La idea más famosa y revolucionaria de Spinoza es que Dios no es el creador de nuestro mundo, sino que el mundo en sí es una parte de Dios. Esto se puede relacionar con la idea del panteísmo, la doctrina que implica que tanto Dios como el mundo son lo mismo, lo que acaba confrontando las creencias relacionadas con la religión (sobre todo la judía y la cristiana).
La filosofía de Spinoza: un enfoque revolucionario
¿Quién fue Spinoza?
Baruch Spinoza nació en Ámsterdam en el seno de una familia judía portuguesa, que tuvo que huir de España a los Países Bajos debido a la persecución de la Inquisición española. Debido a este contexto, Spinoza recibió una educación muy religiosa. Además, este autor fue muy influenciado por otros pensadores como Descartes, Leibniz, Maquiavelo y Hobbes, así como por el estoicismo y otros pensadores heterodoxos de su tiempo.
Algunas de sus aportaciones más distinguidas fueron el rechazo del Dios trascendente, así como la negación de la inmortalidad del alma y cualquier comprensión literal de la ley moral impartida por Moisés. Todas sus aportaciones más relevantes sobre la concepción que tuvo de Dios fueron escritas en su libro más conocido, Ética.
Impacto de Descartes y Leibniz en Spinoza
Spinoza fue influenciado por prominentes pensadores de su tiempo, como René Descartes y Gottfried Wilhelm Leibniz. Aunque adoptó el método racionalista de Descartes, rechazó su dualismo entre mente y cuerpo, proponiendo en su lugar una visión monista de la realidad. Esta influencia se refleja en su obra principal, "Ética", donde combina la metafísica con la teología y la epistemología para proponer una visión unificada del universo. Su filosofía también fue moldeada por el estoicismo y el pensamiento de otros filósofos heterodoxos, lo que le permitió desarrollar una perspectiva única sobre la naturaleza de la divinidad y el mundo.
La obra "Ética": metafísica y teología unificada
La obra Ética es el culmen del pensamiento de Spinoza, donde expone su visión de un universo en el que Dios y la naturaleza son una sola entidad. A través de un enfoque geométrico, Spinoza estructura su obra en una serie de definiciones, axiomas y proposiciones que buscan demostrar la unidad de todas las cosas en una sustancia infinita. En Ética, Spinoza no solo aborda cuestiones metafísicas y teológicas, sino que también explora la psicología humana y la epistemología.
El título aportado a la obra Ética subraya, ante todo, el propósito principal del libro, donde Spinoza quiere dar su visión de la ética. Pero, desde su perspectiva, la ética y su sistema de pensamiento, solo existe una sustancia que se transmite en varias formas. Esta concepción de la idea de Dios significa que no puede haber un mundo externo a él, por lo que el mundo en sí está contenido como una parte de la sustancia infinita que es Dios. Para comprender esta perspectiva de la idea de Dios y cómo este filósofo lo argumentó, debemos tener en cuenta el concepto divino spinoziano.

El concepto de Dios en la filosofía de Spinoza
El Dios de Spinoza: una sustancia infinita
No hay dos sustancias que puedan compartir el mismo atributo o esencia. Spinoza concluye que todo lo que existe en nuestro mundo es una parte de Dios. Dios es una sustancia que tiene o está compuesta por atributos infinitos. Según la idea de Dios de Spinoza, este puede existir de diferentes maneras. Una es a través de ‘modos infinitos’ que incluyen aspectos como las leyes de la naturaleza. Por otro lado, otros modos son ‘finitos’ que hacen referencia a las existencias particulares, es decir, a personas individuales, animales o plantas.
Para existir por separado de Dios, cualquier otra sustancia tendrá que poseer atributos o una esencia que sea diferente de uno de los infinitos atributos o esencias de Dios, lo cual es imposible. Es decir, todas las cosas que existen en la naturaleza, que son parte de Dios, también son necesarias.
“Ese ser eterno e infinito que llamamos Dios, o Naturaleza, actúa desde la misma necesidad de la que él existe”. Por lo tanto, ninguna sustancia puede existir por separado de Dios. Para la visión de Spinoza, tanto la materia como nuestro pensamiento están determinados causalmente. De esta forma, el filósofo niega la libertad humana como se entiende tradicionalmente. Aun así en la Ética sugiere que las personas pueden tener una especie de autonomía cuando conseguimos liberarnos de las pasiones o mitigar la influencia que tienen en nosotros. En cambio, si no logramos separarnos de ellas, vivimos completamente dominados por estas.
Teniendo en cuenta la argumentación de Spinoza, nuestro objetivo ético debería ser controlar nuestro apego a las pasiones y conseguir cultivar la virtud. Esto se traduce en que debemos esforzarnos por el conocimiento, que puede ser hacia Dios o hacia la naturaleza (ya que es lo mismo). Por lo tanto, el sentido de la humanidad es entender racionalmente el mundo que nos rodea y nuestro lugar en él. De hecho, el filósofo se refiere a esto como “el amor intelectual de Dios”.
Panteísmo: Dios y naturaleza como una sola realidad
El panteísmo surge del pensamiento de los filósofos griegos, como los presocráticos y los estoicos. Aun así, Spinoza es considerado el principal precursor del panteísmo moderno. Es decir, el pensamiento de este filósofo se caracteriza por que apuntó a la idea de que Dios y el mundo no son dos entidades diferentes, sino dos aspectos diferentes de una sola realidad.
Además, la filosofía de Spinoza y sus concepciones no son meras construcciones intelectuales, sino que permiten que las personas puedan integrarlas en su vida, creando hábitos y perspectivas únicas. Todas estas indagaciones se pueden encontrar en su mejor trabajo, Ética, donde combina la metafísica, la teología, la epistemología y la psicología humana.
Es en esta obra que Spinoza argumenta que el camino de la ‘salvación’ de todas las personas implica expandir nuestra mente hacia una comprensión más intuitiva de Dios, de toda la naturaleza y sus leyes. De hecho, sus pensamientos e ideas implican una práctica espiritual cuyo principal objetivo es la felicidad y la liberación.

La negación del dualismo y del libre albedrío
Spinoza rechaza el dualismo cartesiano, que separa la mente del cuerpo. En su lugar, propone una visión monista de la realidad. Según Spinoza, la mente y el cuerpo son dos atributos de una misma sustancia, Dios, y no pueden existir de manera independiente. Esta concepción elimina la posibilidad de un libre albedrío absoluto, ya que todas las acciones están determinadas por la naturaleza de Dios.
La libertad, para Spinoza, no es la capacidad de actuar al margen de las leyes naturales, sino el entendimiento de estas leyes y la aceptación de nuestro lugar en el orden cósmico. Al comprender la naturaleza de Dios y nuestra conexión con ella, podemos liberarnos de las pasiones que nos esclavizan y vivir en armonía con el universo.
La necesidad y la causalidad en la naturaleza
En la filosofía de Spinoza, la necesidad y la causalidad son principios fundamentales que rigen el universo. Todo lo que ocurre es el resultado de la naturaleza de Dios, por lo que no hay eventos al azar ni causas finales. Spinoza sostiene que cada acontecimiento tiene una causa suficiente, y que todo lo que existe es necesario en virtud de la esencia infinita de Dios.
La comprensión de la necesidad y la causalidad en la naturaleza es esencial para alcanzar la libertad en el sentido spinoziano. Esta libertad se logra a través del conocimiento y la comprensión de nuestra conexión con Dios, lo que nos permite actuar de acuerdo con nuestra verdadera esencia. Spinoza describe este proceso como el "amor intelectual de Dios", una forma de conocimiento que nos permite ver el mundo desde la perspectiva de la eternidad.

Einstein y el Dios de Spinoza
¿Einstein creía en Dios?
Durante el transcurso de la vida de Albert Einstein, uno de los físicos más conocidos de la historia, afirmó en varias ocasiones en la creencia del panteísmo, es decir, la doctrina teológica basada en el trabajo de Baruch Spinoza. En sus propias palabras, Einstein afirmó: "Creo en el Dios de Spinoza, que se revela a sí mismo en la armonía legal del mundo, no en un Dios que se preocupa por el destino y las acciones de la humanida.d”
De hecho, la secretaria de Einstein, Helen Dukas, afirmó que el físico recibía una gran cantidad de cartas cuyo contenido eran preguntas sobre la cuestión de Dios y el sentido de nuestra existencia. Aunque Einstein siempre afirmó que era incapaz de dar una respuesta.
Aún así, en 2018 se subastó una carta privada que escribió Einstein poco antes de morir. En ella revela la desesperación que tuvo el físico por hallar la respuesta sobre el sentido de la vida. Además, también apuntaba a su creencia en el Dios de Spinoza, es decir, un ser que ponía un orden en un universo bello, simple y elegante. Según su visión aunque el universo podía ser feo, aleatorio y caótico, este tenía un orden oculto que era misterios y profundo. “Einstein dijo una vez que se sentía como un niño entrando en una inmensa biblioteca. Estaba rodeado de montañas de libros con respuestas a los misterios del universo. Su meta en la vida era, de hecho, poder leer unos pocos capítulos de esto libros”.
La armonía del universo: Einstein y el orden cósmico
Para Einstein, el universo era una manifestación de orden y armonía, una visión que resonaba con la filosofía de Spinoza. A lo largo de su carrera, Einstein buscó comprender las leyes fundamentales que rigen el cosmos, convencido de que el universo no es un lugar caótico, sino un sistema coherente. Esta búsqueda de orden se reflejó en sus contribuciones a la teoría de la relatividad y su intento de unificar las fuerzas fundamentales de la naturaleza.
La idea de un universo armonioso y ordenado también influyó en la forma en que Einstein percibía la relación entre la ciencia y la religión. Para él, ambas disciplinas eran formas de explorar el mismo misterio: la naturaleza del cosmos. Mientras que la ciencia proporciona las herramientas para entender las leyes del universo, la religión ofrece una perspectiva filosófica y ética que complementa este conocimiento. Esta visión holística le permitió abordar las grandes preguntas de la existencia con una mente abierta y curiosa.
Reflexiones de Einstein sobre el sentido de la vida
Einstein dedicó gran parte de su vida a reflexionar sobre el sentido de la existencia, un tema que le fascinaba tanto como la ciencia. Aunque se consideraba incapaz de ofrecer respuestas definitivas, sus escritos y declaraciones públicas revelan una profunda curiosidad por los misterios del universo y el lugar del ser humano en él. Para Einstein, el sentido de la vida estaba intrínsecamente ligado a la búsqueda del conocimiento y la comprensión del cosmos.
La concepción de Dios de Spinoza influyó en la forma en que Einstein abordaba estas reflexiones. Al igual que el filósofo, Einstein veía la naturaleza como una expresión de un orden divino y armonioso, y creía que el conocimiento de este orden era la clave para encontrar significado en la vida. Einstein también manifestó su creencia en la importancia de la ética y la responsabilidad humana en la búsqueda del sentido de la vida.

Influencias y legado del pensamiento de Spinoza
Influencias en filosofías posteriores
El pensamiento de Spinoza ha tenido un impacto duradero en la filosofía. Su concepción de Dios como una sustancia infinita y su visión monista de la realidad han influido en filósofos posteriores, como Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Friedrich Nietzsche. La idea de que todo lo que existe es parte de una única realidad ha sido fundamental para el desarrollo del panteísmo y ha inspirado a pensadores en campos tan diversos como la ética, la política y la psicología.
La influencia de Spinoza también se extiende a la ciencia y la religión. Su rechazo del dualismo y su énfasis en la unidad de la mente y el cuerpo han sido influyentes en el desarrollo de la psicología moderna y la neurociencia. Además, su enfoque racionalista y su método geométrico han sido modelos para el pensamiento científico y filosófico. Su legado de Spinoza continúa inspirando a pensadores contemporáneos que buscan reconciliar la ciencia y la religión en una visión unificada del universo.
Recepción y controversia en torno a sus ideas
Las ideas de Spinoza también han sido objeto de controversia. Durante su vida, el filósofo fue excomulgado de la comunidad judía por sus ideas heréticas, y su obra recibió condena por las autoridades religiosas de su tiempo. Sin embargo, su pensamiento ha sido reivindicado por generaciones posteriores de filósofos y científicos que han encontrado en su obra una fuente de inspiración y reflexión.
Algunos críticos han argumentado que su visión panteísta elimina la posibilidad de un Dios personal y trascendente, mientras que otros han elogiado su enfoque racionalista y su énfasis en la unidad de la naturaleza. A pesar de la controversia, la obra de Spinoza ha sido fundamental para el desarrollo del pensamiento moderno y sigue siendo objeto de estudio y debate en la filosofía contemporánea.
Referencias
- Kaku, M (2022) La ecuación de Dios. La búsqueda de una teoría del todo. Barcelona. Debate.
- Spinoza, B (2011). Ética:demostrada según el orden geométrico. Barcelona. Alianza Editorial.
- Bañeras, N (2024). Spinoza y la no-dualidad. Barcelona. Kairós.