¿Cómo fue la reforma agraria de la Segunda República en España?

Un equipo de expertos bajo la coordinación de Rubén Buren desgrana la historia de ‘La Segunda República’, un libro editado por Pinolia. 
Segadores castellonenses

“La reforma agraria fue posiblemente la acción política más decisiva de la Segunda República. La más decisiva por la magnitud de la transformación social que pretendía, pero también por las consecuencias de su fracaso. Es posible afirmar que en la reforma agraria se jugó el futuro de la Segunda República”

Así inicia un capítulo fundamental para comprender el segundo período republicano de la historia de España, un claro de ejemplo de cómo unas intenciones con la mira puesta en el progreso se acabaron truncando. Rafel Conde Melguizo, sociólogo y profesor de la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología, es el autor encargado de explicar el proyecto republicano que pretendía resolver uno de los grandes problemas de la España decimonónica: la desigualdad abrumadora en la posesión de tierras que, sobre todo en la mitad sur de España, estaba en manos de unas pocas familias latifundistas.

Segadores castellonenses. Vicente Castell / Wikimedia

Tierra y libertad

La Segunda República española emergió como un intento audaz de romper con las estructuras del pasado y propulsar a España hacia un futuro moderno y equitativo. Sin embargo, el país se encontraba atrapado en una compleja red de relaciones feudales y latifundios, especialmente arraigados en el sur de la península. En este contexto, la reforma agraria se convirtió en una pieza central para remodelar la sociedad y la economía, que buscaba reducir la desigualdad y promover un desarrollo más justo.

El impulso de la reforma agraria surgió de figuras como Marcelino Domingo y Felipe Sánchez-Román, imbuidas de un ideario liberal moderado. Se gestó una ley que buscaba renovar el régimen de propiedad de la tierra, que permitiera a jornaleros acceder a terrenos señoriales o abandonados, bajo la forma de cooperativas. Aunque se respetaba la propiedad privada y se ofrecía indemnización en las expropiaciones, la intención subyacente era fomentar una mayor diversidad y competencia en el sector agrícola, en línea con los principios liberales.

No obstante, la implementación de la reforma se vio obstaculizada desde el principio. El intento de golpe de Estado del general Sanjurjo en 1932 y la presión de las élites conservadoras la presentaron como una acción revolucionaria, minando su legitimidad ante amplios sectores sociales. Además, la falta de un enfoque anarquista en la reforma decepcionó a aquellos que esperaban una ruptura más radical con las estructuras de poder establecidas. En definitiva, el proyecto recaudó demasiados enemigos como para que llegara a buen puerto.

Familia de campesinos. Pedro Varela / Wikimedia

Los obstáculos de la reforma

La reforma agraria, pese a sus nobles objetivos, enfrentó numerosos obstáculos. La escasez de recursos económicos en un contexto de Gran Depresión mundial y la resistencia de la banca privada ligada a los grandes latifundistas paralizaron su avance. Incluso tras la victoria electoral del Frente Popular en 1936, la guerra civil estalló apenas seis meses después, frustrando cualquier posibilidad de progreso en la reforma.

En retrospectiva, la reforma agraria de la Segunda República se erige como un símbolo de las esperanzas y las frustraciones de aquel período. Representó un intento valiente de modernización y justicia social, pero sus limitaciones ideológicas y su ejecución defectuosa la condenaron al fracaso. Sin embargo, su legado perdura como un recordatorio de las tensiones entre el pasado y el futuro, entre las élites conservadoras y las aspiraciones populares, que marcaron el devenir político y social de la Segunda República española.

Es importante destacar que la reforma agraria no solo se enfrentó a resistencias políticas, sino también a desafíos prácticos. La Gran Depresión mundial había dejado a las arcas públicas exhaustas, lo que dificultaba la financiación de las expropiaciones y las indemnizaciones prometidas. Además, la falta de apoyo de la banca privada, que tenía vínculos estrechos con los grandes terratenientes, obstaculizó aún más su avance. Estos obstáculos financieros y económicos contribuyeron significativamente a la frustración y el estancamiento de la reforma.

Campesinos en los campos de Extremadura (1936). David Seymur / Wikimedia

De la esperanza al fracaso

Por otro lado, la división ideológica dentro de la sociedad española también jugó un papel crucial en el destino de la reforma agraria. Mientras que las élites conservadoras la percibían como una amenaza revolucionaria, muchos sectores de la población, especialmente los trabajadores rurales y los movimientos anarquistas, la veían como una oportunidad para alcanzar una mayor justicia social y redistribución de la tierra. Esta brecha ideológica generó tensiones sociales y políticas que obstaculizaron la implementación efectiva de la reforma.

En conclusión, la reforma agraria de la Segunda República española representa un capítulo complejo y controvertido en la historia del país. Aunque fue concebida como un paso hacia la modernización y la equidad, se vio obstaculizada por una serie de desafíos políticos, económicos e ideológicos que finalmente la llevaron al fracaso. Sin embargo, su legado perdura como un recordatorio de los esfuerzos por transformar una sociedad profundamente arraigada en el pasado hacia un futuro más justo y equitativo.

Jornaleras valencianas en las instalaciones de un latifundio agrícola. Ismael Latorre Mendoza / Wikimedia

‘La Segunda República’ coordinado por Rubén Buren

La Segunda República en España marcó un intento ambicioso de modernización, aunque llegó con retraso y cierta ingenuidad. Los republicanos buscaban cambiar las estructuras de pensamiento, economía y acción sociológica de un país que había sido tradicionalmente resistente a la modernidad, caracterizado por un sistema desigual, autoritario y colonialista. Sin embargo, la República no logró ganarse el apoyo del movimiento obrero debido a su moderación en las reformas y su represión en regiones como Asturias y Andalucía. Por otro lado, enfrentó la oposición de la nobleza, grandes empresarios, la iglesia y militares anticuados que se resistían a perder sus privilegios. Los gobiernos republicanos no fueron exclusivamente de izquierdas, sino que representaron una variedad de corrientes políticas en un período tumultuoso.

La polarización en Europa, a raíz de la Primera Guerra Mundial, contribuyó al conflicto civil español, que marcó el comienzo de la destrucción general. La Segunda República apenas sobrevivió unos pocos años, y aunque muchas de sus ideas fueron llevadas al exilio y adoptadas en otros lugares del mundo, en España, el régimen de Franco truncó cualquier esperanza de libertad o progreso, sumiendo al país en la oscuridad medieval y poniendo fin al ideal republicano.

Este intrincado y complejo proceso histórico de España se extendió a lo largo de ocho años y para entender sus vicisitudes, éxitos y fracasos, la editorial Pinolia pone a nuestra disposición La Segunda República, un libro escrito por un equipo de expertos que nos dan las “claves para comprender el impulso reformador de una época vital para la democracia española y su estrepitoso fracaso”.

Sobre el coordinador del libro

Rubén Buren (Madrid, 1974). Profesor universitario investigador en la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT). Es doctor en Comunicación Audiovisual, artista multidisciplinar y escritor. Su obra en cine, ensayo, novela y teatro versa sobre la memoria histórica. Sus textos teatrales han sido traducidos a varios idiomas y son estudiados en varias universidades. Da clases de guion, dibujo y dirección actoral en varios grados y másteres universitarios. Ha conseguido varios premios como la Mención Especial del Lope de Vega de teatro o el Premio Alfonso X El Sabio de novela histórica. Su primera película, “Maquis”, ha cosechado una decena de premios internacionales.

Si quieres saber más, no te pierdas en exclusiva, solo en la web de Muy Interesante, el primer capítulo de este libro.

La Segunda República

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