es que la mayoría no tienen hábitos saludables. En este sentido en el año 2011 se publicó en el Journal of the American Geriatric Society un estudio en el que se analizaron más de cuatrocientos judíos estadounidenses de más de 95 años, de los cuales casi el 60% eran fumadores activos, la mitad habían sido obesos y sólo el 3% eran vegetarianos. Entonces, ¿dónde está la clave de la longevidad?

La comunidad científica sospecha que los factores genéticos juegan un papel destacado en la longevidad de centenarios y supercentenarios, son sus genes los que impiden que el desgaste del paso del tiempo les afecte en igual medida que al resto de la población.

Se puede enlentecer el envejecimiento

Si ponemos ahora la lupa a nivel celular y analizamos qué sucede cuando envejecemos, hasta la fecha se han descubierto hasta nueve marcas distintas del envejecimiento, entre las cuales se encuentran el acortamiento de los telómeros, el epigenoma (marcas químicas a nivel del ADN), las proteínas, las mitocondrias, las respuestas a los nutrientes, la senescencia celular y la comunicación entre las células.

Todos estos procesos moleculares conducen a la célula a un deterioro de su función, lo cual provoca la pérdida de la funcionalidad del tejido y, finalmente, la aparición de enfermedades, la antesala de la muerte.

Dado que el envejecimiento celular se produce antes de que aparezcan las enfermedades es preciso encontrar biomarcadores que nos permitan identificar qué personas tienen un mayor riesgo de envejecer de una forma más acelerada, ya que serán ellas las que tendrán mayor probabilidad de sufrir enfermedades de forma prematura.

En cualquier caso, la buena noticia es que podemos retrasar el envejecimiento, o lo que es igual, es posible alargar la juventud, tal y como se ha podido demostrar en animales de laboratorio.

La buena noticia es que podemos retrasar el envejecimiento. Foto: Istock

Los secretos de Jeanne Calment

¿Podemos hacer algo si queremos entrar en el selecto club de los supercentenarios? Disponemos de algunos datos biográficos de cómo fue la vida de la persona más longeva hasta este momento que nos pueden poner sobre la pista de qué hábitos son los más adecuados.

Sabemos que creció en una familia burguesa del sur de Francia, lo cual contribuyó a que tuviese una vida sana, tranquila y llena de actividades sociales. Jeanne cultivó numerosas aficiones, entre ellas la natación, el piano, la ópera, el tenis y el ciclismo, y no dejó de practicarlas hasta una edad muy avanzada. Por ejemplo, disfrutó de la esgrima hasta los 85 años y montó en bicicleta hasta los 100.

En cuanto a los hábitos no saludables sabemos que se convirtió en fumadora, al menos de forma habitual, a la edad de 112 años, momento en el cual ya vivía en una residencia en compañía de otros ancianos.

Referencias:

  • Walford, R. (2000). Beyond the 120 year diet. How to double your vital years. Nueva York: Four Walls Eight Windows
  • Zac, N. (2018). Jeanne Calment: the secret of longevity. Recogido en: https://www.researchgate.net/publication/329773795.

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