Ganadería íbera: uso alimenticio de animales domésticos

La ganadería fue una de las principales fuentes de alimentación del mundo íbero, que aprovechó la cría de animales domésticos, no sólo para alimentarse sino también como animales de carga, caza, transporte o para usos rituales, entre otros fines.
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La ganadería fue un elemento esencial en la economía de los íberos, como se desprende de los restos de animales encontrados en poblados y necrópolis (en estas últimas como ofrenda a los muertos). La fauna doméstica conformaba la base cárnica de la alimentación de los íberos, basada en el consumo de ovicaprino (oveja y cabra), vacuno y cerdo.

Entre las especies usadas en la composición de los rebaños destacaban las ovejas y las cabras, que proporcionaban carne, leche y lana, el cerdo, importante productor de carne y grasa, y el ganado vacuno, que proporcionaba una gran cantidad de carne, tras ser utilizado como animal de carga y tiro.

También encontramos équidos, empleados para la monta y la caza, otorgando prestigio social a su dueño, en el caso del caballo, y para carga y transporte, en el caso del asno.

También aparece la gallina, para carne y huevos, y el perro que desempeñaba funciones como guardián, de ayuda con los rebaños y la caza.

Escena de caza –un jinete a caballo con lanza, un perro y un jabalí– realizada en bronce (s.Vl-III a.C.). Emblemática de la Mérida prerromana, se conserva en el Museo Arqueológico de Saint Germain, en Laye (Francia). FOTO: ALBUM.

El análisis de la fauna de distintos yacimientos de época ibérica pone de manifiesto la existencia de unas cabañas ganaderas cuyo control y reemplazo se encuentra plenamente asentado, fundamentado en la presencia de ganado ovino, caprino, vacuno y de cerdo. La ovicaprina suele ser la cabaña mejor representada, seguida por vacuno y cerdo que también tienen una importante presencia.

El sacrificio de los animales domésticos

Tanto la edad de sacrificio como la determinación del sexo, indican un uso y control de los rebaños ganaderos para la obtención de toda una serie de productos básicos, como carne, leche y lana, así como para su uso en tareas de transporte y trabajo agrícola.

En el caso del ganado ovicaprino, existe un sacrificio de animales machos a edad temprana, mientras que las hembras se sacrificarían en edad adulta, tras contribuir al reemplazo de los rebaños y proporcionar principalmente leche y lana.

En esta cabaña, la especie mejor representada es la oveja. En algunos yacimientos se aprecia un equilibrio entre ovejas y cabras y en muy pocos un predominio de la cabra. Los hallazgos de tijeras para esquilar y fusayolas indican la importancia del tratamiento de la lana. Y diversos autores han formulado hipótesis sobre la gestión de los rebaños de ovicaprinos y bovinos en relación a una posible trashumancia.

Ilustración de Alberto Luque que recrea el enterramiento ritual de animales sacrificados en un poblado íbero. FOTO: ASC.

El ganado vacuno seguiría un modelo similar al anterior, si bien los machos también se sacrificarían en edad adulta tras su empleo como fuerza de trabajo en labores agrícolas.

En cuanto al ganado porcino, existe un predominio de ejemplares sacrificados antes de alcanzar la edad adulta. Esto estaría relacionado con los fines que se perseguían con la cría de estos animales, ya que, en líneas generales, no puede obtenerse ningún beneficio de ellos durante su vida y sí, en cambio, tras un tiempo justo de cría y su posterior sacrificio.

Si nos centramos en la figura del perro, sus restos óseos suelen ser bastante escasos en los ámbitos domésticos dado que se trata de una especie no consumida, mientras que en contextos de tipo ritual suelen ser más numerosos. Las dimensiones de los huesos de perro pertenecientes a este periodo, indican, de forma general, la presencia de animales de talla mediana. En zonas de la Meseta aparecen huesos de ejemplares de talla grande, que podrían indicar su empleo en labores relacionadas con la trashumancia de los rebaños.

La gallina doméstica se encuentra presente en las factorías fenicias del sur peninsular. Dichos hallazgos apoyan la hipótesis que hace a los fenicios responsables de la introducción de esta ave en la península ibérica. Su presencia en yacimientos del Bronce Final Reciente e Ibérico Antiguo indicaría unas relaciones humanas y económicas entre la costa y el interior. Los restos óseos de esta especie aviar están relacionados con el consumo de su carne, sus huevos y también a su utilización en ritos funerarios.

El papel del caballo en la cultura íbera

La presencia de équidos suele ser más escasa que la de especies destinadas al consumo alimentario, cuestión que sorprende en una época, la ibérica, en que parece existir un verdadero culto al caballo por parte de esta sociedad guerrera.

En periodos anteriores, Bronce Final-Hierro inicial, sus restos suelen aparecer en los yacimientos aunque en escaso número. Ante esta evidencia cabe preguntarse si estos animales, en su momento, eran enterrados o arrojados sus cadáveres en zonas fuera de los poblados.

Por tanto, siendo numerosas las excavaciones arqueológicas de poblados y necrópolis, conocemos más testimonios sobre la presencia del caballo y de su importancia para los pueblos ibéricos por fuentes escritas y representaciones artísticas que por el hallazgo de material óseo.

Una fíbula de caballo procedente de Numancia (Garray). Museo Numantino de Soria. FOTO: ASC.

Son numerosos, tanto los autores clásicos que hacen referencia a este animal como las representaciones con el mismo: exvotos, esculturas, pinturas, relieves, etc. Por tanto, el caballo debió ser criado con especial atención por los íberos, teniendo en cuenta su organización social y el sentido militar de su vida.

Los caballos son representados normalmente en escenas bélicas o cinegéticas, relacionadas con el mundo de ultratumba y resaltando el valor del jinete. Se trata, pues, de animales que están ligados íntimamente a la labor humana, con gran importancia como instrumento bélico, medio de locomoción y símbolo de prestigio.

Sin embargo, este panorama no concuerda con la escasa representación de estos animales en los yacimientos arqueológicos, lo cual condiciona la existencia de un buen conocimiento osteológico de los mismos. En la mayoría de los casos, debido a la escasez de restos óseos, solo se puede concluir que el caballo desempeñaba un papel distinto al de las demás especies domésticas, o bien que el animal fuera intencionadamente enterrado con su dueño y que presentase una talla entre mediana y pequeña.

Por su parte, el asno, especie introducida en la península ibérica por los fenicios, se destinaría a labores agrícolas y de transporte.

Cometido de la fauna silvestre para los íberos

La presencia de restos óseos de fauna silvestre suele ser mucho más escasa que la doméstica y estaría motivada, tanto por una eliminación selectiva de animales dañinos para los cultivos como por un complemento de la dieta cárnica y la práctica de actividades venatorias.

En los yacimientos ibéricos con fuerte antropización de los ecosistemas naturales del territorio, basada en las transformaciones provocadas por el desarrollo de las prácticas agrícolas y ganaderas, parece lógico que la presencia de fauna silvestre sea escasa, al contar con abundantes animales domésticos que cubren sus necesidades y, tanto su presencia como su escasez, podría deberse a la protección de los cultivos y a las prácticas venatorias.

Fíbula ibérica de un jinete persiguiendo a un cervatillo y a un jabalí. Museo Íbero de Jaén. FOTO: ASC.

En este caso, las especies silvestres más cazadas suelen ser ciervo, conejo y liebre. Por su parte, los yacimientos enclavados en ecosistemas naturales poco alterados presentan una mayor variedad de especies silvestres cazadas: ciervo, corzo, cabra montés, oso, lince, castor, conejo y liebre, aunque predomina la captura de ciervo y lagomorfos.

Por lo que respecta a las aves silvestres, sus restos no suelen ser muy abundantes, probablemente por su escasa caza o la destrucción del material óseo por diversas causas, etc. En distintos yacimientos, se ha determinado la presencia de: buitre leonado, águila real, cigüeña blanca, paloma bravía, perdiz y pequeñas paseriformes.

Rol de los animales en los rituales íberos

El estudio de faunas asociadas a depósitos rituales es posiblemente uno de los campos de la arqueozoología con menos información. El escaso número de restos en las muestras, su carácter residual y fuera del contexto de ocupación habitual y otras circunstancias, hacen de estos materiales conjuntos poco estudiados.

Si a ello añadimos su problemática interpretación, se entiende la escasez de publicaciones que proporcionen datos sobre el papel que los conjuntos faunísticos han jugado en estos depósitos y en su ritual.

El material óseo recuperado en santuarios y necrópolis de época ibérica indica la utilización de animales domésticos, principalmente ovicaprino, cerdo y vaca, en actividades de carácter ritual. En la mayoría de los casos se ha recuperado escaso material óseo –en muchos casos indeterminado– y, cuando este ha sido abundante se han encontrado, tan solo, porciones del cuerpo de los animales sacrificados (oveja, cerdo, vaca, perro, ciervo, conejo), no habiendo sido depositados los animales completos en conexión anatómica.

Restos óseos de pequeños pájaros utilizados en rituales íberos. FOTO: ASC.

De todas las especies animales determinadas, solo en el caso de la oveja podemos hablar de numerosos restos óseos y de ejemplares abundantes, convirtiéndo a dicha especie en la más utilizada en los rituales.

Además de los restos óseos pertenecientes a ofrendas y restos de consumo, muchos de ellos quemados, en algunos casos se ha recuperado un número considerable de astrágalos de oveja y cabra que se encuentran pulidos tanto por un lateral como por ambos. Estos últimos son más frecuentes, del mismo modo que los ejemplares perforados a la mitad. Astrágalos de ciervo también han sido empleados en este tipo de ofrendas (pulidos y perforados), aunque su número es mucho menor.

Las tabas recuperadas, tanto en ámbitos funerarios como domésticos, se interpretan como objetos que podrían atribuir un estatus social o económico al difunto y como piezas de juego. Las ofrendas de carácter doméstico se realizaban, principalmente, bajo el pavimento de las casas, en fosas y debajo de muros.

También se ha confirmado la utilización de aves de pequeño tamaño, paseriformes (de passer, gorrión en latín). La recuperación de picos recortados intencionalmente y numerosos fragmentos óseos indican que se trata de especies granívoras de pequeño tamaño (similar al tamaño de un gorrión) y que sufrieron manipulación antrópica.

El enorme parecido entre las abundantes especies de paseriformes de pequeño tamaño ha imposibilitado su determinación a nivel de especie. Por otra parte, la recuperación de un esqueleto completo de gorrión, posiblemente doméstico, dentro de un pequeño recipiente cerámico, en el nivel de fundación de una casa, apuntaría a un posible ritual.

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